Sin negar mi fastidio por las últimas piezas del realizador y sin alabar demasiado el hecho de que en tan sólo dos años de su carrera no haya publicado una pieza de exposición fílmica -aunque en otras ocasiones haya desarrollado dos y hasta tres para TV en el mismo año- es posible que dentro de su corpus de ciudades, Blue Jasmine esté dentro del mejor promedio.
El escritor y director ha enfrentado una etapa bastante prolífica enmarcando historias en el folclor profundo de los imaginarios de las más reconocidas ciudades del mundo; a veces directamente como Barcelona, París o Roma y otras veces un poco más indirectamente como Nueva York y ahora San Francisco. En esta ocasión una opulenta neoyorquina sale huyendo de su megalopolis natal directamente a las empinadas calles de Haight-Ashbury, sin un centavo en su bolsillo gracias al desfalcador de su marido; su estilo pretencioso, petulante, sofisticado y elitista es explorado con suficiencia por Cate Blanchett que sin duda este año nos llevará directamente al Tetro Kodak, no sólo con una nominación sino de pronto con una estatuilla también; Blanchett fue capaz de generarnos ese importante desprecio hacia este tipo de personajillos que no se aguantan ni ellos mismos en sus zapatos pero a la vez una profunda vulnerabilidad en el truncamiento de su realización como individuo.
Es realmente imponente y admirable el gran desempeño de la británica, así como el de su también coterránea Sally Hawkins o el italo-americano Bobby Cannavale que no tuvieron tanto tiempo de exposición en pantalla pero igual dieron la justa medida de su actuación para la progresión de sus personajes. Lo que nos pone a pensar que llegado el largometraje 46 de Woody Allen en 44 años de su historia cinematográfica (en realidad 48 si contamos desde What’s Up, Tiger Lily?) seguimos apreciando el delicado poder de seleccionar reparto de Juliet Taylor (pupila evidente de la gran Marion Dougherty) y la innegable sinergia con la que ese reparto se desenvuelve en las líneas del escritor. Seguramente actores como Jesse Eisenberg, Ellen Page, Roberto Benigni dieron todo de si pero sus restringidas capacidades los tienen encasillados en sus actuaciones y no pudieron salirse con la suya en este laboratorio propuesto por Allen donde como él mismo afirma, no se preocupa por la dirección de actores porque para eso escoge grandes histrionistas que deberán entender sus líneas como profesionales que son.
La inconsistencia es lo que más afecta a Allen en estos últimos años de su carrera. De nuevo, si esta Blue Jasmine está dentro de las mejores de sus historias de ciudades, la recuperación de ese tiro en la sien que es To Rome with Love es magnífica. Sin embargo ese estilo de metralleta, esa incapacidad de tomarse un respiro y revisar sus pasos, esa pulsión maniática de sacar un producto anual sin falta como en una línea de producción de esas de las que tanto ha criticado en su carrera y de la que se ha vuelto su ejemplo y paradoja más clara, no nos aseguran que su Magic in the Moonlight con Colin Firth y Emma Stone no sea otra gran desgracia. Por ahora el impulso del Oscar por Midnight in Paris sigue dando frutos y su entusiasmo sigue inquebrantable.
Ya son tres años trabajando en este blog. Hemos acumulado en ese periodo 860 entradas, más de 80 mil visitas y un agradable acumulado de 2.000 comentarios. Todas estas cifras son más que alentadoras para continuar viendo cine con ustedes, cada vez que pueda.
Muchos hablan del 2012 como el año con el pico de las mejores pelis de la década -tardía- que termina, no sólo por la buena calidad de las producciones sino además por la cantidad de piezas que fueron promovidas. Gracias a esto esta entrada puede llegar a ser bastante extensa y nos ha tomado más de tres semanas llegar a redactarla completamente pero rigiéndonos por una pequeña regla de sólo nombrar cinco títulos por categoría, hemos logrado resumirlo bastante bien. Lastimosamente, se nos van a escapar un par de producciones importantes que hubiéramos querido incluir pero que no lograron llegar a nuestras salas o pantallas. A continuación este el listado que hemos preparado para ustedes sobre lo que vimos en este año.
Siendo estrictos con la clasificación y resumen del año hasta este momento, no hubo ninguna cinta perfecta -con una clasificación de 10 sobre 10- y la única ilusión para que esto cambie sería de pronto esperar a que The Master de Paul Thomas Anderson se estrenara en nuestras pantallas -porque Thomas Anderson siempre nos ha guardado una bella sorpresa con cada una de sus piezas-. Pero The Master no es la única esperanzadora a este nivel, también están Amour de Michael Haneke, Killing Them Softly de Andrew Dominik, Mud de Jeff Nichols y The Paperboy de Lee Daniels; lo que nos dice efectivamente que aún falta mucho por revisar para finalizar este año.
En este pequeño balance ya empieza a aparecer un protagonista y gran ganador, Matthew McConaughey. Con cinco producciones, Magic Mike, Killer Joe, Mud, The Paperboy y Bernie -si la aceptamos como una pieza temprana del 2012-, McConaughey demuestra que fue poco ortodoxo en sus decisiones de trabajo y que por el contrario fue muy arriesgado. De ser la cara más bonita de Hollywood casi que pasó a ser el texano más peligroso. Su riesgo le permitió con grandes directores independientes que sin duda sacaron lo mejor de él. Aunque pasó desapercibido en los Oscar de este año y en los SAG’s, en los Spirit logró dos nominaciones como actor principal y actor de reparto. Como una alineación especial de los planetas, no creo que Soderbergh, Nichols, Daniels o Friedkin vuelvan a dirigirlo el mismo año, en cuatro diferentes producciones. Sería este el año más especial dentro de toda su carrera y ojalá alcance los premios que le son tan merecidos en este periodo.
Si hablamos de las mejores pelis del 2012 para mi existe sólo una y es Looper de Rian Johnson. Looper no sólo marcó expectativa sino que casi fue impecable en el uso de los viajes a través del tiempo, en donde tan fácilmente se pueden generar incongruencias. No es una cinta perfecta, como lo decíamos antes, en este año no hubo tal, pero logró manejar audazmente la historia, los vacíos y el ritmo en la trama hasta desencadenar un final espectacular. Looper además de ser una cinta de ciencia ficción permite que una serie de subgéneros se entretejan y sea aún más fascinante su experiencia. Realmente sobresaliente el trabajo de maquillaje que sutilmente pudo vendernos el truco de que Joseph Gordon-Levitt era el joven pasado de Bruce Willis y la partitura original de Nathan Johnson. Otras que no desentonaron fueron Seven Psychopaths de Martin McDonagh, Skyfall de Sam Mendes, The Avengers de Joss Whedon, Madagascar 3: Europe’s Most Wanted de Eric Darnell, Tom McGrath y Conrad Vernon. Todas a niveles muy diferentes, lograron cumplir sus promesas frente a los espectadores pero debemos hacer una excepción y nombrar, además, Moonrise Kingdom de Wes Anderson. Anderson con su estilo súper definido y su perfecta artesanía nos devuelve un resumen de su carrera en una historia de amor enmarcada en los bellos parajes de Rhode Island.
Aparecen apenas dos “rompe-taquillas” de todo el paquete de megaestrenos, Skyfall y The Avengers, que a su manera lograron sobresalir de la competencia y lograr millonarios retornos sin afectar sus agendas internas; por un lado, Skyfall fue la mejor forma de celebrar los 50 años de la franquicia, se erige como la mejor peli de James Bond de todos los tiempos (supera claramente a Casino Royale) y reconfirma a Daniel Craig como el mejor Bond; por el otro, The Avengers siendo una peli de súper-héroes de comics y un “rompe-taquillas” de verano fue la única que prometió, respondió, no defraudó y siendo la primera en revelar su golpe dejó muy mal parqueadas al resto con un estándar muy alto para superar.
Una gran ovación se merece el cine colombiano este año pues tuvimos para escoger muy buenas cintas. La Sirga de William Vega, Sofía y el Terco de Andrés Burgos, Chocó de Jhonny Hendrix Hinestroza, y si hacemos un esfuerzo, Apaporis de Antonio Dorado y El cartel de los sapos de Carlos Moreno son las destacadas de este periodo. Sobre todo las tres primeras, marcan un hito en el estilo de hacer cine en Colombia, definiendo una narrativa, una selección de reparto y una temática de expresión muy propias de un fenómeno que aún nos queda muy difícil definir como movimiento y -aunque nos faltó ver La Playa D.C., Apatía y El Resquicio– seguramente no van a ser las últimas de este movimiento.
Pero como en todo, siempre existen desafortunadas equivocaciones, este año no fue la excepción. Sin ser malas, las decepciones del 2012 fueron Argo de Ben Affleck porque comparada con su previa The TownAffleck se rindió frente a una chovinista y a la vez muy bien elaborada artesanía, Prometheus de Ridley Scott porque Lindelof sigue pensando que la fórmula de Lost es ilimitada y aplicable a todo y en Prometheus no sólo hay una gran cantidad de incongruencias que rompen la trama y su tensión sino que además posteriormente descubrimos que el guión original tenía mejor relevancia pero fue masacrado por la petulancia de él, The Bourne Legacy de Tony Gilroy porque descubrimos que fue creada para continuar la franquicia sin mayor sentido que eso, The Hobbit: An Unexpected Journey de Peter Jackson porque sencillamente es una gran salida en falso y The Dark Knight Rises de Christopher Nolan porque aunque es consecuente con toda la trilogía, Nolan fue víctima de su propio invento y todo lo que había construido sobrecayó sobre él duramente. The Dark Knight Rises es tal vez la cinta con la tengo más problemas, de alguna forma, borró con el codo lo que había definido perfectamente con sus dos salidas anteriores, además que Nolan infantilmente fue demasiado pertinaz, reticente y receloso con la imagen del Joker lo que provocó vacíos aún más profundos en la trama. Su universo más humanizado, más real y consecuente terminó dilucidando precisamente desdén y apatía hacia la franquicia para proveer un final que sólo es adecuado en una alucinación dolosa de Alfred.
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4,329 films were submitted to the 2012 Cannes Film Festival. This blog had 22,000 views in 2012. If each view were a film, this blog would power 5 Film Festivals
Haywire es la penúltima cinta de Steven Soderbergh (en carteleras norteamericanas, con muy buena crítica se encuentra ya Magic Mike). Habíamos hablado en Contagion que Soderbergh estaba cansado de la industria y de la labor de cineasta, que se iba a dedicar a la plástica y, decía el rumor, que cuando se le acabara la plata volvía a hacer un «filme de asalto» continuación de los Ocean’s.
Esta no es una cinta perteneciente a la susodicha franquicia pero entre líneas maneja el mismo esquema. Un reparto impresionante de actores, Michael Fassbender, Ewan McGregor, Michael Douglas, Mathieu Kassovitz, Bill Paxton y que con Channing Tatum, Antonio Banderas, Michael Angarano y Gina Carano casi completan los once necesarios para el equipo. La trama se desenvuelve en varias ciudades del mundo anunciadas con una estilizada fuente tipográfica, en este caso una Helvetica cursiva ultra-ligera; así y con cierta sofisticación, preparando el engaño, recorremos el estado de Nueva York, Barcelona, Dublín, Veracruz y Mallorca (además de las ciudades sin rótulo donde se ubica el cuartel general de la compañía). Una noción jazzistíca y funk propia de una partitura compuesta por David Holmes cuya intención repite y evoca en toda Ocean’s -que también compuso-. Y obviamente la cinematografía que es la rúbrica de Soderbergh en sus piezas.
Aquí me aparto un poco de la entrada para aclarar algo que de pronto asumimos como obvio pero que de pronto no es tan evidente para todos. Soderbergh se redescubrió como artista plástico y como tal empezó a tomar muy en serio la fotografía y los encuadres de sus cintas. Desde 1996 en Schizopolis bajo el seudónimo de Peter Andrews dirige la cinematografía de sus proyectos. Esto quiere decir que esos tonos cálidos, esos movimientos de cámara en primeros planos y esas texturas tan características de su paradigma son realmente una firma que se ha tomado el trabajo de desarrollar e implementar con el paso del tiempo. En Haywire es más que claro.
Entonces, volviendo al tema de la entrada, lo que podría ser una gran peli por todos los ingredientes enunciados, resulta ser una historia nada extraordinaria, bien contada, muy bien elaborada. No tiene muchos puntos rescatables y se nota que la hizo por dinero. Haywire marca el destino de una agente de inteligencia de una agencia privada que trabaja para el gobierno estadounidense y que se quiere salir. Es perseguida por sus lugartenientes y se ve inmiscuida en un fuego cruzado parte de una conspiración más grande que ella. No hay mucho más que destacar. Esta peli es para fanáticos de Soderbergh sin mucho más que extraer de la pieza que unas grandes escenas de acción y peleas gracias a que la Carano es un ex-reina de artes marciales y todas sus escenas no son menos que fascinantes.
Soderbergh en un dilema parecido al de Woody Allen en To Rome with Love donde sus piezas se vuelven parte de un esquema iconoclasta y repetitivo, gana no sólo porque es mucho más creativo en su proyecto, más delicado en su forma sino además porque apesar de traer grandes actores, no los pone a recitar sus roles encasillados, los pone a actuar y por lo menos en eso es muy superior a Allen.
Nota personal. Me gustó el humor de Soderbergh en una escena donde un par de agentes tienen aprehendida a Gina Carano. El director debe saber que la Carano es una de las más opcionadas a participar en una selección como la nueva Wonder Woman por su belleza, su atractivo sexual y su contextura de amazona y es cuando introduce una línea de diálogo muy divertida haciendo alusión al tema.
He escuchado comentarios diversos de esta peli, en general, más malos que buenos. Muy pocas personas me han dicho que disfrutaron de la cinta pero al final termina siendo como un chontaduro colombiano (*) hay gente que la ama y hay gente que la odiamos.
* Chontaduro (bactris gasipaes) es una fruta exótica, típica colombiana (chontaduro), ecuatoriana (chantaduro), venezolana (pijiguao), peruana (pijuayo), boliviana (tembé), brasilera (pupunha) extraída de bosques tropicales que se vende cocinada en nuestras calles en carritos de madera. En Colombia, generalmente, se le echa sal, limón o vinagre y se come pelada pero ciertos cocineros fusionando sus técnicas han incluido en sus platos porciones de chontaduro tostado o hecho puré.
Desde Vicky Cristina Barcelona empecé a desconfiar de las intenciones de Allen, no de sus calidades. No me gustó Whatever Works, You Will Meet a Tall Dark Stranger y definitivamente repudié Midnight in Paris. Woody Allen hace rato dejó de ser original y está usando de una manera casi senil la misma fórmula, un «collage» de historias aparentando ser coral, un discurso retórico sobre las relaciones interpersonales, frustraciones y síndromes de un Allen del momento y ya. Por un lado escoge un personaje dentro de la historia que caracteriza el ego del director (en Whatever WorksLarry David, en You Will Meet a You Will Meet a Tall Dark StrangerTony Hopkins y en Midnight in ParisOwen Wilson); To Rome with Love no es la excepción y usa a Jesse Eisenberg para tal fin. Por el otro lado, arma su historia, sus actores quieren trabajar con él y el se limita a dejarlos recitar sus parlamentos sin incluso dirigir sus improvisaciones -no estoy siendo injusto, en dos ocasiones -si no estoy mal ambos lanzamientos en Cannes– Allen aseguró que su oficio era muy fácil porque ponía su historia y sólo se preocupaba por traer buenos actores que la representaran, que ellos ya sabían hacer su trabajo. El problema es que la gran retaíla de actores terminan súper encasillados en sus papeles de siempre, Ellen Page, Eisenberg, Greta Gerwig, Roberto Benigni y el mismo Woody Allen no están proponiendo ningún desempeño, no hay desarrollo en absoluto de sus personajes y muchas veces terminan súper sobreactuados.
Gran parte del error es que se vuelve monótono tener que estar escuchando siempre y de una manera iconoclasta, el mismo personaje de Allen recitando las mismas paradojas de siempre. Si es una comedia los chistes se sienten viejos, poco inteligentes y no aportan mucho a la consistencia de la trama; si es una peli de autor -como de corazón siento que es-, Allen se siente deslucido, monótono y sin rumbo, creo que lo único que dice en serio es que es un “imbécil“, glorioso, feliz, famoso y que nosotros seguimos alimentando su ego. En esta cinta es divertido que aparezca como actor porque de vez en cuando tenía chispas de comedia física divertidos, así como dije en Sanandresito ya entrado en gastos mejor sentarse a disfrutar lo poco que le pueda ofrecer una cinta. Reconozco que desde ese punto de vista rescato un poco el papel de Penélope Cruz que con su fuerte acento español que con su picardía llenaba la pantalla y el papel insólito de Alec Baldwin que actúa como oráculo y conciencia en la mini-historia de Ellen Page y Jesse Eisenberg.
No recomiendo verla en cine. Punto. No vale la pena una cinta más de Allen en este empastelamiento en el que se encuentra.