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Inside Llewyn Davis

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Una veintena de piezas cinematográficas nos han traído Los Hermanos Coen (sin incluir sus segmentos en Paris, je t’aime y Chacun son cinéma); casi que inexorablemente, todos los años son protagonistas tanto en los Globo de Oro, como en los BAFTA’s y los Oscar, llegando así a la ridícula cifra de 89 nominaciones (20 + 36 + 33, respectivamente) y 15 galardones (3 + 6 + 6, respectivamente). El año pasado, estrenaron Inside Llewyn Davis -que está en este momento en salas- y curiosamente ha sido blanqueada sistemáticamente de las principales posiciones de estas ceremonias, cosa que llama mucho la atención.

Llewyn Davis es un autor e intérprete de «folk» que ha luchado demasiado en su vida para lograr tener éxito pero sus intentos han resultado fallidos, en parte a que el segmento musical escogido no es el más lucrativo y también porque su actitud frente a la vida, los problemas y sus sueños no han sido manejados con cabeza fría. Davis es personalizado por Oscar Isaac quien de nuevo se encuentra con Carey Mulligan (Jean) -su coestrella en Drive-; ambos establecen una trama de un triángulo amoroso que completa Justin Timberlake (Jim) como esposo de Jean (Mulligan); cayendo de casa en casa, de sofá en sofá, la vida de Davis parece un fracaso constante, agobiante por las múltiples complicaciones que le pasan y con el pensamiento de renunciar a su carrera rondando todos los días en su cabeza.

Desde que se anunciaron los cortos de la cinta, tuve un gran tedio de verla; por un lado, me daba un cierto disgusto que este par de hermanos siempre hicieran las cosas bien y calladamente quería que fallaran; lo segundo es que la música folk tampoco ha sido nunca una de mis favoritas, y respetando la importancia de las figuras de su género, sus angustiosas melodías y afligidos cantautores me generaban profunda animadversión. No obstante, apenas vi los Globo de Oro y las nominaciones de los Oscar quise entender el repudio general de todo Hollywood sobre la cinta (reforzado por su ausencia en el gremio de directores, productores, actores y escritores).

Personalmente, detesto los musicales, Inside Llewyn Davis es uno de ellos y no es muy diferente a Nine, Chicago, Les Misérables o Mamma Mia!; brutal pero cada dos escenas Isaac saca su guitarra y toca una canción, hasta Disney había superado el tema en sus largos animados. Ahora el desempeño de Isaac es avasallador y si el año pasado Hugh Jackman y Anne Hathaway, con actuaciones más deslucidas, lograron nominaciones y estatuillas es increíble que este año no haya sido nombrado; la fotografía es densa, sepiada, muy triste y Bruno Delbonnel ha sido reconocido por su intachable trabajo en las cámaras, sus encuadres y la luz; tanto Oscar Isaac -exestudiante Juilliard– y Timberlake aportan unas sendas interpretaciones de las canciones que más allá de una buena mezcla de sonido –segunda nominación– merecían reconocimiento en banda sonora original; finalmente, John Goodman, F. Murray Abraham, Garrett Hedlund sumados a Adam Driver, Alex Karpovsky, Max Casella, Robin Bartlett, Ethan Phillips redondean un universo de personajes increíbles, como siempre, muy bien recreados por el guión de estos hermanos y por su propia dirección.

La disculpa puede ser justa y perfecta para este año en particular; la competencia está muy alta y se nota en las figuras versus sus desempeños en cada categoría; no creo que haya llegado un punto chato en la carrera de Los Hermanos Coen, su promedio esta vez no alcanzó -como si en ocasiones anteriores como por ejemplo con True Grit– y por el contrario,
así no me haya gustado completamente esta Inside Llewyn Davis, reconozco que es un intento por hacer algo diferente y su manera de escribir es genial; por eso me caen también los Spirit que lograron darle tres nominaciones precisamente en actuación principal, cinematografía y mejor peli del año. El desenlace de esta historia es fascinante, maravilloso y paga perfectamente la tortura de su musical.

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There Will Be Blood

There Will Be Blood (Petróleo Sangriento) es la más reciente peli de Paul Thomas Anderson, otro de mis directores favoritos (ya habrá tiempo para hablar de todas y cada una de las películas del resto de favoritos como Wes Anderson, Bryan Singer, Spike Lee, Jim Jarmusch, Martin Scorsese, Alexander Payne, David Fincher, Los Hermanos Cohen, Steven Soderbergh, Quentin Tarantino, Werner Herzog, Wim Wenders, entre otros). Como casi todos ellos, mi juicio es parcializado hacia sus pelis pero es que no puedo sentirme culpable si cada vez que veo una de ellas no me defraudan y me cobijan en un ámparo súper bien estructurado. There Will Be Blood es una peli que es rica en historia, en actuación, en musicalización, en fotografía, en diseño de arte, en simbología y además como si fuera poco en profundidad de contenido.

Las actuaciones son impecables desde el pequeño Dillon Freasier interpretando a H.W hijo de Plainview (Daniel Day-Lewis) pasando por Paul Dano o Ciaran Hinds quien con un sencillo papel de soporte da vida a la personalidad del protagonista. A mi me sucedió, que salí enamorado de la maldad de este personaje que interpreta Daniel Day-Lewis, un ser seriamente complejo, introvertido y profundamente analítico, estricto, fiel a su moral y por lo mismo un ganador. No deja de darme escalofríos, por lo mismo, que uno salga con ganas de un bife de chorizo, un trago doble de whisky y con ganas de golpear una cabeza con un pino. Paul Thomas Anderson nos trae un perfecto anti-héroe a las pantallas y lo terminamos alabando, terminamos amando al antagónico, terminamos celebrando sus perversas hazañas y terminamos siendo conscientes de que ese sueño americano que nos vendía Hollywood hace unas décadas no puede lograrse si no se practica un estricto neoliberalismo salvaje.

La peli entonces es perversamente bella, la música y su diseño de sonido son oscuros como el mismo color del petróleo que abunda en las subtierras de Little Boston, una serie de percusiones sincopadas, un concierto para violines y orquesta o un estruendoso chelo animan la tensión reinante de la peli (y el silencio, el silencio en las escenas más dramáticas es una pincelada de color rojo intenso protagonista al igual que el petróleo durante toda la obra). La fotografía está pensada para espacios abiertos de colores intensos con poca saturación y se contrarresta con una iluminación, tanto de día como de noche, donde abundan las sombras fuertes y contrastadas que al final nos esgrime nuevas y dramáticas facetas de este gran personaje que es Daniel Plainview.

Merecido el oscar que alcanzó Day-Lewis, aplausos y venias, merecidísimas las nominaciones de su director lástimosamente no todos pueden ganar pero por lo menos perdió frente a otra muy buena peli (No Country For Old Men de Los Hermanos Cohen) que no nos deja con el sinsabor de la desdicha, fue incluso un buen año para Anderson ya que las nominaciones no faltaron e incluso los premios no fueron pocos.

There Will Be Blood es una peli ruda, hermosa, entretenida y  por lo mismo no se sienten las casi dos horas y media de celuloide que pasan frente a nuestros ojos cada vez que presenciamos esta obra de arte. Con gusto me la seguiré repitiendo.

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Action, Bryan Singer, Drama, Miguel Vaca, Movie, Vacacion

Valkyrie

Valkyrie

Soy fanático amante de las películas de Singer, una de ellas me inspiró para darle vida a mi tesis de grado (The Usual Suspects), estoy demasiado parcializado en esta peli porque además la disfruté muchísimo.

“Basado en un historia real” sostengo que no muchas veces cuando uno sabe el final de la historia real, uno sabe cómo termina y en qué termina una peli. La discusión la tenía con un amigo cuando nos enfrentamos a Fargo de Los Hermanos Cohen, donde mi amigo me decía que el hecho de que fuera basado en una historia real le quitaba mucho encanto a las pelis y lo entiendo en el sentido que una película basa su escencia en un buen final, y que, generalmente, un buen final es bien desarrollado y sorpresivo. Pero quién no se sorprendió en la inmarcesible desgracia de William H. Macy? En Valkyrie me sucede lo mismo, no importa cuanto sepa de la historia, el final me sigue sorprendiendo, conmoviendo, me sigue llevando a un desgarrador desenlace y sigo repitiéndola con la misma inmaculada espectativa.

Las pelis de Singer basan su lógica en una meticulosa preparación, justifica acuciosamente cada una de sus cámaras, cada uno de sus encuadres, cada una de sus secuencias, es una naturaleza estricta en su narrativa y siempre se acompaña de unos grandes monstruos de la actuación, empezando por Sir Ian McKellen (su eterno fetiche), Kevin Spacey o como en este caso una lista épica de grandes actores británicos. Tal vez uno llega pensando porqué demonios está en esa lista Tom Cruise, este actor que desde Risky Business no ha parado de interpretarse de la misma forma, una y otra vez, y que uno alaba más a los directores como Michael Mann que definitivamente lo perfilan, lo corrigen y lo desarrollan como un personaje nuevo o como Paul Thomas Anderson que se aprovechan de ese eterno personaje y lo involucran en sus tramas donde la genialidad, repito sigue recayendo en la mente del director. Singer, en esta peli, toma a Cruise y le permite ser él, un figurín de acción motivado por grandes acrobacias e innumerables explosiones pero lo amaestra, le pone un collar que le impide sobreactuarse, que lo mantiene alineado, y al final, uno como espectador entiende la genialiadad de Singer que pone a Cruise en la categoría y amalgama actoral del resto de su set.

Esta peli es impresionante, me encanta su verborrea, su musicalización, la epifanía de sus actores, el tema lejos del cliché, el ritmo, la trama, la fotografía. Y tiene un detalle que paga la boleta (muchas pelis son eso, momentos que hacen o no pagar una boleta, cuando salimos insatisfechos vamos a lo más crudo del caso, sentimos que nos robaron la plata de la boleta, del alquiler, del Pague-Por-Ver), esta peli paga su boleta en el momento mismo en que comienza, un bello discurso en alemán desarrollado por Cruise, descrito en el inmisericorde contexto del desierto y que suavemente se disuelve a un inglés menos barroco pero más acequible para todos nosotros como espectadores pero tan familiar al volver a escuchar a este ejercito de actores británicos con su acento marcado, personificando una vez más a los alemanes del Tercer Reich. este detalle de fina coquetería ya había sido utilizado casi de la misma manera en The Hunt for Red October una peli de John McTiernan donde Sir Sean Connery (otra vez un británico) refugia su fuerte acento después de haber puesto el ambiente en un submarino ruso.

La peli la recomiendo a la saciedad pero de nuevo, recuerden que también lo advierto soy amante fanático de Singer y mi juicio está completamente entorpecido.

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