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Layer Cake

Matthew Vaughn ha ido apareciendo esporádicamente por aquí en este blog, primero con Kick-Ass, luego con X-Men: First Class pero antes sin saberlo también ya lo había logrado como productor de Harry Brown, Lock, Stock and Two Smoking Barrels y muchas otras producciones de este joven londinense que he visto pero que no he repetido últimamente como para que aparezcan aquí como por ejemplo Mean Machine, Stardust. Digamos que su único pecado conmigo, sin decir que es una peli mala, fue Kick-Ass por su estrecho vínculo con Defendor, pero si logro algún día superarlo, el hombre tiene buen gusto, sus producciones son muy buenas y es hasta visionario, al ser el productor de una de las mejores pelis británicas en mucho tiempo: Snatch.

Este Layer Cake es un thriller de acción, enfocado en el mundo del hampa, lleno de muchas acotaciones costumbristas, envuelto en el folclor londinense pero no con el picante de Guy Ritchie, más bien con una cierta sofisticación que lo alcanza a diferenciar aunque si se alcanzan a notar muchas similitudes a raíz, creo yo, de su inexperiencia como director y de su búsqueda de estilo.

Layer Cake es la historia de un narcotraficante, en un espacio de confort que quiere mantener para que su negocio no se lo vaya a comer a punta de estrés o se derrumbe prematuramente por descuido en sus alianzas. Se ve involucrado en un favor obligado que lo lleva a cometer errores que van en contra de sus principios y lo divertido es ver hasta dónde podrá sortearlos. Más allá del aprecio que tengo por las pelis de Daniel Craig, el reparto es muy interesante, un Tom Hardy muy joven, George Harris, Colm Meaney, Jason Flemyng, una exquisita Sienna Miller, un poderoso Michael Gambon y la que es impresionante porque aparece casi irreconocible Sally Hawkins.

Una narrativa muy destacada y repito una dirección de reparto de alta calidad. Las siguientes pelis de Vaughn son muchísimo mejores pero con esta empiezo lo que personalmente he llamado el Ciclo de Rafa Puyana, un amigo que viajó al exterior, se deshizo de sus pelis y de las cuales adquirí un buen número. Pronto podríamos ver entradas de la trilogía de Back to the Future, Tekkon kinkurîto (Tekkonkinkreet), la serie Mr. Show y muchas otras más 😉

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Clash of the Titans

¡Malditos sean los dioses!

No hay nada que hacer los recuerdos de la peli original, de Desmond Davis en 1981, son mucho más divertidos que la versión 2010 de Louis Leterrier (creo que yo vi la original en 1985 cuando ya había salido de carteleras y la empezaron a rotar en TV). Me encantaban las figuritas animadas en stop motion, muchos de los personajes eran más dramáticos e incluso mucho más intimidantes (por ejemplo Medusa), toda el diseño de producción y en general la ambientación a cargo de Frank White era más interesante.

La versión 2010 presenta una producción más espectacular, con desarrollos de 3D impresionantes y sonido digital que ayuda a que sea bastante entretenida. El Kraken, los escorpiones, las brujas y los monstruos esos de magia negra son demasiado más chéveres en esta versión. El diseño de producción (Martin Laing), la fotografía, las cámaras (Peter Menzies Jr.) son realmente deslumbrantes. Sin embargo la historia sigue teniendo vacíos, resúmenes forzados, saltos narrativos y poco desarrollo de sus personajes. La música es un acompañante y no una verdadera protagonista creo que le faltó mucha fuerza… ¡Y sí! ¡El buhíto mecánico de la versión original si aparece!

La experiencia que tuve fue en una sala 3D y aunque la peli no fue filmada con tecnología realD, sentándose uno adelante logra tener una sensación divertida, pero tranquilamente uno puede verla en 35MM normal y yo creó que tampoco es que se pierda mucho.

Esta es una peli que toca verla en cine, no aguanta TV. Sobretodo obligada para aquellos que vieron la versión original, las actuaciones son realmente de paso, destacado Ralph Fiennes como Hades sobre Liam Neeson, Jason Flemyng, Sam Worthington, Mads Mikkelsen, Alexa Davalos, Gemma Arterton o Danny Huston. Pero en general muy sobreactuados.

Los dejo con el afiche original 😉

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Lock, Stock and Two Smoking Barrels

Muchos de nosotros tuvimos nuestro primer encuentro con Guy Ritchie en 2000 con Snatch; yo por ejemplo me acuerdo perfectamente que fue de mis últimas pelis en los cinemas del centro, en la 24 con Séptima y en aquella ocasión me quedé con la rara sensasión de haber visto algo realmente diferente y pudo haber sido Brad Pitt como nunca lo había visto o ese mundo británico suburbano completamente nuevo para mi. Pero, al final, creo que fue esa forma de contar la historia tan peculiar y condimentada como sólo Ritchie lo sabe hacer.

Durante mucho tiempo viví fascinado con Snatch hasta que me topé con Lock, Stock and Two Smoking Barrels y algo se rompió allá dentro de mí. Sentí que Snatch no era tan original como aparentaba y, por el contrario, era la re-interpretación de una muy buena peli (incluso en el Reino Unido la conocían como Lock, Stock and Six Stolen Diamonds).

En efecto, Snatch es muy buena peli pero Lock, Stock and Two Smoking Barrels lo es mejor por ser la primera y clara inspiración de la segunda.

Sin embargo, la sinergia de las dos pelis en mi opinión es lo que ha hecho a Ritchie un contador de historias únicas, entretenidas y fascinantes. Tal vez, lo único diferente que ha hecho es Swept Away en 2002 cuando recien casado con Madonna le declara su amor con una historia, a su estilo, pero romántica (la carta es devuelta cuando Madonna le pide, dirija su video What It Feels Like for a Girl y se logra entrever lo retorcido de la mente y el estilo de Ritchie).

En esta peli en particular, el acento londinense del bajo mundo es encantador, tiene un empalague que gusta la primera vez que se escucha, hemos estado demasiado acostumbrados a Hollywood y su inglés del Bronx, Queens o Harlem cuando se habla de situaciones marginales. Ahora bien, si se siente la necesidad de sobrevivir, la pobreza y la marginalidad pero de alguna forma también se siente que esta vida de frenesí, vértigo y acción tienen un tono de picardía y hasta felicidad en sus personajes: La vida es una mierda pero el que no se la goce está jodido (pareciera ser entrelíneas la gran moraleja). Puede ser por eso que uno se encariña tan fácilmente con los anti-héroes de sus pelis o se tensiona cuando las situaciones se tornan en contra de ellos. Y es que es tan claro como los apodos o alias; primero que todo, todo el mundo tiene un apodo, es decir, todo el mundo es un malandro o tiene cosas malhabidas – nadie es inocente; segundo que todo, son descripciones de crueldad y de perversidad (Barry “el bautista” y una escena del man ahogando a un fulano, Rory “el quebrador” Breaker, Harry “el hacha”, etc…) y uno como espectador los asume como chistes, como ocurrencias, en un sentido completamente anecdotario.

Con las pelis de Ritchie sucede que las texturas de las escenas y el tono con que son llevadas pareciera que van muy bien aglutinadas por un conector invisible como lo es su banda sonora. Uno está embebido en una persecución y se escucha Zorba el Griego y uno simplemente lo asiente, no encuentra más que una sonrisa al entender el chiste en su literalidad. Para mi, lo importante de Ritchie es que escribe y dirige sus pelis como si fuera un rocker y al final se repite y se repite pero es eso. Un compositor de rock and roll en medio de situaciones londinenses coloridas y particulares.

Muchos se encasillan en un modelo de éxito y es fácil no salirse de ahí por la comodidad que genera el mismo éxito, la misma frase de su peli parece ser su perdición: Lock, Stock and Barrel se usa para denotar estancamiento y ruina. Pareciera que Ritchie con RocknRolla llegó a su tope y necesita un puente para salirse de ahí. Ojalá las superproducciones le den un vuelco a su creatividad y empecemos a observar lo que puede ser el amanecer de un nuevo momento en su vida. Mientras tanto, uno puede quedarse en casa repitiéndose una y otra vez este par de joyas.

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