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Wristcutters

Wristcutters: A Love Story es una retorcida y muy interesante comedia romántica de 2006. Su director es el croata Goran Dukic que, aparte de sus cuatro cortometrajes, nos presenta su primer largo con la producción completa de Hollywood.

La historia se centra en Zia, un joven que desesperado por un desamor corta sus muñecas. Después de este momento de catarsis, no digamos su vida sino la forma de experimentar su existencia da un giro completo; conoce a Eugene y su completamente rusa familia, consigue un trabajo en Kamakaze Pizza y hasta conoce una nueva amiga llamada Mikal. Sin embargo, se entera que Desiree, ese infortunado amor, anda cerca y buscándolo entonces emprende una empresa con Eugene y Mikal para determinar su paradero. En su aventura se empiezan a encontrar con unos fabulescos personajes, incluído Raife Kneller un desconectado personaje que busca su perro perdido.

Decir más, es dañar la historia pero no verla es perderse una gran historia muy cercana al estilo balcánico al que nos tiene acostumbrados Kusturica, no sólo por su costumbrismo y sus personajes también por su humor y por sus entrañables bandas sonoras -esta vez Joy Division, Tom Waits y obvio Gogol Bordello credenciales suficientes para una imperdible velada-. Lo interesante es que con Kusturica sentimos sus historias circunscritas en una idiosincrasia determinada a esa particular geografía bosnioherzegovina; con Dukic, a pesar de los rebuscados nombres, pareciera más un cuento del medio oeste norteamericano y con cercanías a los desiertos de Nevada o Colorado aunque la historia es anacrónica y abstraída de cualquier referente geográfico.

Su reparto está conformado por grandes artistas independientes como el mismísimo Tom Waits, o John Hawkes además de Patrick Fugit como Zia, Shea Whigham como Eugene y Shannyn Sossamon como Mikal; Fugit arma su portafolio combinando -como dicen los gringos- su trabajo de día con sus pelis independientes y sus logros han sido importantes. Aunque su desempeño en este filme me parece bueno no deja de parecerse a su William Miller en Almost Famous de Cameron Crowe en 2000. La misma sensación me deja el ejercicio de Shannyn Sossamon que aparece muy bella en pantalla pero sus decisiones cinematográficas no tienen mayores retos a nivel histriónico, casi siempre encontramos en sus papeles a la chica linda, medio alternativa y algo punk que se le escabulle al protagonista de una u otra forma; aquí no es muy diferente por eso no impresiona demasiado. El que si me pareció sorprendente, y me quito el sombrero, fue Shea Whigham un papel secundario pero de gran soporte en la historia. No tuvo mayor desarrollo pero su perfil y su acento de algún lado de Europa del Este me parece estuvo bien logrado y sobre todo para nada parecido a las fuertes características de su papel de inmigrante irlandés en la serie de HBO, Boardwalk Empire.

Dukic fascina con esta comedia de humor negro pero entristece, al mismo tiempo, que desde 2006 no se le conoce ningún proyecto venidero. Wristcutters es una peli que muy entretenida que me atrajo por su afiche, una pieza muy cercana a la de Saul Bass en The Arm with The Golden Arm, excelente peli de Otto Preminger pero que igual no tiene nada que ver con esta alocada historia de amor.

Nota personal. Escuchaba la música de los créditos finales y ¡oh sorpresa!, Azazel Jacobs, director que relacionamos hace poco en Terri, apareció como extra en la pizzeria, si no estoy mal detrás de la barra como una figura oscura con gafas oscuras pero tendría que ver la peli de nuevo para estar completamente seguro.

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Goodfellas

Me senté anoche a observar qué había en televisión estaba dispuesto a que si no había nada más me dispondría a seguir mi lista y hacer la entrada sobre una de las muchas pelis que tengo pendiente.

Bueno, había un par de series, otro par de pelis y Goodfellas de Scorsese. Sabía que la peli era larga y que estaba un poco cansado pero transcurridos unos diez minutos, ya estaba cautivado por la historia.

Ya había dicho de Scorsese que no es sólo como describe las vidas y costumbres de los italianos mayormente en Nueva York, el hombre es un verdadero cuentero, cada pedacito tiene algo interesante, cada chiste tiene su magia. ¿Cuántos actores son naturales en la peli? ¿Cuántos verdaderamente sabían actuar? Todos se interpretan a si mismos y muchos hoy día se encuentran encasillados en ese primer papel que hicieron para el maestro. La lista es larga y uno se pone a revisarla y casi todos los encuentra uno de nuevo actuando igualito en The Sopranos.

La peli es fascinante, lo que más me agrada y recuerdo haberlo escrito en algún lado por ahí hace quince años es que los italianos si que saben comer y cocinar. Me pasó con The Sopranos, me pasó con Anthony Bordain cuando visitó Nueva Jersey italiana y me pasó con Goodfellas en 1990. Alguna vez con un amigo de universidad grabamos la peli y anotamos cuidadosamente las recetas de Pauly y Jimmy en la cárcel, diligentemente nos acomodamos en alguna de nuestras casas con ingredientes de excelente calidad, repetimos la receta al pie de la letra, recuerdo que la única excepción fue que en vez de latas de tomate en realidad buscamos como hacer la salsa con tomates frescos, lo que nos iba a tomar tres o cuatro horas más. No importó. Rebanamos el ajo con bisturíes X-Actos y delicadamente los sofreímos en acetite de oliva medianamente caliente. Tal cómo Liotta y su personaje lo describían el ajo simplemente se deshacía en el aceite, la carne absorbía esa emulsión y al servirse con una porción de pasta, pan y vino tinto ya no eramos estudiantes de una universidad pública, eramos sicilianos encarcelados, eramos la estrellas de rock que cocinaban y comían con todos los lujos del caso.

Pero a quién engañabamos eso nos había costado semanas y semanas de almuerzos. Pero había valido la pena. Por una vez en la vida estabamos probando los manjares que Scorsese alguna vez nos había confiado.

Hoy más que revisar las cámaras de Michael Ballhaus, la excelente actuación de Robert DeNiro, Joe Pesci, Ray Liotta, Lorraine Bracco, más alla de comentar los títulos de Saul Bass, la edición de Schoonmaker o la música organizada por Christopher Brooks. Hoy más que nada, recomiendo en las clásicas pelis de Scorsese ponerle atención a las recetas de las comidas y tratar de rehacerlas lo más parecido posible. Usar ingredientes frescos y de buena calidad. El resultado cada vez que se repitan las escenas la sensación va a ser erótica, va a ser inigualable. Las descriptivas escenas de Scorsese y una boca cebando esos misteriosos sabores del Mediterráneo.

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