Una cosa son las comedias románticas -de las cuales puedo afirmar que incluso hay varias que adoro hasta los tuétanos-, y otra es el melodrama sensiblero y romanticón que es detestable -también profundamente-. No soy capaz de decir que Hope Springs es una trillada, acartonada y sensiblera basura pero definitivamente no es el tipo de pelis que disfruto viendo.
Pueda ser que después de muchos años, con un matrimonio emproblemado, trate de buscar los créditos de esta cinta para poder recapacitar sobre mis errores con mi pareja. Por ahora, siento que David Frankel, igual que hace unos años con Marley & me aplica a una fórmula lastimera y de muy bajos recursos cinematográficos para contarnos una historia diseñada para llorar. ¿Qué pasó con el gran impulso que tenía en The Devil Wears Prada? ¿Acaso este director es uno de tantos casos que sólo conectan un éxito y mueren artísticamente?
Soy un convencido de que ir con las expectativas bajas mejora la experiencia al ver una peli que va a ser mala. Soy también un convencido de que si no existen los milagros, ir con este tipo de certitud tampoco va a funcionar, entonces, a veces un trago o dos de un buen whisky puede mejorar la impresión, pero en esta peli, el efecto del alcohol se pasa rápido y uno quiere que lo maten para que la tortura termine pronto.
Es claro que este par de monstruos, como lo son Meryl Streep y Tommy Lee Jones hacen que uno disfrute por lo menos un par de pinceladas en la cinta, que logran hacer nudos en la garganta y al final son bien bonitas en el balance pero no logran salvar la profunda desventura que es Hope Springs.