Una de las sesiones que no me quería perder era la muestra de los cortometrajes que concursaron en los BAFTA de 2013, tanto en las categorías animadas como de «carne-y-hueso».
Las piezas que finalmente trajeron al festival fueron:
The Curse de Fyzal Boulifa
La dramática y cruda historia de una mujer llamada Fatine que experimenta el matoneo de unos niños que la acusan de prostituta, en su camino a casa a través del desierto.
Good Night de Muriel d’Ansembourg
Una historia interesante que se pierde en sus propios planteamientos. No mucho más que agregar y de pronto si bastante por olvidar.
Tumult de Johnny Barrington
Simplemente, el mejor corto. Con un paraíso agreste envuelto en las aventuras guerreras de tres vikingos, se nos hace un giro sorpresivo cuando aceptamos las valquirias y el Valhalla de su fe así como un bus lleno de escoceses sorprendidos por estos pintorescos aborígenes.
Swimmer de Lynne Ramsay
En la noche de los BAFTA, la talentosa Lynne Ramsay ganó la categoría con su Swimmer; aunque la pieza no fue presentada este año en el FICBAQ, la traemos como ñapa aquí en el blog.
A nivel de cortos animados la lista es más corta pero no menos interesante:
I’m Fine Thanks de Eamonn O’Neill
Una tragicomedia de venganza narrada perfectamente en primera persona y con un montaje muy divertido.
The Making of Longbird de Will Anderson
Aunque no encontramos la versión completa, la ganadora de la categoría verdaderamente es una joya.
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Nuestro primer largometraje en el FICBAQ 2014 fue Diamante del realizador argentino Emiliano Grieco. Una peli primitivista, costumbrista y contemplativa sobre la historia de un niño llamado Ezequiel que prefiere quedarse a pasar el día con Miguel, un amigo de su abuelo, que ir a la escuela. Grieco concursa con esta pieza en la categoría mejor peli de Iberoamérica.
No queda claro, igual, si Diamante es un argumental –como creíamos que era– o un documental como afirma IMDb, el caso es que como uno o como el otro no logra un buen promedio; como argumental es una historia linda sobre el entorno campesino y como el amor por el campo y sus actividades es confundida por las nuevas generaciones hasta el punto de convertirse en holgazanes; como documental esa contemplación a través de los ojos de un niño demuestra una profunda vulnerabilidad del ambiente combinado con una violencia innata de las especies por sobrevivir.
El problema es que como argumental, Diamante por tantas y tan excesivas tomas sobre el entorno, pierde el ritmo narrativo al igual que el interés del espectador que se abandona muy temprano en los planteamientos de la historia; por su lado, como documental hay una dinámica interesante pero los personajes parecen tan libreteados que se siente falso –además que el comentario del ritmo también aplica para este formato–; la cinta no es pésima, el objetivo crítico de volcar nuestra atención hacia la tranquilidad del campo, lejos de la polución tecnológica a la que estamos expuestos día a día, es válido e interesante, simplemente, la mayoría de las veces es mucho mejor hacer un gran cortometraje –o mediometraje– que un mediocre o incluso pésimo largometraje.