Muchas veces una peli es igual a un cerveza en una mesa de un comedor. Sóla puede ser normal e incluso aburridora, a menos que esté haciendo un calor impresionante y esté servida al frío intenso de un vaso largo. Sin embargo, y esto es muy personal ya que conozco gente que no lo practica, cuando se sirve al lado de un plato de carne, pescado, cerdo o pollo puede llegar a ser un complemento grandioso, puede llegar a ser el todo más que la suma de sus partes, es decir, se vuelve, sinérgica.
Esta peli, como Rian Johnson, su director, llegó a mi completamente desconocida. No había absolutamente nada nuevo en cartelera y me arriesgué a verla. Otra vez, me decidí gracias a su reparto, esta vez compuesto por Adrien Brody, Mark Ruffalo y Rachel Weisz. Johnson todavía está en su ópera prima, pero como esta, sus otras dos pelis completamente desconocidas.
En fin, retomando el tema de la cerveza, mi versión de esta peli está determinado por la compañía de esa noche que me la ví. No es precisamente una peli de romance pero al calor de una chica, todo se tornó más cálido y entrañable (casi conmovedora).
Lo primero, es que el reparto no defrauda. Qué bien cae Mark Ruffalo en sus papeles; en esta cumple la función de reparto como antagónico al anti-héroe y lo cumple de maravilla (logra nominación en los independientes Satellite Awards), un mago haciendo el truco de su vida. Brody, de anti-héroe, enamorado de Rachel Weisz logra encantar y conmover. Y Weisz más hermosa que nunca, más bella que siempre rompe en la pantalla llena de ingenuidad, llena de entusiasmo, llena de alegría y frescura.
Pero la peli me cautiva por otro aspecto importante, siendo reiterativo, me encanta que los directores escriban sus pelis, les da el poder de expresar lo que piensan desde el primer momento en que lo pensaron y les da el control necesario para no salirse de curso y aún poder improvisar alternativas congruentes de la historia. Entonces siendo una historia contada, narrada por Brody, en un principio volviéndose narrador omnisciente, se pierde en una narración en tercera persona con un narrador tácito que involucra al espectador dentro de la misma línea de tiempo de la historia, es decir, se deja de percibir como un fin presupuesto.
La trama sin dañar el final, es la historia de dos niños estafadores; uno que era el que creaba y escribía las estafas (Ruffalo) y el otro, el que se dejaba llevar por ellas, las creía apasionadamente y se desilusionaba al final al reaccionar y entender la finalidad de todo el artilugio (Brody). Hechos grandes, el escritor estaba encantado con su vida, el intérprete se siente vacío y confuso de no entender cuando es real, y cuando no, su vida cotidiana, entonces, el escritor prepara una gran estafa donde incluso el espectador se rinde a sus artimañas y se deja caer en sus lógicas para que todo el mundo obtenga lo que buscó inicialmente y sea la estafa perfecta.
Nota personal. Qué buena fue la música, aunque la peli se vió ambientada contemporaneamente, tanto la historia, como el vesturio y la música lo llevaban a uno a una ambigüedad lejana, unas veces a los 20’s del siglo pasado otras a mediados del siglo XVIII… Y la música acorde a cada periodo de la historia. Excelente!!!