La primera vez que supe de esta peli fue en el festival de Cannes; aunque no ganó nada del listado de los importantes, si se llevó el Prix du Jury Œcuménique, concursó por la Palma de Oro y quise verla de inmediato.
This Must Be the Place escrita y dirigida por Paolo Sorrentino no fue una pieza fácil de asimilar. El corto-avance nos atrapa con la extravagancia de Sean Penn en un papel que difícilmente se clasificaría dentro de lo usual que el actor nos presentaría. Penn interpreta a Cheyenne, una estrella de Rock que vive de sus regalías en la madurez de sus años. No se dedica más a la música y por el contrario se siente su repulsión hacia la profesión que alguna vez le dio fama y fortuna. Con una apariencia gótica y un garbo erosionado por el peso de su conciencia, no sabemos mucho más que el conflicto interno que le sobrellevó acarrear con la culpa de la muerte de uno de sus fanáticos.
Cheyenne mantiene una relación estable con su esposa (Frances McDormand), con la hermana del susodicho difunto (Eve Hewson) y esa es su vida. Se confina en una mansión de Dublín más que nada intentano aislarse de su vida rockera pero sobre todo para visitar frecuentemente a los familiares del joven fallecido y poder entablar una relación con ellos para así poder liberar sus cargas. Es entonces que aprovecha una oportunidad que le da la vida de volver a ver a su padre en el lecho de muerte. Viaja a Estados Unidos con el infortunio de no alcanzar a verlo con vida. Mordecai Midler (Judd Hirsch) un cazador de nazis y amigo de su padre le cuenta que su gran anhelo fue capturar al oficial nazi que lo torturó toda su vida con el recuerdo de su experiencia en El Holocausto pero que nunca obtuvo su justicia. Su viaje familiar se vuelve entonces un road trip en busca de este nazi donde las oportunidades se las va brindando el mismo camino a medida que avanza y la dirección del destino que abraza.
La fotografía de Luca Bigazzi es hermosa en tonos y cámaras. Las locaciones de Dublín, Nueva York, todos los pueblitos hasta llegar a Nuevo México y de vuelta hasta Michigan son escogidos con un voraz apetito lleno de texturas, colores y encuadres. Es realmente un placer sentarse a ver esta pieza. Además logra aprovechar con planos muy cerrados la humanidad de Cheyenne y todos los que lo rodean, conquista un nivel de descripción de humanidad inusitado. La caza del nazi es la disculpa de Sorrentino para mostrarnos el gran desenvolvimiento, la aventura hacia el crecimiento y el desarrollo personal de Cheyenne. Cada uno de los viajeros en esta odisea le ofrecen una alternativa de vida y una luz en su oscuridad. El decrépito y decadente rockero se ha aferrado a su cruz con tanto ahínco que su modus vivendi es ridículo y pasado de moda. Su itinerario de iluminación lo inspira, lo salva y nosotros quedamos boquiabiertos con la lección de actuación que Penn nos ofrece frente a nuestros ojos. De principio a fin, esta metamorfosis, cumple su función sin una sola acción de remordimiento lo que también se vuelve una gran lección para nosotros. La venganza tan evidente al principio fue el camino hacia el conocimiento del perdón y de su verdadera madurez.
Tengo amigos que les encantó esta cinta -y que de paso podemos incluir en el ciclo de Rafa Puyana, que incluso la adoró-. Como les decía tuve que darle muchas oportunidades a la historia porque no lograba conectarme con la trama pero no puedo negar su calidad o su carisma. La peli me pareció un poco lenta pero el duelo final se me hizo que estuvo muy bien logrado y que merece una gran venia por haber podido desarrollar el desenlace de la historia de una manera tan sencilla pero firme. La primera vez que intenté verla, compré un disco en Amazon, una versión de lujo que llegó completamente destrozada, casi hecha polvo. Esperé un tiempo por su arribo a cartelera pero obviamente nunca llegó. Amazon se ofreció a cambiarla pero de todas formas venía con una limitante de zona que no me permite verla con mis dispositivos. Toda esta retahíla de acontecimientos para comentarles que mi experiencia empezó mal mucho antes de comenzar a ver la peli pero que recomiendo mucho, a pesar de todo. Tal vez la historia es un poco forzada y se tomó demasiadas libertades, tal vez el planteamiento es bastante desordenado y no vale la pena tantos giros en la trama pero la moraleja es bonita y el sentido es final reconfortante.