Brit, Ridley Scott

The Counselor

the counselor

Anoche terminé viendo The Counselor dentro de todo el juego de opciones que hay en este momento en cartelera. La peli era súper esperada porque es la más reciente pieza del querido director Ridley Scott esta vez trabajando con un reparto realmente de ensueño con Michael Fassbender, Penélope Cruz, Javier Bardem, Cameron Diaz y Brad Pitt -igual por el camino gratas sorpresas como Bruno Ganz, John Leguizamo, Édgar Ramírez, Rosie Perez y Rubén Blades; pero a diferencia de Blades todos de muy baja trascendencia-.

La cinta sobresale en primera instancia por su estética y se debe principalmente a la cinematografía de Dariusz Wolski, el montaje de Pietro Scalia y el diseño de producción de Arthur Max; todos repiten con Scott después de Prometheus -incluso Tom Weaving, Ben Munro y Alex Cameron en el departamento de arte-.

La historia es un salto en clavada al profundo mundo del narcotráfico del oeste de los Estados Unidos basado en el guión original de Cormac McCarthy que por primera vez se lanza directamente a escribir para la pantalla grande; McCarthy es el novelista que nos trajo en el pasado No Country for Old Men y The Road que fueron adaptadas por grandes realizadores. A decir verdad se siente mucho de estas historias en The Counselor con el desierto, las fronteras con México y porqué no, Javier Bardem con un peinado chistoso 😉

El abogado que interpreta Michael Fassbender no es el del tipo litigante, que interpone demandas judiciales sino es del tipo defensor, ve oportunidades y las aprovecha en pro de sus clientes; en cierta forma es honesto, gentil, amoroso y fiel; siente que su carrera va en auge y quiere comprometerse con su novia, Penélope Cruz, para toda la vida. El abogado entabla una relación comercial en un negocio que suponemos es legal con Reiner una especie de capo, derrochador de dinero, en lujos y excentricidades, interpretado por Javier Bardem. Es entonces que aparece Cameron Diaz como la amante de Reiner y quien finalmente disfruta de todo su despilfarro; ella tiene una fijación por las chitas, tanto que tiene tatuada su espalda con las manchas de una de ellas; le encanta soltarlas en campo abierto y verlas perseguir su presa mientras disfruta de ostentosos cocteles.

El abogado sabe que Reiner debe tener su torcido, Scott ciertamente no nos lo cuenta, pero eso no le impide invertir con él en un bar; el abogado no se considera el acechante sino la liebre que trata de correr lo más rápido posible para escapar de su asecho. Surge de la nada el personaje de Brad Pitt que es Westray quien ajeno a Reiner actúa como una especie de «consiglieri» de Fassbender -como Robert Duvall en The Godfather-, un hombre con poder y dinero que no tiene velas en el entierro del abogado pero que le da consejos, uno de ellos es de una brillantez y una resolución impecable: nada le impide pensar al abogado que estar en el mundo que lo rodea lo hace un hombre menos honesto pero no podría estar más equivocado, su inconsciencia no le ha hecho caer en cuenta que no puede echarse para atrás y que ya no es inocente de sus decisiones.

Justo en ese momento la percepción de la peli cambia completamente y es súper interesante. Es una exhortación a abrir los ojos y no dejarse meter los dedos en la boca. No tragar entero. Un cachetadón para sacarnos de cualquier afinidad con los malos y no caer en el famoso Síndrome de Estocolmo. Pero aquí, no necesariamente hay buenos y malos, más bien entre malos y muy malos, todo el mundo está claro en sus principios y sus tolerancias, quien las viole deberá por lo menos tener la mínima sensatez para esperar que la respuesta sea violenta. De repente tomar partido por Fassbender, Pitt o Bardem ya no es tan atractivo y el desenvolvimiento del personaje Cameron Diaz es impresionante.

Durante toda la cinta se nos ha venido soltando pistas de la putrefacción y los dictámenes de este mundillo. La forma en que se van desarrollando los eventos nos van creando hastío y escalofríos. Cameron Diaz es posible que nos de una de sus mejores interpretaciones -ayuda mucho su maquillaje y su peinado- pero sobre todo es un gran desempeño por asociación. La peli misma la va haciendo grande y es muy posible que eso le signifique su primera nominación al Oscar.

The Counselor es lo que personalmente consideraría una obra de arte. Perfectamente ejecutada y muy bien estructurada donde uno como espectador experimenta sensaciones muy personales y donde el juicio se aleja de lo técnico y termina siendo una opinión muy subjetiva. Con esto quiero decir que es innegable la calidad de la pieza, el gran desempeño del reparto pero que en lo particular no es la clase de ritmo que me fascine. Con The Counselor se experimenta una efervescencia interesante donde los acontecimientos van sucediendo como una descripción del entorno, donde se van uniendo poco a poco cada una de las locaciones; a medida que avanza el relato se va sintiendo una ligera tensión y lo que si es indudable es el parte casi existencialista del autor queriéndonos confrontar sobre los confines de la ética y la moral.

Scott logra un clásico instantáneo no sólo por adaptar muy bien la obra de McCarthy sino por su ingenio para regodearse en el séptimo arte. Hay varias ocasiones donde vemos en la pantalla chistes o referencias clásicas del cine. La primera que encontré fue la foto en blanco y negro de Steve McQueen como marinero -posiblemente en The Sand Pebbles– y Fassbender en frente de ella; Scott enfoca la fotografía por un instante y después el foco vuelve a Fassbender, un chiste sobre su amigo, el director irlandés Steve McQueen. Pero si no me creen la suspicacia, hay otro aún más claro y es el cuerpo con el abrigo rojo rodando en un paisaje marrón, casi gris, en un montón de basura; aquí Scott refiere a Schindler’s List donde la niña del abrigo rojo subyace en un montón de cuerpos apilados, la relación es aún más profunda cuando deducimos que un botadero de basura es el mejor escondite para un cadáver y cuántos más no estarán apilados allí mismo.

The Counselor requiere de más de una exploración. Yo quisiera encontrar aún más referencias escondidas pero también ayudaría a conciliar todas las líneas de guión que en la primera experiencia no se asimilan completamente y que tienen una profundidad, como decía, innegable.

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Agnieszka Holland, Biopic, Drama, Epochal, Exploitation, Miguel Vaca, Movie, Polskie Kino, Vacacion, War, World

W ciemności

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En mi afán (o ejercicio) por buscar las nominadas al Oscar de La Academia por mejor peli extranjera, me topé con esta en Cuevana. La verdad no recuerdo que la hayan traído a salas pero si fue así se me pasó y sólo hasta ahora la encuentro.

Les comentaba en la entrada de Rundskop, que muchas veces las pelis que compiten en esta categoría son tan interesantes o más que las mismas ganadoras. Al parecer, La Academia hace un buen ejercicio de selección que desafortunadamente no todas las veces termina en un buen ejercicio de coronación -valga la pena este espacio para comentarles que en cartelera se encuentra No de Pablo Larraín (Chile) y la próxima semana se estrena En kongelig affære de Nikolaj Arcel (Dinamarca); ambas estuvieron nominadas en los Oscar de este año y, de poderlas ver, quedaríamos a espera tan sólo de la llegada de Rebelle de Kim Nguyen (Canadá), la última de las nominadas en esta categoría-.

W ciemności es el producto de la realizadora polaca Agnieszka Holland que narra las historias increíbles de un grupo de polacos judíos que se escondieron en las alcantarillas de Lvov gracias a la ayuda de Leopold Socha, un polaco de ascendencia ucraniana interpretado por Robert Wieckiewicz. Socha era un rebuscador y hacía negocios en medio de la ocupación nazi con los judíos sobrevivientes. Un negocio mezquino que le era rentable así todos los días estuviera arriesgando su vida con los alemanes o sus aliados. Socha ayudó a estas personas porque al principio le pagaron muy bien pero al final, cuando ya no pudieron aportar un sólo centavo más, fue domado por la sensación de poder salvar a un grupo de hombres, mujeres y niños inocentes.

Este no es una reseña antisemita y ojalá no sea tomada de esa forma pero la verdad cansa tanto sufrimiento sobre los polacos y tantas historias alrededor que resultan a este punto lastimeras. Vimos A Film Unfinished de Shtikat Haarchion y luego Katyń de Andrzej Wajda y resulta claro que es un pueblo sufrido pero imposible que lo único diferente a holocausto y represión -por lo menos de la manera tan literal que se ha manejado- sea Krzysztof Kieslowski o Roman Polanski, que al final más que polacos son inmigrantes franceses. W ciemności está basada en el libro de Robert Marshall, In the Sewers of Lvov: A Heroic Story of Survival from the Holocaust y pone a Socha como un héroe nacional. Por su lado, Holland escuchó muy bien a Spielberg y para contar su historia se arma de un gran cinematógrafo (en este caso fotógrafa Jolanta Dylewska) y muestra crudas verdades que deberían sacudir al espectador. Deben ser lo suficientemente ásperas para que calen en nuestras mentes y lo suficientemente buenas técnicamente para que sean aceptadas -de hecho, esta cinta si lo revisan bien es una muy buena alumna de La Lista de Schindler-.

A mi parecer W ciemności es amarillista, es cine de explotación emocional sobre La Segunda Guerra Mundial y sobre los judíos sobrevivientes. Encuentro una bella fotografía en la peli pero no encuentro las bases para que haya sido nominada el año pasado como mejor peli extranjera. Claramente una excepción a lo que decíamos en la entrada de Rundskop. El problema de la crudeza y la muestra de imágenes ignominiosas de manera pornográfica es que nos desensibiliza y cada vez el sufrimiento va a ser más quejumbroso y más acartonado en vez de relatos contestarios que nos sacudan por una razón menos lamentable.

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Biopic, Drama, Epic, Epochal, Exploitation, Folk, Hollywood, Miguel Vaca, Movie, Steven Spielberg, Vacacion, War

Lincoln

Lincoln

Hoy justamente hace 147 años, en una mañana fría de Washington, se deliberó sobre una de las más importantes hazañas del «Honesto Abe», en la historia de su mandato. La décimo tercer enmienda, modificación de la constitución de los Estados Unidos, fue propuesta por Lincoln con el fin de terminar con la esclavitud en todo el territorio norteamericano. La peli de Spielberg narra los días finales de la guerra de secesión donde los Estados Confederados del Sur, que a pesar de estar casi apabullados, se sentían aún autónomos y con la suficiente propiedad para exigir demandas en la negociación de su rendición, mientras que en Washington, se evidenciaba la doble moral de La Guerra, donde la mayoría de los representantes estaban no sólo en contra de la bendita enmienda sino de asumir con integridad la declaración de que todos los hombres son iguales ante la ley, tienen derecho a su libertad y a decidir individualmente por sus líderes a través del voto. Más que nada, Lincoln muestra el trámite político de un proceso, que así haya sido propuesto por una eminencia, así tenga todo el carácter correcto frente a los ojos de la ética y la moral debe negociarse, debe pelearse y hasta debe manipularse para conseguirlo. La justicia sólo llega si alguien con el suficiente poder, no se enceguece y pelea por ella hasta las últimas instancias. De cierta forma, la peli es desmoralizante en ese sentido.

Por otro lado, apartémonos por un momento de las buenas actuaciones de Sally Field, James Spader, John Hawkes, Tim Blake Nelson, David Strathairn, Jared Harris, Lee Pace, David Costabile -qué buen papel el del químico de la tercera temporada de Breaking Bad-, y aunque parezca un imposible, hagamos un paréntesis en la extraordinaria y casi sublime actuación de Daniel Day-Lewis. Obvio es un maravilloso reparto y un deleite en sus desempeños individuales pero la verdad es que no es mucho más lo que queda de esta pieza.

Una partitura promedio de John Williams, una excelente fotografía Janusz Kaminski y, si me lo permiten, un terrible montaje por parte de Michael Kahn. Spielberg se dedicó a sus actores, que igual son de una gran talla, y permitió que todo fluyera a ver qué salía. Bien -no le ha funcionado últimamente a Woody Allen-, es una salida pero no se si es la más sabia.

La cinta es un acto reflejo del director queriendo seguir haciendo cine y termina volviéndose una serpiente de ouroboros donde recicla mucho de su material que ha sido genial en el pasado -por citar sólo algunas partes, la bandera de Estados Unidos, al principio de la cinta es tomado de La Niña en el abrigo rojo de Schindler’s List así como la vela en el discurso de Abraham Lincoln del final de la cinta o la perplejidad de las fosas comunes llenas de extremidades, la fotografía del Norte comparada con la del sur es casi calcada de Minority Report y el sentimientalismo que es casi inconfundible en Spielberg casi desde The Color Purple, Always y Amistad; yo creo que si uno hiciera mejor el ejercicio encontraría aún más incluso se me vienen ahora mismo imágenes de The Adventures of Tintin, Munich y War of the Worlds. Muchos podrían pensar que este artilugio no es tan malo como pareciera pero sin sentido claro se vuelve iconoclasta igual que Allen o Tarantino. La pregunta es ¿dónde queda la audacia de la narración de Spielberg tan interesante en sus diálogos como en sus cámaras? No la vi, no la sentí.

Gracias a los 200 años del natalicio de Lincoln, tres pelis vimos del año pasado que tenían su referencia: Abraham Lincoln: Vampire Hunter de Timur Bekmambetov, The Conspirator de Robert Redford y Lincoln de Steven Spielberg. En principio, suena odioso ponerlas en un mismo paradigma pero eso son lo que son, la respuesta de Hollywood a una efeméride importante en la historia de Estados Unidos. A mi parecer la que mejor promedio saca es The Conspirator de Redford por su intriga y su desenvolvimiento. Lincoln podrá tener doce nominaciones al Oscar, dos Actor en los SAG’s y su solitario Globo de Oro pero al final es sólo una peli promedio muy convencional dentro de la industria.

Me gustó saber que Abraham Lincoln pertenecía al partido republicano, y entender que por eso los radicales demócratas estaban en contra de su enmienda, aunque también hay que leerla con cuidado y no ceder ante la ficción de Spielberg que manipula parte de los hechos para congraciar al público con los personajes de su historia.

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Action, Adventure, Auteur, David Fincher, Drama, Epic, Epochal, Hollywood, Miguel Vaca, Movie, Romance, Sci-Fi, Storytelling, Thriller, Vacacion

The Curious Case of Benjamin Button

Debo decir honestamente que con esta peli de David Fincher caí en la trampa. Una trampa en la que uno puede caer muy fácil y bastante frecuente. Hay unas personas que les gustó The English Patient de Anthony Minghella, hay otros que les encantó The Fifth Element de Luc Besson y hay otros que prefirieron Schindler’s List de Steven Spielberg.

Todas tres para mi son trampas de Hollywood. Trampas en las que uno se deja fascinar por la megaproducción y la excelencia estética de cada una de ellas.

Sin embargo a diferencia de todas ellas con The Curious Case of Benjamin Button me siento cómodo y a gusto. Cómodo sobretodo porque a pesar de ser una trampa hollywoodense no fue su favorita y tampoco su ícono a seguir; y a gusto porque desde la música (Alexandre Desplat) hasta los efectos efectos especiales (Eric Barba, Steve Preeg, Burt Dalton y Craig Barron) son impresionantes y deliciosos. Obvio sin dejar pasar por alto puesta en escena y un diseño de producción (Donald Graham Burt), montaje (Kirk Baxter y Angus Wall) o maquillaje (Greg Cannom). Un fenómeno impresionante de treinta y dos premios incluídos tres Oscar y más de setenta nominaciones más, en numerosos festivales independientes de Estados Unidos e Inglaterra.

La cadente narración de Brad Pitt, Julia Ormond y Cate Blanchet sumado a las numerosas cámaras en plano medio o plano americano recuerdan o hacen gala del cine clásico estadounidense que se ve complementado en colores, vestuario y fotografía. Una oda al cine en tres horas y un reparto de casi setenta personas.

A mi me gustó aunque para varios amigos fue un tanto demasiado.

Nota personal. En la noche de los Oscar del año pasado se cometieron varias injusticias. Digamos que siempre he querido que Brad Pitt se lleve un galardón por alguna de sus actuaciones, siendo justos le tocaba muy duro al lado de Sean Penn o Mickey Rourke pero Cate Blanchet no fue nominada siquiera, Penélope Cruz le ganó a dos monstruosas actuaciones de Taraji P. Henson o Viola Davis y me encantó mil veces la dirección de David Fincher o la producción de Kathleen Kennedy, Frank Marshall y Ceán Chaffin que su competidora Slumdog Millionaire. Así son los Oscar, así es la vida.

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Drama, Epochal, Indie, Mark Herman, Miguel Vaca, Movie, Suspense, Vacacion

The Boy in the Striped Pyjamas

The Boy in the Striped Pajamas no es una peli bonita. A pesar de su excelente fotografía, sus movimientos clásicos de cámara, la buena conjunción de la música con la historia, sus actuaciones y su buena dirección, la peli no es bonita. Es una descarada fábula a través de los ojos inocentes de un niño de uno de los grandes horrores de nuestra historia: El holocausto nazi.

Generalmente, no soy muy amante o fanático de este tipo de pelis donde las historias hablan tan cercano del genocidio ocurrido en la segunda guerra mundial. Siento que son lastimeras y tratan de conmover a toda costa los corazones del espectador, por ejemplo, Schindler’s List de Steven Spielberg que, palabras mismas de Spielberg, debe recurrir al horror desmedido para cada vez sorprender me parece que desarrolla una herramienta en la cual se han ido encasillando las pelis de este género así el público se venga acostumbrado a este tipo de imágenes. Definitivamente no estoy de acuerdo con las prácticas nazis en el holocausto pero siento que cada vez estas pelis deben ser más audaces y más inteligentes en aras de que sea un excelente producto fílmico.

The Boy in the Striped Pajamas esta basada en la novela de John Boyne (que no he leído) y trata sobre un niño llamado Bruno que se hace amigo de otro niño, que se llama Shmuel, en su casa de campo. Ingenuamente Bruno piensa que sus vecinos son granjeros y que este niño se pasa el día descansando en pijamas. A medida que avanza la peli, Bruno se va enterando que los granjeros son judíos y que su nuevo amigo que está recluído en un campo de concentración al mismo tiempo que su hermana está siendo adiestrada en las ideologías del partido nazi deslumbrada por un teniente alemán. La peli desencadena una serie de eventos inesperados que delicadamente concluyen la historia.

Mark Herman, director británico, como les digo, no propone una peli lastimera o piadosa, es audaz y encarna el horror de los eventos casi sin tocarlos. Su factura es complementada perfectamente por las actuaciones de Asa Butterfield como Bruno, David Thewlis como el padre y Vera Farmiga como la madre en un papel que le valió mejor actriz en los British Independent Film Awards. No conocía en absoluto el trabajo de Herman pero su pieza construye un nuevo tipo de pelis que son interesantes de analizar y nos deja ansiosos de conocer su siguiente proyecto.

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