Curiosamente el último proyecto que relacionamos de Steven Soderbergh, Schizopolis de 1996, tenía muchas de las características de esta peli, The Girlfriend Experience. Aunque se nota la sofisticación y la experiencia del autor transcurridos trece años de su carrera, el estilo y las herramientas extraídas del género documental para generar un docudrama están implícitos en ambas.
Cuando alguien hablaba de la frase que recién acabo de usar «…herramientas extraídas del género documental…» me llenaba de frustración porque me parecía una frase de alguien que había sido capacitado o por lo menos instruído en la teoría del cine y no entendía a que se refería con certeza. Adopté una posición más abierta frente al género y aunque aún no estoy seguro que entienda perfectamente la frase (es decir, usarla me hace ver como un esnobista), hoy en día pensando en lo que me sucedía quisiera que evaluaramos esta peli en estos términos.
Muy pocos documentales tienen buena fotografía, su intención es dejar un mensaje directo en el público y por lo mismo una cámara digital a veces dice lo mismo que una RedOne o una filmadora, por ejemplo Babies es una excepción porque la intención era describir el entorno de los bebés y necesitaban muy buena fotografía para lograrlo, eran casi contemplativos.
En los documentales hay también planteamiento, nudo y desenlace. La diferencia grande en este punto es que si le cuentan a uno el final de un documental no afecta la experiencia de la peli, pues lo interesante es el proceso para llegar a ese desenlace, lo importante del planteamiento no es si es falso o verdadero es la demonstración. En esta peli se plantea la posibilidad de saber si una prostituta puede tener una vida normal en Nueva York, con entretenimientos, novio y vida social aparte de sus clientes. Para tal fin Soderbergh llama a Sasha Grey, una modelo de Penthouse y actriz porno de más de doscientos títulos a interpretar un papel completamente diferente donde lo pornográfico se vuelve erótico y donde la modelo se vuelve actriz natural.
Hay que decirlo, no es la mejor peli de Soderbergh pero experimentar el docudrama, los tomas infinitas siguiendo a los personajes con una steadicam, la excelente fotografía y la bella en un papel tan diferente vale la pena