Action, Epochal, Exploitation, Folk, Gangster, Hollywood, Melodrama, Miguel Vaca, Movie, Ruben Fleischer, Thriller, Vacacion, War

Gangster Squad

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No todos dan el paso de lo independiente a lo comercial dentro de la industria de una manera agradable -es más, es a lo que más le tenemos miedo cuando un director toma esa decisión-. Los que lo hacen bien la primera vez, se mantienen y desarrollan una carrera formidable -sólo con contadas excepciones-; los que no lo hacen pueden demorarse en acostumbrarse y definir su estilo en estas aguas turbias como hay otros que lo intentan y se hunden hasta desaparecer. Ruben Fleischer empezó muy bien con Zombieland, más o menos la logró en 30:Minutes or Less. En su forma independiente venía haciendo comedia pero en esta, su tercer largometraje, cambia completamente de estilo a un thriller de gansters y no le resulta bien la vuelta.

Gangster Squad se ubica en un periodo posterior a La Segunda Guerra Mundial, Mickey Cohen gobierna la ciudad de Los Ángeles a toda su holgura y desparpajo. El mafioso, que interpreta Sean Penn, hizo su carrera primero en Brooklyn y después en Chicago, fue desterrado de todas las familias e incluso logró asir una corta carrera de boxeador. Termina refugiándose en Los Ángeles creando lo que se reconoció como La Mafia Judía.

El tema con los mafiosos judíos es que no obtienen un reconocimiento claro de las familias italianas de Chicago o Nueva York -esto se puede revisar en Casino de Scorsese o recientemente en Drive de Refn-, lo que les implica hacerse a un nombre que respeten y teman ambas ciudades. Su agresividad y ferocidad son armas de publicidad para que esto suceda. En Gangster Squad, la policía establecida es fácilmente corruptible y Cohen la tiene controlada. Nick Nolte representa, sin embargo, la cabeza de un sector de la institución que está cansada de los vejámenes a los que se ven expuestos a diario gracias a Cohen y sus colegas; organiza lo que denomina un “cuerpo élite” para acabar con el capo. Cuerpo elite termina siendo un eufemismo para definir un tipo de acciones paramilitares, que no toman presos, no tienen reglas ni ley y viven en el anonimato -aquí ya me voy sintiendo mal y no me gusta tanto la trama-. Es entonces que Josh Brolin, Michael Peña, Robert Patrick, Anthony Mackie, Giovanni Ribisi y Ryan Gosling conforman este escuadrón con la firme intención de ir a guerra con Cohen.

Aparte de la versión suavizada que nos llegó, debido principalmente a los eventos de Aurora que censuraron completamente pedazos que ya nos habían prometido en los cortos, como por ejemplo el tiroteo en la sala de cine, la peli tiene una buena factura y su estética es bien bonita.

Esta censura por un lado deja muy debil el lema “sin cuartel” de este escuadrón y se entiende porque Fleisher estuvo tan molesto cuando le metieron mano al montaje y le tocó refilmar algunos apartes. Al final, no hay una revancha por parte de la policía sino más bien una persecución más acuciosa, lo cual deja sin piso el nombre de la cinta porque ya no es un «escuadrón gánster». La entrada inicial, sin embargo, con Sean Penn es abominable. Los músculos en «tiempo-de-bala», retumbando cada vez que los puños chocan un saco de arena, dan escalofríos y, en general, es gracias a Sean Penn, que le dió forma al monstruo, que la cinta se salva. Por su parte, Peña, Patrick, Mackie y Ribisi desarrollan bien sus papeles y crean un contexto empático con los espectadores; son héroes caricaturizados pero de todas formas bien logrados. Josh Brolin tiene también un buen desempeño pero es muy genérico, es casi el mismo Brolin que vimos en No Country for Old Men o Jonah Hex. Y la decepción fue Gosling que si apartamos el tiroteo que busca acabar con la vida de Dragna (John Pallotta) donde se siente la furia del personaje, no tuvo un rol consolidado ni desarrollado, un interminable sonsonete muy fingido y casi amanerado que no cogió nunca fuerza en la historia. El personaje de Gosling distrae así como su relación con Grace Faraday (Emma Stone) que hubiera podido convulsionar la trama de muchas formas posibles.

La crítica cataloga a Gangster Squad como una peli contemporánea tipo gánster y después de verla es imposible no compararla con Goodfellas de Scorsese o The Untouchables de Brian De Palma -siendo esta última mi favorita y clásico del género-. Pero la cinta de Fleisher aislada logra ser promedio, comparada con ellas no alcanza una buena calificación.

Los colores, la fotografía y los encuadres recuerdan esos filmes en blanco y negro coloreados a mano a finales de los años 50’s cuando el cine peleaba por su audiencia con el televisor a blanco y negro. Esta estética es genial y ayuda a que Fleisher empiece a definir tangencialmente el periodo en el que se basa su peli con buenos referentes. Su director de arte, Maher Ahmad hace un buen uso de los carros, las tomas generales creadas por computador aludiendo los paisajes pintados a mano, el mismo uso del color en las cintas de cine pero cae preso de su inexactitud temporal. No tendrá mucha relevancia pero el letrero de ‘Hollywoodland‘ -que me pareció ver- en la película está desubicado en la historia (si se revisa Wikipedia), este letrero ya no se leía así desde 1949, el personaje de Brolin está recién llegado de La Segunda Guerra es decir muy cercano a 1945 y el destino mismo de Cohen se desenlaza a principio de los 60’s. En cine se puede estar ajeno a las referencias históricas e incluso hacer caso omiso de ellas, como en Los Basterdos, pero compararse con Tarantino es un error que tampoco se debiera cometer con esta cinta.

Digamos que Fleisher ya dió el paso y tembló. La taquilla logró doblar la producción y ya recoge una buena ganancia. Esperemos ver a este realizador en alguna producción donde se sienta más cómodo, donde no sea tan manipulable para el estudio de distribución y que ojalá no se refugie en realizaciones para TV que es donde puede llegar a ser bastante fuerte.

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This Must Be the Place

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La primera vez que supe de esta peli fue en el festival de Cannes; aunque no ganó nada del listado de los importantes, si se llevó el Prix du Jury Œcuménique, concursó por la Palma de Oro y quise verla de inmediato.

This Must Be the Place escrita y dirigida por Paolo Sorrentino no fue una pieza fácil de asimilar. El corto-avance nos atrapa con la extravagancia de Sean Penn en un papel que difícilmente se clasificaría dentro de lo usual que el actor nos presentaría. Penn interpreta a Cheyenne, una estrella de Rock que vive de sus regalías en la madurez de sus años. No se dedica más a la música y por el contrario se siente su repulsión hacia la profesión que alguna vez le dio fama y fortuna. Con una apariencia gótica y un garbo erosionado por el peso de su conciencia, no sabemos mucho más que el conflicto interno que le sobrellevó acarrear con la culpa de la muerte de uno de sus fanáticos.

Cheyenne mantiene una relación estable con su esposa (Frances McDormand), con la hermana del susodicho difunto (Eve Hewson) y esa es su vida. Se confina en una mansión de Dublín más que nada intentano aislarse de su vida rockera pero sobre todo para visitar frecuentemente a los familiares del joven fallecido y poder entablar una relación con ellos para así poder liberar sus cargas. Es entonces que aprovecha una oportunidad que le da la vida de volver a ver a su padre en el lecho de muerte. Viaja a Estados Unidos con el infortunio de no alcanzar a verlo con vida. Mordecai Midler (Judd Hirsch) un cazador de nazis y amigo de su padre le cuenta que su gran anhelo fue capturar al oficial nazi que lo torturó toda su vida con el recuerdo de su experiencia en El Holocausto pero que nunca obtuvo su justicia. Su viaje familiar se vuelve entonces un road trip en busca de este nazi donde las oportunidades se las va brindando el mismo camino a medida que avanza y la dirección del destino que abraza.

La fotografía de Luca Bigazzi es hermosa en tonos y cámaras. Las locaciones de Dublín, Nueva York, todos los pueblitos hasta llegar a Nuevo México y de vuelta hasta Michigan son escogidos con un voraz apetito lleno de texturas, colores y encuadres. Es realmente un placer sentarse a ver esta pieza. Además logra aprovechar con planos muy cerrados la humanidad de Cheyenne y todos los que lo rodean, conquista un nivel de descripción de humanidad inusitado. La caza del nazi es la disculpa de Sorrentino para mostrarnos el gran desenvolvimiento, la aventura hacia el crecimiento y el desarrollo personal de Cheyenne. Cada uno de los viajeros en esta odisea le ofrecen una alternativa de vida y una luz en su oscuridad. El decrépito y decadente rockero se ha aferrado a su cruz con tanto ahínco que su modus vivendi es ridículo y pasado de moda. Su itinerario de iluminación lo inspira, lo salva y nosotros quedamos boquiabiertos con la lección de actuación que Penn nos ofrece frente a nuestros ojos. De principio a fin, esta metamorfosis, cumple su función sin una sola acción de remordimiento lo que también se vuelve una gran lección para nosotros. La venganza tan evidente al principio fue el camino hacia el conocimiento del perdón y de su verdadera madurez.

Tengo amigos que les encantó esta cinta -y que de paso podemos incluir en el ciclo de Rafa Puyana, que incluso la adoró-. Como les decía tuve que darle muchas oportunidades a la historia porque no lograba conectarme con la trama pero no puedo negar su calidad o su carisma. La peli me pareció un poco lenta pero el duelo final se me hizo que estuvo muy bien logrado y que merece una gran venia por haber podido desarrollar el desenlace de la historia de una manera tan sencilla pero firme. La primera vez que intenté verla, compré un disco en Amazon, una versión de lujo que llegó completamente destrozada, casi hecha polvo. Esperé un tiempo por su arribo a cartelera pero obviamente nunca llegó. Amazon se ofreció a cambiarla pero de todas formas venía con una limitante de zona que no me permite verla con mis dispositivos. Toda esta retahíla de acontecimientos para comentarles que mi experiencia empezó mal mucho antes de comenzar a ver la peli pero que recomiendo mucho, a pesar de todo. Tal vez la historia es un poco forzada y se tomó demasiadas libertades, tal vez el planteamiento es bastante desordenado y no vale la pena tantos giros en la trama pero la moraleja es bonita y el sentido es final reconfortante.

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This Must Be the Place

En Cannes, como habíamos dicho en la entrada de Michael de Schleinzer, la calidad actoral de las piezas estuvo muy por encima de muchas otras versiones, se decía que la actuación de los niños era impresionante pero este corto de Paolo Sorrentino nos demuestra que Sean Penn podría estar buscando su tercera estatuilla dorada.

Básicamente, This Must Be the Place es una peli de viaje o «road movie» sobre una vieja estrella del rock que se ve envuelto en la aventura de buscar un criminal nazi refugiado en los Estados Unidos, porque su padre moribundo no lo pudo encontrar en toda su vida. La aventura involucra a Frances McDormand, Judd Hirsch y Kerry Condon. De Sorrentino nos trajeron Il divo que fue una peli costumbrista sobre un primer ministro italiano y su forma de gobernar. Esta apunta a ser una historia completamente diferente llena de la emotividad característica del realizador. Le preguntaban a Penn que si se había inspirado en Ozzy Osbourne o alguna estrella de rock conocida y negó rotundamente el juicio, su referencia siempre fue Sorrentino de quien dice es una persona extremadamente creativa y que siempre le supo indicar que era lo que esperaba del personaje.

Sean Penn (Cheyenne)
Frances McDormand (Jane)
Judd Hirsch (Mordecai Midler)
Eve Hewson (Mary)
Kerry Condon (Rachel)
Harry Dean Stanton (Robert Plath)

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The Thin Red Line

Hace más de diez años me vi en cine The Thin Red Line, una peli que de pronto he visto alguna vez, alguna porción, en HBO o Cinemax, siempre con el miedo de no dañar esa primera experiencia en la cual salí tan maravillado una tarde en el universidad. Esta peli no la tengo y a pesar de las disculpas sigo sin entender porqué. Me he venido acostumbrando a verla por ahí en secciones pero me atreví a revisarla hace poco por la reciente peli de su director Terrence Malick, The Tree of Life (que a todas estas afirman que el próximo viernes 15 de julio es estrenada en Colombia).

Como les digo, ver esta peli en estos momentos fue súper fortuito pero creo que deberíamos hacer el ejercicio todos, desempolvar nuestros discos piratas, echarnos una pasadita por Cuevana o si somos más afortunados sacar nuestros DVD’s originales y repetirla. No sólo porque es una buena peli, sino porque revisándola a posteriori de The Tree of Life casi que se nota la continuación de partes del discurso inconcluso en The Thin Red Line y abordado con globalidad en esta última. El cuestionamiento existencialista continúa y puedo estar muy equivocado pero el personaje de Miranda Otto (The Thin Red Line) casi que es una reminiscencia, un suspiro del personaje de Jessica Chastain (The Tree of Life). Sólo estoy haciendo el ejercicio con esta peli pero si somos aún más acuciosos revisar The New World no sería tan mal tampoco (lo que pasa es que esa si no está tan a la mano pero el cuestionamiento de la naturaleza, la razón de ser y su función en el mundo son también inquietudes del personaje Colin Farrell pero en una referencia muy diferente).

Lo más interesante es el montaje que termina por fascinarme en un discurso extrañamente poetico. Al fondo la guerra y un polluelo saliendo de un huevo, trastabillando en su nacimiento. Un ambiente de guerra y después corte a la vista de la montaña o los árboles moverse armonicamente con la brisa. Un pelotón de infantería atravesando la falda de la colina en una misión suicida, el silbido del viento y la sensación de las nubes quedándose atrás y descubriendo el sol. Pequeños paréntesis que evocan estados contemplativos paralelos a la historia pero reflexivos en su punto más estético. Es como si el discurso de Jim Caviezel se extendiera como narrador del momento. Como si todo fuera conocido de por sí por un ente superior, un ente por fuera del tiempo y el espacio que susurra pero que también escucha. Y cada uno de los personajes explicando sus duelos, sus angustias, sus guerras. Por eso, me gusta mucho este afiche que encontré, en plena tensión del combate, entendemos a Sean Penn, de pronto a Woody Harrelson y Caviezel pero, en general, puede ser cualquier soldado viviendo su propia guerra, “un hombre peleando sus propias guerras”.

Esta podría ser la excepción de una producción con un reparto impresionante, un pelotón de actores impresionantes al frente de una compañía de personas al frente de una producción que entre fotografía, reparto, montaje, sonido, composición original, reparto y dirección hoy podríamos recaudar cuarenta y cinco nominaciones al Oscar acumuladas y ocho estatuillas doradas. Simplemente impresionante. Generalmente, estas súper producciones son un fiasco, son demasiado comerciales y vacías. Por el contrario, The Thin Red Line aprovecha el mejor suspiro de cada una de sus estrellas y nos expone un canto lírico como ningún otro. Si aún no es suficientemente abrumador que tal la lista de actores:

  • Nick Nolte
  • James Caviezel
  • Sean Penn
  • Elias Koteas
  • Ben Chaplin
  • Miranda Otto
  • John Cusack
  • Adrien Brody
  • John C. Reilly
  • Woody Harrelson
  • Jared Leto
  • John Travolta
  • George Clooney
  • Nick Stahl

Y si además eso no es suficiente la peli fue nominada a siete Oscar (no ganó ninguno que es un buen indicador ;-)) entre ellos, Malick mejor director, Hans Zimmer mejor composición original para una banda sonora, Andy Nelson, Anna Behlmer, Paul Brincat mejor sonido,la impresionante fotografía y cámaras de John Toll y la edición como montaje final de esta pieza de arte Leslie Jones, Saar Klein, Billy Weber.

Ya mismo me pongo en la tarea de encargarla y ojalá en Alta Definición. Súper recomendada.
Su respuesta final sobre la guerra: Exquisita.

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The Tree of Life

Definitivamente tengo que volverme a ver The Tree of Life; lo que pasa es que creo que voy a perder mi primera impresión en salas, que puede llegar a ser bastante diferente si espero hasta que la traigan a Colombia. The Tree of Life no es una peli fácil de asimilar. Cuando la ví, tenía la cabeza llena de muchas reflexiones porque anduve mucho tiempo pensando en filogenia, taxonomías, especies, teorías de evolución, conservadores radicales y, obvio, creacionismo. Me sentí golpeado fuertemente por lo profundo de su pensamiento y creo poder alcanzado tan sólo un décimo de todo lo que quiso comunicarnos. Muchas de las críticas que he leído al respecto abordan parte de la trama y dañan profundamente su sentido acompañándose de contenido revelador (igual uno pudiera saber el final y de pronto la sensación de la peli no cambia) voy a tratar, sin embargo, al máximo de mantener la trama en el planteamiento más plano considerando su futura experiencia.

Terrence Malick es su realizador y es un escritor-director bastante particular. Contrario a Hollywood y sus directores, Malick en sus cuarenta y dos años de experiencia cinematográfica (su primer corto oficial es de 1969) ha realizado tan sólo cinco largos (por poco y The Tree of Life es parte de su ópera prima pero si analizamos bien la cosa The Thin Red Line de 1998 si es el final de ella) de los cuales me he visto The Thin Red Line, The New World y esta su última producción. Su estilo deviene de su técnica, a pesar de ser tan meticulosa se siente un estado de libertad y libre albedrío encantador, no es reconocible al primer golpe, uno repite sus pelis y va levantando capas y capas, unas veces son detalles de su escritura, otras veces es simbología entrelazada entre las tomas y otras finalmente son detalles que sobresalen por su sencillez y grandeza que al final se concentran fuertemente en crear lazos de empatía entre el espectador y la historia, Malick es maravilloso creando sentimientos estéticos. Justo cuando nos acercábamos al abismo, al final del género de autor presenciando la muerte de los grandes como Lumet, aparece resonante este llanero solitario. Se ganó su reciente publicidad al haber peleado codo a codo con Melancholia de Von Trier en los Cannes de este año (de pronto si Von Trier no hubiera sido tan bocón y tan infantil tratando de llamar la atención a toda costa el resultado hubiera sido diferente) donde finalmente Malick se llevó la Palma de Oro. Dos posiciones existencialistas bastante interesantes, una clara y la otra oscura, una creacionista y la otra apocalíptica.

Hay muchos afiches que andan rodando por la red, me encanta este que escogí por múltiples razones; la sencillez de una foto y sus créditos principales, el piecito del recién nacido que al acercarse muestra la complejidad fractal de sus arrugas y la captura hermosa de lo asombrosa que es la vida colmada en un piecito frágil y delicado. La trama se desarrolla a finales de los 50’s en una subirbia promedio de los Estados Unidos a través de varios veranos se conoce la historia los O’Brien, una familia típica conformada por el padre (Brad Pitt), la madre (Jessica Chastain), y sus hijos (Hunter McCracken, Laramie Eppler). Pareciera que no hay protagonistas, pareciera la historia de una sóla cadena de ADN transformándose o adaptándose a medida que pasa el tiempo. Los ojos de Jack maduro (Sean Penn), el hijo mayor, son los mismos de él cuando era pequeño (admirable trabajo de selección de reparto a cargo de Vicky Boone y Francine Maisler) pero más importante sus ojos son los mismos de su padre y el resultado es el paso de dos generaciones, apenas cincuenta años, una millonésima parte de nuestra existencia en la Tierra comparada directamente con el planeta, el universo mismo, un universo que ha pasado de ser gas y volatilidad, a un complejo conjunto de galaxias, estrellas, planetas. Y así como uno detalla el pie del recién nacido, así mismo como uno detalla la historia de nuestro planeta con sus asombrosos animales y sus impresionantes plantas, la profundidad contemplativa es alucinante.

Esta es tan sólo la primera capa, yo logré descifrar dos capas más que involucran parte del desenvolvimiento de la trama entonces por ahora me quedo con ellas. La peli vale mucho la pena vérsela en cine. Yo fuí afortunado y la ví una sala súper gomela, gigante, con una proyección impecable (el mismo Malick exhortaba a sus compañeros proyeccionistas con una serie de especificaciones para que nuestra experiencia fuera mejor que incluía potencia del bombillo proyector, audio, área de proyección y sonido). Allí lo más impresionante o lo más destacado fue la apreciación majestuosa de su ambientación musical, un trabajo impecable de Alexandre Desplat (The King’s Speech, Fantastic Mr. Fox) con una orquestación que seguramente Alejandro Ramírez disfrutará al máximo 😉

Ya comenzó muy bien con Cannes, no se donde más se vaya a presentar pero seguramente será protagonista en los Oscar del próximo año de pronto con unas diez nominaciones (director, película, guión original, música, mejor canción, mejores efectos especiales, mejor mezcla de sonido, mejor montaje, mejor actor principal para Pitt, mejor actriz principal para Chastain). A la peli se le crítica mucho la falta de un hilo conductor, creo que es un tema discutible pero importante al fin y al cabo.

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Drama, Emo, Epochal, Folk, Hollywood, Indie, Melodrama, Miguel Vaca, Movie, Romance, Storytelling, Suspense, Thriller, Vacacion

The Weight of Water

En honor al 23 de abril, día en que murieron Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare se celebra el día del idioma. Un día en honor a las novelas, poesías y cuentos mejor contados en la historia de la humanidad pro este par de genios. El pasado sábado, Cinemax se unió a la celebración con un ciclo de cinco filmes que nosotros acompañamos con esta corta revisión de cada uno de ellos. Si alguno les llama la atención apuesto a que Cinemax los segirá repitiendo un buen tiempo.

Kathryn Bigelow nos reseña la novela de Anita Shreve, un thriller de suspenso en un juego de cuatro tiempos narrativos, encubriendo dos crímenes y dos criminales. Una pieza bien desarrollada con la actuación de Ciaran Hinds, Sarah Polley, Ulrich Thomsen, Vinessa Shaw, Catherine McCormack, Sean Penn, Josh Lucas y la voluptuosa Elizabeth Hurley. Un equipo relativamente joven que se preparaba para los futuros Oscar de la directora y la dupleta de Penn, un par de años después.

Cuando trajeron a salas esta peli, The Weight of Water no me llamó la atención en absoluto. Hoy a pesar de los recurrentes desnudos de la Hurley no me arrepiento de haberla visto en TV. Una peli promedio con una narración aceptable y una historia entretenida pero nada que se destaque demasiado.

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Into the Wild

Tal vez Sean Penn se haya conmovido por la historia de Christopher McCandless, un joven aventurero que a sus 21 años de edad abandona sus poseciones materiales y se embarca en una empresa en busca de la libertad y la verdad, tal vez fue lo mismo que le sucedió a Jon Krakauer autor del artículo sobre McCandless y que después volvió libro, en una especie de novela de culto periodístico. Esta peli de 2007 es el resultado de todo lo que los hizo pensar a este director-escritor y a este novelista. Una pieza llena de belleza a nivel de fotografía, cámaras y narración.

Me sorprende lo bien elaborados de los diálogos, una característica no muy frecuente en Penn y que logran compartir esos aspectos por los cuales la experiencia de McCandless es tan importante para él. A su lado logrando capturar estas sensaciones se encuentran igualmente conmovidos Eric Gautier, en cinematografía, Jay Cassidy en montaje y Michael Brook, Kaki King y Eddie Vedder en música original.

La peli se divide en capítulos, nacimiento, adolescencia, madurez y sabiduría vivenciados por un Emile Hirsch carismático, elocuente y vivaz. No conozco el libro, ni el diario pero si este muchacho lo dividió originalmente así me parece pretencioso e inadecuado. Christopher McCandless no deja de ser una persona que está huyendo de sus miedos, de sus angustias, de sus enojos, de su enfrentamiento en la vida. Para mí no había superado la adolescencia y estaba en plena maduración, siente que es el dueño del mundo con su filosofía de superación personal pero vive en constante negación, negación de la necesidad de otras personas pero queriendo y extrañando al mismo tiempo a los personajes de Brian H. Dierker y Catherine Keener, negación de la necesidad de dinero pero con la constante rutina de trabajar por dinero cuando este se le acababa para la comida, el amparo, la protección o simplemente la diversión, y negación existencial no sólo cuando se cambió el nombre a Alexander Supertramp, sino al eliminar cualquier rastro de su antigua personalidad y quedar atrapado entre sus propios divagares con una naturaleza hostil, despiadada e inmensa. Es muy bonito cuando se enfrenta al personaje de Hal Holbrook no por los conocimientos que este viejito solitario le haya concedido sino porque por primera vez encontró un fundamento de otro ser humano válido que no hubiera podio encontrar al lado de búhos, alces o lobos.

Muchas personas se han conmovido y se seguirán conmoviendo con la historia de McCandless, yo por mi lado pudiera rescatar muchos rasgos positivos de Alexander Supertramp, ese que quiere ser libre, encontrar la verdad y que no se deja alienar de la sociedad norteamericana. Sin embargo Supertramp no existe, es un héroe creado en la ficción de un hombre que apenas está madurando y que encuentra muchas incongruencias en su vida, a través de las cuales todos en esta vida hemos tenido que sobreponernos y seguir adelante.

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The Curious Case of Benjamin Button

Debo decir honestamente que con esta peli de David Fincher caí en la trampa. Una trampa en la que uno puede caer muy fácil y bastante frecuente. Hay unas personas que les gustó The English Patient de Anthony Minghella, hay otros que les encantó The Fifth Element de Luc Besson y hay otros que prefirieron Schindler’s List de Steven Spielberg.

Todas tres para mi son trampas de Hollywood. Trampas en las que uno se deja fascinar por la megaproducción y la excelencia estética de cada una de ellas.

Sin embargo a diferencia de todas ellas con The Curious Case of Benjamin Button me siento cómodo y a gusto. Cómodo sobretodo porque a pesar de ser una trampa hollywoodense no fue su favorita y tampoco su ícono a seguir; y a gusto porque desde la música (Alexandre Desplat) hasta los efectos efectos especiales (Eric Barba, Steve Preeg, Burt Dalton y Craig Barron) son impresionantes y deliciosos. Obvio sin dejar pasar por alto puesta en escena y un diseño de producción (Donald Graham Burt), montaje (Kirk Baxter y Angus Wall) o maquillaje (Greg Cannom). Un fenómeno impresionante de treinta y dos premios incluídos tres Oscar y más de setenta nominaciones más, en numerosos festivales independientes de Estados Unidos e Inglaterra.

La cadente narración de Brad Pitt, Julia Ormond y Cate Blanchet sumado a las numerosas cámaras en plano medio o plano americano recuerdan o hacen gala del cine clásico estadounidense que se ve complementado en colores, vestuario y fotografía. Una oda al cine en tres horas y un reparto de casi setenta personas.

A mi me gustó aunque para varios amigos fue un tanto demasiado.

Nota personal. En la noche de los Oscar del año pasado se cometieron varias injusticias. Digamos que siempre he querido que Brad Pitt se lleve un galardón por alguna de sus actuaciones, siendo justos le tocaba muy duro al lado de Sean Penn o Mickey Rourke pero Cate Blanchet no fue nominada siquiera, Penélope Cruz le ganó a dos monstruosas actuaciones de Taraji P. Henson o Viola Davis y me encantó mil veces la dirección de David Fincher o la producción de Kathleen Kennedy, Frank Marshall y Ceán Chaffin que su competidora Slumdog Millionaire. Así son los Oscar, así es la vida.

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