Documentary, Drama, Experimental, Folk, Indie, Miguel Vaca, Movie, Psychedelia, Randy Moore, Thriller, Trash, Vacacion

Escape from Tomorrow

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Edward D. Wood Jr. murió en 1978 y su última peli según IMDb fue ‘Necromania’: A Tale of Weird Love! bajo el seudónimo de Don Miller en 1971. Si alguien pensó que con eso dábamos fin a su estilo de hacer cine estaba muy equivocado y seguro no ha visto Escape from Tomorrow de Randy Moore.

Escape from Tomorrow es la historia del último día de vacaciones de una familia promedio en Disneylandia donde todo se empieza a desbaratar desde el primer momento en que Jim, el padre de familia interpertado por Roy Abramsohn, es informado que ha sido despedido de su trabajo. La serie de eventos que desencadenaría este hecho, aparecen como una venganza del parque contra ellos por no ser categóricamente felices. La hija menor (Katelynn Rodriguez) parece ser la víctima de todos los juegos; el hijo (Jack Dalton) se enfrascaría en un rol edípico vengativo con su padre; Jim descuidaría a cada miembro de su familia persiguiendo un par de francesitas menores de edad; y Emily, su esposa (Elena Schuber) desconfiaría de su matrimonio encegueciéndose por los celos.

Moore filmó esta pieza dentro de las locaciones de Disneylandia y Epcot Center sin permiso de Disney, sin equipos de iluminación o equipos mínimos de producción. Dando una cifra ridícula de presupuesto de 650 mil dólares netos para su realización total. Fue presentada en Sundance este año y se volvió un fenómeno porque todo el mundo empezó a hablar de ella con la necesidad de verla a cómo diera lugar porque se pensaba que Disney la iba a vetar enérgicamente de acuerdo a su obrar súper agresivo en protección de su identidad de marca.

Para lograr las tomas, el equipo de producción, tenía que vigilar la hora, la calidad de la iluminación del sol y por supuesto su posición; Moore tomaría decisiones ala Ed Wood de arriesgarse a filmar 12 veces o menos por toma para asegurar material pero después, como explica al New York Times, se sentiría más cómodo realizando tomas nocturnas donde la posproducción no se iba a ver tan afectada; además resolvería filmar en blanco y negro para lograr cuadrar mejor la iluminación de todas las tomas así como los montajes y los posteriores efectos especiales.

Finalmente, Moore se llevó toda la producción a Corea del Sur para evitar que se filtrara cualquier rumor a Disney sobre la filmación en sus locaciones o que de una u otra manera se enterara del proyecto que representaba a Disneylandia como un lugar enfermo, retorcido y de alguna forma inseguro para la familia norteamericana. Una gran afrenta y por lo tanto se entiende la efervescencia de la pieza en Sundance.

El resultado final es súper interesante. Efectivamente si da la sensación de una filmación edwoodiana pero sobre todo una experiencia radical de reconocer las plazas de Disney en un formato sin color, excéntrico y muy oscuro; factores que se volverían fundamentales dentro de la trama de la historia. Escenas como la montaña rusa de Buzz Lightyear se imprimirían como docudramas porque hacer sus largas filas se manifestarían en el argumento así como la forma de comunicación, entre la producción y los actores a través de iPhones para dar instrucciones o dictar parlamentos, también se vería reflejada en la pantalla porque los haría ver precisamente como turistas. El bajo presupuesto termina por afectar la calidad de la pieza y aunque se hace el mejor esfuerzo posible, la trama se va disolviendo en una especie de comedia -un poco ridícula, otro poco sin sentido y otra gran porción aburrida- donde el desenlace termina siendo muy caprichoso y hasta ocurrente.

Al final Disney optó por ignorar la pieza en aras de no llamar la atención de nadie y parece que fue una gran estrategia; entendemos que la peli no ha recibido mayor impulso y sin contar el revuelo de Sundance, tampoco ha obtenido distribución oficial -ni dentro ni afuera de los Estados Unidos-. Concursó oficialmente en la categoría Next (pelis de extremo bajo presupuesto) pero el público, aunque estaba en furor, dió finalmente como ganadora a Martin Bonner dirigida por Chad Hartigan. No obstante su logro va más allá del éxito financiero o incluso del argumental; con el avance de las calidades de imagen en las cámaras digitales, cada vez más vamos a empezar a ver ejercicios como el de Randy Moore en Escape from Tomorrow, esta especie de guerrilla en cine filmada con dos cámaras Canon (Canon EOS 5D Mark II y Canon EOS 1D Mark IV) ambas reflex, que dan la sensación de estar tomando fotografías en vez de estar “filmando”, puede ser el camino a una nueva tendencia o una nueva industria.

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Documentary, Folk, Indie, Justin Schein, Laura Gabbert, Miguel Vaca, Movie, Vacacion

No Impact Man: The Documentary

Hace rato no hacíamos referencia a un documental. Este formato extraño que trata de extraer momentos reales basados en una hipótesis de su realizador. Lo primero que debiera decirse de este documental es que Colin Beavan, protagonista del filme, no es un hombre tratando de demostrar cuánto tiempo puede sobrevivir sin afectar el medio ambiente. Él y su familia (Michelle Beavan y su hija Isabella Beavan) se comprometen a reajustar sus vidas conscientes de lo mal que está el mundo afuera.

Colin Beavan es escritor y bloggero. Autor del libro No Impact Man donde averigua y explora todos los daños que le causamos al medio ambiente a través del uso indiscriminado de la tecnología, la cultura del consumismo excesivo y nuestros propios comportamientos. La apuesta de Laura Gabbert y Justin Scheinen en este documental es poner en práctica todo lo aprendido a través de tres fases súper agresivas, que envuelven a su familia en un plan de adaptación, concientización y campaña.

Hay muchos lados atractivos en la cinta. Por un lado, es interesante irse enterando qué podría afectar al medio ambiente dentro de nuestra cotidianidad y cómo podría uno desconectarse de todo –Beavan por lo menos demuestra que si se puede-. La situación al principio es alegre, «hippie» incluso, pero se va tornando compulsiva y provocadora. Compulsiva porque este experimento empieza a erosionar la relación con Michelle y provocadora porque los periodistas y ambientalistas socavan la autoconfianza del proyecto con críticas y malinterpretaciones de los objetivos del proyecto. Los que de alguna forma consideramos cultos, como por ejemplo el New York Times, trivializan la situación de un experimento de reajuste social con títulos clichés o perspectivas completamente desfasadas.

La otra cara de la moneda es ver a Michelle sufriendo la paradoja de su vida, tratando con un ambientalista extremo en su casa, que está en contra del consumismo americano y sin embargo ser adicta a la TV, tener una columna en el Business Week Magazine y no poder abandonar su café cuadruple en Starbucks.

Es sugestivo y a la vez no es conductista. Ofrece muchos puntos de vista, varias caras de la misma moneda. Expone la fragilidad de la mentalidad norteamericana frente al consumismo -tornándose a la defensiva cuando sienten que embisten su libertad como sociedad- y los brotes de pensamiento que a pesar de todas las trabas, pelean por restablecer los negocios locales, los alimentos orgánicos y la comida sana. Hay varios puntos que nos ponen a pensar como espectadores, el más grato sin duda, es que gracias a Isabella, uno se puede divertir fácil en una campaña de ambientalismo extremo y sobrevivir a ello. Lo que pasa es que también queda muy claro que requiere mucho tiempo, y ese tiempo -aunque el documental está situado en Brooklyn– no es viable para todo el mundo en todas las ciudades, sin el apoyo que tuvo Beavan para hacerlo. Es más una vida de campo más frugal y con tiempo para hacer una comida de dos horas todos los días, ir al mercado diariamente por dos o más horas, desplazarse de extremo a extremo buscando los productos necesarios para sobrevivir y mantenerse, etc. El cambio en la persona de Michelle es alentador y la demostración que unidos se pueden hacer muchas cosas es también importante.

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Water for Elephants

Anoche fui a la premiere de Water for Elephants gracias a Ana La Enana que de antemano agradezco, no sólo por lo divertido que es ver una peli anticipadamente, por el parche que armamos sino también por la experiencia bonita de ver a las fanáticas de Robert Pattinson en pleno.

El reparto lo conforma Robert Pattinson actuando como siempre, enloqueciendo a sus fanáticas pero con guiños y gestos muy acartonados al final con un desempeño desafortunado, Reese Witherspoon que pudo tener una mejor actuación pero a nivel de reparto creo que está muy madura para este muchachito o este muchachito está muy joven para esta señora y quien se lleva todos los aplausos es Christoph Waltz. Increíble como se roba los encuadres y como la cámara lo adora, un personaje siniestro, antagónico de Pattinson que no desarrolla el personaje sino más bien juega a develarlo en una actuación intachable.

La fotografía, muy pulcra con una que otra toma interesante pero mucho más clásica en la gran mayoría de la peli, estuvo a cargo de Rodrigo Prieto, mejicano del equipo indiscutible de González Iñarritú. Me parece que sucedió lo mismo con el gran James Newton Howard que logró sorprendernos en algunos momentos pero la mayoría de su composición fue sin muchos riesgos.

En principio, uno va a una peli de estas y no puede esperar que sea el filme que trascienda en la vida de todos nosotros, si uno empieza la función asumiendo otra cosa, esa platica se pierde. Esta peli es cine de masas, es comercial y como tal tiene unos estándares bien definidos que pueden llegar a afectar parte de la experiencia, es bien predecible, romanticona y muy sentimentalera. El director es Francis Lawrence un director joven pero bien interesante con I Am Legend y Constantine dos cintas que en lo personal me encantan. Muy «hollywoodense», este austriaco nos presenta una historia de época entre los años 30’s y 40’s sobre un circo y sus trajines diarios al mando de una sombría gerencia. La historia está basada en una novela de Sara Gruen, apoyada por el New York Times y vuelta guión por Richard LaGravenese.

No es muy recomendable, las fanáticas de Pattinson no suspiraron tanto como en Crepúsculo pero siento que la gran maravilla, y que puede llegar a pagar la boleta, son los animales sumado a la visión de ese circo melancólico. Para mi, aparte de Waltz, Tai, la elefante es la que se roba los suspiros y los asombros, además el ritmo que le provee Lawrence a su personaje en serio emocionan y llenan la pantalla.

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