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Objectified

objectified

Objectified es la tercera pieza que veo del excelente documentalista Gary Hustwit. La primera fue Helvetica (2007), la segunda fue Urbanized (2011) pero no tuvieron un orden cronológico sino más bien las fui observando a medida que Netflix me las iba sugiriendo. Tal vez, estudiando la tripleta completa este es el documental que menos me gustó, de pronto porque se hace evidente un arquetipo de estructura en la forma de narrar de Hustwit, de pronto porque es el que más está a favor del consumismo -así haya un cierre apuntando a la sotenibilidad, el reciclaje y el diseño verde- o de pronto porque me dió rabia que como diseñador gráfico fuéramos reducidos en una pieza (Helvetica) a sólo una fuente tipográfica, mientras Objectified abordó del diseño industrial toda la línea de producción de objetos de consumo y Urbanized, siendo el más reciente, abordó temas más humanos y de compromisos más trascendentales para resolver estructuras de habitabilidad en la ciudad.

La pieza me recordó mi primera clase de química inorgánica con Marcela -mi profesora de Química en el colegio-, que emocionada nos decía que la gran transformación de esa ciencia se dió con el descubrimiento de los polímeros. Objectified empieza con una máquina aspirando polímeros, al parecer termoformables, y gracias a la presión y/o a la elevación de la temperatura se logra una base que según su uso puede ser un florero, un recipiente de cocina o una cobertura en un aparato electrónico. Todo para introducir el tema de la producción industrial, con el objeto como eje de crecimiento económico y de estandarización progresista.

Hustwit de nuevo recurre a varias personalidades de esta rama del diseño de Francia, Holanda, Estados Unidos y Japón; y aunque sus puntos de vista son bien interesantes, casi siempre recurrió a las mismas nacionalidades en el pasado, lo cual niega de facto toda la creación, pensamientos, reflexión y logros hispanoamericanos, africanos y asiáticos en estos campos. Hay varios puntos de vista resaltables; por ejemplo el de Naoto Fukasawa que afirma que el diseño debe ser sencillo y no comunicar demasiada sensibilidad del poeta que lo diseñó porque eso incomoda al usuario final; también es interesante la apreciación de Dieter Rams, que por primera vez en toda la pieza habla del diseño como multidisciplina, para anotar la absurda y eterna paradoja ética del acto de diseñar para crear cosas que no funcionan y así seguir diseñando – Rams además nos deja un listado de dogmas que definen un buen diseño, o bien para analizarlo o bien para ir en contra-; y no podía faltar Karim Rashid -que si antes no me entraba ahora si que me cae mal- con su pensamiento de que el tema de la sostenibilidad es en si absurdo.

Se puede concluir que a nivel de campo, el diseño industrial le lleva años y años de ventaja al gráfico. El diseño industrial logró diferenciar un objeto de otro para ser mejor apreciado, incrementar su valor, su costo y darle cierto estatu que al final es un reconocimiento para los que ejercen esa carrera. Aunque la tendencia filosófica de que el diseño por ser bueno no debe costar más, gracias en gran medida a todo el movimiento nórdico (IKEA, H&M), japonés (MIJO) o los mismos estadounidenses (Smart, IDEO, Express), en el diseño gráfico aún no se ha llegado ni siquiera al punto de reconocimiento. El gráfico es mientras produce y si es un buen artesano su categoría se alza. Aún no definimos el buen gráfico que sobresale por la funcionalidad, la sostenibilidad y el buen criterio de sus productos.

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Urbanized

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Urbanized es el segundo documental que veo de Gary Hustwit y me doy cuenta que es un gran contador de historias, que a través de sus piezas logra cautivar y emocionar. En Urbanized nos habla del diseño urbanístico de una ciudad y nos permite entender «en cristiano» a Rem Koolhaas, Oscar Niemeyer, Jan Gehl y Norman Foster, todos grandes controvertidores de la ciudad y su funcionamiento.

Me gustó mucho. Hay un pequeño y alejado pasatiempo oculto en mí y es el de la contemplación de la arquitectura. Uno se queja a diario que todo el mundo con un computador y una motivación ya se cree diseñador gráfico; puede ser cierto pero igualmente todos nos enfrentamos, un día que otro, a un proyecto arquitectónico y tomamos decisiones que debieron ser asumidas responsablemente por un profesional de ese campo; así sea tapar un techo o romper una pared para ampliar la cocina, o lo hacemos nosotros mismos o llamamos a un maestro de obra, no llamamos al arquitecto, tal vez, porque la fastuosidad de la arandela nos atemoriza. Pero de alguna forma el urbanismo desde la perspectiva que nos presenta Hustwit SI es una responsabilidad de todos.

Lo bonito de Urbanized es que guardadas proporciones todas estas vacas sagradas nos hablan de apropiación del espacio, de responsabilidad, conciencia y que todo lo que ocurre en la ciudad está plenamente diseñado. Y así, es imposible hablar de urbanismo y no discutir de política pero no de esa de la que uno raja del burgomaestre o del tinterillo que se volvió capataz del país; discutir política a nivel de los asuntos del ciudadano de a pie; por ejemplo, pensar en el porqué suceden las migraciones laborales, por dónde pasan, cómo afectan y a quiénes los afectan. En esa discursiva el urbanismo es solucionado por grupos multidisciplinarios pero bajo requerimientos comunes. Los ejemplos son maravillosos; los más impresionantes son los africanos que gracias a detalles urbanísticos la delincuencia bajó considerablemente; otro que me encantó fue cuando Amanda Burden definió a Brasilia como una ciudad maravillosa desde el avión pero una pesadilla anti-ecológica para el peatón y/o ciudadano; el proyecto de Los amigos del High Line, que uno pensaría es un proyecto de un grupo de arquitectos jipis, es todo lo contrario, son jóvenes interesados, Robert Hammond y Joshua David, en que no se pierda los imaginarios de la ciudad o mejor de cómo cambiar esos imaginarios para que se vuelvan a integrar a la sociedad; y finalmente, Bogotá amigable con los ciclistas, respetuosa del peatón y cuidadosa del espacio público.

No todo es color de rosa. Ya nombrábamos Brasilia como disgregada y tiránica, reducto tal vez de su fuerte expresión modernista, pero también se nombra a Stuttgart y la remodelación del distrito 21; conocido después como S21 el proyecto buscaba aprovechar mejor los espacios, en una zona baldía de Stuttgart, enriqueciéndolos con una ferrovía considerable. El modelo, que en principio suena muy progresista, olvidó vincular a los ciudadanos, que más allá de un gran emporio ferroviario querían conservar prados y árboles de más de 200 años. Las lágrimas de los vecinos son terribles. Más aún si las comparamos con las sonrisas y la buena actitud de los paseantes del High Line Park. Esto para que no bajemos la guardia, no olvidemos que somos parte de un engranaje mucho más grande y aunque parezca que nuestro esfuerzo es respaldado por alguien más, si no estamos bien representados o nos olvidamos de estar atentos los desfalcos, los fiascos o los atropellos de los aprovechados están a la vuelta de la esquina. El ejemplo más claro es Robert Moses, diseñador de la línea de rascacielos de Manhattan en Nueva York y que definió la isla sobre la destrucción de sus residencias, versus Jane Jacobs, una ciudadana y vecina del Greenwich Village, concienciada de la necesidad de perpetuar la ciudad como eje de las personas en su vida y de cómo se crea apego en el espacio y no en el progreso; la batalla entre estos significó el perfecto balance de lo que hace a Nueva York hoy en día una ciudad reconocida pero amigable para caminar, vivir y sobrevivir su metrópoli.

Urbanized se encuentra en este momento tanto en Cinemax como en Netflix. Y como ya vimos Helvetica seguramente Objectified también de Gary Hustwit debe ser muy bueno y será uno de mis siguientes proyectos en Netflix.

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