Nobody Walks llega a nosotros por su reconocimiento en Sundance donde concursó oficialmente y ganó excelencia en producción independiente gracias a Jonathan Schwartz. Tal vez nunca en este blog habíamos tenido una referencia tan fresca de una producción concursando en Sundance pero es muy grato saber que los medios se mueven más rápido para difundir contenido independiente.
Dirigida por Ry Russo-Young y escrita en equipo con Lena Dunham –Dunhan sin duda puede ser la que esté detrás de la promoción de esta pieza-, Nobody Walks es la historia de una artista neoyorquina (Olivia Thirlby) que llega a Los Ángeles a terminar de producir un filme para una exposición que tiene planeada. Sabemos que es apadrinada por una activista feminista en Nueva York y que ella le recomienda trabajar en el estudio del esposo de una amiga suya que se dedica al diseño de sonido. El esposo resulta ser John Krasinski y la amiga Rosemarie DeWitt. La familia la completa India Ennenga (Treme) como la hija de DeWitt de un matrimonio pasado, el hijo y el asistente personal de Krasinski (Rhys Wakefield).
Un ambiente calmado y prolífico rodea esta familia. Problemas normales de adolescencia con India Ennenga y no más. Aparenta ser un paraíso en medio de la megalópolis que es Los Ángeles. Thirlby muy juiciosa con su proyecto logra cautivar la atención de Krasinski que se empieza involucrar más allá del proyecto y se le insinúa con movimientos muy osados hasta que logra quebrar la resistencia de la joven realizadora. Esta eventualidad desencadena una serie de problemas dentro del matrimonio que Thirlby debe asumir responsablemente y ver cómo solucionarlos de la mejor forma posible.
Por un lado, Nobody Walks es una historia sencilla sin mayores aspiraciones. Con buena fotografía y relativamente buenas actuaciones. No molesta en absoluto el bajo presupuesto de su producción pero a nivel de guión queda debiéndonos mucho más. A medida que la trama se desarrolla sentimos que el drama puede complicarse por una serie de aristas que se van haciendo evidentes pero resultan ser retoños que nunca florecen. El problema grave es que son lo suficientemente grandes para notarse y como no se desarrollan dentro de la trama central al final se vuelven distractores de la cinta.
No recomendaría esta cinta, así sea una historia promedio, por una razón sencilla y es Lena Dunham. Adoro a Dunham, siendo Dunham en Girls. Me encanta y me sorprenden sus capacidades para protagonizar, escribir, producir e incluso a veces dirigir la serie. Me cautiva que es un retrato muy honesto de ella siendo ella en pantalla -lo afirmo gracias a que al seguirla en algunas redes sociales, Dunham no es diferente en la vida real de lo que es en la serie, lo cual es extraordinariamente particular y divertido-. El problema con Nobody Walks es el mismo que definíamos con el último periodo de Woody Allen; cada vez se hace menos divertido ver un actor reconocido actuando tal cual como el escritor-director. En el caso de Allen, la crítica se extiende a Tony Hopkins en You Will Meet a Tall Dark Stranger, Larry David en Whatever Works u Owen Wilson en Midnight in Paris. En Nobody Walks, Thirlby interpreta a una «Lena Dunham» tratando de finalizar un proyecto audiovisual y por su descaro o inmadurez logra involucrarse en una problemática familiar innecesaria. ¿Les suena parecido? A mi si. Me suena a un capítulo cualquiera de Girls. No es tan molesto como para descalificar completamente la peli pero si lo suficientemente preocupante como para estar prevenidos frente a su siguiente proyecto.
Nota personal. Aún no he visto Tiny Furniture pero me dicen que es gemial. No se realmente si el trabajo de Dunham ha sido así desde siempre o si su desarrollo la está haciendo repetirse e incluso volverse iconoclasta prematuramente. Ya veremos.