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Io sono l’amore

Como les decía, la semana pasada fui a ver dos pelis italianas que me sorprendieron mucho, una fue La doppia ora y esta Io sono l’amore de Luca Guadagnino. Los argumentos para ver esta peli principalmente fueron las credenciales que traía como una nominación para el Oscar por mejor diseño de vestuario, mejor peli no hablada en inglés en los BAFTA’s, mejor peli en idioma extranjero en los Globo de Oro y así entre otros más también bastante relevantes, lo que me puso a pensar que era una tarea obligada por cumplir.

Guadagnino nos presenta una peli clásica. Empieza los créditos con planos generales y nos ubica en Milán, en un frío invierno donde la luz incipiente ofrece una especie de paisaje en blanco y negro y al continuar los créditos se siente un aire a los 40’s o principios de los 50’s con los nombres diagramados en escalera o unidos con puntos suspensivos. No soy tan diestro en la música pero también es una orquestación muy clásica. Lo más evidente viene después, al finalizar los créditos caemos en la preparación de una cena súper oligarca, súper elegante, súper detallada y los colores son saturados y cálidos. Daría la sensación que Guadagnino quiere mostrarnos que al interior de la frívola, moderna y progresista Milán existe la calidez y los lazos fraternales de una familia como patronazgo icónico, ejemplo a seguir.

No podríamos estar más equivocados. Guadagnino quiere destruir a toda costa la apariencia de esta buena familia. La rigidez de esos vestidos, la etiqueta para servir un fumé de pescado y el pecado de contradecir a la autoridad. Toda en sí, Io sono l’amore es una afrenta, un desprecio por ese statu quo y toda en sí es belleza tratando de defender su tesis. Desde la libre forma de la fuente caligráfica que compone el título de la peli hasta las estilizadas barras de una fuente humanista para informar eventos en la cinta, toda en sí son contrastes. Contrastes de un grado de sutileza muy altos pero de una profunda violencia. Tilda Swinton (productora de la peli) es una dama casada con el empresario Tancredi Recchi tan poderoso como alguien que pertence a la corte de una monarquía. La historia tiene muchas aristas pero el drama para mi se centra en esta mujer de mediana edad que descubrimos es una inmigrante rusa a la cual su esposo sedujo a olvidar sus raíces para poderse acoplar perfectamente en el emporio Recchi. De esta forma su nombre ruso ya no cabe más en su memoria, ahora tan sólo se llama Emma, nombre que se inventó su esposo y al cual responde ahora. Este melodrama italiano es la fábula de una dulce ave que está encerrada en la más bella jaula de todas, con barrotes finos de oro e incrustaciones de piedras preciosas; su agua es como la de un manantial virgen destilado directamente de un glaciar; su manto para dormir es de seda de la más pura y sin embargo su tentación de libertad es un manojo de alpiste primaveral y rústico que crece al lado de su ventana.

El reparto y la producción desarrollan la historia impecablemente pero Swinton de nuevo en un papel que rompe su esquema nos deja boquiabiertos. No porque no la hayamos visto oscura y viceral en Broken Flowers, ordinaria y mundana en Burn After Reading, sofisticada y elegante en Benjamin Button o perversa y de corazón de piedra en Michael Clayton pero ¿cándida?¿Vulnerable?¿Sometida? Eso es nuevo y lo hace exquisitamente. Y hablando de gusto, esa exquisitez sólo es posible acompañada de esa música gourmet de orquesta completa, dolor, pasión y drama (he descubierto que los cornos y los vientos de metal me encantan sobremanera en una composición musical para cine, casi tanto como los coros en las pelis de terror; en esta pieza el responsable es John Adams).

La peli toda es increíble a los sentidos, tan sólo hay que dejarse llevar por la música, las texturas, la fotografía y el gusto-olfato por la cocina. Hay un detalle increíble, el que creo paga la boleta, cuando Emma recibe la entrada diseñada especialmente para ella por Antonio, está acompañada por su suegra y se excita con el plato, se abstrae del lugar y ya no existen los Recchi, está ella sola, extasiada, iluminada, con su paladar sobrecogido ¡Qué escena! Me acabo de decidir, ya mismo la pongo en mi lista de deseos de Amazon.

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Drama, Exploitation, Folk, Giuseppe Capotondi, Indie, Miguel Vaca, Movie, Nuovo Cinema Italiano, Romance, Suspense, Thriller, Vacacion, World

La doppia ora

La semana pasada fui dos veces a cine a hacer algo que no acostumbro, ir a ver cine italiano. No precisamente porque no lo traigan a salas sino porque la verdad me parece un bodrio sentimentalero, repetitivo, predecible y hasta falto de gusto. Obviamente tiene sus grandes excepciones como las pelis de Giuseppe Tornatore (Cinema Paradiso, Stanno tutti bene, L’uomo delle stelle, Malèna) pero incluso si revisamos con juicio hasta Tornatore, que nunca falla en dejarme con el ojo aguado, se repite en su esquema y en unas de sus piezas hasta se vuelve aburrido. Por eso cuando llegan las pelis de esa parte del mundo no me interesan demasiado y si le sumamos a Roberto Benigni (La vita è bella, Pinocchio, La tigre e la neve) a la ecuación casi que les tengo fobia.

Bueno pues uno nunca debe perder la oportunidad de sorprenderse y La doppia ora de Giuseppe Capotondi definitivamente me desconcertó. Es un juego divertido donde uno esta viendo la típica peli italiana, con un planteamiento relativamente sencillo y un giro la hace de repente y sin esperarlo un thriller de suspenso indescifrable hasta el final mismo de la historia. Una pareja, Sonia (Kseniya Rappoport) y Guido (Filippo Timi), deambula por Italia como dos entes solitarios. Ella trastornada por un evento del trabajo y él por un amor del pasado parecen conjugar perfectamente en un evento para buscar parejas. Se permiten una oportunidad para conversar y conocerse un poco más pero la historia nos tiene preparadas un par de sorpresas más internándonos en un relato oscuro y lleno de vértigo.

Me gustó mucho no sólo la narrativa de Capotondi que le valió reconocimiento en La Biennale como mejor cinta italiana en la categoría de Joven Cinema sino especialmente la música que además de ser acompañante continuo también es cómplice juguetón del realizador para sus juegos, sus giros y su intriga. La tensión se corta con un cuchillo y más de uno, en más de una ocasión, nos despegamos de la silla aterrados pero nos dejamos llevar en esta oscura ronda que en serio se resuelve de manera creativa e inesperada. A la postre Capotondi sale muy bien librado de su primera peli en su ópera prima después de haber trabajado mucho tiempo en video tanto en Estados Unidos como el Reino Unido y siendo una peli de 2009 esperamos ansiosamente su siguiente proyecto.

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