Hitchcock es una peli hermosa dedicada a los amantes del cine y los fanáticos del realizador. Siendo un producto de la industria lamentamos que no haya sido mayormente reconocida pero este año estuvo muy apretada toda la competencia en general.
Por un momento, nos preguntamos porqué tantas pelis alrededor de Alfred Hitchcock y la verdad no tenemos una respuesta sólida a la mano. El caso es que tanto esta como The Girl, expuestas con tan poco lapso de descanso, empiezan a competir y cada una enfrenta sus pros y sus contras.
Intentemos por un momento aislarnos de la versión televisiva de Julian Jarrold y dediquémonos a esta de Sacha Gervasi.
Gervasi es un reconocido escritor londinense que ha logrado desarrollar -con esta- parte de su ópera prima como director. Su primera salida fue Anvil: The Story of Anvil, un documental que ansiamos ver y que la crítica ha referido bastante bien. A pesar de su pericia como escritor, en Hitchcock cede esta responsabilidad al equipo conformado por John J. McLaughlin y Stephen Rebello, dedicándose en pleno a la narración, la actuación y el montaje. Vale destacar entonces que estos tres factores en la cinta son impecables y sumados a una buena fotografía (Jeff Cronenweth), un estupendo y sutil maquillaje (Julie Hewett incluso nominada al Oscar) aportan a Hitchcock una notoria trascendencia.
Tengo mis diferencias en el reparto pero creería que sobrevivieron por las grandes capacidades actorales de cada uno de los miembros. Anthony Hopkins sorprende muchísimo con su gran interpretación a pesar de su falta de parecido -más o menos lo que le sucedió en Nixon de Oliver Stone, uno no le cree al principio pero después no puede imaginarse que hubiera podido ser otro-. Helen Mirren como Alma Reville, no obtiene muchos retos de interpretación pero logra su rol cabalmente. El resto del reparto es muy bueno empezando por Toni Collette -gran gran camaleona- pasando por Danny Huston o Michael Stuhlbarg. Me encantó volver a ver a Michael Wincott una de esas caras siniestras del cine tan asombroso y macabro como el mismísimo Vincent Price -en mi época, Wincott marcó con su antagonismo The Crow, 1492: Conquest of Paradise, The Three Musketeers-; Wincott interpreta una visión de Ed Gein el asesino en el que se basó Robert Bloch para desarrollar la novela de Psycho y siendo un papel oscuro al final se quiebra en una vulnerabilidad conmovedora.
Hitchcock como pieza biográfica es interesante y recomendada para ver en salas. Ahora bien, como decíamos enfrentada a The Girl veamos cómo le va. A nivel de interpretaciones Toby Jones gana por parecido fenotípico, su papel además es más retorcido y pervertido; Hopkins por su lado interpreta un Hitchcock más pícaro y juguetón, casi malcriado pero nada malvado, es mucho más vulnerable y desafía uno de sus retos más importantes en su carrera como lo es la credibilidad en la industria. Personalmente, siento que tuvo mejor desempeño Hopkins porque le tocaba validar el físico con la actuación y lo logró a cabalidad.
Imelda Staunton versus Helen Mirren aporta esa sombra detrás del maestro, un tanto amargada y casi sometida a la genialidad de la persona de Hitchcock; Mirren obtiene un papel más protagónico y determina la importancia del carácter de su personaje en la genialidad del maestro, gracias a este papel sabemos que más que una señora refunfuñona Alma es una talentosa editora, escritora y además tenía el ojo más agudo que el mismo Hitchcock. De nuevo personalmente, es más valioso el matiz de Mirren que el simplismo caracterizado en The Girl gracias a Julian Jarrold y Gwyneth Hughes.
Finalmente, es difícil evaluar de ahí en adelante las intimidades de cada biopic. Las perversiones y comportamientos de Alfred Hitchcock son abordados diferentemente debido a los periodos en los que se desarrollaron las dos historias. Por su parte The Girl centra su atención en la personalidad retorcida del realizador, su impotencia, su deseo de dominación sexual y cómo logra empujar sus proyectos y personajes a través de sus manipulaciones como un gran titiritero. Gervasi logra devolvernos la imagen bonachona de Hitchcock con una grandes interpretaciones y con un ambiente lúdico muy cercano a lo que recordamos de su serie en televisión -incluso su rúbrica, su clásico perfil, aparece varias veces en la cinta-; sus perversiones son abordadas como inseguridades y son una característica más dentro de la complejidad de su personalidad. Nos muestra su lucha, su convicción y su método. Al término de su historia, Psycho vuelca los ojos hacia un género de explotación pero demuestra porque su criterio puede sacar adelante cualquier pieza ordinaria y hacerla brillar.
Me quedo con Hitchcock de Gervasi por ser más entretenida, un poco más profunda y por lo mismo menos simplista.