
Debo decir que el cine de época es un item importante en la capacitación del ojo crítico pero no necesariamente es el tipo de cine entretenido que uno busca en una sala de cine. Muy posiblemente, haya gente que le encante este género y respeto su opinión, yo por ejemplo puedo decir que hay un par que me vuelven loco como Clash of the Titans de Desmond Davies, Age of Innocence de Scorsese o Spartacus de Stanley Kubrick.
Repito, no son las más fáciles pero hay que verlas. Este fin de semana hice el ejercicio con la clásica Amadeus, peli de 1984 dirigida por Milos Forman y me fue muy bien. La primerza vez me la vi en cine y recuerdo la pasé muy bien, recuerdo haber estado muy pendiente de la música, tanto que incluso, tengo en mi poder la banda sonora en acetato y creo que fue un bien al que me hice cuando mi abuelita la vió y quedó también fascinada. ¿Dónde uno escucha eso en estos momentos digitales y de alta tecnología? Ni idea. Pero ahí la tengo y ansío el momento de hacerlo.
La versión que me vi es bastante interesante porque le permite ver la peli con el audio original o cuadrar la peli para que sólo se escuche la banda sonora. Qué locura! No sólo es un elemento importante en la peli es la protagonista principal de toda la pieza. El Requiem es impresionante y la Flauta Mágica recuerda mi niñez cuando interpretabamos estas peizas de variedades súper divertidas.
La obra está basada en la éxitosa novela de Peter Shaffer quien además hizo el guión para la peli y se aborda mediante la perspectiva de Antonio Salieri, un músico que vive a la sombra de Mozart toda su vida pero corrompido por su poder le hace la vida imposible, lo tortura e incluso se asume que lo aniquila.
Lejos de buscar verdades en esta hipótesis, lo que quiero decir es que esta peli le significó el segundo Oscar de La Academia a Forman, el primero había sido con One Flew Over the Cuckoo’s Nest en 1975 y fue galardonada con ocho premios más incluyendo mejor película, mejor actor secundario para F. Murray Abraham, vestuario, guión adaptado, sonido, vestuario y maquillaje. Lo cual es totalmente justificado porque la factura es impecable. Tom Hulce fue nominado como mejor actor pero perdió contra su compañero de obra, el mismísimo Abraham que hace una interpretación formidable como antagónico y oscuro personaje dentro de la historia quien se encargó de analizar la evolución del músico como una cata de vinos que de manera pedagógica explicaba la genialidad de Mozart.
Mi segunda percepción de la obra porque me motivó a averiguar un poco más de la teoría de su música, el interés de los alemanes por generar teoría alrededor y ser súper respetuosos con el protocolo melódico de Johann Sebastian Bach quien de alguna forma fue el motor de esa corriente occidental que le permitió tocar para cuatro, cinco y seis instrumentos y que le permitió a Mozart escribir las óperas y conciertos que se atrevió a hacer para un intrumentos y toda una orquesta. Sin embargo, me dejó un sin sabor el entender que su labor patrocinada por el rey de Austria de alguna forma delimitó su crecimiento, que su mecenas dominaba su creatividad y que de alguna forma era un músico comercial en la época así haya muerto pobre, genio y figura. Me sorprendió entender que, por el contrario, Ludwig van Beethoven se arriesgó mucho más y logró trasgredir su época hasta el punto de llamársele loco o irracional discapacitado para después un siglo después ser comprendido por colegas que en verdad develaron la genialidad dodecafónica de sus teorías.
Chévere. Recomendable totalmente, ojalá bien despiertos y muy atentos.
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