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The Broken Circle Breakdown

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Hay una delgada línea entre el melodrama y el drama en el cine. Hay autores y realizadores que lo tienen súper claro como hay otros que les gusta ir y venir de un lado para el otro sin realmente ser conscientes de ello. Para mi la diferencia es que el melodrama es un género de explotación donde las escenas venden una idea de emoción pero no necesariamente las compra el espectador; el drama por el contrario puede ser sutil y conmovedor o crudo, voraz y apabullante; en el caso del melodrama uno generalmente no queda trastocado pero sí en un charco de lágrimas, sin tener, esto último, que necesariamente ser un factor de calidad. Hay muchos ejemplos, de ambos géneros y es interesante estar abierto a ambos para disfrutarlos -en lo posible-.

The Broken Circle Breakdown del belga Felix Van Groeningen, sin darle más vueltas al asunto es un melodrama de explotación emocional. Uno hermoso y bien armado pero melodrama al fin y al cabo. Cualquiera que diga que la cinta no está hecha para hacernos llorar está muy equivocado, falta sólo observar atentamente la estructura en esos primeros diez minutos de la peli para darse cuenta; pero también el que diga que no es hermoso está siendo prejuicioso y obtuso, la fotografía, el maquillaje y toda la música tienen un nivel costumbrista muy alto. Es extraño ver un belga tan aferrado al folclor sureño norteamericano pero así con su gusto, su vida tiende a ser trágica y lírica; Didier Bontinck (Johan Heldenbergh) es un granjero que le gusta vivir solitariamente en una casa-remolque; se dedica al canto y a la interpretación de música bluegrass; se enamora de Elise Vandevelde (Veerle Baetens) una bella tatuadora y se aventuran a tener una vida juntos; al poco tiempo, Elise le comenta que está embarazada y Didier sufre un ataque de pánico donde le grita, huye pero luego regresa y abrazan este nuevo proyecto; las cosas mejoran con el tiempo, a pesar de ser él ateo y ella católica; Maybelle (Nell Cattrysse) su hija parece convertirse en la bendición de su particular matrimonio, les provee felicidad hasta que se enferma terriblemente y los pone a todos a prueba.

Hice mi mejor esfuerzo para no llorar durante la cinta para no caer en su trampa pero es casi imposible; Didier afianzado en sus creencias científicas y empuñando el báculo de la razón, emprende una odisea de castigos que afectan y debilitan su confianza -es como Job pero a la inversa-; sus pruebas son tan terribles y tan desproporcionadas que uno no tiene otro camino que el crudo desconsuelo. Aparte de su fotografía (Ruben Impens), su música (Bjorn Eriksson) y su dirección de arte (Kurt Rigolle), un gran gran acierto es su montaje (Nico Leunen), un intrincado trabajo de artesanía que nos lleva de adelante para atrás constantemente, con una narración sorpresivamente afortunada. Hablando de la música, este bluegrass es una especie de country muchísimo más crudo y cercano a las cuadrillas folclóricas de las fiestas de granjas que vemos en las pelis del oeste; sus orígenes son diversos pero son una mezcla heterogénea de folclor irlandés, inglés, escocés con música de Los Apalaches; en muñequitos animados vemos campesinos desarreglados, desdentados y con largas barbas tocando bluegrass con un fiddle (el instrumento estrella parecido a un violín), un banjo, una guitarra acústica, una mandolina, un dobro y un bajo upright; tal cual era el grupo de Didier y sus amigos que al sonar de sus melodías resonaban nuestros huesos y nos recorrían escalofríos.

Al igual que The English Patient o La vita è bella, The Broken Circle Breakdown además de ser un perfecto melodrama es una estratagema melancólica para atraer Oscar, a través de su emocionalidad; no estoy completamente seguro que le logre arrebatar la casi asegurada estatuila de Paolo Sorrentino pero podría suceder.

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Action, Adventure, Auteur, David Fincher, Drama, Epic, Epochal, Hollywood, Miguel Vaca, Movie, Romance, Sci-Fi, Storytelling, Thriller, Vacacion

The Curious Case of Benjamin Button

Debo decir honestamente que con esta peli de David Fincher caí en la trampa. Una trampa en la que uno puede caer muy fácil y bastante frecuente. Hay unas personas que les gustó The English Patient de Anthony Minghella, hay otros que les encantó The Fifth Element de Luc Besson y hay otros que prefirieron Schindler’s List de Steven Spielberg.

Todas tres para mi son trampas de Hollywood. Trampas en las que uno se deja fascinar por la megaproducción y la excelencia estética de cada una de ellas.

Sin embargo a diferencia de todas ellas con The Curious Case of Benjamin Button me siento cómodo y a gusto. Cómodo sobretodo porque a pesar de ser una trampa hollywoodense no fue su favorita y tampoco su ícono a seguir; y a gusto porque desde la música (Alexandre Desplat) hasta los efectos efectos especiales (Eric Barba, Steve Preeg, Burt Dalton y Craig Barron) son impresionantes y deliciosos. Obvio sin dejar pasar por alto puesta en escena y un diseño de producción (Donald Graham Burt), montaje (Kirk Baxter y Angus Wall) o maquillaje (Greg Cannom). Un fenómeno impresionante de treinta y dos premios incluídos tres Oscar y más de setenta nominaciones más, en numerosos festivales independientes de Estados Unidos e Inglaterra.

La cadente narración de Brad Pitt, Julia Ormond y Cate Blanchet sumado a las numerosas cámaras en plano medio o plano americano recuerdan o hacen gala del cine clásico estadounidense que se ve complementado en colores, vestuario y fotografía. Una oda al cine en tres horas y un reparto de casi setenta personas.

A mi me gustó aunque para varios amigos fue un tanto demasiado.

Nota personal. En la noche de los Oscar del año pasado se cometieron varias injusticias. Digamos que siempre he querido que Brad Pitt se lleve un galardón por alguna de sus actuaciones, siendo justos le tocaba muy duro al lado de Sean Penn o Mickey Rourke pero Cate Blanchet no fue nominada siquiera, Penélope Cruz le ganó a dos monstruosas actuaciones de Taraji P. Henson o Viola Davis y me encantó mil veces la dirección de David Fincher o la producción de Kathleen Kennedy, Frank Marshall y Ceán Chaffin que su competidora Slumdog Millionaire. Así son los Oscar, así es la vida.

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Andrzej Wajda, Epochal, Indie, Melodrama, Movie, Polskie Kino, Vacacion

Katyn

Hoy me pregunto porqué habrían podido nominar esta peli como mejor película extranjera en los Oscar. Es imposible que sólo por fotografía se haya ganado esa nominación. Y es cierto, Andrzej Wajda en Katyn de 2007 maneja una fotografía expléndida (no tengo cómo afirmarlo pero tengo la sensación que la mayoría de los mejores directores de fotografía son polacos) pero de nuevo no creo que eso sea suficiente para esa nominación.

Puede ser muy dolorosa la historia, pueden ser muy crudos los términos en qué sucedieron y puede ser un alivio poder recibir la verdad después de tantos años de ignominia pero la peli no es tan buena. Digamos que las actuaciones pueden llegar a ser convincentes y que más o menos todos estuvieron a la altura, que el vestuario estuvo muy bien diseñado, que en algunos momentos la música tiene un protagonismo épico y aporta sentimiento a los cuadros en pantalla, que todo lo que tiene que ver con producción como locaciones, edición, sonido es impecable pero la peli tiene severos problemas de narración, con el paso de la peli se van haciendo reiterativos y eso no tiene justificación. Digamos que no hay problema con usar giros en el tiempo, ir y volver del pasado es una herramienta dinámica, pero la historia empieza a cojear en el presente y el final más que aterrador es conflictivo. No estuvo bien desarrollado.

Me encantó el diario lleno de sangre seca ojeado tan sólo por el paso de una brisa en la pantalla, me encantó el coro de soldados polacos cantando alrededor de su general en lo más profundo de su incertidumbre y me encantó la fotografía. Creo que el problema es el mismo Wajda. El director ostenta el ridículo galardón de ser el único realizador de una peli que me hizo dormir en una sala de cine. El que va conmigo a ver una peli sabe que me aguanto cualquier afrenta, cualquier bodrio, cualquier somnífero y no me duermo. Sin embargo, Danton de 1983 (que a Colombia llegó un poco tarde) fue un ladrillazo tan fuerte que a los veinte minutos yo estaba foquiado y mi papá que me estaba acompañando a los cinco de la peli ya estaba roncando. En algún momento nos despertamos y nos fuímos. No soporto el ritmo de su narrativa y lo romántico de su estilo.

Puede ser, y es cuando entro en conflicto con La Academia, que la peli sea eso mismo una pieza académica de excelente factura como en algún momento lo fue A Beautiful Mind de Ron Howard en 2001, Titanic de James Cameron en 1997 o The English Patient de Anthony Minghella de 1996 que son excelentes piezas pero nunca estuve de acuerdo en sus respectivos galardones como mejores películas en sus respectivos años.

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Nine

Pomposa, presuntuosa y ruidosa.

Tal cual como me imaginaba la peli, así fue. Pero pues la verdad no soy fanático ni de Rob Marshall ni de los musicales que a excepción de Dancer in the Dark de Lars Von Trier en 2000 no es que me ofrezcan demasiado entretenimiento.

La boleta si la paga definitivamente el sketch de Fergie cuando Guido, interpretado por Daniel Day-Lewis, recuerda en su niñez una joven y exuberante mujer que por unas monedas juega con sus curvas frente a un grupo de niños. Magnífico, para qué.

El segundo sketch en orden de elegancia es el de Kate Hudson con mucha energía, con muy buen sabor y con un tono súper bien logrado.

De resto se admira en particularidades pero no un gran todo. Repito, y creo que ya lo había escrito, para hacer un buen sancocho no es suficiente con tener las mejores papas, las mejores arracachas, el mejor caldo y la mejor carne, para hacer un buen sancocho se necesita vivir cada uno de sus ingredientes y cada cucharada que el comenzal se manda a la boca debe estar lleno de sabor y fantasía. Nine, me da mucha pena, pero no es un buen sancocho.

Muy posiblemente lo quieran comparar con 8 1/2 de Federico Fellini de 1963. Pero sería una barbaridad. No sólo por tener el mismo tema, la misma trama, el mismo nombre de sus personajes y el mismo planteamiento se podría comparar esta obra con una pieza de arte del neorrealismo italiano.

Para nada.
Le hace falta toda la vivencia y fantasía de la obra original para que deje de ser una sumatoria ridícula de sketches.

No digo pues que Day-Lewis, la Kidman, la Cotillard o la Cruz no hayan hecho su mejor esfuerzo, todos son ganadores del Oscar y cada uno tiene su talento en particular muy bien aprendido pero le escuché a Day-Lewis que no quería inicialmente participar en una pieza donde hay tantas celebridades porque la historia dice que frenéticamente son una causa pérdida. No se porqué no hizo caso de sus instintos y se alejó del proyecto pues no le veía una desfachatez tan grande desde 1992 cuando hizo The Last of the Mohicans.

La peli es rica (en reparto y actuaciones) en música y en fotografía pero cuando aprenderemos que el rendimiento, pulcritud y majestuosidad en la producción no necesariamente hacen una buena peli. Hacer pelis no es parte de una clase de educación física y el esfuerzo, como tal, por sí sólo, no debería ser vanagloriado como se ha hecho en el pasado, como por ejemplo The English Patient una peli para mi gusto bastante regular que coincidencialmente fue dirigida por el fallecido Anthony Minghella, que ganó Oscares como loco y que hoy en esta peli se le hace un homenaje póstumo.

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