Oz the Great and Powerful es un thriller épico de fantasia del maravilloso y también genial Sam Raimi. A pesar de que el realizador afirma que su cinta está basada en el trabajo previo del autor L. Frank Baum -que escribió acerca de Oz más de dieciséis libros-, su sentido de precuela de The Wizard of Oz, de Victor Fleming en 1939, indudablemente nos hace pensar que basó también su trabajo en él.
Ambas comparten un sentido de desgano al principio de la historia (The Wizard of Oz con un sepia y Oz the Great and Powerful con un blanco y negro en formato 4:3 típico de las cintas de 16mm) y ambas pasan a un momento de fascinación al llegar a Oz (de nuevo, The Wizard of Oz con el sonido y el color traídos a colación en 1926 y 1930’s, respectivamente, mientras Oz the Great and Powerful da paso al color, el RealD e incluso el formato IMAX). Este momento es increíble en la función. -Aunque me hubiera gustado mucho verlo en formato IMAX debo decir que es una verdadera lástima que el teatro en Colombia sólo le crea a las funciones dobladas al español; podré haberla vista en una megasala de menores proporciones y en una experiencia reducida pero el respeto a la versión original simplemente me dominó-. Oz the Great and Powerful tiene además al principio un delicado juego de planos animados que pagan la boleta en la presentación de la producción y un juego con el límite del formato donde algunos elementos, como llamas y nieve, se salen aportando una figura menos rígida y más lúdica que un simple marco infranqueable. En serio, muy muy bonito.
Raimi es un osado. Claramente su historia es un relato para niños, lleno de trucos y fantasía. Aunque uno no siente en ningún momento desfallecer el ritmo de la historia, que de por sí ya es un logro, la gran apuesta del director fue dominar la atención de un niño por más de dos horas seguidas -en mi caso funcionó y he escuchado otros tantos donde los niños estaban maravillados y no se distrajeron-. Punto para el director. Además del ritmo y la duración, Raimi es fiel a su narrativa y a sus raíces en el terror y el suspenso. En algunas partes, sentimos descripciones y relatos muy parecidos a lo experimentado en su trilogía de Spider-Man, así como, en varios momentos fuimos dominados por la tensión, la conmoción y porqué no, el pánico. ¡Esos malditos babuinos voladores daban escalofríos!
Oz the Great and Powerful narra la historia de Oscar Zoroaster Phadrig Isaac Norman Henkel Emmannuel Ambroise Diggs, un mago ilusionista y prestidigitador de un circo de poca monta en Kansas. Oscar es un embaucador, un mujeriego y aprovecha sus trucos para cautivar a sus mujeres pero una de sus artimañas no sale como quería y se vuelve el blanco del Hombre más Fuerte del Mundo. Oscar huye. Se monta en un globo y emprende viaje hacia un nuevo destino sin darse cuenta que se daría de bruces con él, al enfrentarse a un poderoso tornado, que lo abraza, lo aflige, lo condena. Oscar finalmente despierta en un lugar maravilloso -los planos guardadas proporciones son iguales a los de The Wizard of Oz– lleno de flores gigantescas y coloridas. Una dulce mujer, Theodora, lo saluda, se presenta como la benévola bruja que reina Ciudad Esmeralda y le da la bienvenida a Oz. Oscar fascinado por la tierra en la que se encuentra se deja llevar por las adulaciones de Theodora que lo describe como un protector mesiánico, mientras ella se enamora perdidamente de él. Al llegar a Ciudad Esmeralda, el conflicto se hace evidente entre Theodora, su hermana y consejera Evanora y, la también hermana, Glinda. Oscar entiende que su aventura tiene precio y que deberá tomar partida en este fuego cruzado.
La producción es exquisita. El sentido dado en esta historia da mejor resultado que la acartonada e iconoclasta visión de Tim Burton en Alice in Wonderland (es resultado de los mismos productores). Las constantes referencias a las versiones de la historia, hacen de Oz the Great and Powerful una historia cohesiva y naturalmente refrescante. James Franco no es mi actor favorito, a veces se siente forzado, que va a estallar en carcajadas y que no entiende su papel; es perfecto para comedias físicas pero no tanto para otro tipo de retos histriónicos. Sin embargo como El Hechicero de Oz lo hace bastante bien. Su falta de seriedad lo hace sentir incrédulo, su falta de histrionismo lo hace ver vulnerable y su falta de destreza lo hace torpe pero en el momento en que todo se conjuga, su papel se ve claramente beneficiado -lo cual me deja mucho que pensar, Franco es muy mal actor y logra sobrevivir en Hollywood o es un genio y a veces sabe muy bien lo que hace o hay unos papeles que sencillamente están escritos para él-. Al lado de Franco, un gran reparto, fresco y sin claras preferencias por el realizador. Primero, una tripleta de hermosas mujeres con Mila Kunis como Theodora, Rachel Weisz como Evanora y Michelle Williams como Glinda, destacándose la belleza y destreza de Weisz que estuvo impecable en su papel de antagónica; y segundo, dos personajes de refuerzo muy divertidos que acompañan a Oz incondicionalmente en su aventura interpretados por Joey King y Zach Braff, marcando su regreso a las pantallas.
La peli es encantadora y conmovedora. Es una gran parada para lo que sencillamente se va volver una nueva franquicia en Hollywood pero en manos de Raimi podemos por lo menos descansar y sentarnos a disfrutarla en todo su esplendor. Lo mejor es que el director demuestra que es un talentoso realizador, que su salida de la trilogía de Spider-Man fue abrupta y que seguramente el gran tropezón que se le achaca en Spider-Man 3 fue resultado de una infortunada intromisión por parte de Sony como estudio y dueño de los derechos.