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Rush

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Rush es la última apuesta del director Ron Howard presentando en un largometraje la leyenda y el mito entre James Hunt y Niki Lauda. En el balance del ayer y el hoy, Howard ha sido un poco infame en lo que nos ha venido presentando. Dos años atrás, acompañado de Vince Vaughn y Kevin James nos trajo The Dilemma; cuatro años atrás, la desafortunada secuela Angels & Demons; y sólo desde 2008 con Frost/Nixon podríamos decir que presentó algo que haya dirigido de buena calidad -la verdad, no es que sea un gran admirador del director pero si estoy muy atento a esos chispazos de ingenio que le brotan de cuando en vez-.

Howard se reúne de nuevo con el guionista Peter Morgan (Frost/Nixon, The Last King of Scotland, The Queen) un afamado cronista británico para desarrollar esa historia increíble entre el bullicioso, alborotador y pendenciero piloto británico –James Hunt– versus el racional, orgulloso, petulante y pretencioso piloto austriaco –Niki Lauda-. Crea un ambiente de competencia, de alguna forma sana, donde la destreza e ingenio de cada uno de estos dos conductores son potenciados gracias a la rivalidad que comparten. Una de las críticas que he escuchado hacia la trama de la peli es que, en aras de crear drama en la historia, esta confrontación entre los dos pilotos se aumenta demasiado pero que en la vida real eran dos colegas que se estimaban y se admiraban mutuamente. No creo que sea relevante la aclaración, gracias a que en toda interpretación siempre debe haber indulgencias, que al final en honor al thriller de acción ni le quita ni le pone -digamos que no se debe tener en cuenta como un material histórico pero con eso es suficiente-.

La estética, el montaje y la cinematografía (Anthony Dod Mantle) de la cinta se conjugan en una excelente narración, quizás sólo exaltada aún más con el trabajo del maestro Hans Zimmer, que definitivamente llevará a la cinta a un par de nominaciones técnicas en los Oscar. Ahora bien, estaba esperando de Chris Hemsworth un desempeño cercano a Thor pero fui gratamente sorprendido con una respuesta justificada a su selección en el reparto; sin embargo, y siendo el personaje secundario, Daniel Brühl logra desencadenar todas las facetas de su rol volviéndolo un excelente ejemplo de antagonismo, con una gran prestancia para definir cuando se puede un actor sobreactuar dentro de las líneas dramáticas para lograr un perfecto desarrollo del personaje.

La peli es interesante, con algunas tomas grotescas y sangrientas que le suben un poco el tono a la pieza, pero definitivamente muy entretenida. Si usted gusta de las carreras de fórmula 1, la cinta de Ron Howard, con manejo impecable de las imágenes de archivo, es una cita obligada para reencontrarse con este fascinante relato.

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Asif Kapadia, Brit, Documentary, Indie, Miguel Vaca, Movie, Storytelling, Vacacion, World

Senna

Si a usted no le gustan las carreras de carros, alto. Esta no es una peli para usted.
Si por el contrario ha seguido de alguna forma este deporte, esta peli será impactante, fascinante y muy emotiva.

Debo confesar que no soy el más fanático del automovilismo, lo mío es el fútbol. Pero pues si hay tenis y uno se sabe las reglas, uno sigue un partido o dos. Así me pasa con el basquetbol, voleibol, beisbol, golf y, si, también con el automovilismo. Muchos de ustedes habrán seguido más de cerca la Fórmula 1 y conocerán mucho más acertadamente cada uno de los eventos, circuitos y sucesos que acontecieron en el reinado de Senna. Por mi parte debo hacer otra confesión y es que a pesar del talento que tenemos en el país desde hace mucho tiempo, a pesar del entusiasmo que logró causar en mi Roberto José Guerrero cuando era bastante chiquito, el automovilismo sólo vino a entrar en mi vida cuando Juan Pablo Montoya fue centro de atención.

En 1999 me emocioné con la categoría Cart donde todos los carros eran iguales, lo que se destacaba era la destreza del conductor y el que ganaba era Montoya. En el 2001, además que Montoya entraba a la Fórmula 1, fui encargado de interpretar y diseñar bajo sus direcciones un «cartoon» para ilustrar su página oficial y por lo mismo la atención fue más estrecha. El cambio era súper diferente y bastante más emocionante pero no me gustó mucho que siempre los ajustes técnicos o las decisiones de la presidencia de la FIA parecían acomodar el campeón a su parecer al principio del campeonato. Obviamente, se hablaba de Senna y yo había leído uno que otro titular pero no lo conocía ni tampoco sus hazañas.

Muchas veces he visto documentales de la Fórmula 1 en History Channel muy entretenidos y por eso conozco a Juan Manuel Fangio, Emerson Fittipaldi, Niki Lauda, Nelson Piquet, el mismo Alain Prost pero siempre al llegar a Ayrton Senna, se le alababa como por compromiso pero nunca sentí que se profundizaba en sus logros. Este documental no sólo se centra por primera vez en la vida y obra de este conductor, sino que casi se entiende el conflicto que generaba su existencia en la política dentro de la FIA y la presencia casi dictatorial de Jean-Marie Balestre como su presidente. Asif Kapadia, realizador de este documental, ofrece una pieza subversiva donde Senna se enfrenta a un emporio de corrupción, acuerdos y oscuros manejos. Un emporio que fue capaz de robarle el título en 1989 en una interpretación del reglamento, que (aunque no es claro o demasiado directo) a pesar de las protestas del mismo Senna, en 1994 cambia las reglas de juego de un año para el otro dejando vulnerables a varias escuderías, causando daños desastrosos pero sobre todo con el coste de dos muertes, una de ellas la del brasilero, ambas en el circuito de Imola en el Gran Premio de San Marino.

Kapadia logra el premio de la audiencia para un documental del mundo en Sundance de este año, pienso que más por la imagen post mortem que deja del deportista, su actitud y su altruismo en un país muy necesitado, muy golpeado por la pobreza y la violencia. Senna nunca fue reconocido públicamente como patrocinador de niños en su educación y crecimiento. Su humildad y su carisma opacaron esa parte importante del héroe pero el documental le hace justicia.

No es una pieza fácil durante muchos momentos, viví la tensión de las carreras, la emoción de las victorias y el impacto de los accidentes. Mi corazón estuvo a mil revoluciones por minuto sobretodo al final y debo reconocer que sin ser demasiado pretencioso con herramientas demasiado sofisticadas, esta pieza es una formidable obra de montaje imagino gracias a Chris King y Gregers Sall. Simplemente impresionante.

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