La ganadora de Sundance como mejor documental, por la audiencia y por el gran jurado, llega por fin a nuestro alcance gracias a las bondades del internet.
Su director, Steve Hoover, se enfrenta a la odisea de seguir a su mejor amigo, Rocky Braat para entender lo que sucede con él en India y porqué siendo estadounidense, oriundo de Pittsburg, no soporta un día sin demostrar profunda ansiedad y desasosiego en su patria. Rocky Braat, que en realidad descubrimos se llama Robin, es una persona introvertida y compleja; su padre fue a prestar servicio militar, básicamente lo abandonó de niño y fue criado por su abuelo; cuando volvió a saber de él ya tenía otra familia y nunca pudo desenvolverse con ellos al ciento por ciento; mucho después, graduado como diseñador gráfico busca su autenticidad en un destino lejano como India, como también acostumbran muchos jóvenes a su edad, con la diferencia que Braat parece ser abducido por una visión mayor y no quiere regresar; ha emprendido una empresa apoyando un hogar con niños infectados por VIH y se siente completamente redimido cuando está con ellos.
Blood Brother es un documental devastador, impresionante, desgarrador, imponente, emocionante, divertido, muy bien narrado y sobre todo muy conmovedor, por las razones obvias y también por las completamente inesperadas. Es verdaderamente desafortunado que no haya logrado su camino ni a los Globo de Oro, ni a los Oscar, ni a los Spirit; un ausente mayúsculo.