Jobs -o jOBS como originalmente fue presentada en Sundance– es una peli independiente dirigida por Joshua Michael Stern que quería homenajear post mortem a la institución que era Steve Jobs detrás de Apple Computers Inc. El encargado de personificarlo fue Ashton Kutcher y este es uno de los principales problemas de la producción. Kutcher no sabe actuar y eso lo sabemos todos.
Desde 1998 y hasta 2006, Ashton Kutcher desarrolló un personaje en la serie That ’70s Show llamado Michael Kelso; Kelso inspiró los personajes de Kutcher en Dude, Where’s My Car?, Just Married, My Boss’s Daughter y Cheaper by the Dozen; intentó desarrollos dramáticos en The Butterfly Effect o A Lot Like Love pero no eran creíbles en absoluto; posteriormente volvió con relativo éxito a la comedia romántica con What Happens in Vegas, Valentine’s Day y New Year’s Eve pero su retorno triunfal fue Walden Schmidt en remplazo de Charlie Sheen en Two and a Half Men que no es otra cosa que Kelso multimillonario y con conocimientos tecnológicos de punta.
De pronto, este papel y su parecido llamaron la atención de Stern para ponerlo al frente en su pieza pero en muchas ocasiones hemos discutido que el verdadero actor se desenvuelve en su papel aunque no tenga parecido físico y es su tono de voz, sus gestos y la forma de comportarse (o de reaccionar) lo que finalmente seduce al espectador en su parecido. Kutcher dicen que intentó apropiarse del papel estudiando sus gestos, logrando un parecido físico muy loable e incluso adoptó su dieta a base de frutas -que terminó por provocarle una falencia gástrica importante-. No obstante, el resultado en la pantalla es desastroso; no sólo Kutcher aparece en cada cuadro con una sonrisa santurrona (propia de Kelso) sino que además los gestos que tanto estudió se ven maquetados, poco fluídos que dan como resultado una caricatura del personaje. Hay momentos rescatables de genuino histrionismo pero son una millonésima parte dentro del corpus completo de la cinta.
Si la actuación ya es infame, ahora sumémosle que la historia es condescendiente con el temperamento de Jobs y omite hechos importantes en el actuar como líder creativo dentro de Apple. En la cinta medio se sugiere que Steve Wozniak (Josh Gad) es quien tiene la idea del computador personal, Jobs le da visión y perspectiva; el sistema operativo Macintosh fue vilmente fusilado de Xerox y que las demandas de Apple a Microsoft no prosperaron finalmente porque la misma Xerox lo frenó; el iPod no es un invento exclusivo de Apple, varias compañías como Diamond, Creative Labs y Sony llevaban distribuyendo dispositivos de MP3 en el mercado por años pero todos basaron sus ideas en el modelo que desarrolló el británico Kane Kramer en 1979. Es cierto, nadie podía proyectar el futuro de las ideas y su nicho en el mercado como Steve Jobs, ese era su don, en parte es gracias a su perspectiva, su tenacidad y su gran perseverancia que Pixar es lo que es hoy en día, pero la forma tendenciosa como la peli -y la gente en general- se refiere a su ingenio se desvanece cuando se entiende que lo que hacía era tomar ideas de otras personas, maquillarlas con su particular forma de mercadeo volviendo los productos, si sencillos de manejar, pero sobre todo con un tono aspiracional súper marcado.
En conclusión, Jobs es un cuento de hadas, no una biografía, y como en todo cuento infantil, al final todos vivieron felices y comieron perdices. Qué tanto uno crea de la historia le queda a cada uno como espectador de la historia.
Para los que están interesados en una verdadera biografía de Steve Jobs, o por lo menos una más aterrizada a la verdad, les recomiendo ver Pirates of Silicon Valley, peli de TV dirigida por Martyn Burke en 1999; para los que quieran ver Jobs tengan en cuenta que si algo se ve mal, huele mal y se demoró casi nueve meses en rehacer su montaje para poder ser mercadeado pues el resultado no puede ser bueno.
Nota personal. Un regalo:
http://vimeo.com/79695097