Blancanieves del director español Pablo Berger llega a Colombia gracias a La muestra de Cine Español que la Consejería Cultural de la Embajada de España ha organizado en Bogotá. Berger es un vasco de Bilbao con apenas tres largos en su historial. Blancanieves debe ser su proyecto más preciado porque gracias a él ha sido reconocido en cuanto festival español ha participado, arrasando en los Goya y los Gaudí del año pasado.
Aprovechando la prosperidad que le trajo The Artist, no sólo a su director Michel Hazanavicius, sino al género de época, Berger se adentra en la fábula de Los Hermanos Grimm con una audaz puesta en escena, muda y blanco y negro de Blanca Nieves, adaptada completamente al folclor ibérico.
Con un poco más de fondo, la trama empieza con la historia de amor entre el gran matador de toros Antonio Villalta (Daniel Giménez Cacho) y la doncella Carmen de Triana (Inma Cuesta). La pareja espera el nacimiento de su primogénita, Carmencita (Sofía Oria/Macarena García), pero un toro se atraviesa en su destino y altera completamente los hilos de su suerte. Carmencita nace prematuramente, Carmen muere en el esfuerzo y Don Antonio queda postrado en una silla, triste y discapacitado por la cornada que el infame toro le propició. Una enfermera (Maribel Verdú) de vil accionar se aprovecha de la accidentada familia y relega a Carmencita a las labores del hogar desde muy pequeña edad, cuando incluso su abuela (Ángela Molina) la abandona. La enfermera se hace al puesto de esposa del matador y se convierte en la malvada madrastra del cuento.
Dicen que la versión original de Los Hermanos Grimm fue censurada porque realmente la malvada de la historia era su propia madre que la envidiaba por su belleza. La versión que llega a nosotros se popularizó en Broadway en 1912 en un musical llamado Snow White and the Seven Dwarfs, que después se volvió una cinta muda dirigida por J. Searle Dawley, hasta que por fin pasó por las manos de Walt Disney y se convirtió en el clásico de animación. Berger logra darle una interpretación interesantísima, con todas las florituras flamencas, con un acercamiento a la Tod Browning (Freaks, 1932) para lograr el desenlace del segundo acto y el giro del final que la hace genial.