Auteur, Comedy, Folk, Hollywood, Indie, Melodrama, Miguel Vaca, Sophie Barthes, Vacacion

Cold Souls

Cold Souls tiene todos los ingredientes para ser esa peli memorable que todos deseamos siempre que vamos a cine pero a mi no me causó tanta gracia. Llegó a mi, recomendada entrelíneas discutiendo con unos amigos el desempeño de Paul Giamatti. Decíamos que aunque el actor guste por sus decisiones acertadas en proyectos independientes, parece que se repitiera y actuara siempre como el gordito lastimero en sus pelis. Fueron sacadas a relucir para demostrar el punto Win Win, Barney’s Version, Lady in the Water, The Illusionist, The Storyteller o Sideways. Muchas de ellas nos encantaron otras no tanto pero al final si queda en todas el regusto de Giamatti repitiendo su papel de Sideways. Hay papeles donde le funciona mejor ser actor de reparto, donde su acento y su modulación no son tan características y no opacan su ejercicio completamente; por ejemplo, Duplicity, Man on the Moon, Too Big to Fail, Private Parts o incluso Planet of the Apes de Tim Burton -pero en esta última ayudó muchísimo el maquillaje-. 

Cold Souls, no está mal tampoco. No es un profundo descalabro como Shoot’em Up o Planet of the Apes de Burton pero tampoco tuvo esa grandiosidad que su planteamiento tenía. Las comparaciones son ocurrentes y ociosas pero Cold Souls tiene la misma potencia de Eternal Sunshine of the Spotless Mind de Michel Gondry y Charlie Kaufman y aún así se pierde en un gran vacío no tambien resuelto en tensión o drama. 

La historia recae en el mismo Giamatti que ya no logra ser creíble en tablas y al parecer es por una falta de pasión en su labor. Gracias a un artículo del New Yorker se entera de una compañía que extrae el alma y la almacena, liberando un gran peso para los más afligidos. Dubitativo y extremadamente preocupado por la premisa de «extraerse el alma», Giamatti tiene una entrevista con el director de dicha clínica y se decide a hacerlo. Un tanto sorprendido y desilusionado por la forma física de su alma, se desprende de ella y efectivamente existe una liberación de un lastre que lo estaba asfixiando, pero igual su problema en las tablas sigue sin resolverse. Entonces osadamente pide un cambio y la clínica le ofrece el alquiler de un alma por un par de semanas, el alma de una poeta rusa. La exótica propuesta cala en Giamatti y su poderosa sensibilidad se acomoda perfectamente en el actor y su labor. 

La historia continúa dando giros y giros, se envuelve en un thriller de persecución bastante soso y con innecesarias incongruencias. La simpática historia se vuelve ordinaria y sin mayores picos de ahí en adelante. 

La directora es Sophie Barthes y Cold Souls basada en una historia de ella misma es su primera peli. La entrada se torna fuerte contra ella por la discusión previa con mis amigos en el desempeño de Giamatti pero en realidad es un éxito sin lugar a dudas para la Barthes. La trama, las locaciones, el reparto, la dirección son todas de muy alta calidad, impresionante para una ópera prima. 

Nota personal. El afiche me encanta y la historia dió para que muchos artistas sacaran versiones diferentes. Me llamó la atención uno en particular, que era una infografía refiriendo los múltiples giros de la historia, quería ponerla como imagen de la entrada pero estaba en muy baja calidad, si les llama la atención la consiguen fácilmente en Google.

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Limitless

Neil Burger, director de Limitless, es una herramienta «hollywoodense» bien interesante, generalmente escribe sus pelis a excepción de esta; su primer film fue un docudrama llamado Interview with the Assassin y alcanzó tres nominaciones en los Spirit posicionándolo como un director encantadoramente independiente. The Illusionist fue la respuesta de la industria a The Prestige de Christopher Nolan y le valió una producción impecable con un reparto de primera (así la peli no haya sido tan buena se le rescata que haya podido manejar tan bien en un segundo intento un rompe-taquilla «hollywoodense»). Al final de su ópera prima logra con The Lucky Ones bien calificada por la crítica pero que pasó sin ton ni son por los festivales.

Este es su cuarto intento en un thriller sobre un mediocre ciudadano neoyorkino que afectado por la crisis de la “Pagina en Blanco” recurre a una droga que potencia sus capacidades para terminar un libro y salir del hueco en el que se encuentra. La teoría dice que usamos tan sólo el 10% del poder de nuestro cerebro a entera capacidad, que hay entre un 10 y 25% que usamos para necesidades vitales y que el resto así se comporte como un órgano entero está subusado como un repositario de material cerebral que usamos cuando afectamos tejidos importantes. Dicha droga pone al protagonista a un 100% de sus capacidades cerebrales y al ser de inteligencia promedio funciona mucho mejor que el de otros drogadictos. El desarrollo de la historia es mucho más atractivo y me encantó la forma de definir en treinta segundos en un monólogo de Robert De Niro lo que tiene que hacer una o dos generaciones norteamericanas si quisieran albergar riqueza y mantenerla en la posterioridad (no sólo consumirla). Bradley Cooper (además productor) y Abbie Cornish no lo hacen mal pero el fuerte de esta peli radica en su estética no en sus actuaciones.

¿Se acuerdan de ese libro francés llamado Zoom? Bueno, hay varios movimientos en la peli que parecen creados por Michel Gondry experimentando con este libro. Jo Willems un arriesgado cinematógrafo es el responsable, su portafolio es provocador y atractivo un punto más para ver esta peli. Yo pensaría que esta es la última semana de en cartelera, así que si pueden véansela porque vale mucho la pena. Aparte de ser una peli comercial que no es demasiado trascendente la producción y sus efectos están muy bien logrados.

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