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Bond 6: On Her Majesty’s Secret Service

[Continuación]
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Bond 6 es crucial dentro de la genealogía de la franquicia. Era 1969 y Sean Connery había renunciado dos años atrás después de haber protagonizado cinco pelis como el súper agente 007. No sólo interpretó el personaje de ficción de Ian Fleming sino que lo caracterizó y lo hizo una figura pública. Hablar de James Bond es hablar en cierta forma de Sean Connery y cada actor que pase al frente va a ser juzgado con esa misma vara. Sumado a la salida de la estrella, las cintas no lograban romper taquillas de la forma deseada como sucedió en Goldfinger o la misma Thunderball y Eon Productions, productora de la multimillonaria empresa, cada vez veía más apretado el nudo aunque igual las cifras seguían siendo ridículas (se invertían nueve y se recibía un ciento millones de dólares, es decir, una retribución mayor al 1.000%). El caso es que On Her Majesty’s Secret Service fue la primera pieza sin Connery, recibió ingresos que no se veían desde 1964 y eso asustó a todo el mundo.

Durante la búsqueda del reemplazo de Connery, Albert R. Broccoli y Harry Saltzman querían un sustituto exacto del escocés, que tuviera el atractivo de Laurence Olivier y la rudeza de Cary Grant. Tarea que no sólo iba a ser complicada sino que de alguna manera imposible por el gran carisma desplegado por el actor dentro y fuera de la pantalla. Sin embargo, el australiano George Lazenby acababa de filmar unos comerciales para una popular marca de chocolates donde con una impresionante sonrisa, vestido formalmente, cargaba un guacal de madera al hombro y lograba saludar a las chicas sin casi inmutarse. Eon se interesó en él y le pidió a su agente que lo llamara para una audición, la cual no dudó en traerlo de vuelta de unas vacaciones en París. Lazenby con una apariencia relajada quiso dar una buena impresión y lo primero que hizo cuando llegó a los estudios, fue buscar una barbería; pidió una meticulosa afeitada y de peinado un «Sean Connery». En ese mismo lugar se encontraba Broccoli y afirmó que este sería su siguiente estrella. Pero aún le faltaba mucho por recorrer al modelo australiano. Ambos, Broccoli y Saltzman, no lograban decidirse aún y teniendo parte del libreto pusieron a hacer pruebas a sus cinco mejor opcionados. A Lazenby, que no era actor, le tocó pelear con su coreógrafo de peleas y le rompió la cara. No saben si fue el golpe, la forma en que peleó o el hecho de que hubiera tumbado a una mole bielorrusa como lo era Yuri Borienko pero eso bastó para que ambos productores dieran la aprobación por el australiano.

El primer error de la producción fue sentar en la silla del realizador a Peter Hunt. Aunque su producto final es de un promedio aceptable, los anteriores directores trataron de poner su punto de vista sobre los personajes de Fleming, al contrario de Hunt que se interesó por hacerle un homenaje a Terence Young -director de Dr. No, From Russia with Love y Thunderball que en lo personal hasta ahora es lo peor de la serie-. Peter Hunt había participado en todas las cintas de James Bond como editor, y en un par como asistente de dirección; era muy amigo de Albert R. Broccoli y rogaba por una oportunidad; al final, fue esta relación la que le permitió al editor emergente quedarse con el puesto y en su vacante dejar como responsable a John Glen. Por un lado, la cinta gana sinceridad al Hunt decidir que quería filmar al mínimo en estudio. No hay que dudarlo, las locaciones suizas y la fotografía de Michael Reed permiten menos montaje falseado en posproducción y unos bellísimos encuadres nunca antes vistos -incluso hoy en día hay escenas verdaderamente increíbles gracias al balance de dichas tomas aéreas con las secuencias filmadas por John Eaves, patinador profesional, que hizo la mayoría de las persecuciones a nivel de la nieve-.

Hunt tuvo otro gran acierto. Al tenerse que demostrar frente al público y hacerse al nombre de Bond, el director le pidió a George Lazenby que hiciera todas sus escenas de acrobacias sin doble. Como habíamos dicho, el modelo australiano sin verdadera experiencia en el medio aceptó sin dudarlo. Lazenby no sólo ofrece un James Bond, más centrado, más humano, menos pendenciero sino que además lo presentó más humano -casi todas las características que le alabamos hoy en día al Bond de Daniel Craig-; Lazenby comprometido con su papel, lee y relee la novela y completamente conmovido llora. ¡James Bond por primera vez llora!. Lastimosamente esta escena pasa por el juicio de Eon y es retirada de la maqueta final. El resto del reparto también sufre modificaciones pero permanecen intactos Bernard Lee que sigue siendo M, Lois Maxwell como Moneypenny y Desmond Llewelyn no puede faltar siendo Q. Esta vez, Bond es forzado a retirarse del servicio porque durante dos años no ha tenido pistas sobre Ernst Blofeld; indignado empieza una operación personal y se topa con el Conde Balthazar de Bleuchamp quien quiere averiguar su linaje a través del profesor Sir Hilary Bray, genealogista del College of Arms de Londres. Bond sabe que es un truco de Blofeld y llega hasta su refugio ubicado en lo más alto de los Alpes Suizos y descubre su fachada: El Instituto para la Investigación de las Alergias Piz Gloria. El 007 debe entender el nuevo plan de Blofeld para dominar al mundo, revelarlo y acabar con él. De paso tratar de atrapar al Número Uno de SPECTRE.

Antes de llegar a Piz Gloria, el 007 ha cortejado fielmente a su chica Bond, la Condesa Teresa di Vicenzo interpretada por Diana Rigg (Dama Real de la Corona de Elizabeth II, actriz de la serie de TV The Avengers y de la actual Game of Thrones). La condesa se vuelve el gran amor de Bond hasta el punto en que le propone matrimonio. Los arquetipos y preconcepciones sexistas vuelven a dañar la tónica de la relación pero la escena de la propuesta es bien lograda e impactante. Su desenlace es excelente.

Esta vez Ernst Blofeld es interpretado por Telly Savalas pero con su aparición comienzan los grandes problemas de continuidad. Por un lado, en You Only Live Twice, el actor Donald Pleasence muestra por primera vez la cara del Número Uno. Un caucásico, de testa pelada y una horrible marca en su ojo derecho. Tenemos que ser condescendientes con el tema del actor y la renovación del reparto -que algo si afecta en credibilidad- pero ¿y la cicatriz? Blofeld en la última escena de You Only Live Twice conoce cara a cara a Bond ¿por qué aquí no cae en la cuenta de su presencia? La única solución que puedo llegar a comprender es que efectivamente Richard Maibaum (guionista) se aprovechó de una ligereza técnica de Fleming en la novela de Casino Royale donde hay más de un 007, por eso es posible que George Lazenby rompa la cuarta pared y nos hable al principio de la cinta de la forma que lo hace -pero igual no explica el problema de los rasgos de Blofeld-.

Terminando de rematar la pieza, tanto Peter Hunt como John Glen trajeron de vuelta las payasadas y las volvieron protagonistas en muchas de las secuencias. No sólo decidieron volver a usar aceleración de los cuadros sino que además Hunt filmaba y filmaba tomas asegurando poder cuadrarlas todas en edición; el resultado es un masacote ininteligible con saltos de eje por doquier. La forma de referirse a todos esos errores es contado de manera anecdótica por John Glen y lo único que me permite pensar es que el Casino Royale con Peter Sellers, no estaba tan desfachatado después de todo.

A pesar de Hunt, de Glen, de Maibaum, de Broccoli, de Saltzman y del mismo Maurice Binder que realiza para esta pieza la peor secuencia de títulos de la colección, On Her Majesty’s Secret Service sale aireante como una buena cinta Bond. Pareciera que todos conspiraron para que la peli fuera un fiasco pero Lazenby, Rigg y Savalas lograron ponerle el tono necesario para que fuera todo lo contrario e incluso los Globo de Oro por primera vez nominaron a un James Bond como promisoria estrella. La producción igual no rindió lo que se esperaba y el presidente de United Artists lo explica muy bien, “había que buscar un culpable y finalmente Lazenby fue el sacrificado“.

Nota personal. Dicen que Eon Productions vio carisma y continuidad en George Lazenby y le ofrecieron un contrato para realizar siete piezas más; dicen que la agente del australiano le aconsejó que no tomara este contrato porque la franquicia estaba muerta y anticuada; dicen que Lazenby se creyó demasiado rápido el papel de estrella y se volvió arrogante en la producción y en la promoción de la cinta; dicen que Eon requería un personaje consistente dentro y fuera de la pantalla y Lazenby se negaba a cortarse el pelo y a afeitarse por fuera del estudio. Fuera lo que fuese, George Lazenby pasó a la historia y fue su primera y única vez como el súper agente 007. Fue por lo tanto muy pertinente escoger este afiche para ilustrar esta entrada porque es crucial no saber quién es el nuevo James Bond ni quién será, pues Sean Connery se había ido y Lazenby estuvo de paso.

Una más curiosidad es que en la búsqueda de la locación del Piz Gloria, nombrado en la novela de Fleming, Hunt encuentra este restaurante rotatorio en las cercanías de Mürren, a medio terminar. Se acuerda con los dueños que la producción pagaría la finalización de la obra con tal de poderla utilizar a su antojo en la filmación. No sólo se terminó el restaurante sino que aún sobrevive con el mismo nombre de Piz Gloria con la capacidad de albergar a 400 comensales.

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Bond 0: Casino Royale

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A partir de hoy empezamos un nuevo ciclo dentro del blog. El año pasado se celebraron los 50 años de la franquicia de James Bond con la peli número 23 de la saga, Skyfall.

Junto con Skyfall la franquicia sacó una caja oficial con las 22 pelis anteriores. Vamos a revisar de aquí en adelante cada una de ellas.

Hay una pequeña curiosidad que ya habíamos anotado, paralela al 007 de Sean Connery, existió un James Bond interpretado por David Niven, que representa a un caballero de la reina que en la década de los 60’s que debe vigilar los intereses de todo el frente occidental de cara al poder que había tomado Alemania Oriental. Para tal fin Niven, como Sir James Bond, crea una institución de espionaje dentro de la inteligencia británica patrocinada por La Corona Inglesa, Estados Unidos, Francia y la misma Rusia. Dentro de la corporación todos los agentes se llamarían James Bond, serían entrenados en inteligencia por M y en pericia de dispositivos provistos por Q. Varios productores entrarían en el negocio de representar pelis del súper agente después de la muerte de Fleming pero ya lo discutiremos más adelante.

Su primer agente encubierto sería James Bond interpretado por Peter Sellers, que tiene que sortear su suerte en un juego de cartas con Le Chiffre, Orson Welles, para desenmascarar al verdadero villano, el Dr. Noah representado por el pintoresco Woody Allen -que a esta altura redondea la tosquedad y la chabacanería de la pieza-.

Es cierto, la cinta es tan mala como suena. La participación de las grandes mentes de la época tan sólo aportaron más caos a la producción. En la escritura John Law, Michael Sayers y obviamente Ian Fleming quedaron como los responsables del guión y la historia pero también participaron los mismos Woody Allen y Peter Sellers, Val Guest, Ben Hecht, Joseph Heller, Terry Southern y nada más y nada menos que el ganador del Oscar, Billy Wilder.

Como si la anarquía no fuera ya suficiente, con todas estas personas en un vaivén profundo descifrando si el curso de la cinta era una comedia o un thriller de acción, las escenas se repartieron entre varios y laureados directores. Val Guest filmó a Woody Allen con David Niven, Ken Hughes las escenas de Berlín, John Huston las escenas iniciales en la residencia de Sir James Bond y las del castillo de Escocia, Joseph McGrath las escenas de Peters Sellers, Ursula Andress y Orson Welles, Robert Parrish las de Peters Sellers y Orson Welles y Richard Talmadge las escenas finales.

El resultado final una total atrocidad digna de su olvido.

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Lolita

Lolita

Lolita es primero que todo una novela de Vladimir Nabokov, hay dos versiones de la peli pero sólo un guión fue escrito por el mismo Nabokov.

Esta entrada tuvo como intención principal hablar sobre esa Lolita, la de Stanley Kubrick filmada en 1962 y protagonizada por James Mason, Shelley Winters, Sue Lyon y Peter Sellers. Kubrik acostumbró a basar sus pelis en novelas escritas, lo hizo con The Shinning de Stephen King en 1980, lo hizo con A Clockwork Orange de Anthony Burgess en 1971, con 2001: A Space Odissey de Arthur C. Clarke y lo hizo con Lolita. Pero no sólo se basaba en ellas, acostumbraba a escribir los guiones con sus camaradas novelistas y ya sabemos que cuando un director escribe tiene el control completo sobre lo que quiere mostrar.

A medida que pensaba en escribir esta entrada, se me fue ocurriendo que sería divertido hacer un pequeño paralelo con la otra Lolita, la de 1997 dirigida por Adrian Lyne y protagonizada por Jeremy Irons, Melanie Griffith, Dominique Swain y Frank Langella.

La Lolita de 1997 tiene algo positivo y es que no es una copia fiel, es una interpretación y como tal tiene sus puntos positivos y negativos.

En ambas, las actuaciones de Mason y Irons interpretando a Humbert son excelentes. Manejan el mismo dilema y al final se crea la misma reticenci,a del espectador, hacia la perversa dominancia del adulto sobre la adolescente que lo lleva a una psicótica paranoia.

En ambas, las actuaciones de Winters y de Griffith interpretando a Charlotte Haze son espectaculares aunque me inclino más por una menos sobreactuada Griffith; Winters maneja más una argumentación lírica basada en su capacitación teatral en el Actor’s Studio de Nueva York.

Las Lolitas son particularmente sensuales ambas, no se puede distinguir cuál es más perturbadora o cuál desempeñó un mejor papel. Aunque la historia habla y Swain se llevó todas las nominaciones y premios de su obra, no hay que negar que su Lolita es un producto creado a partir de Lyon que tiende a ser mucho más escalofriantemente perversa sin ser tan insinuante.

La gran diferencia al parecer entonces son los Clare Quilty’s de cada una de las obras. Mientras en la Lolita de Kubrick este personaje es un vivaz y polífacético escritor que ha perseguido a Lolita toda su vida, ha tenido un perverso amorío con ella mucho antes de sus dieciseís años y tiene el poder de domarla a su antojo, en la Lolita de Lyne el Quilty es un señor más entrado en años, mucho más calmado sedentario. Mientras el Quilty de Sellers es acompañado por una extraña femina que induce a una perversión más ordinaria donde se implica tríos sexuales con menores, el Quilty de Langella está acompañado de un gato (o gata, magnífico chiste de interpretación), su aspecto es mucho más homosexual y su perversión tiende a ser más pedofílica donde el sexo de sus efebos al final no es un item importante de discusión. El Quilty de Sellers es más divertido, más protagonista, es un elemento importante en la obra, su caracterización devela un desarrollo psicológico del personaje; el Quilty de Langella es un accidente no muy claro para el espectador, por lo que, se podría concluir entonces que con una mejor dirección el papel de Langella hubiera podido ser mejor aprovechado.

Para mi, personalmente, es más perturbadora la peli de Kubrick que en 1962 con el sólo planteamiento del tema estaba siendo bastante agudo en su polémica. Lyne por el contrario en aras de trascender esa polémica le dió más importancia al personaje de Dolores Haze con insinuanciones más provocativas y alusiones mucho más agresivas sexualmente.

Fue muy divertido observarlas pero fue sobretodo muy divertido la grata sorpresa de Sellers que al final fue un consentido de Kubrick en un par de pelis suyas más.

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Casino Royale

Casino Royale es un peli de James Bond de 2006. Una franquicia de Ian Fleming que ha pasado de protagonista en protagonista y de director a director. Esta vez el ejercicio es para Martin Campbell, un director con un no muy afortunado portafolio para mi gusto pero que con esta peli se reivindicó completamente conmigo.

La primera vez que la vi fue en cine y salí muy emocionado. Para mi la peli es espectacular desde los créditos de Johnnie Frankel trabajados para Rattling Stick, acompañados por Chris Cornell interpretando la canción especial para esta versión hasta Daniel Craig elegantemente vestido con un extravagante arma automática diciendo “Bond, James Bond”.

Pueden decir que Craig no es un verdadero Bond, que la peli no hace parte de la serie y que lo que se pierde es el espíritu del sofisticado espía inglés que enamora a sus mujeres con tan sólo el brillo de sus ojos. Yo soy fanático moderado de las pelis de Bond, puedo decir que de niño trajeron de nuevo, en algún ciclo de cine, Diamonds Are Forever protagonizado por Sean Connery y quedé embelezado por la historia. Un agente del MI6, que la mayoría del tiempo viste un smoking, está siempre muy bien peinado, sostiene un vodka martini y usa una serie de aparatejos y artilugios que lo ayudan a lo largo de la peli a atrapar a sus antagónicos.

Vi otras pelis de Connery, vi otras tantas de Roger Moore (que para mí siempre fue El Santo), nunca vi una peli de John Fiedler, Bob Simmons, David Nimen o George Lazenby, detesté las pelis de Timothy Dalton, volví a reencontrarme con el personaje con Pierce Brosnan quien aparentemente había nacido para este papel y, finalmente, Daniel Craig. Un actor que nos tenía acostumbrados a fuertes y poderosas actuaciones en el cine independiente, Road to Perdition de Sam Mendes en 2002, The Mother de Roger Michell en 2003, Enduring Love también de Roger Michell en 2004, Munich de Steven Spielberg, no tan independiente, en 2005, The Invasion de Oliver Hirschbiegel en 2007 y Flashbacks of a Fool de Baillie Walsh de 2008.

Fue exactamente eso lo que me atrajo de este nuevo capítulo de Bond, cómo lograrían aprovechar todo el potencial de este actor en una peli medianamente sobria y de corte aventurero.

Bueno la respuesta es impactante, la peli es el nacimiento de este personaje, un hombre seco, maduro, mayormente tosco, elegantemente vestido pero que prefiere un whisky a un martini esnobista. Frágil de carácter y permeable al amor. Un hombre que cuando pelea sangra, que cuando le duele un golpe llora, un hombre que es capaz de sufrir y, sin embargo, un hombre con un excelente sentido del humor. Varias veces sonreí con sus chistes, varias veces logré carcajearme con sus frases de cajón. Intenté pedir alguna vez en un bar de renombre aquí en Bogotá un Vesper Martini, un trago de tres porciones de Gordons, una porción de Kina Lillet (un vermouth blanco bastante exótico) y una rodaja de cáscara de limón; no lo pudieron armar porque no sabían que era el Kina Lillet, en ese entonces tampoco yo lo sabía pero ansío poder probarlo y poder saber a que sabe Eva Green en un trago quien interpretaba a Vesper Lynd la Chica Bond de este capítulo.

El amigo con el que fui esa vez a cine, me dijo que fue demasiado el tiempo que le dedicaron al romance del hombre, anoche me ví la peli en DVD y mientras fue el romance, bajé y me hice un té doble, pintado con leche y galletitas, al subir, ya había empezado la acción y si fue un poco más placentera, pero en ir y venir tan sólo me demoré tres minutos, tres minutos que le sobran a la peli no está mal.

Al lado de Craig hay un gran equipo actoral que se comportó a la altura, muy bien señor Campbell, excelente dirección. La bellísima Eva Green, el noble Giancarlo Giannini, la majestuosa Judi Dench, el carismático Jeffrey Wright y el fabuloso antagónico Mads Mikkelsen con sus lágrimas de sangre.

Es una peli entretenida de principio a fin, la secuencia en Praga al principio de los créditos es hermosa, luego la secuencia en Madagascar estrenando su nueva categoría como Agente Doble 0 es sencillamente increíble y todo Montenegro es James Bond al 100%.

Ojalá la franquicia hubiera seguido así de bien, pero Quantum of Solace dirigida por Marc Forster en 2008 es una pérdida de tiempo, no sé qué le habrá pasado a Forster un excelente director que nos ha provisto excelentes pelis. Lo gracioso es que volví con mi amigo a seguir la secuela y a él le encantó :-S

Nota personal. Los dejo con un afiche que me encontré recientemente de la versión de Peter Sellers

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