Un profesor de fotografía que tenía en la universidad, alguna vez conversando y echando globos, me dijo que Almodóvar no era tan chévere como parecía, que su mejor trabajo estuvo en sus inicios y en ese momento tan sólo repetía fórmulas y aplicaba su estética, que obvio era innegable ese espíritu transgresor y ese excelente cuidado para incluir transexuales como proyección de si mismo en las pelis. En fin, yo llegué medio tarde a la obra de Almodóvar mi primera peli fue Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) y la verdad me encantó, después Tacones Lejanos (1991) y Kika (1993) me seguían encantando; entonces cuando hablaba con mi profesor, si no estoy mal de La flor de mi secreto de 1995, sentía que estaba hablando de otra cosa y que incluso estaba equivocado. No repliqué mucho porque cuando no se tiene algo que decir mejor quedarse callado antes que exponer descaradamente la ignorancia, vino en su orden Carne trémula, revisé La ley del deseo, Átame! y finalmente Matador, vi cortos de pelis anteriores y entendía un genio perspicaz bien interesante pero…
Empezaron a llegar pelis que no comprendía en su estilo, que se me volvieron predecibles, aburridas, Todo sobre mi madre, Hable con ella hasta finalmente llegar a La mala educación. Se me hizo insoportable con un gusto pretencioso por el thriller, por unas ganas de parecer interesante que en serio, me hastió. Volver no la disfruté y mucho menos Los abrazos rotos.
Con motivo de Cannes, estrena La piel que habito su reencuentro con Antonio Banderas, su actor fetiche por mucho tiempo, pero la verdad creo que sigue explorando ese aire que no ha logrado encontrar, ese aire que en un timonazo también hizo Woody Allen pero que a diferencia del manchego, el neoyorquino ya domina con suficiencia. Comienzo a pensar como mi profesor de fotografía en otrora y comienzo a creer que ese genio del realizador se debió precisamente a esa carencia de academia, a esa independencia natural del autodidacta y que hoy en día en el éxito de su estilo lo que ha logrado asimilar lo ha venido cerrando creativamente.
Antonio Banderas (Ledgard)
Elena Anaya (Vera)
Blanca Suárez (Norma)
Marisa Paredes (Marilia)