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Unbelievable

La historia se basa en hechos de la vida real y en el aclamado artículo de Ken Armstrong y T. Christian Miller, ‘An Unbelievable Story of Rape‘. Luego de que el artículo tuviera eco en Los Pullitzer’s, en podcasts y toda clase de medios a lo largo de Estados Unidos, tres personas se interesaron en crear una serie de TV: Susannah Grant, Ayelet Waldman y Michael Chabon. Cuando leía libros, Michael Chabon era de mis autores favoritos; después entró a Hollywood a desarrollar guiones y pues unos salieron bien otros no tanto pero básicamente desde John Carter (2012) no sabíamos nada de él. Siete años después sale con este proyecto desgarrador y quedamos gratamente sorprendidos de sentirnos sobrecogidos otra vez.

Es cruda. Es un tango. Por un lado en el episodio 1 nos rompe el corazón la primera chica; nadie le cree, es hostigada por la policía y decide doble-declarar que su testimonio fue falso e inventado para no sentir más el acoso del estado; su desarrollo es agobiante hasta el último episodio. En estos últimos meses he devorado series policiacas, con sentido detectivesco. Ya había dicho en Messiah que me encantaba Bron/Broen, The Killing, Borgen, The Fall, Ófærð/Trapped, Grenseland/Borderliner, Border Town/Sorjonen, Karppi/Deadwind, Hinterland. Sin embargo, no había visto una serie donde el centro de atención fuera tan poco centrado en el atacante sino más bien en las víctimas y en el desarrollo de la investigación por parte de los detectives y los agentes a cargo.

Unbelievable es una serie que empieza inspeccionando varios casos de violación de extraño procedimiento. Absolutamente minuciosos, prolijos e higiénicos, tanto que parecen invención de las víctimas. Hasta que se convierte en la persecución de un sólo depredador. Un violador serial.

Además de la intriga que es impresionante, hay un trabajo para desenmascarar el patriarcado. Parece contenido revelador pero en el mismo corte avance se encuentra. La primera chica es entrevistada por hombres que aunque se muestran profesionales y de buena voluntad, ejecutan sus prejuicios al fin y al cabo; coercionan a la víctima, sus familiares, sus amigos y sus consejeros que finalmente le dan la espalda para vivenciar el más grande de los infiernos. Inmediatamente después -segundo episodio-, a la detective Karen Duvall le es encargado el caso de una violación que por contraste, por tono, por dirección, los espectadores evidenciamos las diferencias de que un caso sea tratado por hombres o por mujeres conscientes de la situación para la víctima e implicándose más que en su obligación como servidores de la ley como defensoras de género.

Es tiempo de presentar, a mi parecer, a la gran responsable de esta pieza audiovisual que no es nadie menos que Lisa Cholodenko ¿Se acuerdan? Lisa Cholodenko escritora y directora de The Kids Are All Right, drama dentro de un grupo familiar de dos madres, una pareja de hijos y un exmarido que llega a revolver inocentemente el avispero. Cholodenko no dirigió toda la miniserie, dirigió precisamente los de mayor intensidad y que requerían mayor tacto (los tres primeros). Nos hace sentir desazón, al avanzar entre los episodios, una sensación de clamor por la primera chica porque el contraste es cada vez más duro, entre más avanza la investigación en Colorado, más se hunde la chica de Washington. Sentimos asco por los sospechosos porque sin tener que ser los posibles culpables son repugnantes hay unos que son apuestos, adinerados, privilegiados y con sentido de vía libre para hacer lo que quieran porque la ley no los tocan; otros son conscientes de que sus amigos en las altas esferas los protegen y la ley no los tocan; y finalmente, hay otros que sus faltas son menores, ofensivas, pero menores y no hay forma que la ley los vaya a tocar. Ese es el acierto que se gana con Cholodenko, un respeto expreso por la situación y la validación de las víctimas como tal. Luego, ella y Chabon se vuelven productores ejecutivos y aseguran que la serie mantenga su calidad hasta el último respiro del fin de la temporada.

La tenía en mi lista de Netflix pero me tocó subirle prioridad porque no sólo estuvo nominada a los Globo de Oro de este año, también amasa nominaciones en los próximos SAG, Los Broadcasts y los del Gremio de Escritores. Es una serie que uno no querría perderse. Tal vez lo último que me faltaría por anotar es que aparte de Kaitlyn Dever que protagoniza la serie como Marie Adler de una forma brutal -pónganle ojo a esta chica- y Toni Collette que parece la experimentada veterana, mentor y líder de las escenas, me parece que sobresale mucho Merritt Wever; y Wever sobresale sobre todo porque justo la veíamos en Marriage Story como la hermana insegura, descontrolada versus la poderosa fiera que es aquí, una habilidosa e ingeniosa investigadora pero más que nada una persona cuya función es ser empática con cada víctima para triple-checar cada proceso, cada paso y así honrar su dignidad; fantástica actriz, le voy a poner también un pin para seguirle su carrera.

Nota personal. El tema es sensible y delicado; lo que menos quiero es sonar condescendiente o desconsiderado porque si algo puedo decir completamente seguro es que me encantó la serie, me encantó el formato, me encantó la narración. Curiosamente, esta serie me ha tocado mucho de manera personal pero también me ha hecho explorar temas para muchos superficiales como puede serlo Batman. Sí, el encapuchado. He pensado mucho en él, de cómo se nos da por sentado que es el mejor detective ¿Realmente lo es? En los cómix por la forma en que se desarrolla su literatura y la amplia gama de atención que le brindamos, a cada página y a cada capítulo, pues uno si ve un investigador detrás de cada caso; digamos que si uno lee el artículo de Armstrong o Miller suena a un titular de una agencia de noticias, no sentí esa genialidad periodística o por lo menos no la encontré, de pronto el libro es otra cosa; ya cuando uno ve toda la serie se hace evidente que un equipo con más recursos puede ayudar más, una sola persona no va a resolver un caso complejo a menos que que sea eficiente, minuciosa y casi que adicta al trabajo. Tanto que me pone a pensar, más allá de los crímenes y las violaciones, en todo el empeño que se puso para demostrar como es que se lleva una investigación en un proceso deductivo. No quiero sonar frívolo y quisisera no ofender a nadie -o por lo menos tratar de no hacerlo- para brindar mi experiencia y conocimiento sobre esta serie. Y parte de ese conocimiento es evaluar de manera transversal otros medios y otras propuestas. DC acaba de dar un golpe en la mesa y volvió a sentar el tono de cómo se puede hacer una peli de un cómic desde otra perspectiva con Joker. Ahora se prepara para relanzar la franquicia de Batman; Matt Reeves dice que va a explorar el sentido detectivesco adentro del cómic ¿No es acaso una oportunidad grandísima de hacer algo completamente diferente como esta Unbelievable o True Detective?

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The Messiah

Está complicada la cosa de ponerse al día con los nominados (al Globo de Oro) en esta temporada de premios que se nos viene, si aparte de que son muchas piezas por resolver, aún tenemos tantos pendientes. Justito antes de que me enterara de la susodicha -y primera- lista, me había empezado a ver The Messiah; una producción de Netflix que me aconsejó el algoritmo porque me encantan las intrigas, las teorías de conspiración, los espías y las series policiacas -eso se nota en que en el centro de este blog aparecen series como Bron/Broen, The Killing, Borgen, The Fall, Marcella, Happy Valley, Ófærð/Trapped, Grenseland/Borderliner, Border Town/Sorjonen, Karppi/Deadwind, Hinterland y obviamente por eso cabe también Homeland y True Detective-.

The Messiah es interesante a nivel narrativo en gran parte porque la mayoría de los episodios son dirigidos por el espectacular James McTeigue -la mano derecha de Las Hermanas Wachowski mucho antes de que Tom Tykver tomara su lugar- y supo interponer una rúbrica de thriller de acción a cada uno de los episodios de los que fue responsable. Para que recordemos rápidamente, los primeros trabajos del australiano se remontan al equipo de producción de The Matrix, luego le es confiado el proyecto más reluciente de su carrera como lo es V For Vendetta y finalmente se aisla en una cadena de errorcitos de serie B no muy conocidos -más allá de The Raven que logró algo de eco en críticas y taquilla-; vuelve con Las Wachowski con Sense8 y parece que hubiera renacido porque inmediatamente del revuelo de la serie ahonda en The Messiah que de verdad me parece muy interesante.

Más allá de las caricaturas de Porta dos Fundos, de Monty Phyton y súper alejado de cualquier serie de Semana Santa que tratan de hablar con una verdad absoluta sobre el fenómeno de Jesús de Nazareth, The Messiah es algo más cercano a American Jesus de Mark Millar. Michael Petroni crea una serie tipo Homeland, desonvolviéndose en Cisjordania con la idea del surgimiento de un nuevo profeta, un nuevo profeta muy revolucionario que ya con sólo anotar en su discurso que “Toda La Arabia debe volver a unirse” es por sí mismo un tema suficientemente incendiario y peligroso para Los Francos y Cruzados contemporáneos. La historia empieza a seguir sus pasos por Siria, Irán, Jordania, Israel y finalmente nos lleva a un cacerío en Texas, Estados Unidos. Sólo una vez Petroni muestra lo que parece ser un milagro del «Mesías» (e incluso en ese momento no es del todo claro y evidente) porque de resto todo parece creación de la histeria colectiva o la sugestión misma de los protagonistas.

Ritmo impecable, notas relacionadas con El Corán, La Biblia y La Torá, lenguas inexorablemente diferentes a lo que estamos acostumbrados a oír, personajes cautivantes y una historia sin muchos huecos hacen de The Messiah, repito, muy interesante de revisar. Si se lo piensan un poco incluso puede ser una «road-movie», con un inicio geográfico, un recorrido, un destino y un aprendizaje. Al finalizar, los diez episodios de su primera temporada, me queda la sensación que incluso el centro más atractivo de la trama no es el peregrino que agolpa todos los lentes sino sus discípulos; no estoy revelando nada en absoluto pero échenle ojo, si se atreven a ver esta serie, a «Los Apóstoles» de la serie pues creo que tienen mucho para desarrollar en una segunda o tercera temporada.

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Mirror Mirror

Mirror Mirror no es una entrada independiente, hay que leer el preludio aquí primero.

Mirror Mirror es por el contrario a Snow White and The Huntsman todo lo que me imaginé de un cuento de hadas, una historia infantil, donde la febril visión de Tarsem Singh es lo más atractivo e impactante. Parece más una comedia romántica, una versión más fiel al cuento de Enchanted con Amy Adams en Nueva York y donde la maldad de Julia Roberts es más cercana a Carrie Bradshaw de Sex and the City donde la frivolidad de la escogencia de un zapato de un diseñador o la aparición de arrugas en la cara es más importante que otros temas un más trascendentales.

Ridículamente ostentosa, emperifollada hasta más no poder y rayando en la cursilería Mirror Mirror podría ser una historia que cualquier niño podría llegar a disfrutar. Sin embargo. la trama aburre y el desencadenamiento de los eventos es más que previsible incluso ‘cambiando el final’. No hay tampoco mayor reto en la actuación de Lily Collins pero por lo menos se la nota más contenta o contrariada que Kristen Stewart. Y aunque el diseño de producción de Tom Foden ejemplariza perfectamente la prespectiva a la que nos tiene acostumbrados Singh en Immortals, The Fall o The Cell. En conjunto, se siente mejor elaborada Snow White and The Huntsman que no cae en tantos clichés -o por lo menos no de la forma que uno espera-.

Mediocre como ella sola, Mirror Mirror es la respuesta comercial de Hollywood cuando se escuchan los rumores de una buena producción. Qué lástima que Tarsem Singh se preste para eso pero lo único que logra es que uno considere su cinta como la que vale la pena ver en video y Snow White and The Huntsman en salas de cine.

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The Fall

Lo primero es que he estado un pin ocupado estos días por cuestión de un trasteo y he descuidado un poco el blog. Lo peor es que no se avecinan tiempos de calma y libertad de escribir porque voy a tomarme unas vacaciones. Entonces de antemano me disculpo por mi futura ausencia.

En esta ocasión quisiera hablar de Tarsem Singh. Recientemente, una amiga por Twitter me comentó que ya que estaba en la onda de hablar de cine, debería verme The Fall que la estaban pasando por Cinemax en TV y me mandó un enlace de YouTube con el corto de la peli. Lo primero que hice fue revisarlo y darme cuenta que Singh había sacado una nueva peli.

A Tarsem Singh lo recordamos por The Cell, una peli protagonizada por Jennifer Lopez, Vince Vaughn y Vincent D’Onofrio en 2000. En esa época, estaba muy en voga M. Night Shyamalan y entonces ver una peli de Singh no sólo era delirante sino que a la vez era estar al tanto de las últimas tendencias independientes con los directores indios pisando fuerte en Hollywood. Recuerdo claramente las sensaciones y fibras que este director tocó en mí, con esta peli. Independiente si la actuación de Lopez fue buena o mala, si Vaughn estaba más perdido en un papel de acción hollywoodense, la peli era estremecedora, surreal, hermosa, alucinante, descrestante. Con una actuación impecable de D’Onofrio, la peli se guardó en mi memoria como un referente gráfico y una oda a este gran actor.

Tuvieron que pasar seis años para que volviera a realizar una peli, tuvieron que pasar otros tres años más para que los colombianos pudieramos verla a través de Cinemax, pero lo logramos. No entiendo la figura de “presentador” pero esta peli es antecedida por su “presentación” por parte de David Fincher y Spike Jonze y puede entonces que sea mecanismo de promoción en Hollywood o algo así porque ni la peli es producida por ellos o están involucrados a nivel creativo en nada que yo sepa.

La peli trata de un cuentero que es más un actor frustrado por un amor no correspondido y quien postrado en una cama de un hospital en la California de los 20’s se hace amigo de una niña que se acaba de romper un brazo. La niña es de origen rumano y apenas si sabe desenvolverse en el inglés, es la traductora de su madre y su pequeña hermana en un campo de naranjas contiguo al hospital donde trabajan para sobrevivir.

La peli entonces empieza a ilustrar la historia que el actor empieza a improvisar para la niña, un cuento acerca de seis maravillosos hombres que se unen en torno a su sed de venganza por un malvado governador, cada uno maravillosamente descrito en su perfil y fantásticamente adecuados en la historia.

¡Pare de contar!

Aparte de las bellísimas locaciones indias, los magníficos alrededores del Taj Mahal o la delirante cinematografía a la que nos tenía acostumbrados Singh, la peli no llena mis expectativas como historia o como material cinematográfico.

Estuve muy molesto por la pésima actuación de la niña, que le quitaba carácter al guión y a la continuidad de la historia. Si al principio de la obra es súper divertido ver sus ojos iluminados por la fantasía, después es realmente desorientador la poca dirección sobre la pequeña actriz y somos entonces protagonistas de una serie de incontables sobreactuaciones que terminan contagiando al resto del equipo.

La historia se pierde y no la volvemos a encontrar, el cuento se reacomoda como una narración que es improvisada (cosa que no me parece tan grave) y se resuelve de manera lógica en un final feliz, pero la historia que es el eje de la peli es abruptamente mal contada y su relación con el resto de la peli se vuelve incluso absurda.

No digo que no hay que ver la peli. La recomiendo completamente por una bellísima y sobrecogedora fotografía. Pero tengo mis reservas para recomendarla como un buen producto. Espero el director siga teniendo este tipo de experiencias porque a nivel comercial no hay nadie que lo supere en su estilo y en su gráfica, sin embargo ojalá la próxima vez tenga más estructurada su narrativa y su grupo de actores.

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