Action, Carlos Moreno, Colombia, Exploitation, Folk, Melodrama, Miguel Vaca, Movie, Romance, Storytelling, Thriller, Vacacion, War, World

El cartel de los sapos

Motivado por la dirección de Carlos Moreno, me fui a ver El cartel de los sapos. Básicamente, es un thriller de acción basado en los relatos de Andres López, alias “Florecita“, un narcotraficante perteneciente al Cartel del Norte del Valle que durante su encierro en Estados Unidos escribió la novela que da origen a la serie de TV y a esta peli.

A Carlos Moreno lo conocemos por Todos Tus Muertos y por Perro Come Perro excelentes piezas del cine colombiano que concursaron oficialmente en Sundance logrando gestar un puesto de reconocimiento en Salt Lake City. En el cine independiente Moreno parece tener muy clara su visión del cine con historias alrededor de la violencia matizadas con su perspectiva muy particular. Moreno respira Valle del Cauca y se siente en cada una de sus escenas, en cada uno de sus personajes. Por lo mismo, si había una peli comercial que él debía hacer era esta, una cosmogonía de uno de los carteles de más rápida ascendencia y de más brutal reconocimiento. Es muy difícil comparar la cinta con otra en el ámbito colombiano porque son muy pocas las que logran adquirir el tono, la calidad y la dinámica de una súper produción bien hecha en todos los sentidos. La referencia obligada es obviamente Saluda al Diablo de mi Parte pero El Diablo es más un thriller de suspenso con escenas de acción. Por mi parte, creo que están a la misma altura y aunque difieren un poco en actuación, factura y narración El cartel de los sapos logra mostrarse más madura y mejor narrada.

Manolo Cardona interpreta a Martin ‘Fresita’ González (Florecita), uno de los lugartenientes del Cartel del Norte del Valle que desde chiquito se alió en negocios turbios con Pepe ‘Grillo’ Cadena (Fernando Henao), hermano de uno de los cabecillas más importantes del Cartel de Cali, Óscar Cadena (Orlando Henao). Fresita y Pepe ascendieron en la organización, asumiendo riesgos que otros no querían hacer enfrentando, por ejemplo, a otros carteles como los de Medellín y Los Mexicanos (no me queda claro si Los Mexicanos representaban el Cartel de Tijuana o el de Juarez pero si era una organización prestigiosa que controlaba las principales rutas de entrada a Estados Unidos). Cuando los hermanos Villegas (Los Rodríguez Orejuela) pactan con el gobierno nacional la desarticulación del Cartel de Cali, Fresita y Pepe ven una oportunidad de negocio muy grande y empiezan a organizar sus propias encomiendas patrocinadas por el incipiente Cartel del Norte del Valle y se volvieron pieza fundamental de la distribución entre Colombia, México y Estados Unidos.

El cartel de los sapos es el nombre que ajusta Andres López en la novela cuando relaciona a todos los capos del narcotráfico que se apresuraron en colaborar con la DEA para rebaja de penas en sus procesos de Estados Unidos. La pieza cinematográfica, así sea una nueva apología a las drogas y la violencia, tiene su valor en su fundamento histórico que por primera vez vemos de manera cohesionada y entretenida en una peli que llama la atención por su gran carga de acción. Aunque la mayor parte del reparto viene de la serie de TV, es decir, que ya tienen estudiado su papel y no hay mucho más que Moreno pueda aportar, el trabajo de Manolo Cardona como narrador es muy deficiente, al carecer de tono y timbre. Sin embargo en momento claves logra extraer de sus líneas mucho drama y empata sus falencias. De resto me parece un grupo de actores muy sólido, incluso con Diego Cadavid que es el que se roba el espectáculo la mayor parte del tiempo. Cuando empecé a ver la serie de TV, uno de los personajes que más me llamaba la atención era Guadaña interpretado por Julián Arango, mientras en su papel de Sofía y el Terco le criticábamos su falta de compromiso con el personaje del camionero, aquí como Guadaña infunde miedo y oscuridad con un balance sano de humor. Juan Carlos Arango, César Mora, Luis Fernando Montoya, Santiago Moure, Waldo Urrego redondean el gran desempeño al lado de Tom Sizemore y Fernando Solórzano, otra vez personificando a un gran capo caleño. En cualto al papel de Robinson Díaz interpretando a Milton ‘el Cabo’ Jiménez (Wílber Alirio Varela) se entiende que se quería mostrar a alguien despreciable y de principios borrosos, se entiende que la personificación en TV debe ser más llamativa y espectacular pero a nivel de maquillaje lo que ganaron con Guadaña lo dañan completamente con El Cabo; aunque el maquillaje está bien hecho, la exageración del bigote no esconde más que otra payasada del actor y el desarrollo del personaje queda nulo en lo inverosímil de su apariencia.

Me divertí mucho con la peli, no lo puedo negar. El trabajo del guión y la improvisación de algunas líneas son muy buenas, los apodos trastocados roban sonrisas muy fácil -por ejemplo apodo real “Chupeta” apodo ficticio “Pirulo“-, las escenas de acción y persecución en serio están muy bien logradas y, finalmente, Moreno es un gran contador de historias que sin mucho margen logra meterle algo de su estilo a la pieza.

En sus pelis estábamos acostumbrados a Superlitio en la banda sonora pero el testimonio fue bien recibido por Diva Gash, ChocQuibTown y Bomba Estéreo. No fueron vinculados al proyecto tampoco Káren Martínez que es remplazada con prestancia por Juanita Acosta y Álvaro Rodríguez que hace falta en las pelis de Moreno. Se extraña, pero sólo un poco, a Diego F. Jiménez que también era un personaje importante en el equipo de producción de Moreno pero el trabajo de cinematografía de Mateo Londoño sumado imagino a la dirección del mismo Moreno lograron darle esa atmósfera caleña que se siente destilaba cada cuadro de la cinta de Jiménez.

La gran noticia es que esta es la producción seleccionada para representar a Colombia en los Oscar del próximo año. Felicitaciones a Carlos Moreno como director, a todo su equipo de producción, al reparto y a Manolo Cardona que con su empresa 11:11 Films ha logrado constituirse como una gran promotora del cine nacional.

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Adventure, Andrés Burgos, Colombia, Folk, Indie, Latin, Movie, Musical, Road Movie, Storytelling, Thriller, Vacacion, World

Sofía y el Terco

Yo si decía que en esta oleada de pelis colombianas en cartelera (Chocó, Sanandresito y ahora Sofía y el Terco) hacía falta Álvaro Rodríguez, que como dice el amigo Estereotipo es el Ricardo Darín colombiano. No tiene un gran papel pero aparece y con eso aporta con su cuota.

Andrés Burgos nos cuenta una historia, o mejor más que una historia una fábula. Anacrónica como un cuento para niños, como si incluso empezase con el «Érase una vez», aparece Sofía y su señor marido Alfredo, personajes maduros que vienen planeando un viaje para ver el mar al parecer toda su vida. No sabemos si este par de abuelos tienen hijos o nietos o algo más de familia, no sabemos más. No sabemos su pasado, cómo se conocieron o cómo llegaron a establecerse en esa casita al interior de Colombia, no sabemos más. De pronto sospechamos que Sofía tiene de vecina una hermana y ya. Sólo sabemos con certeza que en su rutina diaria son felices y que por lo menos ella está ilusionada con su viaje. La motiva y la llena de amor. Él por su cuenta vive tranquilamente con un negocio en el pueblo que administra víveres y provisiones. Su mujer es su eje y lo da por sentado. Permite que lo cuide, lo arregle, lo dirija pero aunque ha planeado de mil formas el viaje al mar, un miedo, una negación profunda, no le permite dar el siguiente paso.

Un evento y sólo un evento bastó para que Sofía no esperara más disculpas de su obstinado marido y emprendiera una gran odisea hacia la costa.

Así queda planteada Sofía y el Terco que para un extranjero cualquiera podría ser la hazaña de un viaje cualquiera a la playa pero no podría estar más lejos de ser una versión de El Paseo de Harold Trompetero. Hay más que personajes acartonados y humor ramplón. Burgos sin palabras ubica geográficamente la casita de Sofía y Alfredo, tácitamente desarrolla perfectamente el perfil de sus tres personajes principales y silenciosamente plantea un thriller de aventuras gracias a un excelente ejercicio de locaciones, un diseño de producción impecable de Angela Bravo y una fotografía adecuada a cargo de Manuel Castañeda. Carmen Maura como Sofía, Gustavo Angarita como Alfredo y Constanza Duque como Mercedes protagonizan esta graciosa epopeya exaltando los valores más tiernos y más nobles de nuestra cultura. No sólo somos venganza, muerte y desdicha, Burgos demuestra que podemos volver a las historias de fantasía que nos contaban los abuelos, que se pueden narrar pelis sensibles, distintas y a su vez ser exitoso. El guión fue desarrollado también por Burgos y ganó dos veces los estímulos del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico.

Sofía y el Terco ganó el premio especial del jurado en Colombia al 100, categoría en la que competía con otras doce cintas, durante la quincuagésima segunda versión del Festival de Cine de Cartagena. Aunque no me gustaron los créditos de la peli ni tampoco mucho la partitura de Javier Villar -creo definitivamente que es una cuestión de gustos-, uno la disfruta de principio a fin. Sofía y el Terco es la voz de una mujer feliz pero marginada que toma el impulso para seguir un deseo pero es lo suficientemente cuerda para entender y balancear también sus sueños y volver a ellos sin dudarlo. Haciendo la entrada de Chocó descubrí que Jhonny Hendrix Hinestroza, su director había optado por actores naturales que aunque no supieran actuar sabían desempeñarse en su medio natural, un actor-estrella carga consigo mismo una mentira innata, puede dar confianza en un texto dialogado o en una improvisación pero la forma como se coge un machete o se tocan una marimbas no se le puede enseñar fácilmente y su trabajo en una cinta es un trabajo en contra de esa mentira. En ese sentido Sofía y el Terco tiene un gran acierto y una gran fracaso. El acierto es Carmen Maura una actriz completa que no nos deja dudas cuando está en pantalla interpretando a esta campesina cundiboyacense -el trabajo sobre el vestuario y su maquillaje ayudan muchísimo-, a pesar del reconocimiento que tenemos de ella como musa de Almodóvar nos encanta e hipnotiza. Su gran fracaso es Julián Arango un actor más que reconocido por todos nosotros, bogotano, de prestante abolengo y con un acento muy marcado; cuando Arango debió interpretar a un camionero seguramente no se tomó tan en serio su papel como Maura y decepcionó con su gran falacia. El problema para ese entonces es que puso en duda a todo el reparto y le hizo un gran daño al resto de la pieza a nivel de credibilidad.

Andrés Burgos se dedica en pleno en estos momentos a Lynch una serie de MovieCity, un thriller de suspenso seriado. Qué bonito sería ver un nuevo proyecto de este nueva promesa colombiana.

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