Trouble with the Curve es la típica peli de Clint Eastwood pero se nota que no la dirige él mismo. Es dirigida por Robert Lorentz un «eastwoodiano» criado en el seno de Absolute Power, Mystic River y Million Dollar Baby siempre como segundo al mando o asistente. Además de producirle una gran cantidad de cintas a Clint Eastwood pareciese que que el actor -y maestro- le estuviera devolviendo un favor con el guiño de actuar en su ópera prima. Su desempeño como protagonista es excelente y cuadra dentro de las pelis para fanáticos de Eastwood -el detalle de la retrospectiva con el uso de imágenes de archivo de Dirty Harry es un detalle de fina coquetería resultado de la empatía de estos amigos-.
Lorentz no llega, sin embargo, a su primera cinta como un director inocente y mantiene en control todo su equipo; desde Tom Stern en la fotografía o Joel Cox y Gary Roach en el montaje, hasta el reparto mismo que redondea nada más y nada menos que Amy Adams, Justin Timbarlake, Matthew Lillard, Robert Patrick y John Goodman.
Es una buena experiencia aunque la peli termine siendo promedio. Una buena historia con un giro melodramático predecible pero que indudablemente nos hace un nudo en la garganta gracias a la encantadora actuación de Eastwood.