Zero Dark Thirty es la última producción de Kathryn Bigelow continuando en su temática de guerra de la mano de Mark Boal -quien ya ganó mejor guión original en los WGA y le apunta a repetir el Oscar que ya obtuvo hace un par de años también con Bigelow con The Hurt Locker-.
Ambos, Bigelow y Boal son bastante valientes en sacar adelante la historia de la cacería del enemigo público número uno de los Estados Unidos, Osama Bin Laden, no como una acción heroica sino como lo que en verdad fue, la necesidad urgente de encontrar vivo o muerto una persona que se estaba mitificando como inalcanzable para los norteamericanos. La controversia se genera desde el primer momento en pantalla, cuando dicha urgencia conduce a las ya conocidas torturas estadounidenses de Abu Ghraib, sobre sus presos en busca de información. Unta la inocencia de Barack Obama, en entrevista que niega dichas torturas -mayormente en el gobierno Bush pero que igual se prolongaron también hasta su mandato- y muestra el resentimiento de la operación después que esta decisión -una especie de justificación que le debe estar doliendo a muchos liberales norteamericanos y que puso en jaque su aspiración a mejor dirección este año-.
Zero Dark Thirty es parte de un código usado por los militares para identificar horas precisas de acción. Mientras “zero one thirty” significa 01:30AM, “zero dark thirty” alude a un lapso lo suficientemente temprano en la madrugada y lo suficientemente tarde pasada la medianoche donde aún es oscura la noche. Ese es la definición del momento decisivo en la historia.
A pesar de que la cinta tiene un fuerte contenido político, es provocadora y es arriesgada no es superior a sus iguales competidores en la misma categoría. Es más, fue una sorpresa propia que Boal haya sido declarado por el gremio como portador del mejor guión. Si bien Jessica Chastain es un monstruo en la actuación, su papel no fue tan retador como el de Take Shelter o The Help -si gana este año, es un acto que acostumbra hacer La Academia para congraciarse esta vez precisamente con el hecho de no haberle otorgado la estatuilla por el rol de Celia Foote en The Help que realmente si fue genial-. Al igual que el personaje de Chastain, en general, no hubo desarrollo de perfiles en el resto de los roles. Joel Edgerton, Chris Pratt, Kyle Chandler, Jennifer Ehle tuvieron líneas de diálogo cortas y fugaces en pantalla. Tan sólo sobresalieron en protagonismo Jason Clarke, Chastain y Reda Kateb -quien de todos fue el que más desafíos tuvo en su papel- pero de nuevo sus personajes no tuvieron crecimiento en absoluto o evolución de carácter.
La historia se rinde a una extensión de más de dos horas y media, en cuatro actos bastante monótonos. Es lenta y tan sólo toma propiedad en el último acto cuando la operación de Zero Dark Thirty se ejecuta. Para mi Bigelow se enfrasca en una zona de confort y vuelve su cinta un objetivo de explotación de la temática del medio oriente.