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X-Men: Days of Future Past

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Siete pelis se han hecho con mutantes dentro del Universo Cinemático de Marvel (MCU) en FOX. A saber: X-Men, X2, The Last Stand, Origins, First Class, Wolverine y ahora Days of Future Past. Siete pelis en las cuales no hay mucha concordancia a los comics, ni a la serie animada, sino más bien han sido la excusa para lanzar una extensa franquicia cuyo único elemento aglutinante, y subsecuente protagonista, se lo ha llevado insospechadamente James Howlett, por unos conocidos como Logan por la mayoría de nosotros como Wolverine.

No importan los arcos, ni los guiones, ni si las adaptaciones fueron buenas o si algunos directores fueron mejores que otros. De tanto en tanto, en este MCU de FOX, todos han tenido graves indulgencias que a la postre han generado vacíos en sus conjugaciones. De esta forma no hay buenos ni malos entre Bryan Singer, Brett Ratner, Gavin Hood, James Mangold o Matthew Vaughn; todos sin excepción dieron más relevancia y prioridad a Mystique (Jennifer Lawrence/Rebecca Romijn), al ya nombrado Wolverine (Hugh Jackman), desarrollaron de ceros figuras como Rogue (Anna Paquin), Phoenix (Famke Janssen), Sabertooth (Tyler Mane/Liev Schreiber) o hicieron ridículos a otros tantos como Cyclops (James Marsden), Deadpool (Ryan Reynolds), Gambit (Taylor Kitsch) o Angel (Ben Foster); pero sobre todo en su común denominador, la anarquía, las historias no concordaban; unas veces Charles Xavier (Patrick Stewart) estaba condenado a su silla de ruedas, mientras en otras campantemente caminaba frente a las cámaras; en unas Emma Frost era una joven adolescente (Tahyna Tozzi) y unas décadas atrás era una despampanante mujer (January Jones); o la mejor de todas en una época Bolivar Trask era un enano (Peter Dinklage) y unas décadas después se convertía en negro (Bill Duke).

X-Men parecía entonces que no se podía juzgar como un universo cinemático coherente pero de alguna forma habían logrado conquistar un borroso camino narrativo, entre todas sus salidas. Después de las estocadas recibidas por The Last Stand y Origins, sin importar las buenas taquillas, la franquicia parecía moribunda hasta que Matthew Vaughn, producido por Bryan Singer, planteó una especie de arco de origen con First Class y todo tuvo una nueva luz de esperanza, justo cuando FOX más lo necesitaba. Singer aprovechó esa luz e intercambió papeles con Vaughn. Partió de los planteamientos de First Class, generó una formidable campaña de expectativa recogiendo la estética de Vaughn y trajo dos items que los fanáticos pedíamos a gritos (A) los centinelas y (B) alguno de los arcos de la serie animada.

Days of Future Past aparece como un excelente paso hacia una gran y más sólida franquicia. Mientras, Vaughn establecía una confrontación entre los mutantes de Xavier y The Brotherhood of Evil Mutants de Sebastian Shaw (Kevin Bacon) el contexto del final de los 60’s parecía aceptarlos con una buena tónica y una excelente ambientación. Tanto el comic como el contexto histórico fue excelentemente aprovechado y se alcanzó la cima de calidad y narración en la franquicia. Vaughn, de alguna forma rehizo el relato explotado en X-Men (2000) y replanteó desde allí el inicio de los mutantes con una nueva dosis de grandes actores. Singer fue ambicioso y pensó que era la oportunidad perfecta para unir los dos repartos y Days of Future Past le calló como anillo al dedo.

El problema eran los vacíos narrativos que la anarquía de X-Men había desarrollado dentro de FOX. Singer fue contratado para resolver el tema y poder establecer un universo donde se pudiera producir filmes a largo plazo y utilizó una solución deus ex machina, un poco facilista, sostenida en los viajes a través del tiempo. Al modificar algo del pasado no podemos asegurar que el futuro no sea alterado y si este evento del pasado es grandilocuente pues sus consecuencias en el futuro serán directamente proporcionales. Viajar en el tiempo debe ser manejado con aún más pericia que cualquier otra disculpa en el guión porque implica la multiplicidad de universos paralelos –o en el caso de Days of Future Past conciencias paralelas–, y aún más incongruencias narrativas debido a las exponenciales variables que genera cada decisión. A pesar de resolver todo a los trancazos –o como decimos en Colombia a-la-maldita-sea–, es un punto interesante y viable, el uso de saltos en el tiempo a través de conciencias paralelas, de esta forma las ilusiones de ver a Bishop (Omar Sy) haciendo su trabajo en el tiempo se disuelven pero Wolverine se vuelve una mejor opción. Además la referencia a The Terminator (1984) de James Cameron es un lujo en la cinta; el futuro áspero y oscuro del inicio de la cinta, coincide con el mundo dominado por las máquinas de Cameron, tanto que en algún momento se espera que entre el pie de un T-800 y aplaste un cráneo humano, en primer plano; los viajes en el tiempo se han usado en varios relatos pero atravesar el pliegue del tiempo y el espacio para llegar a un punto del pasado completamente desnudo es también original de Cameron y aquí también Singer le hace un guiño con la desnudez y el desconcierto de Wolverine en su viaje.

De nuevo, establecidos en las indulgencias que les debemos conceder a los creadores del MCU de FOX, la cinta prometía solucionar los vacíos conceptuales y narrativos del pasado (en la franquicia). Aunque si se responden algunas inquietudes, Days of Future Past no es precisamente la salvación esperada. Una de las jugadas reiterativas de Singer en esta pieza es que lo que no se pueda explicar en dos líneas de diálogo queda sin resolver en el marco de la historia y así fue durante toda la pieza.

De nuevo, gran cabezazo de Simon Kinberg, Jane Goldman y Matthew Vaughn, encargados de la historia, que resolvieron el tema del salto en el tiempo con viajes de conciencia a través de un inusitado poder de Kitty Pryde (Ellen Page) conocida ahora como Shadowcat pero ¿cómo encontró dicho poder? Junto a los poderes de Kitty, no se nos cuenta cómo Xavier y Magneto (Ian McKellen) se hicieron aliados en el futuro, cómo se llegó al último diseño de los centinelas que aunque tienen coherencia con la persecución de Mystique parecen un resultado de una combinación más poderosa de Rogue, no se explica la conexión de las escenas finales de The Last Stand, es decir, cómo Xavier pasa de la aniquilación total a la reencarnación/reconstrucción de su cuerpo después del enfrentamiento con Phoenix, porqué Trask (Peter Dinklage) le tiene tanto odio a los mutantes –hasta William Stryker tiene una historia que todos conocemos– o la más cruel de todas, después de una alta y enriquecida campaña de expectativa con la muerte de John F. Kennedy, nos hundimos en un vacío donde no se resuelve nada al respecto. Hay posibles soluciones a todo; Wolverine otra vez con Adamantium puede ser un detalle de alianza del guepardo con Magneto al final de The Wolverine y se explica en Days of Future Past de la misma forma que Magneto (Michael Fassbender) manipuló los rieles de acero y casi que se sienten líquido para inyectarlos en otros cuerpos; el tema no son las respuestas que uno se arma sino la desconsideración y casi descaro de los creadores de la historia que no tuvieron reparo en estos hitos importantes en la trama para los fanáticos.

La cinta en su totalidad es interesante. Perdonando otra vez, los nuevos vacíos, y a sabiendas que ya no importan, Days of Future Past está llena de detallitos divertidos que hacen de la peli un gran entretenedor y nos preparan para el gran arco de Apocalipsis en 2016. Obviamente, la escena cumbre de esta pieza podría ser la exploración de los poderes de Quicksilver (Evan Peters) que nos callan la boca a todos los que pensamos que su trajecito de aviador se veía ridículo en los abrebocas de Empire Magazine. Personalmente, siento que la escena de levitación del estadio es absolutamente atrevida, audaz y temeraria; de las pocas escenas rescatables de The Dark Knight Rises está el hundimiento del estadio de los Rogues, este levantamiento está al mismo de nivel de impacto e impresión y sienta el ambiente perfecto para el desenlace. Es cierto, en la cinta se habla más y se tiene menos acción de la esperada, pero los diálogos están muy bien concebidos y no todo tiene que ser grandes dosis de vértigo para cautivar nuestra experiencia cinematográfica; la pausa y el detalle son también elementos de fina coquetería que Singer sin duda logra alcanzar en esta salida.

Nota personal. Hubo un momento de delirio personal cuando William Shatner, en personaje de James Kirk de Star Trek, entrega la línea de diálogo “we’re going backwards in time”. Es una bobada pero una bobada de esas finas que tanto me gustan.

Nota personal 2. En cuanto a mi juego «shakespeariano» de referencias a Richard Nixon, el trabajo desarrollado por Mark Camacho no es del todo atractivo y enriquecedor. Su perfil en la historia es obvio, su desempeño es el mínimo esperado y su caricatura la hemos visto mejor ejemplificada en otras versiones, dejando como resultado un desempeño fútil y sin mucha gracia.

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Star Trek: Into Darkness

La siguiente entrada puede ofrecer contenido revelador que puede afectar la experiencia de la peli para aquel que no se la haya visto.

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Por fin llega la segunda parte de una de las recientemente renovadas franquicias, alimentada inteligentemente por J.J. Abrams y su equipo de escritores de primera línea (Roberto Orci, Alex Kurtzman, Damon Lindelof). Afirmo «inteligentemente» porque su salida en 2009 con Star Trek le permitió reinterpretar la serie, hacerla suya, desarrollar una nueva visión muy personal y redefinir la dirección sin que se pudiera decir que era un relanzamiento, un enlatado o una versión de lo visto anteriormente. Abrams logró aportarle un balance al tema de la fidelidad de la historia con giros en el argumento y además alcanzó lo que parecía poco posible al hacer emocionante lo que se había vuelto un espacio muerto de culto entre fanáticos, requetesúper-fanáticos y algunos admiradores del tema. Tanto así que Star Trek es llamada la undécima salida de la saga y no el reinicio de la misma.

Pero en Star Trek: Into Darkness, lejos de las innumerables incongruencias que la historia puede llegar a tener, Abrams fue víctima de su propia medicina, no pudo soportar todo el éxito de su primer episodio, su truco del «mistery box» resulta fatuo y se ve desdibujado en el desarrollo de su segunda edición.

A decir verdad, creo que fui muy indulgente con Iron Man 3, por ser la primera de las candidatas en lanzarse al ruedo este año para que los espectadores la juzgáramos y creo que con Into Darkness es posible que se me haya ido un poco la mano y sea más drástico, pero dejando aparte el entusiasmo y la emoción al experimentar la cinta, creo que se comete un número considerable de errores que de pronto no dañan la experiencia de momento pero si a posteriori, al irla descifrando poco a poco (de pronto, en algún momento me pasó lo mismo con The Dark Knight Rises vs. Avengers vs. el Dark Knight o lo que en algún momento también me sucedió con Quantum of Solace vs. Casino Royale – ambas pelis, The Dark Knight Rises y Quantum of Solace, mejoraron notablemente su experiencia en segundas o terceras repasadas – pero pues esas son las subjetividades a las que uno se enfrenta cuando hay diferentes variables de momento, formato o estudio).

Retomamos el buen curso de la historia cuando Kirk se hace a la silla del Capitán de la USS Enterprise y logra controlar el ímpetu de su Primer Oficial, Spock, que lo juzga por cada instrucción que imparte. Una rutina divertida para un par de personajes que apenas están desarrollando la mitología de su propia relación. Ahí se acaba Star Trek.

En esta segunda salida, Abrams empieza la historia involucrando a Kirk y McCoy en una persecución en un planeta primitivo. Su intención es llamar la atención de sus habitantes para alejarlos de un volcán en erupción que va a destruirlos y salvarle de paso el pellejo a Spock que está dentro del cráter tratando de apaciguarlo. Para hacerlo, tiene oculta la nave debajo del agua y pasándose por alto la Directiva Principal -de no involucrarse fundamentalmente con otras culturas- hace emerger la USS Enterprise y rescatar a Spock. De vuelta a la Tierra, Kirk es destituído de su cargo, por haber alterado el curso de la historia de dicho planeta, al haber hecho evidente la presencia de una nave espacial en un lugar donde ni siquiera se han inventado la rueda. En principio, es alejado de la USS Enterprise, sin embargo, el Almirante Pike lo vuelve a reclutar como su primero al mando, un giro tedioso para volver a la misma dinámica de la primera parte. Mientras tanto, John Harrison, un ex-oficial de la Flota Interestelar, se apodera del pánico de nuestro planeta al volar la biblioteca de la Flota Interestelar y atacar a sus capitanes de más alto rango cuando se reúnen a discutir qué hacer al respecto. Pike muere en el atentado, Kirk logra aplacar el ataque y Spock vuelve a hacer equipo en la USS Enterprise gracias a que Kirk convence al Almirante Alexander Marcus de vengar a su amigo yendo tras el responsable. La misión esta vez es descubrir los motivos de Harrison para aterrorizar la Tierra y destruirlo en su guarida establecida en Kronos, un planeta desolado en un cuadrante prohibido y vigilado por Klingons.

J.J. Abrams es un gran director de acción y logra cautivarnos con todas sus escenas centrales en esta pieza. No sólo es adrenalina pura, ambientación musical y escenas complicadas con dobles de acción, los colores son brillantes y el diseño de producción sumado al buen montaje generan resoluciones que nos inspiran a extasiarnos. Sin embargo su error más tonto fue subestimarnos y crear una atención demasiado grande en el rol de John Harrison. Debo reconocer que fui impresionado al descubrir que este personaje interpretado por Benedict Cumberbatch era en realidad Khan. Khan Noonien Singh, líder invasor, de humanidad mejorada que fue puesto en reclusión criogénica y despertado en una de las pocas pelis que me he visto de Star Trek, The Wrath of Khan. No puedo asegurarlo con claridad pero tengo entendido que Cumberbatch maneja fielmente el perfil original de Khan donde dominó la Tierra en las famosas Guerras Eugénicas de los 90’s. Al traer a colación a Khan, J.J. Abrams pervierte todo lo que había alcanzado en su primer capítulo y hace que Into Darkness se vuelva «un relanzamiento, un enlatado o una versión de lo visto anteriormente» en The Wrath of Khan. Con el agravante que Khan sintetiza quince años de historias y relaciones entre los personajes para revertirlas en un final sin duda «shakespeareno». Abrams de la manera más ingenua, se echa la soga al cuello, se permite la comparación con una de las cintas más interesantes de ciencia ficción que he visto y termina sufriendo la maldición de Total Recall de 2012 sobre Su Original.

Es cierto, que Abrams juega con los fanáticos y les suelta regalitos de cuando en vez. No soy yo el más indicado para enumerarlos pero son bastantes y muy divertidos; sin embargo, creo que los traiciona, no con ocultarles la verdad sobre Khan -por eso siento que no es un comentario revelador o «spoiler»- sino con la falta de fidelidad al desenlace de The Wrath of Khan que hubiera hecho de esta peli una gran hazaña -incluso con la transposición de sus personajes-, sin importar que al final la hubiéramos catalogado como reencauche ya que sin duda hubiera sido una historia mejor elaborada. Más allá de la destrucción infantil de los perfiles logrados en la primera parte, del protagonismo exagerado de Uhura, de la repetición de Scotty como un personaje calcado de Mission: Imposible o la falta de equilibrio entre McCoy y Spock, el gran daño causado por los libretistas se ocasiona en la apresurada resolución de esta historia -en la serie original después de The Wrath of Khan se toman todo un capítulo llamado The Search for Spock para resolver el percance- que al final pareció un afán del director por abrazar su nuevo proyecto en Star Wars. Seguramente vamos a tener un tercer episodio de Star Trek -anunciado ya para 2016- con un nuevo director pero con el problema de cómo resolver el fiasco entregado por Abrams en Into Darkness.

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Prometheus

Antes de ver esta peli recomiendo 100% ver con anterioridad todo el material colateral que se creó alrededor de ella como expectativa e incluso una incursión, si es posible incluso, a Alien. Son ilustraciones que resuelven ciertos rincones del universo de Prometheus que no se tocan en la peli misma.

Peter Weyland TED 2023 Talk

Happy Birthday David

Tampoco hay que preocuparse por el material revelador (spoilers) de algunas críticas o reseñas: Scott no da una respuesta directa a ninguna de nuestras cuestiones simplemente crea este nuevo universo independiente y anterior a toda la saga para unirlas todas maravillosamente como ninguna otra precuela lo ha hecho con sus respectivas franquicias.

En mi humilde opinión Prometheus está más encaminada en generar dudas y es tan buena haciéndolo que aunque existen vínculos claros entre la franquicia original (Aliens) y esta cinta, como The Weyland Corporation, los alienígenas parasitarios e incluso «los ingenieros» y su tecnología, es un gran error tratar de unir Alien y Prometheus. Mientras este último filme de Ridley Scott plantea la gran inquietud de biólogos, teólogos y hasta ufólogos sobre el origen de la vida en La Tierra, Alien es una apología a la supervivencia y la problemática socio-política del enclaustramiento.

Había pensado que el tema del creacionismo sugerido por Scott era una fatalidad dentro de la historia –cómo se le ocurre a este gran director echar para atrás años y años de conocimiento «darwiniano», somos el biólogo cuestionando la tesis de Shaw-Holloway al principio de la sesión informativa- pero a medida que avanza la historia, surgen las mismas dudas y no queda resuelto si es un dios, un aliénigena o la evolución natural de nuestro planeta lo que generó la chispa de vida terrestre. Es decir, quedamos en las mismas, lo cual hasta cierto punto es bueno.

Para finalizar el tema de la trama, Prometheus nos inquieta, desde los mismos corto-avances de la cinta, con quiénes son estos ingenieros, porqué nos acompañaron durante tanto tiempo, porqué nos odian tanto y qué es ese planeta del cuál recibimos sus coordenadas. Sin resolver esto, Scott claramente abre una brecha para una secuela o una serie de ellas y lo más interesante no es siquiera una segunda parte hacia los destinos de esta historia misma, por primera vez en la historia del cine -creo- podría afirmarse que la dirección indicada para una precuela es una precuela de la precuela y que siguieramos avanzando hacia atrás resolviendo The Weyland Corporation, los androides, las investigaciones de Shaw-Holloway, los sumerios, los babilonios, los egipcios y volver de nuevo a los ingenieros. ¿Cuál camino tomará finalmente la franquicia? ¿Scott seguiría al frente? No lo sabemos pero definitivamente es un proyecto increíble.

¿Es Shaw/Noomi Rapace, una figura femenina tan poderosa como para compararla con Ripley/Sigourney Weaver? Definitivamente. La actuación de la sueca es desgarradora, retadora, emotiva y sin duda heroica, grandes cualidades que Scott supo resolver a través del guión de Jon Spaihts y la megaestrella Damon Lindelof -figura del equipo de J.J. Abrams en proyectos como Lost y Star Trek.

Pero a nivel de reparto por encima de Logan Marshall-Green, Sean Harris, Idris Elba, Guy Pierce o las mismas Charlize Theron y Noomi Rapace, está de nuevo Michael Fassbender deslumbrándonos. Parece imposible que se pueda superar su desempeño como Bobby Sands en Hunger, Connor en Fish Tank, Brandon en Shame o camuflarse más que el Teniente Archie Hicox en Los Basterdos, Burke en Jonah Hex o Magneto en First Class. Pero ahí esta este germano-irlandés con una actuación impresionante de un androide, un poco amanerado, sicótico, con un lado tan ocuro como un nazi y aún con una fascinación fanática por Lawrence of Arabia. Una locura de personaje en la cual se basa toda la intriga de Prometheus y que nos recuerda a sus previos-posteriores Ian Holm y Lance Henriksen, grandes androides de la saga. No me extrañaría en absoluto una nominación a los Oscar después de su forzada ausencia este año.

Hubiera sido muy divertido haber visto esta peli en IMAX pero al parecer estamos muy de malas con la distribución de este formato en Colombia. Lo hice en 3D y fue maravilloso (recuerden el truco de comprar al centro muy adelante). La espléndida fotografía de Dariusz Wolski es majestuosa en planos generales o intrigantes y oscuros en recintos cerrados. Su acercamiento a la fotografía de Alien es muy cercana obviamente ayudado por un excelente trabajo del diseño de producción de Arthur Max que permite admirar a Prometheus como una verdadera y creíble historia cronológicamente anterior -una de las quejas más profunda que tengo sobre los primeros episodios de Star Wars-. Me hubiera gustado eso sí que Wolski no hubiera sido tan tímido con sus primeros planos, Scott en sus filmes tempranos, como Alien o Blade Runner, abusa deliciosamente de ellos y casi le dan su rúbrica tan particular a nivel de estética.

Prometheus es una gran peli. Discutirla con fanáticos ha sido tal vez lo más interesante de ella y sus vacíos pueden ser lo más valioso dentro de la franquicia.

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Ghost Protocol

Me tomé casi dos semanas antes de escribir una entrada en el blog. Necesitaba un aire porque la verdad me estaba tomando demasiada cordura venir desarrollándolo al ritmo que lo venía haciendo. En el tintero hay mucha peli y mucha producción que me vi y que todos de alguna forma esperábamos ver. Sin embargo rompo mi ayuno con una pieza que se venía esperando desde hace mucho tiempo y que recién me vi anoche, Mission: Impossible, Ghost Protocol.

Una peli de Brad Bird, producida por Jeffrey Jacob Abrams, bajo la megaproducción del estudio Paramount y aún con su mayor estrella vigente Tom Cruise. Mucho se ha venido diciendo de la cuarta parte de la franquicia, que es la mejor de las cuatro, que Tom Cruise entrega su testimonio a Jeremy Renner, que el paso de Bird de los muñequitos animados a la acción es brillante, Abrams es el nuevo Rey Midas y así muchas habladurías para lo cual hay una sóla respuesta: Hay que ver esta peli.

Por mi lado siento que no es la mejor de la franquicia, sigo pensando que MI3, la anterior, dirigida por el mismo Abrams sigue siendo insuperable a nivel de trama y desarrollo de tensión. Ghost Protocol lleva al límite a IMF, toda su línea de agentes, analistas, espias y contraespias pero cometen errores fundamentales que terminan por atentar en la afición y su propia atención en la historia de la peli.

Lo primero que hay que decir es que el espectador no tiene descanso. Son un poco más de dos horas de profunda tensión y grandes eventos que dejan boquiabiertos y sin aire a los seguidores de la historia. Brian De Palma, en la primera parte se encargó de dar la primera estocada cuando presentó su ícono, Jim Phelps, como un héroe cansado y como su mayor traidor -el mismo Peter Graves actor de la serie de televisión cuando le ofrecieron este papel se negó a traicionar su imaginario-. Seguramente, Josh Appelbaum y André Nemec presionados por Bird y Abrams quisieron lograr tal tipo de impacto en escenas mucho más gráficas, de un contexto más general y así, como vimos en los cortos, la destrucción del Kremlin es aterrador en pantalla. Lo bonito es que trataron de darle continuidad a la historia, y aunque fue muy tímido, Ghost Protocol es la primera de la serie que se aferra a una cosmogonía, las otras parecían grandes paréntesis sin conexión de no ser por el mismo Cruise y por Ving Rhames que lograron armar los tres equipos anteriores de IMF. Aprovecho para desafiar con mi primera gran crítica, a la peli. Mientras Daniel Craig con su versión de Bond complementa el gran imaginario de Ian Fleming, que sin serlo rodea la sofisticación, la elegancia, las mujeres y el humor fino, Cruise venía desarrollando con Ethan Hunt un héroe de acción impresionante donde las cámaras se deleitan con sus acrobacias sin doble; Ghost Protocol es un atentado contra ese trabajo desarrollado, Hunt sigue siendo un gran héroe de acción, pero a la vez quiere ser sofisticado, a la vez es maltratado hasta la crisma y siento que pierde su identidad entre un Bourne Ultimatum multiplicado por un Quantum of Solace.

Es cierto, el toque de Bird en la acción y en la dirección de cámaras de la peli hacen súper entretenida la peli. Su gran aliado es definitivamente Michael Giacchino que nos cautiva e himnotiza con su composición y ambientación musical. Evidentemente Giacchino es una carta impuesta e imprescindible de Abrams por lo que su trabajo domina desde Alias, Lost y Fringe, hasta incluso Star Trek o recientemente Super 8 pero Giacchino tiene también vasta historia con el mismo Bird o Pixar. Desarrolló la música de The Incredibles, Ratatouille y Up, dos de ellas direcciones espectaculares de Bird que tienen el toque genial de Giacchino.

La peli es filmada en iMax, siendo Bird al lado de Christopher Nolan los encargados de liderar la revolución en contra de la moda del 3D en el cine. Aún es muy prematuro afirmar quién tiene la razón o quién va a triunfar en esta dura guerra de taquillas y estudios de producción. Lo que si es cierto es que mientras podamos deberíamos aprovecharlos al máximo. Esta peli la están dando en Bogotá en Plaza de las Américas en el formato original pero el gran aliciente es que dentro de los cortos esta el famoso «sneak peak» de Batman, The Dark Knight Rises -una cita obligada que aún yo no he hecho pero que es obligatorio para todo amante del cine, del iMax y de Nolan-.

Tal vez el lunar más grande es la misma presencia de Tom Cruise como responsable de la parte dramática de la pieza. Aunque no queda claro si Jeremy Renner toma el bastión del equipo de IMF, sería un gran ganancia para la franquicia un relevo y asumir los nuevos retos con este nuevo equipo que se conforma con Paula Patton y el inmenso Simon Pegg. Ya hemos visto el éxito de Renner en pelis de corte independiente de acción o drama con excelentes resultados como The Town o The Hurt Locker.

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Meek’s Cutoff

Esas pelis contemplativas, de grandes planos generales extendidos más de la cuenta a lo que estamos acostumbrados en la proyección de la sala, muy costumbristas y con fotografía de muy alta calidad me encantan -recuerden que me crié con Wenders y Herzog en la universidad-.

Meek’s Cutoff de Kelly Reichardt fue una de tantas pelis que vi anunciada en San Francisco y que no tuve oportunidad de atender allá. Tenía muchas ganas de verla y gracias al Festival 4mas1 logré hacerlo.

Es la historia de una caravana en una travesía por Oregon, que se apartó de una aún más grande, buscando pastos más abundantes mucho más al sur. Situada a finales del siglo XIX, se enmarca una odisea relativamente plana donde los partidarios de esta decisión, gracias a la escasez de agua, los largos recorridos a través del desierto, empiezan a estar en desacuerdo con su líder Stephen Meek, interpretado Bruce Greenwood (Super 8, Star Trek) oculto en una desordenada melena y una larga barba. Meek responsable del atajo, es obstinado y prepotente, es incapaz de pedir ayuda o de reconocerla en ningún momento. Las tribulaciones de las familias que lo acompañan terminan cediendo ante la llegada de un aborigen que posiblemente tiene mejor ubicación o por lo menos conocimiento de la ya escasa agua. La falta de fe de sus seguidores atenta contra el comando de Meek, el gran problema es la comunicación entre estas dos culturas tan inclinadas a no comunicarse, como lo eran los inmigrantes y los nativos de toda la extensión de Norteamérica.

La peli tiene una excelente fotografía, es costumbrista y contemplativa pero a diferencia de los grandes directores del neoexpresionismo alemán padece de una falta de contenido o significado. Es más una bella expresión cinematográfica en la estética de esta peli. A mi parecer una mecha quemada de Michelle Williams (Blue Valentine, Shutter Island) y Paul Dano (There Will Be Blood, Little Miss Sunshine) que toman muy en serio sus decisiones de producción y aunque la cinta de Reichardt está volcada completamente al género independiente que les apasiona, el alcance al final no es el mejor logrado.

La peli logró mejor producción en los Spirit y también participó oficialmente en La Biennale de 2010 donde aruño el premio SIGNIS para su directora. Gracias a MUBI y el Festival 4mas1 podemos observarla hasta hoy.

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Super 8

Dos monstruos se juntan en la pantalla, el señor Jeffrey Jacob Abrams y el señor Steven Spielberg, para hacer Super 8. Un proyecto que empezó como el secreto mejor guardado de Hollywood cuando en la premier de Iron Man 2 se presentó un corto muy extraño protagonizado por Elle Fanning pero producido por este par de gigantes. No pudieron resolver cómo fue posible que tal secreto no se hubiera colado a prensa en absoluto pero ahí estaba en la pantalla.

Detrás de ese aire misterioso obviamente estaba Abrams, la vieja escuela de Spielberg acostumbrada a mercadear el reparto, la producción, la historia y la dirección, con por lo menos tres años de anterioridad para que empiece una peli, se dejó seducir por este insólito movimiento que causó la misma impresión e incluso más que cualquiera de sus producciones. Aún falta mucho para que se acabe la temporada de verano pero desde ya la crítica y el público califica este proyecto como uno de los mejores, atropellando toda la parafernalia de explotación alrededor de los comics de El Capitán América, Linterna Verde, Thor e incluso los cortos avances de Los Vengadores (aún me queda difícil compararla con el último capítulo de Harry Potter pero seguro se dan guerra).

Es una historia de niños, protagonizada por niños y con una clasificación apta para niños. Debo confesar que tenía miedo que fuera un salpicón con historias clásicas de Spielberg. Y si, pero no. Tiene rasgos de Close Encounters of the Third Kind, Jaws, E.T., Amazing Stories o incluso (sin ser una peli dirigida por él) se siente gran influencia de The Goonies, exitoso filme que produjo al lado de Richard Donner, pero logra salvar su originalidad con el propio estilo de Abrams. A nivel de producción, se siente la industria en cada uno de sus detalles, me permito rescatar el paso del tiempo y la escogencia de reparto, como factores invisibles para el público en general, por lo bien establecidos que están. La historia se hace creíble por la suficiencia en cada uno de sus detalles y valga la oportunidad para alabar el desempeño de Elle Fanning cuyos dotes histriónicos ya habíamos realzado en Somewhere pero aquí de nuevo con un par de pinceladas logra demostrar lo bien encaminada que está su carrera.

La música es compuesta por Michael Giacchino, un eje importante en el equipo de Abrams que ya trabajó con él en Star Trek, Lost y Fringe. Larry Fong por el contrario es más socio de la cinematografía de Zack Snyder con Watchmen, Sucker Punch y 300 aunque ya había trabajado con Abrams en Lost. A nivel de montaje, me he venido dando cuenta que un director es un eje importante en la concepción de una peli y su realización pero no es una pieza cinematográfica hasta que no pase por edición. Y lo más bonito es que, aunque algunas veces el director se sienta al lado del editor a armar su peli, se encuentra más valioso entregarle todo el material a una persona para que esa persona, entendiendo la intención primaria del director, la personalidad misma de la peli, arme todo el proyecto. Una decisión difícil que sólo se le puede confiar a una persona muy cercana y que haya trabajado con ellos durante muchos proyectos. Sucede con muchos directores David Cronenberg, Quentin Tarantino o incluso el gran maestro Martin Scorsese. Maryann Brandon y Mary Jo Markey son editoras que han trabajado con Abrams en Star Trek, MI3, Alias y seguramente van a seguir haciéndolo hasta que Abrams deje de realizar cine.

Como tal, Super 8 es una megaproducción de Hollywood que vale mucho la pena ver en cine, me emocioné, me sobresalté en varias oportunidades y me sentí de nuevo viendo ese tipo de pelis que me hicieron tan fanático de Spielberg pero que en algún momento dejó de realizar.

Nota personal: Al final de la peli, casi como epílogo de la historia hay un evento de Charles Kaznyk que definitivamente paga la boleta y es súper recomendado. Si va a cine no se levante hasta que no lo haya visto.

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Delicatessen

Jean-Pierre Jeunet hizo muchos cortos antes de lanzar su primer largometraje Delicatessen en 1991. Los primeros animaciones reconocidas por sus premios en las cuales trabajó con Marc Caro en cinematografía y montaje, los últimos cortos eran argumentales donde él mismo actuaba y en el último de sus cortos Foutaises de 1989 se unió a Dominique Pinon que de ahí en adelante se volvió su actor fetiche.

Los tres, Dominique Pinon, Marc Caro y Jean-Pierre Jeunet definen en Delicatessen la estética y el argumento de lo que en principio es una farsa pero mucho más importante el principio de la estética y rúbrica que definen a uno de los directores más divertidos del cine contemporáneo. Tal vez, su última peli Micmacs à tire-larigot sea un tanto más de lo mismo y se empiece a sentir el cansancio en su creatividad con un sentido iconoclasta en sus imágenes pero nadie puede negar que las sonrisas son parte esencial de una visita al cinema cuando Jeunet dirige la peli.

Delicatessen seguramente no sea su mejor obra aunque definitivamente si es la que más reclama culto por parte de sus admiradores. Y no es para menos, para los que no conocíamos a fondo el cine francés, para los que la fantasía se debatía entre Terminator 2 y Viaje a la s Estrellas la afiliación hacia un género costumbrista, anacrónico y descabellado era casi que inmediata. Puedo afirmar que Delicatessen no es la mejor peli de Jeunet porque estaba madurando su acompañamiento musical, estaba experimentando con secuencias de imágenes que le proporcionaban ritmo, continuidad, humor, secuencia, y estaba definiendo sus cámaras y su fotografía que permanecerían casi invariables durante todo el resto de su portafolio. Sin embargo los rasgos de genialidad saltan a la vista en esos mismos experimentos, el concierto de chelo y serrucho, el ritmo visual y musical generado por la orquesta de cotidianidades cuando el carnicero está tirándose a su vecina o la ingeniosidad para crear los diferentes artilugios de cada personaje casi como elementos de su propia personalidad.

Siempre pensé que me encantaban los títulos de presentación de Napoleon Dynamite o Nacho Libre, los consideré realmente sofisticados en The Royal Tennembaums y pintorescos en Amélie pero no llegué a pensar nunca que eran parte de un gran estilismo creado por Jeunet desde siempre.

Delicatessen no es sólo una pieza recomendada, es una pieza que no debe faltar en nuestras videotecas 😉

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Afiches más Destacados

por Diego Taborda

Estas entradas sobre afiche no tienen nada que ver con la calidad de sus pelis, es un ejercicio que hago sobre el blog de los afiches que más me gustaron o que se destacaron de alguna forma. Aunque me encanta tener a Steven Soderbergh por primera vez en un listado de estos.

Me demoré un poco pero creo que es de las mejores selecciones de afiches que hemos tenido.

Ojalá los disfruten, tanto como yo.

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Comedy, Hollywood, Melodrama, Miguel Vaca, Movie, Nanette Burstein, Romance, Vacacion

Going the Distance

No me estoy disculpando pero a veces uno coge el control y exige ver Breaking Bad, Two and A Half Men, Modern Family, Treme, True Blood y Mad Men, exige ir a ver Inception, Star Trek, 2012, García, The Last Airbender.

Muchas veces uno sigue exigiendo y los resultados son muy buenos y otras simplemente terminan siendo circunstancias del gusto de ir a cine y pasar un buen rato.

Sin embargo, sucede de vez en cuando que uno debe ceder un poco y se termina yendo a cine con los ojos cerrados a ver algo como Going the Distance de Nanette Burstein estrenada este año y siente que las cosas fueron muy mal.

Aunque sea la primera peli de Burstein y aunque uno se ria un par de ocasiones, la peli ni es buena comedia, ni es buena peli y a duras penas uno pasa un buen rato (es imprescindible por lo menos una excelente compañía ;)). Repito al ceder uno hace sacrificios pero si pueden evitarlo creo que ni en TV vale la pena esta peli.

Muy bonita Drew Barrymore que ya empieza a evidenciar el peso de sus treinta y cinco años, de los cuales diez fueron de drogas y alcohol y el resto de rehabilitación y recaídas. Bien por Christina Applegate, Jim Gaffigan, Ron Livingston y hasta Jason Sudeikis pero igual nada del otro mundo. Por el otro lado Justin Long. Como lo odio. No cae bien. Lo estaba comparando la otra vez con Tom Cruise porque empezó a repetirse casi que identicamente en un papel de joven inocente, noble, ñoño y carísmatico (sin lograrlo) pero es que hasta Tom Cruise puede decir que es pinta y algunas veces cae bien en su actitud de petardo en Hollywood. Llegué a pensar, ¿será que a la gente le cae bien por ser el chico Mac? Sería el colmo.

En fin, espero enmendarme con algo medianamente bueno este fin de semana. Esta peli ni siquiera se le puede comparar con You’ve Got Mail, Addicted to Love o Sleepless in Seattle que aunque regulares son parte de la gran carrera de Meg Ryan como reina de la comedia romantica.

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3D, Action, Adventure, Epic, Fantasia, Hollywood, J.J. Abrams, Miguel Vaca, Movie, Remake, Sci-Fi, Thriller, Vacacion

Star Trek

Tal vez no sea el más indicado para hacer una entrada reseñando Star Trek porque no soy el más aficionado a la franquicia o, todo lo contrario, de pronto si tengo una gran oportunidad para hacerlo porque me fascinó la peli a pesar de no ser el más aficionado a la franquicia.

J.J. Abrams es el director de un nuevo capítulo cinematográfico de esta serie que empezó en TV y se volvió el culto de muchos ñoños, aficionados a los comics, el cine, la TV. Toda una cultura popular alrededor del tema. Una gran responabilidad para Abrams quien genialmente le da un giro a la historia desde que empieza la peli y afirma: “Voy a hacer mi versión de Star Trek, voy a serle muy fiel a los aficionados pero me importa un pepino lo que esté escrito o dogmatizado”.

En realidad, nunca fue tan duro en las entrevistas que precedieron el lanzamiento de esta peli pero definir toda la nueva mitología de Star Trek en un universo paralelo sólo se puede hacer con mucho coraje y siendo el nuevo consentido de Hollywood y Spielberg.

Para mi como espectador de la serie de TV de los 60’s fue muy bonito imaginarme los orígenes de cada uno de los personajes según esta travesía. Sentir el buen humor de Abrams y de cada uno de los actores aportándole su propio estilo a cada uno de los protagonistas de la tripulación fue realmente simpático. Creo sin lugar a dudas que lo más loable es la actuación de Zachary Quinto reconocido por su papel como Sylar en Heroes esta vez con un peso grande al representar un ícono como Spock y lograrlo impecablemente. Sin embargo, la aparición de Leonard Nimoy no sólo es electrizante, impactante, empática, simpática, es lo que paga la boleta.

La peli está llena de entretenimiento puro al mejor estilo de Abrams, suspenso, acción, aventura, ya había nombrado el buen humor, carisma en el discurso, una excelente historia, una cinematografía impecable a cargo de Daniel Mindel, una musicalización magnífica a cargo de Michael Giacchino, un Oscar por mejor maquillaje para Barney Burman, Mindy Hall y Joel Harlow, nominaciones reconociendo sonido, montaje y efectos especiales. Tal vez si no le hubiera tocado tan dura la competencia (recordemos que estaba compitiendo con Avatar, District 9 y The Dark Knght) la lista de reconocimientos hubiera podido ser mucho más alta.

Además de Quinto y Nimoy, el resto del reparto está conformado por Chris Pine como James Tiberius Kirk, Karl Urban como el doctor Leonard McCoy, Zoë Saldana como Nyota Uhura, Simon Pegg como Montgomery Scott, John Cho como Hikaru Sulu, Anton Yelchin como Pavel Chekov y Eric Bana como Nero.

Nota personal. Dice Chris Pine que la forma en que resolvió su personaje fue al estilo de Harrison Ford como Han Solo en Star Wars. No sólo fue muy acertado en la génesis del capitán Kirk, hace de lo más entretenido la peli.

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