Esta peli sólo es definible como hermosa. Su música (Explosions in the Sky, David Wingo), sus encuadres, sus colores, su fotografía (Tim Orr), sus locaciones (Joshua Locy) son una exaltación de la sensibilidad y la conciencia de la belleza en la naturaleza. Podría ser clasificada como una road-movie pero no cumple con el principio de salir de su casa hacia una aventura por un camino aunque en su trayecto los personajes de Prince Avalanche si alcanzan un conocimiento superior y una enseñanza. Pueda ser que para algunos de nosotros sea extraño ver a David Gordon Green haciendo este tipo de piezas porque lo reconocemos por Pineapple Express, Your Highness o incluso Eastbound & Bound pero para sus fanáticos más fervientes, aquellos que lo acusaron de vendido y traidor al hacer precisamente este tipo de productos en Hollywood, no es para nada insólito que haya vuelto a sus raíces.
Entonces, aun sin poder verlas, hice mis averiguaciones y al parecer Snow Angels, Undertow o George Washington son unas cintas de un poder dramático increíble y que nada tienen que ver con las ya nombradas piezas de explotación que ha venido realizando.
Prince Avalanche es protagonizada por Paul Rudd y Emile Hirsch quienes interpretan a un par de trabajadores que pintan los separadores de una vía en Texas después de los famosos incendios forestales de 1987. Alvin (Rudd) es un hombre dedicado a su trabajo que abraza la soledad temporal que el oficio le provee para reflexionar sobre su existencia; es como él mismo dice un príncipe regocijándose en sus dominios; aunque es preciso que hay una diferencia clara, en cierta forma también se define como un hombre solitario que le escribe a su mujer, un fantasma del cual está profundamente enamorado, sólo para tratar de no volverse loco y poder seguir trabajando tranquilo; es tan seguro de si mismo como estricto y cree fervientemente que eso es lo que lo ha sacado adelante y así que le da trabajo a su cuñado Lance (Hirsch) para también ayudarlo, alejándose de las singularidades de su persona; Lance es inmaduro, inseguro y aventurero; su relación con las mujeres es enfermiza y las objetiviza sin conciencia del daño que les hace; el diario vivir de este par se vuelven “Las Aventuras de Alvin y Lance”, las aventuras quijotescas en el principado que ha creado Alvin para Lance con borrachos, fantasmas, amores platónicos y alcohol, «The Adventures of Prince Avalanche».
Más que un drama, Prince Avalanche es una comedia indie -¿recuerdan cuando hablamos de Celeste and Jesse Forever, de Seeking a Friend for the End of the World o Safety Not Guaranteed?-, con profundas reflexiones existenciales, con intensos tonos de dramatismo pero que auténticamente es simpática y graciosa; Prince Avalanche es capaz de conmover y hacernos reír mientras contemplamos la belleza de sus 90 minutos.
Corta, directa y exquisita, la última peli de David Gordon Green participó oficialmente en La Berlinale de este año donde ganó Oso de Plata a mejor director y estuvo nominada al Oso de Oro; sin duda una gran pieza que pone a Gordon Green de vuelta donde sus fanáticos lo reclamaron y que le abre camino a Joe, una historia ala Mud sobre un niño y un exconvicto que le ofrece un rol paterno poco ortodoxo.