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Edge of Tomorrow

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Edge of Tomorrow es la última cinta de Doug Liman, un director que se ha vuelto promedio en Hollywood con títulos como Mr. and Mrs. Smith y Jumper pero que gratamente recordamos con The Bourne Identity.

El héroe de esta historia es el Mayor William Cage, interpretado por Tom Cruise, y está basado en el personaje de Hiroshi Sakurazaka que creó en la novela Ōru Yū Nīdo Izu Kiru (traducida al inglés como All You Need Is Kill que era como inicialmente se iba a llamar esta producción). El mayor Cage es obligado a despojarse de su puesto como oficial y volverse un soldado raso, catalogado como desertor, para incursionar en una batalla, en una playa al norte de Francia donde se libra una feroz incursión de alienígenas.

Al lado de Cage, la otra protagonista es Rita Vrataski, Emily Blunt, heroína de Verdún. Vrataski armada de un sable y uno de los exoesqueletos que vende el Mayor Cage es ícono de la guerra contra los artrópodos. En la playa reina el caos y el despliegue es una completa carnicería de humanos. El inexperto Mayor trata de seguir su pelotón pero poco a poco la superioridad de los alienígenas es implacable; el Mayor ni siquiera sabe quitarle el seguro a sus armas y cuando lo hace es demasiado, tarde destruye uno de estos bichos que al desangrarse sobre él, sus negros fluidos lo queman y lo derriten como si fuera ácido.

Inexplicablemente, abre los ojos y despierta de un sueño que lo lleva de nuevo con su Sargento Mayor Farrell Bartolome (Bill Paxton) para enlistarse en su pelotón –¿raro que en el uniforme del Sargento aparezca su nombre y no su apellido? Pero más raro aún es que Cage, una figura mediática sobresaliente por los exoesqueletos que le están ganando la partida a los aliens, no sea reconocido por nadie en la base; estos son sólo un par dentro de muchos interrogantes que quedaron sin resolverse en la cinta–. Una y otra vez, Cage vuelve a levantarse en el mismo punto y queda atrapado en un ciclo donde no hay nada que lo haga zafarse, a la maldición que lo condenó el General Brigham cuando lo abdujo y lo arrestó sin mayor justificación, en una –de nuevo enigmática– pulsión llevada por ¿la envidia? ¿El disgusto? ¿La Animadversión?; dicha repetición lo va haciendo más diestro y lo lleva a sortear su destino como si fuera un ratoncito de laboratorio evaluando variables dentro de un gran laberinto.

No es muy difícil relacionar la escena de la playa en la que queda atrapado el Mayor William Cage con el Día D o el día en que los aliados desembarcaron en Normandía para finalmente reducir a los nazis en la Segunda Guerra Mundial; estando tan cerca a su onomástico, 31 de mayo de 1944, seguramente, la producción planeó esta fecha para recrear la trama de su cinta y darle un impulso comercial conmemorativo –eso y Verdún de donde Emily Blunt fue la gran vencedora–; pero más que reminiscencias que ya vimos en Band of Brothers o Saving Private Ryan, Edge of Tomorrow es un enlatado promedio de la si genial Groundhog Day mezclada criminalmente con Starship Troopers para sacar adelante la novela de Sakurazaka. Christopher McQuarrie, el nuevo mejor amigo de Tom Cruise, es el encargado del guión y no logra sacar adelante lo que ya había explotado muy bien en Jack Reacher o Valkyrie, y es esa tensión dramática que escena tras escena va haciendo del héroe un personaje vulnerable e interesante para el espectador. Su entretenido thriller es un producto más dentro de Hollywood y no propone nada interesante de la materia prima escogida. No siempre sumar dos ideas geniales da como resultado algo sinérgico y esta es precisamente un claro ejemplo de ello.

McQuarrie tiene ahora la difícil responsabilidad de retomar el excelente punto en el que Brad Bird dejó la franquicia de Mission: Impossible con Ghost Protocol y desarrollar una salida espectacular con MI5. Esa será su oportunidad de sacudirse de este fiasco y echarle la culpa al cada vez más maltrecho Doug Liman.

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Action, Brazucas, Exploitation, Gangster, Gore, Hollywood, José Padilha, Melodrama, Miguel Vaca, Movie, Remake, Romance, Sci-Fi, Serie B, Vacacion, War, Western, World

RoboCop

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Los enlatados son una gran moda en estos días de la industria en Hollywood. No sólo se rehacen versiones del pasado, también se lanzan megaproducciones de pelis recién hechas en países de menor cobertura de distribución y se relanzan orígenes de arcos narrativos de historias porque se supone pueden ofrecer aún más taquilla; aunque muchos de los enlatados vienen del género del terror, las franquicias mismas se han vuelto un enlatado de si mismas como una molesta e impertinente serpiente de Uróboros.

Rehacer versiones de una pieza cinematográfica es una salida válida para compensar la falta de algún elemento en el pasado como por ejemplo algún avance técnico o una visión más moderna de la trama. Generalmente, un enlatado suena mal porque se ha venido viendo como reflejo de la falta de creatividad de los recursos de la industria norteamericana en el cine, tanto en sus escritores como en sus directores y productores; sin embargo varios maestros han logrado desarrollar grandes piezas de arte, icónicas incluso, basados en la reinvención de clásicos de otrora, dentro de los cuales Martin Scorsese y Brian De Palma parecen los más destacados; el subgénero ha caído en un ciclo inaudito donde la pompa de los estudios hacen ver como originales tales enlatados como City of Angels (Der Himmel über Berlin de Wim Wenders), Let Me In (Låt den rätte komma in de Tomas Alfredson), The Girl with the Dragon Tattoo (Män som hatar kvinnor de Niels Arden Oplev) o más recientemente Oldboy (Oldeuboi de Park Chan-wook) pero no son más que recreaciones planas sin mayores aportes a la historia.

Quizás uno de los más repudiados directores de los 80’s curiosamente se ha vuelto objeto de recreación por estas épocas: El holandés Paul Verhoeven. Verhoeven gusta sin ser demasiado indulgentes del cine basura; le encantaba la explotación de la comunicación a través de figuras televisivas y a veces lo combinaba con algo de ciencia ficción; sus cintas eran de bajo presupuesto e iban del delirio a la hecatombe cinematográfica pero para no recordar sus pasos en falso quedémonos precisamente con sus aciertos –que por mi lado son cuatro–: Basic Instinct, Total Recall, Starship Troopers y RoboCop.

No se si eran geniales sus piezas pero por lo menos estas cuatro fueron muy divertidas y como vimos recientemente cuando reseñamos Total Recall envejecen bien, que ya es mucho que decir de una serie B. No obstante, Total Recall y Basic Instinct parecen pertenecer a otra categoría; Basic Instinct por su temática de thriller de suspenso policiaco; Total Recall porque fue un ejercicio a medio camino que ya iba muy adelantado por el duque David Cronenberg. Tanto Starship Troopers como RoboCop manifiestan la esencia desgarradora, sangrienta y ecléctica de las producciones de Verhoeven; por lo mismo, si uno dice que estas son sus mejores piezas sus peores casi que se vuelven innombrables.

RoboCop es una de esas pelis futurísticas, con una visión oscura de nuestro destino; desorden, caos, corrupción, violencia desmesurada y control de las masas mediante los medios de comunicación. Su narración es contrariante porque mientras uno asiste a la cinta hay constantes interrupciones, uno a uno, de propagandas de productos solares o cortes informativos con las últimas noticias del noticiero de las 7PM.

La visión descarada de los 80’s nos permitió aceptar esta cinta y asumirla como una gran pieza de ciencia ficción; sin embargo, recién lo decíamos en los primeros renglones de esta entrada, el peor enemigo de una producción de Hollywood, es la industria misma cuando empiezan a volver todo franquicia, continuación de la continuación; uno de los grandes errores de RoboCop, saliendo en completa defensa de Verhoeven fue RoboCop 2 de Irvin Kershner y más aún RoboCop 3 de Fred Dekker. No hay mucho que decir, la Uróboros se comió hasta el último pedazo de su cola y se volvió un asqueroso monigote donde ni siquiera estaba el gran Peter Weller.

Veinte años después, José Padilha el director brasilero de Tropa de Elite (1 y 2), se monta en el tren de traer este personaje y hacerlo contemporáneo. MGM, Columbia Pictures y Sony Pictures hacen una gran apuesta y empiezan por atraer un reparto de muchos kilates; Michael Keaton como el dueño de OCP, Jackie Earle Haley como la mano derecha y corrupta de OCP, Gary Oldman como el científico que trae a la vida este cybrog, Jay Baruchel el vendido de mercadeo, Samuel L. Jackson como el manipulador de las noticias, Michael Kenneth Williams como el compañero fiel de trabajo, Abbie Cornish como la esposa y Joel Kinnaman como Alex Murphy.

Los estudios trajeron de vuelta a Edward Neumeier como escritor que no es mucha garantía de calidad pues él mismo fue el creador de las ignominiosas segunda y tercera parte de la saga. Pero lo interesante fue que Padilha si armó un equipo de lujo creativo brasilero que da una mirada refrescante a la visión ochentera de Verhoeven; son ellos Pedro Bromfman en la partitura, nada más y nadie menos que Daniel Rezende (Cidade de Deus) en el montaje y Lula Carvalho como director de fotografía.

La historia sigue envuelta en una peligrosa Detroit en 2028 cuando el crimen y la anarquía dominan la ciudad. OCP es una contratista del estado que viene ejerciendo exitosamente su labor de reposición de la calma en el Medio Oriente, mediante robots tácticos regidos por comandos de su jefe Rick Mattox (Jackie Earle Haley); Raymond Sellars (Michael Keaton) CEO de OCP necesita expandir su negocio de vuelta en la nación pero se topa con varias trabas en el congreso que no le permiten incluir robots inanimados en el control de ciudadanos; su opción es entonces crear un cyborg, mitad hombre mitad robot, para la labor y encomienda al doctor Dennett Norton (Gary Oldman) de la tarea, que después de muchos estudios decide irse por un joven policía que perdió la mayoría de su cuerpo en un atentado terrorista perpetrado por la mafia de Detroit y albergada por la corrupción de su departamento de policía.

En principio, es la misma historia de los 80’s; en principio, el planteamiento de RoboCop de Verhoeven es mucho más dramático y sanguinario, recordar la muerte de Murphy es realmente duro; en principio, todo parece apuntar a ser un nuevo gran descache de Hollywood pero, Padilha sutilmente se sale con la suya; unos ajustes en el traje, una forma diferente de presentar a Murphy y un desarrollo –más lavado de la historia original– igual con su toque sanguinario permiten emoción y entretenimiento.

Es una buena peli esta de José Padilha: Si, pero sólo en IMAX
Vale la pena un enlatado de RoboCop basado en estas premisas: No, hay muchas historias originales e interesantes para desperdiciar talentos en estas babosadas ligeramente alteradas para que se adapte a nuestra época; por lo menos si podemos decir que en el reto del mejor enlatado (de Verhoeven) la batalla la ganó de lejos José Padilha sobre Len Wiseman (Total Recall) y esperaríamos un apoyo más fuerte por parte de la industria a nuevos proyectos del ingenio brazuca.

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5 Broken Cameras

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Políticamente cargado y emocionalmente descarado, el documental de Emad Burnat y Guy Davidi es la razón por la que uno puede tener fe en que una salida al conflicto entre israelíes y palestinos tenga un buen término.

No es necesario saber que el conflicto en la Franja de Gaza lleva más de un siglo para entender esta peli; seguramente la inconsciencia e irracionalidad continuarán y nuestras dudas del porqué existe un conflicto de este tipo se perpetuarán. De alguna forma 5 Broken Cameras es un drama ala Starship Troopers con un final abierto y un sentido de desazón completo; la diferencia es que esto es la vida real y no hay ficción entre sus líneas de diálogo, las muertes son angustiantes estocadas de personas reales que nos ofrecieron minutos en pantalla y que por una increíble estupidez ya no están con sus familias.

Emad Burnat vive en Bil’in, una población palestina colindante con Israel; sus habitantes defienden los jardines traseros que les proveen aceitunas para su consumo; los israelíes mediante ocupación de trailers, dominan injustamente territorios vecinos y pasadas varias horas su ejercito los acompaña en la construcción de edificaciones de concreto; el único problema es que las tierras ocupadas no les pertenecen, las construcciones son ilegales y la ocupación es el acto más violento que puede tener un ser humano sobre otro cuando le es despojada su tierra, su vivienda y sus raíces.

En Colombia estamos acostumbrados al maltrato de la fuerza pública; las crudas escenas de expropiación, desplazamiento, maltrato, violación y asesinato son comunes a nuestro parecer cotidiano. Es increíble como el hastío de las escenas tan crudas en el documental no generan mayor sensibilidad en nosotros. Quisiéramos apoyar el movimiento palestino pero tenemos suficientes problemas, con nuestros indígenas, nuestros campesinos y nuestro fuego cruzado.

No obstante esta pieza es de alabar por su posición no-violenta frente al conflicto porque, como muy bien lo relata Emad, ciertas situaciones hacen muy difícil la decisión de no tomar siquiera una piedra para protestar por las calamidades e ignominias de un ejercito que lo único que profesa es un matoneo sobre una población desarmada. El pensar de ultra derecha de los israelíes que pueden tomar, destruir y aniquilar a su enemigo simplemente por el hecho de que está en contra de su pensamiento es una de las grandes diferencias que tengo frente a ellos y que he tenido la posibilidad de constatar frente a frente en diálogos con sus más jóvenes idealistas; jóvenes en vacaciones después de sus años de servicio militar obligatorio.

La revolución de Guy Davidi no es poca. Israelí de nacimiento, en Jaffa al norte del país, se negó a prestar el servicio militar obligatorio que a los ojos del pueblo hebreo es traición contra la patria. Si además se juzgara que se ha juntado con Emad en la documentación de la brutalidad israelí en este estúpido conflicto, su traición se eleva a escupir su madre y quemar su bandera al aliarse a los enemigos. Los israelíes son tan fundamentalistas como sus mismos enemigos y su paranoica miopía es tan profunda que no saben distinguir quién está aliado o en contra.

Obviamente esta peli no iba a lograr mucho más de lo alcanzado en Estados Unidos, segunda tierra de Israel en el mundo y ampliamente dominada por judíos en Hollywood. Sin embargo, a punta de berraquera se hizo a una nominación, no como mejor cinta extranjera donde seguramente hubiera sido y fue vetada, sino como mejor largometraje documental; además logró mejor dirección como documental del mundo en Sundance (2012) y casi logra el Gran Premio del Jurado.

Su rival fue Searching for Sugar Man en varias oportunidades. Una peli fácil de digerir y alabar. Una perfecta nube de humo para disipar grandes atrocidades como The Invisible War, How to Survive a Plague y la misma 5 Broken Cameras.

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Battle Los Angeles

Estados Unidos obviamente es un país en guerra, interna, externa, política, económica y social. Seguramente, muchas de las guerras militares que han armado son tratando de volcar las miradas hacia otros focos para alimentar, el miedo, la ansiedad y el mismo odio hacia otros sectores. Las guerras de los norteamericanos en teoría no son en su territorio pero para hacerles entender esto a sus ciudadanos tratan de mostrárselo de la única forma que son capaces: El cine. Mucho cine se ha hecho en la historia tratando de dirigir estas miradas o hacerles entender a las personas del público quienes son los enemigos. Los alienígenas son usados como metáforas para este fin, unas veces han sido los comunistas, otras los nazis y últimamente, con la Guerra contra el Terrorismo, todo aquel que esté en contra de ellos.

Por eso en estas pelis, aparece el sentimentalismo patriótico y el honor de usar el uniforme que es lo que verdaderamente daña los momentos y baja la calidad del filme pero además tratan de juntar a las personas que no tienen mayor vínculo con la nación, los afrodescendientes, los latinos y en otros momentos los italianos. Battle Los Angeles no es la excepción e ir a salas pensando que esto va a cambiar es realmente botar la plata. La pieza puede ser un promedio respetable por todas las circunstancias aquí descritas y si logramos apartarnos de la propaganda podemos pensar en cosas más interesantes.

La primera Aaron Eckhart y Michelle Rodriguez están mal de plata y necesitan proyectos comerciales para asegurarse una estabilidad. Segundo, el tema de la guerra expuesto como lo hemos definido en esta entrada es un subgénero de exploatación que ni siquera los más expertos de American Grindhouse quisieron aceptar. Tercero, la batalla interminable de los humanos contra los alienígenas me recuerda mucho Starship Troopers del infame Paul Verhoeven, una peli realmente divertidad desda la óptica de la serie B y la explotación de la guerra.

El sistema de naves y medio de transportación alienígena son muy chéveres, los alienígenas no tanto pero se logra pasar un rato entretenido si las expectativas son bajas. Eso si desconfiar del director Jonathan Liebesman la próxima vez que saque una peli 😉

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Total Recall

Hace tanto tiempo quería escribir sobre Total Recall que ya no me acuerdo de todo lo que quería decir. Lo primero, así como me encantaban las pelis de Arnold Schwarzenegger también me encantaban las pelis de Paul Verhoeven quien para mi es el maestro de la Serie B.

A Verhoeven se le suma RoboCop de 1987, Basic Instinct de 1992 (donde ahora que lo pienso Sharon Stone se hace su actriz fetiche), el descalabro de Showgirls de 1995 y Starship Troopers de 1997. Sinceramente, aunque uno no debe esperar mucho de una peli de bajo de presupuesto la fanaticada me alcanzó hasta aquí, Hollow Man de 2000 con Elizabeth Shue, Kevin Bacon y Josh Brolin me pareció un verdadero fiasco.

La genialidad de Total Recall se resume en un buen reparto liderado por Schwarzenegger, Sharon Stone y Michael Ironside ( un protagonista sobresaliente de las pelis de Serie B); y una buena historia basada en un cuento de Philip K. Dick quien a diferencia de Asimov que es el rey de las novelas de ciencia ficción sobre robots, Dick entabla problemas sociales con los esquizoides que son personas con problemas de identidad que no logran recordar sus orígenes y los transforma en protagonistas del futuro como víctimas de la tecnología y el progreso. Dentro del currículo de Dick en el cine se encuentran la maravillosa novela Do Androids Dream of Electric Sheep? que dió origen a Blade Runner de Ridley Scott en 1982, los cuentos We Can Remember It For You Wholesale para Total Recall, Second Variety para Screamers de 1995, The Impostor para Impostor de 2001 y Minority Report para la megaproducción Minority Report de Steven Spielberg en 2002. Más recientemente otra de sus novelas se hizo peli y fue A Scanner Darkly para A Scanner Darkly de Richard Linklater en 2006.

Muchas de estas obras me las leí por un par de amigos en la universidad que devoraban textos de ciencia ficción y Dick definitivamente tiene un estilo particular de describir la paranoia como algo tan cercano y amenazante en el futuro que leerlo da pavor pero terminar sus obras una indescriptible satisfacción. Casualmente, We Can Remember It For You Wholesale me pareció muy buen cuento y creo que Verhoeven logra capturar su escencia muy bien.

A la peli le fue muy bien, logró Oscar por mejor logro en efectos especiales (cuando este premio era un reconocimiento especial e incluso le ganó a monstruos como Dick Tracy, Back to the Future III y Ghost) y además fue nominada por mejor edición de sonido y edición de sonido. Es difícil de comprender que una peli de Serie B, o incluso una peli de ciencia ficción, sea calificada sobresalientemente para una persona que no aprecia el género, sin embargo, es un acto de genialidad lograr lo que logró Verhoeven en 1990. Por eso es de no creer que una peli como District 9 está haciendo el recorrido del emperador con su reciente nominación en los Oscar a mejor película, basada simplemente en una buena historia de ciencia ficción típica de una Serie B.

Nota personal: Cuando la ví por primera vez con mi papá en cine, el viejo dijo: “Oiga no me vuelva a traer a ver estas vainas” y lo dijo porque en el fondo le impresionaron los efectos especiales y que básicamente no podía dormirse 😛

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