Drama, Epochal, Exploitation, Hollywood, Indie, Jake Schreier, Miguel Vaca, Movie, Romance, Sci-Fi, Vacacion

Robot & Frank

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Esta peli me recuerda a Sound of My Voice y Safety Not Guaranteed. No precisamente por su corte independiente sino más por su sutil temática de ciencia ficción -aunque en Robot & Frank se siente mucho más la premisa futurista más que en las otras dos-. Robot & Frank es una historia sencilla, que traza el vínculo de un viejo huraño y su nuevo recién robot. Una trama elocuente que se vislumbra desde el afiche mismo pero que tiene un maravilloso giro en el comienzo del tercer acto. Pero además en el planteamiento de la cinta se describe una bella metáfora entre Don Quijote de la Mancha y su escudero Sancho Panza que revive la discusión bizantina de locura sobre quién está más demente, Don Quijote que senil se cree un caballero o Sancho Panza que consciente y muy cuerdo lo sigue para tratar de entender las alucinaciones del viejo. Aquí sucede lo mismo entre Robot y Frank, y uno realmente no se explica la complicidad ilógica del robot, aunque valga decirlo Las tres leyes de Asimov sobre el robot son inquebrantables y continúan prístinas en la historia.

Jake Schreier, su realizador, se ha dedicado a los cortometrajes con relativo reconocimiento de la crítica. Sin duda, este su primer largo argumental es el que lo sacó del anonimato logrando nominaciones en los Saturn (como mejor peli independiente), nominación a Christopher D. Ford en los Spirit como mejor primer libreto e incluso logró el premio de cosolación Alfred P. Sloan en Sundance. El trabajo de Frank Langella y Susan Sarandon es impecable, tierno y conmovedor. Sin embargo, Liv Tyler y James Marsden son muy promedio y no logran vincularse muy bien en la trama; así sean roles secundarios no son creíbles en sus respectivos desempeños y de pronto hubiera sido mejor opción dos actores con menos brillo pero que estuvieran más comprometidos. Cuando se acabó la cinta, estaba convencido que la voz del robot era producida por un computador pero mi sorpresa fue muy grata al ver que Peter Sarsgaard era el verdadero artífice del truco. Una voz sin tono, casi sin acento, en serio, muy bien ejecutada redondea perfectamente el efecto.

Las pelis de ciencia ficción tienen todas una moraleja o juegan con una hipótesis que transgrede la ética y la moral. Una cinta futurista por definición es una historia de ciencia ficción pero no por eso la hace sobresaliente en el género, sin importar lo bien hecha que esté -por eso mis ya conocidos y grandes problemas con El Quinto Elemento de Besson-. Robot & Frank no le apuesta a la obviedad de la amistad entre un humano y un objeto inanimado en un futuro cercano, Schreier -pero sobre todo Ford como autor- entre líneas habla de los ancianos como reclusos gerontológicos que necesitan supervisión constante como si fueran prisioneros de máxima seguridad y cómo quieren burlar esas cárceles donde terminamos enviándolos para pagar sus crímenes de vida.

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A Good Day to Die Hard

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Los amantes -ni siquiera me refiero a los fanáticos- de Die Hard podrán reconocer fácilmente que Bruce Willis es intensamente divertido en la mayoría de sus cintas, con apenas un par de excepciones. Pero también se debe reconocer que así como son entretenidas las cintas donde Willis participa, Hollywood se ha encargado de explotar la esencia del personaje creado por Roderick Thorp (autor de la novela original) y John McTiernan (director de Die Hard) de todas las formas posibles, de tal forma que casi todos sus filmes tienen la esencia viva de John McClane. Falta echar un vistazo rápido a The Last Boy Scout, The Last Man Stand, Sin City, RED y recientemente Surrogates para darse cuenta. Pero si uno se fija en otras producciones más alejadas del género de acción también uno puede encontrar rastros de McClane en Pulp Fiction, Twelve Monkeys, The Fifth Element y porqué no, también un poco en The Sixth Sense.

La última tendencia en Hollywood puede ser aún más criminal y no se si Willis y McClane estén preparados. La industria en su búsqueda de «rompe-taquillas» ha explotado todos los géneros que se hicieron famosos en el pasado y los ha reencauchado o incluso los ha relanzado. En el primer proceso hemos visto grandes desastres con A Nightmare On Elm Street, Clash of the Titans, Total Recall, Psyco y pronto sin muchas esperanzas llega RoboCop; en el segundo proceso se han intentado revivir las franquicias, y en serio los ejemplos no son agradables Indiana Jones, The Texas Chainsaw Massacre, Halloween, Rambo, Rocky, se tiene pensado Lethal Weapon y ahora Die Hard.

McTiernan probó que un ciudadano decidido, sin mucho que perder pero si mucho que ganar y casi desarmado se puede enfrentar a un gran villano, no importa cuántas veces intente acabarlo o esté seguro de aniquilarlo. Por su parte, Willis se apropió de McClane con su desdén para resolver los problemas, la destreza para disparar lo que le pongan en frente y no llorar si le toca caminar sobre vidrio picado, ahora McClane está un poco más agrio y sus líneas de diálogo dejaron de ser aquellas empáticas, envueltas en un monólogo autorecriminatorio para volverse exclamaciones de una sola línea más parecido a Stallone o Schwarzenegger.

A Good Day to Die Hard es dirigida moderadamente por el irlandés John Moore que hace un buen trabajo con la acción. Es agradable sentir continuidad con Mary Elizabeth Winsted -pero gracias a ella me hizo mucha falta Bonnie Bedelia (Holly)-. No es la mejor de toda la franquicia, sin embargo, tampoco es la peor, es más que todo un homenaje a Die Hard en sus 25 años y al renacimiento de la franquicia; aparece el helicóptero, los vidrios sobre el piso y el villano, que incluso muere como Alan Rickman -mi queja es que la figura antagónica no desarrolla fuerza y tiene un giro raro con Alik (Radivoje Bukvic) que desorienta al fanático-. Yulila Snigir es un hermoso elemento pero me pareció artificial en el contexto, Moore se confundió, pensó que esto era un Bond y creo que cometió un error grande con esa pequeña ligereza. El juego de antagónicos está bien pensado y mantiene la tensión durante la cinta, no pasa lo mismo por el lado de los buenos. McClane siempre está acompañado de un compañero gracioso que es contagiado por la valentía de Willis y termina salvándole el pellejo en un par de ocasiones. En A Good Day to Die Hard, Willis parece ser ese compañero, pero va y vuelve en el rol poderoso de McClane y es donde la cinta se siente más inconsistente.

El giro en Rusia es divertido pero demasiado grande y sin necesidad. Volver, o no, a las bases que McTiernan estableció será lo que al final definirá si la franquicia sobrevive: Manténganlo sencillo, entretenido, acorralen a McClane y háganlo difícil de matar esa es la clave.

Nota personal. Este es mi Top 5 en Die Hard

1. Die Hard
2. Die Hard: With a Vengeance
3. Die Hard 2
4. A Good Day to Die Hard
5. Live Free or Die Hard

¡Feliz cumpleaños 25 John McClane! Es muy posible que este sea mi disfraz de 31 de octubre 😉

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3D, Action, Brit, Exploitation, Gore, Hollywood, Melodrama, Miguel Vaca, Movie, Paul W.S. Anderson, Sci-Fi, Serie B, Storytelling, Thriller, Vacacion, Videogame, War, World

Resident Evil: Retribution

El fin de semana pasado me fui a ver Resident Evil: Retribution, más como un pasatiempo mientras esperaba la función de The Dark Knight Rises en IMAX que por motivación propia. Agradezco de la peli, dirigida por Paul W.S. Anderson, que haya hecho un resumen de la franquicia al principio de la cinta porque no soy fanático de la historia y no me he visto completas sus antecesoras -me sucedió en pasadas ocasiones que no entendía mucho la trama ni su mitología-. El uso del «efecto bala» en retrospectiva para unir el final de la cuarta parte, Resident Evil: Afterlife, con esta estuvo realmente bien pero el prólogo de Mila Jovovich desentona completamente con la propuesta inicial. El efecto de las pantallas es insulso y sin sentido. Además como el parlamento es tan largo le quita el impacto con el que empezó, se pierde la atención del espectador y se vuelve sumamente aburrido. Un mejor recurso, menos pantalla sobre la Jovovich y una narración omniciente, fuera de cámara, de todos los capítulos hubiera funcionado muchísimo mejor.

Paul W.S. Anderson creció dentro de Hollywood con esta franquicia e igual sus otros proyectos también se generaron en el género de explotación. Se ha mantenido porque sus cintas han logrado satisfacer tanto a los estudios y las taquillas, como a la historia y sus fanáticos pero sus piezas son repetitivas y faltas de imaginación. Por su parte, Mila Jovovich fue reconocida en el cine por The Fifth Element pero ya tiene en su haber más de una treintena de proyectos que aunque no despliegan demasiados retos de actuación si le dan un bagaje importante y logra sobresalir dentro del reparto de Resident Evil: Retribution. Protagoniza la serie como Alice, una ama de casa relativamente normal que vive en la suburbia y que trabaja para una empresa llamada The Umbrella Corporation pero después de su supervivencia, la infección, mutación y adquisición de poderes vuelve a quedar atrapada en un fuego cruzado entre La Corporación y los sobrevivientes. En esta parte de la historia no pasa nada especial, se extiende el arco narrativo para incluir a Michelle Rodriguez como gran objetivo de la peli pero en general es absurdamente inoficiosa.

Es ensordecedora, mal actuada, inverosímil y lo peor muy aburrida. Lo único rescatable es que mientras me disponía a hacer la entrada encontré los afiches de la producción y aunque sufren de falta de cohesión gráfica son bastante buenos entre ellos solos.

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The Curious Case of Benjamin Button

Debo decir honestamente que con esta peli de David Fincher caí en la trampa. Una trampa en la que uno puede caer muy fácil y bastante frecuente. Hay unas personas que les gustó The English Patient de Anthony Minghella, hay otros que les encantó The Fifth Element de Luc Besson y hay otros que prefirieron Schindler’s List de Steven Spielberg.

Todas tres para mi son trampas de Hollywood. Trampas en las que uno se deja fascinar por la megaproducción y la excelencia estética de cada una de ellas.

Sin embargo a diferencia de todas ellas con The Curious Case of Benjamin Button me siento cómodo y a gusto. Cómodo sobretodo porque a pesar de ser una trampa hollywoodense no fue su favorita y tampoco su ícono a seguir; y a gusto porque desde la música (Alexandre Desplat) hasta los efectos efectos especiales (Eric Barba, Steve Preeg, Burt Dalton y Craig Barron) son impresionantes y deliciosos. Obvio sin dejar pasar por alto puesta en escena y un diseño de producción (Donald Graham Burt), montaje (Kirk Baxter y Angus Wall) o maquillaje (Greg Cannom). Un fenómeno impresionante de treinta y dos premios incluídos tres Oscar y más de setenta nominaciones más, en numerosos festivales independientes de Estados Unidos e Inglaterra.

La cadente narración de Brad Pitt, Julia Ormond y Cate Blanchet sumado a las numerosas cámaras en plano medio o plano americano recuerdan o hacen gala del cine clásico estadounidense que se ve complementado en colores, vestuario y fotografía. Una oda al cine en tres horas y un reparto de casi setenta personas.

A mi me gustó aunque para varios amigos fue un tanto demasiado.

Nota personal. En la noche de los Oscar del año pasado se cometieron varias injusticias. Digamos que siempre he querido que Brad Pitt se lleve un galardón por alguna de sus actuaciones, siendo justos le tocaba muy duro al lado de Sean Penn o Mickey Rourke pero Cate Blanchet no fue nominada siquiera, Penélope Cruz le ganó a dos monstruosas actuaciones de Taraji P. Henson o Viola Davis y me encantó mil veces la dirección de David Fincher o la producción de Kathleen Kennedy, Frank Marshall y Ceán Chaffin que su competidora Slumdog Millionaire. Así son los Oscar, así es la vida.

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