Vacacion

The Bonfire of the Vanities

Siempre será un gran placer ver una peli de Brian De Palma por sus intrigas, sus cámaras, sus actores. Obviamente, me gustan más sus thrillers de suspenso donde estos tres ingredientes se vuelven más efervescentes pero una mañana de lunes festivo recibe perfectamente una tragicomedia como The Bonfire of the Vanities.

Basada en la novela del mismo nombre de Tom Wolfe -que no me leí-, De palma nos relata, en una narración no-lineal, el ascenso de un periodista (Bruce Willis), que en el ostracismo de su profesión causado por su propia decadencia, se topa accidentalmente con un favor político para un reverendo del Bronx. Dicho favor tiene que ver con dar a conocer de manera amarillista los detalles del evento en el cual un joven vecino del Bronx queda en estado comatoso gracias a que un Mercedes lo atropella en medio de la noche y huye. El carro es propiedad de Sherman McCoy (Tom Hanks) y es manejado por Maria Ruskin (Melanie Griffith), su amante.

Acumulados en la pira se encuentran el interés político, la codicia, la manipulación, el parasitismo, la frialdad, la justicia y la verdad. Todos muy bien organizados para que Peter Fallow, el periodista, se encargue de dar una chispa y prender toda la hoguera.

Divertida, con unas cámaras muy buenas y un ritmo pausado De palma nos vuelve a sorprender (bueno, que nos vuelva a sorprender es un decir, esta peli es de 1990 y hasta Kirsten Dunst sale como una infante, lo que quiero afirmar es que topársela en un día cualquiera es un grato accidente). Al parecer la crítica no fue muy galante con la pieza y lo único que logró fueron puras nominaciones a los Razzie pero, en serio, es un buen momento de esparcimiento. Mi única queja es la casi absoluta falta de acompañamiento musical en la pieza, el director nos tiene acostumbrados a grandes orquestaciones, o inquietantes solos de bandoneón, aquí un par de toques juguetones por allí pero prácticamente desnuda el resto de la cinta.

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Adrian Lyne, Auteur, Drama, Miguel Vaca, Movie, Vacacion

Lolita

Lolita

Lolita es primero que todo una novela de Vladimir Nabokov, hay dos versiones de la peli pero sólo un guión fue escrito por el mismo Nabokov.

Esta entrada tuvo como intención principal hablar sobre esa Lolita, la de Stanley Kubrick filmada en 1962 y protagonizada por James Mason, Shelley Winters, Sue Lyon y Peter Sellers. Kubrik acostumbró a basar sus pelis en novelas escritas, lo hizo con The Shinning de Stephen King en 1980, lo hizo con A Clockwork Orange de Anthony Burgess en 1971, con 2001: A Space Odissey de Arthur C. Clarke y lo hizo con Lolita. Pero no sólo se basaba en ellas, acostumbraba a escribir los guiones con sus camaradas novelistas y ya sabemos que cuando un director escribe tiene el control completo sobre lo que quiere mostrar.

A medida que pensaba en escribir esta entrada, se me fue ocurriendo que sería divertido hacer un pequeño paralelo con la otra Lolita, la de 1997 dirigida por Adrian Lyne y protagonizada por Jeremy Irons, Melanie Griffith, Dominique Swain y Frank Langella.

La Lolita de 1997 tiene algo positivo y es que no es una copia fiel, es una interpretación y como tal tiene sus puntos positivos y negativos.

En ambas, las actuaciones de Mason y Irons interpretando a Humbert son excelentes. Manejan el mismo dilema y al final se crea la misma reticenci,a del espectador, hacia la perversa dominancia del adulto sobre la adolescente que lo lleva a una psicótica paranoia.

En ambas, las actuaciones de Winters y de Griffith interpretando a Charlotte Haze son espectaculares aunque me inclino más por una menos sobreactuada Griffith; Winters maneja más una argumentación lírica basada en su capacitación teatral en el Actor’s Studio de Nueva York.

Las Lolitas son particularmente sensuales ambas, no se puede distinguir cuál es más perturbadora o cuál desempeñó un mejor papel. Aunque la historia habla y Swain se llevó todas las nominaciones y premios de su obra, no hay que negar que su Lolita es un producto creado a partir de Lyon que tiende a ser mucho más escalofriantemente perversa sin ser tan insinuante.

La gran diferencia al parecer entonces son los Clare Quilty’s de cada una de las obras. Mientras en la Lolita de Kubrick este personaje es un vivaz y polífacético escritor que ha perseguido a Lolita toda su vida, ha tenido un perverso amorío con ella mucho antes de sus dieciseís años y tiene el poder de domarla a su antojo, en la Lolita de Lyne el Quilty es un señor más entrado en años, mucho más calmado sedentario. Mientras el Quilty de Sellers es acompañado por una extraña femina que induce a una perversión más ordinaria donde se implica tríos sexuales con menores, el Quilty de Langella está acompañado de un gato (o gata, magnífico chiste de interpretación), su aspecto es mucho más homosexual y su perversión tiende a ser más pedofílica donde el sexo de sus efebos al final no es un item importante de discusión. El Quilty de Sellers es más divertido, más protagonista, es un elemento importante en la obra, su caracterización devela un desarrollo psicológico del personaje; el Quilty de Langella es un accidente no muy claro para el espectador, por lo que, se podría concluir entonces que con una mejor dirección el papel de Langella hubiera podido ser mejor aprovechado.

Para mi, personalmente, es más perturbadora la peli de Kubrick que en 1962 con el sólo planteamiento del tema estaba siendo bastante agudo en su polémica. Lyne por el contrario en aras de trascender esa polémica le dió más importancia al personaje de Dolores Haze con insinuanciones más provocativas y alusiones mucho más agresivas sexualmente.

Fue muy divertido observarlas pero fue sobretodo muy divertido la grata sorpresa de Sellers que al final fue un consentido de Kubrick en un par de pelis suyas más.

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