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RoboCop

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Los enlatados son una gran moda en estos días de la industria en Hollywood. No sólo se rehacen versiones del pasado, también se lanzan megaproducciones de pelis recién hechas en países de menor cobertura de distribución y se relanzan orígenes de arcos narrativos de historias porque se supone pueden ofrecer aún más taquilla; aunque muchos de los enlatados vienen del género del terror, las franquicias mismas se han vuelto un enlatado de si mismas como una molesta e impertinente serpiente de Uróboros.

Rehacer versiones de una pieza cinematográfica es una salida válida para compensar la falta de algún elemento en el pasado como por ejemplo algún avance técnico o una visión más moderna de la trama. Generalmente, un enlatado suena mal porque se ha venido viendo como reflejo de la falta de creatividad de los recursos de la industria norteamericana en el cine, tanto en sus escritores como en sus directores y productores; sin embargo varios maestros han logrado desarrollar grandes piezas de arte, icónicas incluso, basados en la reinvención de clásicos de otrora, dentro de los cuales Martin Scorsese y Brian De Palma parecen los más destacados; el subgénero ha caído en un ciclo inaudito donde la pompa de los estudios hacen ver como originales tales enlatados como City of Angels (Der Himmel über Berlin de Wim Wenders), Let Me In (Låt den rätte komma in de Tomas Alfredson), The Girl with the Dragon Tattoo (Män som hatar kvinnor de Niels Arden Oplev) o más recientemente Oldboy (Oldeuboi de Park Chan-wook) pero no son más que recreaciones planas sin mayores aportes a la historia.

Quizás uno de los más repudiados directores de los 80’s curiosamente se ha vuelto objeto de recreación por estas épocas: El holandés Paul Verhoeven. Verhoeven gusta sin ser demasiado indulgentes del cine basura; le encantaba la explotación de la comunicación a través de figuras televisivas y a veces lo combinaba con algo de ciencia ficción; sus cintas eran de bajo presupuesto e iban del delirio a la hecatombe cinematográfica pero para no recordar sus pasos en falso quedémonos precisamente con sus aciertos –que por mi lado son cuatro–: Basic Instinct, Total Recall, Starship Troopers y RoboCop.

No se si eran geniales sus piezas pero por lo menos estas cuatro fueron muy divertidas y como vimos recientemente cuando reseñamos Total Recall envejecen bien, que ya es mucho que decir de una serie B. No obstante, Total Recall y Basic Instinct parecen pertenecer a otra categoría; Basic Instinct por su temática de thriller de suspenso policiaco; Total Recall porque fue un ejercicio a medio camino que ya iba muy adelantado por el duque David Cronenberg. Tanto Starship Troopers como RoboCop manifiestan la esencia desgarradora, sangrienta y ecléctica de las producciones de Verhoeven; por lo mismo, si uno dice que estas son sus mejores piezas sus peores casi que se vuelven innombrables.

RoboCop es una de esas pelis futurísticas, con una visión oscura de nuestro destino; desorden, caos, corrupción, violencia desmesurada y control de las masas mediante los medios de comunicación. Su narración es contrariante porque mientras uno asiste a la cinta hay constantes interrupciones, uno a uno, de propagandas de productos solares o cortes informativos con las últimas noticias del noticiero de las 7PM.

La visión descarada de los 80’s nos permitió aceptar esta cinta y asumirla como una gran pieza de ciencia ficción; sin embargo, recién lo decíamos en los primeros renglones de esta entrada, el peor enemigo de una producción de Hollywood, es la industria misma cuando empiezan a volver todo franquicia, continuación de la continuación; uno de los grandes errores de RoboCop, saliendo en completa defensa de Verhoeven fue RoboCop 2 de Irvin Kershner y más aún RoboCop 3 de Fred Dekker. No hay mucho que decir, la Uróboros se comió hasta el último pedazo de su cola y se volvió un asqueroso monigote donde ni siquiera estaba el gran Peter Weller.

Veinte años después, José Padilha el director brasilero de Tropa de Elite (1 y 2), se monta en el tren de traer este personaje y hacerlo contemporáneo. MGM, Columbia Pictures y Sony Pictures hacen una gran apuesta y empiezan por atraer un reparto de muchos kilates; Michael Keaton como el dueño de OCP, Jackie Earle Haley como la mano derecha y corrupta de OCP, Gary Oldman como el científico que trae a la vida este cybrog, Jay Baruchel el vendido de mercadeo, Samuel L. Jackson como el manipulador de las noticias, Michael Kenneth Williams como el compañero fiel de trabajo, Abbie Cornish como la esposa y Joel Kinnaman como Alex Murphy.

Los estudios trajeron de vuelta a Edward Neumeier como escritor que no es mucha garantía de calidad pues él mismo fue el creador de las ignominiosas segunda y tercera parte de la saga. Pero lo interesante fue que Padilha si armó un equipo de lujo creativo brasilero que da una mirada refrescante a la visión ochentera de Verhoeven; son ellos Pedro Bromfman en la partitura, nada más y nadie menos que Daniel Rezende (Cidade de Deus) en el montaje y Lula Carvalho como director de fotografía.

La historia sigue envuelta en una peligrosa Detroit en 2028 cuando el crimen y la anarquía dominan la ciudad. OCP es una contratista del estado que viene ejerciendo exitosamente su labor de reposición de la calma en el Medio Oriente, mediante robots tácticos regidos por comandos de su jefe Rick Mattox (Jackie Earle Haley); Raymond Sellars (Michael Keaton) CEO de OCP necesita expandir su negocio de vuelta en la nación pero se topa con varias trabas en el congreso que no le permiten incluir robots inanimados en el control de ciudadanos; su opción es entonces crear un cyborg, mitad hombre mitad robot, para la labor y encomienda al doctor Dennett Norton (Gary Oldman) de la tarea, que después de muchos estudios decide irse por un joven policía que perdió la mayoría de su cuerpo en un atentado terrorista perpetrado por la mafia de Detroit y albergada por la corrupción de su departamento de policía.

En principio, es la misma historia de los 80’s; en principio, el planteamiento de RoboCop de Verhoeven es mucho más dramático y sanguinario, recordar la muerte de Murphy es realmente duro; en principio, todo parece apuntar a ser un nuevo gran descache de Hollywood pero, Padilha sutilmente se sale con la suya; unos ajustes en el traje, una forma diferente de presentar a Murphy y un desarrollo –más lavado de la historia original– igual con su toque sanguinario permiten emoción y entretenimiento.

Es una buena peli esta de José Padilha: Si, pero sólo en IMAX
Vale la pena un enlatado de RoboCop basado en estas premisas: No, hay muchas historias originales e interesantes para desperdiciar talentos en estas babosadas ligeramente alteradas para que se adapte a nuestra época; por lo menos si podemos decir que en el reto del mejor enlatado (de Verhoeven) la batalla la ganó de lejos José Padilha sobre Len Wiseman (Total Recall) y esperaríamos un apoyo más fuerte por parte de la industria a nuevos proyectos del ingenio brazuca.

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Action, Actor, Adventure, Camp, Comedy, Epic, Evan Goldberg, Exploitation, Folk, Gore, Hollywood, Indie, Melodrama, Miguel Vaca, Movie, Sci-Fi, Serie B, Seth Rogen, Vacacion

This Is the End

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Reconozco que puede no haber mucha diferencia entre This Is the End y Pineapple Express -peli que odié con todo mi ser- en cuanto a la estupidez, la ridiculez y el desarrollo del tema pero entre esta y la también escrita por Evan Goldberg y Seth Rogen hay una gran diferencia y es que estuve desternillado la mayor parte de la historia; eso significa que mi deleite pudo haber sido un factor completametne subjetivo y que no necesariamente es una garantía para pasarla bien en una sala de cine.

Posiblemente el tema de explotación de un tiempo para acá aparte de súper héroes y zombis -aunque van muy de la mano- es la sensación de que el apocalipsis está a la vuelta de la esquina con hambrunas, fenómenos cataclísmicos, epidemias o dioses enfurecidos. Independiente si uno construye un arca y el otro trata de frenar una invasión alienígena a través de un portal, en serio, ¿no resume esta sentencia la corriente convencional de Hollywood? La historia en This Is the End se desenvuelve cuando Jay Baruchel desembarca en Los Angeles en busca de su amigo de toda la vida Seth Rogen -que por cierto no sabía que era canadiense-; pasan la tarde entre gaseosas, paqueticos, videojuegos y marihuana (lo que en Bogotá reconocemos como «gaseosiar»); pasada la tarde van a una fiesta donde James Franco y se topan con toda una serie de estrellas de Hollywood que departen en lo que el anfitrión mismo denomina como una fortaleza; Baruchel cansado del esnobismo y vacuidad de los personajes del recinto, le pide a Rogen que lo acompañe a tomar aire, momento en el cual se desencadenan una serie de eventos asombrosos que atentan contra el bienestar de la población en donde se encuentran.

Seth Rogen para mi es un caso perdido dentro de la industria; no puedo con sus guiones, con sus actuaciones y ligeramente soporto sus chistes. Evan Goldberg por su parte me parece un gran escritor cómico, no obstante un poco inconsistente; Pineapple Express y The Green Hornet son parte de su co-autoría como descache pero también es responsable de Superbad y Goon. En esta pieza, Rogen y Goldberg conforman un excelente equipo de apoyo y se miden constantemente uno al otro, tanto en la dirección como en su escritura; es decir, no sentimos que sea completamente una pieza de Rogen o Goldberg sino que hay sinergía y un diálogo armonioso entre los dos.

Lo más interesante de la cinta es descubrir que todos están recreando sus personas públicas y se toman libertades para exponer que están cansados en sus matrimonios, que son súper condescendientes, vacíos o incluso cocainómanos sin saber a ciencia cierta que tanto del tema es sarcasmo o tiene tonos de ironía. Así desfilan en la pantalla por segundos Paul Rudd, Rihanna, Emma Watson, Christopher Mintz-Plasse, David Krumholtz, Mindy Kaling, Kevin Hart, Aziz Ansari, Jason Segel, Channing Tatum, los Backstreet Boys y por supuesto los protagonistas Michael Cera, Craig Robinson, Jonah Hill, Danny McBride, Rogen, Franco y Baruchel.

El tema creo que se pasa un poco de su tono bíblico, hasta llegar a un punto molesto, casi moralista pero las referencias satánicas somo Black Sabbath, Cypress Hill, los falos, las drogas y el exceso son fantásticas. Extrañé profundamente el “adios motherfuckers” de McBride pero fui compensado con un desempeño enfermo y retorcido de Michael Cera como nunca antes lo había visto: qué gran actor cómico es!

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Cosmopolis

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El maestro David Cronenberg vuelve a la serie B, en un cuasi thriller de ciencia ficción e independiente. Centrados anacrónicamente en Nueva York, Cronenberg y sus canadienses amigos –Howard Shore, Peter Suschitzky y Ronald Sanders– nos cuentan la historia de un distópico futuro donde un joven empresario ha logrado descifrar mediante un método profundamente acertado y millonésicamente detallado del sistema de la economía del mundo.

Cosmopolis es una larga y oscura carrera hacia ningún lado, donde no pasa nada y donde lo único interesante es la visión del Duque. Cada vez que se escucha de una producción que lo involucre me lleno de ansiedad y espero una pieza maestra pero últimamente siento que no llena mis expectativas, o peor que está perdiendo el toque. Sálvemos al maestro y digamos que no comprendí completamente la pieza, al igual que A Dangerous Method y Naked Lunch. Digamos que es un poco inconsistente, y así como realiza pelis geniales como Eastern Promises o A History of Violence, a veces sus versiones son tan personales que sólo él las entiende. Me gusta cuando en sus historias algo sucede, un hombre ve afectado su estatu quo cuando se revela su pasado, un hombre abandona su implacable actuación cuando se involucran inocentes en su fuego vengador o un hombre acepta su destino cuando su cuerpo se transforma en una mosca.

La primera vez que supe de Cosmopolis fue en el Hollywood News Report, en agosto del año pasado, mucho después de Cannes, y aparecía Robert Pattinson diciendo que cuando obtuvo el libreto, tuvo esa rara sensación de no poder dejar de leerlo y quiso participar a toda costa. Cronenberg, por su cuenta, no habló mucho de la relación entre él, la peli y Pattinson pero seguro le pareció divertido tener alguien que empujara comercialmente el proyecto. Uno de mis grandes problemas con Cosmopolis, muy diferente a A Dangerous Method, es que no hay liderazgo en la actuación de Pattinson. Este joven actor pertenece a la generación de Kristen Stewart, Taylor Lautner, Alex Pettyfer o inclsuo Las gemelas Olsen; no sabe actuar, se aprende sus líneas rigurosamente pero no ofrece tono en sus personajes y lo más grave daña todo a su alrededor. En Cosmopolis, Pattinson está rodeado de grandes actores que devuelven grandes desempeños: Juliette Binoche, Samantha Morton y Paul Giamatti. Jay Baruchel comparte una escena con él, y en serio, se siente más apatía, confusión y desesperación que en todo lo recitado por el británico. En algún momento me dió la sensación que El Duque se burlaba del jovencito de manera muy pícara; parecía una broma pesada para que todo aquel que pasaba frente a él, elaborara un excelente ejercicio, le diera una lección de histrionismo y desapareciera. El mismo Kevin Durand que es un peón de las producciones de bajo presupuesto, no lo estaba haciendo mal pero cuando logra su pico de actuación –¡bum!– desaparece. Es como que Cronenberg le estuviera diciendo: «¡Usted es muy mal actor! ¡Reivindíquese! ¡Aprenda!».

Cosmopolis es como un cuerpo de un paciente comatoso que entra en «línea mortal» y necesita reanimación con electrochoques. Finalmente, justo a la hora de estar viendo la peli llega la anhelada conmoción y parece que todo mejora pero -extendiendo la metáfora del comatoso- el pulso recuperado es débil y es innegable su muerte. La crítica afirma que Cronenberg es increíblemente fiel a la novela de Don DeLillo, el problema dicen es que la novela es pésima y no se explican para que pierde su tiempo y energías elucubrando alrededor de ella. Yo no le pierdo fe al maestro y sus capacidades de dirección, su narración es muy buena y sus temas increíbles. Con esta yo pasaría la página esperando su próximo proyecto y me llevaría la cita del poeta polaco, Zbigniew Herbert, como lo más rescatable de la pieza.

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Goon

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Si alguien esperara que esta peli protagonizada por Sean William Scott sea una comedia tipo como las que ha venido desarrollando a lo largo de su carrera podría quedar muy decepcionado o gratamente sorprendido. Goon de Michael Dowse puede ser muy parecida a Seeking a Friend for the End of the World, sobre todo en lo que hablamos de una comedia independiente donde uno no sabe cómo definirla porque tiene muchos matices que la definen. En esa categoría también caben Seven Psychopaths que termina siendo un thriller, de cine negro y gangsters, Barney’s Version que es una emotiva biografía, Four Lions cargada de contenido político o Bernie que es una especie de docudrama.

Sean William Scott interpreta a un norteamericano promedio que se autodefine como imbécil, idiota o estúpido. Sus padres no están muy orgullosos de él, ni de sus logros pero sobreviven el día a día. A Scott le gusta el hockey y un día cualquiera ve reveladas sus capacidades cuando enfrenta a un ordinario jugador de este deporte que alega improperios homofóbicos ofendiendo a su hermano. Ese día además llamó la atención del entrenador del equipo local y todo su espectro cambió. Empezó a entrenar para patinar mejor y logró un cupo para jugar en un equipo de primera categoría.

Scott en realidad interpreta a un dulce, educado e inocente joven que ha sido menospreciado, sólo quiere hacer las cosas bien entendiendo sus limitaciones. Bowse es un director canadiense que logró filtrar su idea a una gran firma distribuidora como Magnet Releasing -brazo alternativo de Magnolia Pictures– con la suerte que la respuesta del público y la crítica fue muy buena y le permitió: Rearmar el equipo de escritores originales -incluido Jay Baruchel que también actúa en la cinta-, de pronto volver a llamar el reparto original y lanzar una franquicia de material original que es toda una proeza en esta época de la industria donde todo son versiones, enlatados y contenido trillado.

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3D, Action, Adventure, Animation, Chris Sanders, Dean DeBlois, Epic, Epochal, Fantasia, Folk, Hollywood, Miguel Vaca, Movie, Storytelling, Thriller, Vacacion

How To Train Your Dragon

El finde pasado ví la última peli de Dean DeBlois y Chris Sanders, How To Train Your Dragon que trajeron a cartelera comercial a competir con Shrek, Forever After y pues ni la una ni a la otra me las ví en cine. No me lamento de haberlo hecho aunque hubiera sido divertida en salas. Los personajes de los dragones están muy bien diseñados y muy divertidos. No me gustaron mucho los humanos pero en conjunto se ven bien. A nivel de técnica, los «renderings» me parecieron apropiados, con buena texturización y las animaciones bastante elaboradas.

Me la vi en inglés y alcancé a distinguir a Gerard Butler y Craig Ferguson que me parecieron los mejores actuaciones a nivel de humanos. Después busqué y claro ya descubrí a Jonah Hill, Christopher Mintz-Plasse y Jay Baruchel que igual tuvieron un buen desempeño en su caracterización.

Yo divido esta peli en dos partes, una peli sencilla para niños que en algún momento rompe el ritmo y acelera el desenlace de una manera inapropiada, casi que artificial poco creíble, cuando Stoick cambia su percepción de Hiccup y apuesta toda esperanza en su debilucho hijo. La gente me ha dicho: Normal, así son todas las pelis de niños. Yo pienso que eso no debería ser excusa para no hacer una historia integral.

La otra parte es el final. Tratando de no dañar la expectativa de todos aquellos que aún no la han visto, el final me parece súper acorde, apropiado y muy locuaz con el resto de la peli. Allí si no hubo miramientos con que fuera una peli para niños y termina de una forma muy madura haciéndonos un nudo en la garganta. Me encantó.

Sigue estando en el promedio de mis pelis animadas favoritas pero vale la pena verla.

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