David Koepp es un escritor reconocido en Hollywood y uno de los consentidos de Spielberg. Sus guiones, generalmente, son sinónimo de megaproducciones taquilleras y de relativa buena aceptación en la crítica. Ha escrito más de 25 piezas casi todas para largometrajes -dentro de los que se pueden destacar Jurassic Park, Spider-Man, War of Worlds o Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull-, pero curiosamente cuando dirige no necesariamente lo hace sobre sus propios guiones y sus producciones son independientes.
Ha realizado cuatro pelis, y hay que también decirlo, no han sido las más afortunadas. Odié con todo mi ser Secret Window y el resto, aunque no las he visto todas, la crítica no ha sido benevolente. Premium Rush es un inocente e ingenuo thriller de acción donde de antemano es bueno avisar que si a uno no le gusta montar bici, no es recomendable verlo en absoluto.
De la mano de John Kamps, Koepp narra la historia de un mensajero en Nueva York que ha logrado un reconocimiento por su temeraria forma de montar en bici. Recorre la ciudad de extremo a extremo, sin importar si es el centro o las colinas de las afueras, sobre una fija -«fija» o «fixie» se refiere a un tipo de ciclas que no tienen cambios, tienen fija la cadena al disco trasero, deben pedalearse todo el tiempo y la forma de frenar es echando el cuerpo hacia adelante bloqueando al mismo tiempo los pedales; montar en ellas no es fácil porque requieren adaptarse a otra forma de pedalear sin embargo en la peli afirman que es la forma más segura de hacerlo-. El mensajero tiene una némesis, un negro acuerpado que está detrás de su novia (ex-novia, no lo ha querido reconocer) pero su jefe lo prefiere a él porque siempre llega a tiempo lo cual le permite ofrecer un servicio adicional garantizando la entrega en tiempos muy cortos.
En pocas palabras, este es el planteamiento de la peli. Joseph Gordon-Levitt es el mensajero estrella, Dania Ramirez es su (ex)novia, Aasif Mandvi su jefe y Wolé Parks su dolor de cabeza. Aparece en escena Michael Shannon y de alguna forma todo se descontrola. La trama se vuelve obsoleta, los personajes se enredan en un melodrama estúpido y todo desencadena en un final ridículo. A Michael Shannon le he visto papeles secundarios muy regularcitos pero Koepp logró lo impensable: darle un papel a Shannon y que este lo desarrollara frívolamente gracias a una terrible serie de sobreactuaciones.
La peli llega a salas en unas cuantas semanas pero yo no la recomiendo. Es mejor verla en casa, un domingo en la tarde, disfrutando la banalidad de la emoción de montar en cicla, en una ciudad agresiva e inconsciente del ciclista.