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1917

Sam Mendes es un gran director. Thomas Newman hace bellísimas partituras y… Roger Deakins es tal vez el mejor director de fotografía que sobrevive a nuestros días de retoques y falsas pantallas creadas por computador. Los tres trabajan en 1917. Los tres hacen un formidable trabajo en esta pieza incluso, sin temor a equivocarme, su mejor trabajo promediando sus últimos trabajos pero, así y todo, eso no aseguró que esta terminara siendo también una excelente pieza cinematográfica. No es mala pero sus 10 nominaciones al Oscar no son más que ruido acallado por las bombas y las tomas majestuosas de Deakins.

Hay muchos a los cuales agradecer. Ridley Scott es el primero que se me viene a la cabeza; su forma de encontrar esos rostros en la multitud a través de bombas sorpresesivas en Black Hawk Down llenaron de material estos 171.360 fotogramas. Hans Zimmer tuvo inevitablemente que ser un gran referente; desde el oscuro lado del Caballero de la Noche hasta las secuencias más endemoniadas de Dunkirk. Skyfall, o mejor, James Bond en el episodio de Skyfall; Sam Mendes hasta Skyfall y Spectre realmente no era un director de acción ni siquiera thriller de acción, lo más cercano fue Road to Perdition -mi gran debilidad por el realizador- y algo de Jarhead encontraremos aquí, sin duda, en las relaciones del cabo con sus subordinados pero toda la emoción, el entusiasmo y la agitación que vemos en pantalla hoy, simplemente es producto de los Brocolli.

En una entrevista de Cillian Murphy, perdón, después de Peaky Fuckin’ Blinders me voy a referir a él como el gran Cillian Murphy, -un día de estos le van entregar un título nobiliario y seré su más ferviente entusiasta-; en una entrevista del Gran Cillian Murphy, después de haber participado en la más injusta subvaloración de la historia reciente del cine como lo es Dunkirk, dijo que agradecía que apareciera una historia de británicos, siendo héroes en su parte de la historia de la Primera y Segunda Guerra Mundial; todo realmente se ha centrado en un gran estadista como Winston Churchill y el heroísmo sin fin de los estadounidenses; para ese entonces no había una historia de ellos y ya podemos hablar de dos. Buen negocio.

Si nos vamos hasta Dunkirk, yo creería que hay un señor, discípulo de Nolan, que también es súper meritorio de recibir un agradecimiento como lo es el señor Lee Smith. Ha acompañado a Nolan en todo su gran camino estelar y sin Lee “Schoonmaker” Smith, que sí hace presencia esta pieza, no se hubiera logrado todo el valor narrativo en el que se sostiene.

Ya finalizando la entrada, yo a gradezco de corazón a los productores, a Mendes, a Smith y a Deakins. Teniendo en cuenta la pesadilla que viví en Birdman, con la explotación del plano secuencia, esta 1917 nos ofrece exactamente el mismo planteamiento estético-narrativo y la misma duración de película pero nos da pausas; rompe la secuencia en dos o tres partes y nos deja respirar. Birdman podrá ser muy genial y todo pero es exasperante, agotadora y frívola con esa terquedad de terminar cada plano en el siguiente sin siquiera ser real y más un artilugio pesado, obtuso, aburrido sin mucho que proponer. Genio, Scorsese en Goodfellas como abre la historia y como ese agobiante ritmo termina en la relación del narrador con la forma de contar sus hechos. Aquí en 1917, la técnica se maneja como un monólogo de teatro; el POV (o punto de vista del personaje) se toma como un acompañante del monólogo que se crea en la historia pero no lo ahoga o lo asfixia. Se acaba la toma y ya. Hay otra toma -larga sí- pero no es el concurso de quién orina más lejos que se siente en Birdman.

Son muchas nominaciones las que abarca esta pieza. Yo pensaría que está más que segura en las categorías de sonido, teniendo como máxima competencia a Ford v Ferrari; en efectos especiales, no se cómo vaya a tomar La Academia lo de Netflix y The Irishman pero si hay algo de pelea aún con la distribuidora de TV por tableta diría que no tiene competencia; en maquillaje hay harta rivalidad, desde lo simple de Joker hasta lo fastuoso de Maleficient, sin embargo, creo que Judy va a tener por aquí premios de consolación que va a celar y extrañar 1917; Newman hace un gran trabajo en partitura y podría empezar a puntear la pelea aquí con Joker -su real contricante-, si no es uno es el otro y faltándome por ver The Lighthouse creo que la guerra aún es más ceñida, entre estos dos, en cuanto a cinematografía esperando, de todas formas, que Deakins y su «skyfallesque» sea otra vez dominador de la velada.

Entre los premios duros la cosa es muy personal y subjetiva. Diría que es un digno rival de Parasite y Joker y todo lo que logre de ahí en adelante es ganancia -siendo Parasite y Joker mis favoritas-. En realidad, en la temporada de premios afloran unas piezas interesantes de ver pero que no van a cambiar realmente el cine o su historia, creo fehacientemente que 1917 es tan chévere como entretenida y eso está bien. Mi favorita no es en este año.

Nota personal. Sinceramente, con todo y lo que me gusta la Futura, hasta el afiche es como aburrido.

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Locke

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Son las nueve de la noche y Ivan [aivan] Locke termina su turno de trabajo en una construcción de un edificio donde ligeramente podemos observar el hueco hecho para la cimentación de las columnas; está cansado y apenas puede dominar el volante; se ha cambiado las botas, el casco y dentro del carro se quita el chaleco reflectivo propios de la obra; maneja un BMW y tiene conectado su teléfono celular al volante para contestarlo en altavoz cómodamente, es decir, no es un obrero raso, su puesto es de jerarquía alta dentro de la edificación; llama a Bethan y le dice que pronto llegará, títulos y empieza la peli de Steven Knight.

¿Pero quién es Steven Knight? Knight es un escritor de la industria fílmica británica, nacido en Marlborough hace seis décadas, reconocido por los guiones de varias piezas cinematográficas como, por ejemplo, Eastern Promises, Dirty Pretty Things o la serie de TV, Peaky Blinders. Sin contar con Hummingbird con Jason Statham –estrenada también el año pasado– Locke es su debut como director.

Las críticas llaman la atención sobre el desempeño de Tom Hardy, y aunque estuvo nominado en los British Independent del año pasado, se quedan cortas frente al excelente trabajo del actor.

Locke tiene una pinta de cinta de «gangsters» –mayormente por el portafolio de Hardy– pero no es más que una «road-movie» desenvuelta en un sólo espacio explorando las tensiones, presiones y condenas de Ivan Locke en la víspera de uno de los mayores logros de su carrera como constructor. De principio a fin, se nota la transformación del actor tanto en su tono como en el desarrollo del personaje, que agobiado y algunas veces impotente, nos va contando sus preocupaciones, sus miedos y la razón de este largo viaje que emprende de noche hacia Londres.

Cercana a Devil (John Erick Dowdle) y a Buried (Rodrigo Cortés), Locke como decía desarrolla toda su trama en un sólo espacio. Mientras Devil tiene tomas en otros espacios por fuera del ascensor y Buried se desenvuelve estrictamente dentro del cajón que tiene enterrado a Ryan Reynolds, Locke es un punto medio entre las dos donde la cámara sale un par de veces afuera del carro y tiene otras tomas que dan contexto o refrescan en el montaje de la pieza. El encauzamiento de la historia se da de manera cautivante más por el trabajo de Tom Hardy que por la trama misma, sin embargo, el desenlace es inquietante y vale su espera a través de toda la peli.

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