Cuando uno empieza a hablar de Breaking Bad como que se le hace un nudo en la garganta, se agita el pulso y el cuerpo se llena de ansiedad. No es una serie sencilla por el contrario es bien compleja y fuertemente impactante. Tiene escenas de contenido sexual elevado, el lenguaje no es el más sano y sobretodo la violencia gráfica es constante. En resumen, no es material para menores de edad ni en chiste.
Yo fui muy fanático de The Sopranos porque la descarga de adrenalina era interesante en una serie que era en teoría de corte psicológico. Nada comparado con el final de la tercera temporada de Breaking Bad, mucho menos con el recorrer y el desenlace de esta cuarta.
Ha tenido muchos altos y bajos en nuestro medio de los cuales no es responsable. Empezó como una serie en horario estelar en Sony y este canal es más familiar, los thrillers de suspenso generalmente son tirados hacia la acción y el drama no es bien aceptado por la comunidad espectadora. Su primera y segunda temporada pasaron sin pena ni gloria y el canal la pasó a AXN, aliados de acción pero con un corte más dramático. Aquí hayó un nicho interesante cuando el canal, bandera de ser el distribuidor de Lost, erróneamente asumió éxito con una serie de corte parecido. Al cancelar ese espacio, puso a Breaking Bad y siendo tan distinta a Lost, triunfó.
Una maratón dramática para pasar la primera, la segunda y la tercera temporada. Obviamente con pausas y resúmenes de este tipo de canales pero la vertiginosa historia se volvió intensa y desproporcionada. Para mi que no había visto un sólo capítulo (recordaba los comerciales en Sony pero nunca pude ver la serie) me pareció tan tenaz como Spun la peli de Jonas Åkerlund pero al mismo tiempo impetuosa, robusta y contundente por ser un tema más cercano y cotidiano.
Bryan Cranston se ha convertido en la némesis de Jon Hamm pues ha sido el único que le ha podido poner contención a su desenfreno histriónico y lograr arrebatarle premios en los Emmys, los Globo y el gremio de actores donde Mad Men ha sido siempre favorita. Al lado de Cranston, han trabajado silenciosamente Anna Gunn y Aaron Paul, sus desempeños así como en general cualquier compañero de reparto de esta serie ha sido impecable. Tanto así que la última vez que vi a Paul en el cierre de temporada/serie de Big Love, no me cabía en la cabeza que fuera tan calmado y correcto. Paul ha venido desarrollando un personaje que es naturalmente problemático y genera tensión en la serie porque en nuestro síndrome de Estocolmo apoyando a Cranston siempre hay un grillete o un gran obstáculo ocasionado por el personaje de Paul. Esta tensión llega al límite en esta temporada y propulsiona durísimo el trabajo del actor quien finalmente logra reconocimiento por su trabajo en los diferentes premios y eventos como mejor actor de reparto en una serie dramática.
Es impresionante esta serie.
Y esta última temporada es la continuación del ahogo sufrido previamente en el final de la tercera temporada. Perfió muy bien la continuación para la quinta temporada toca esperar en su momento a qué nos vamos a atener y sobretodo que piezas de este rompecabezas se empiezan a mover en la maquinaria egocentrista del profesor White.
Bryan Cranston (Walter H. White)
Anna Gunn (Skyler White)
Aaron Paul (Jesse Pinkman)
Dean Norris (Hank Schrader)
Betsy Brandt (Marie Schrader)
RJ Mitte (Walter White, Jr.)
Bob Odenkirk (Saul Goodman)
Giancarlo Esposito (Gustavo ‘Gus’ Fring)