Cuando salí de cine, un par de señoras se me acercaron y me preguntaron cuál peli estaba viendo, les respondí que “Un año más” de Mike Leigh, parecieron esgrimir una mueca de alivio e inmediatamente me preguntaron, cómo me había parecido pues ellas no habían entendido mucho, reflexionaron sobre el final de la peli y tal cual como el personaje de Lesley Manville, Mary, iban hablando, se iban respondiendo solas mientras yo simplemente les sonreía y asentía. Con Leigh no hay mucho que entender es puro, sencillo y directo. ¿Se acuerdan de Happy Go Lucky? En esa, Leigh describe las relaciones londinenses bajo los ojos de una mujer sencilla, auténtica y feliz, una peli que describe el optimismo y la buena energía inalienable por nada en absoluto. En esta peli el ritmo es muy parecido pero la obra está partida en cuatro actos según las estaciones del año, Leigh nos habla de la tristeza y la depresión del británico en general y como las capas se revelan en cada una de estas épocas.
Observamos la primavera, el verano y aunque fueron las estaciones más coloridas, las muecas demostraban la gran y profunda tristeza que soportaban algunos personajes. Una gran actuación y una gran dirección sobre el reparto para lograr este efecto. Cuando llegamos al otoño este par de troncos, robustos y erguidos que son Tom (Jim Broadbent) y Gerri (Ruth Sheen) empiezan a soportar las hojas caídas de sus amigos y tratan de confortarlos hasta sus límites, muchos de ellos aprovechándose y otros tantos agradeciéndolo en el alma, una gran época, un gran segmento.
El invierno fue sin duda la parte que más me gustó, se revela completamente la intención del director y la fotografía se hace presente con un protagonismo rotundo, grises, lilas, azules opacos, blancos y negros contrastados fuertemente dan una sensación sombría inexorable, como una gran nevada. Obviamente, esa es la intención del director pero sin duda es un gran trabajo de Dick Pope, director de fotografía que trabajó todas las estaciones al lado del director y también ha ayudado en este tema en el pasado con Happy Go Lucky, Vera Drake o Secrets & Lies por sólo nombrar un par ya que Pope parece pieza indispensable del equipo de Leigh en sus proyectos. En el invierno, además aparece un personaje grandioso: Ronnie. Ronnie es el hermano de Tom quien acaba de perder a su mujer y es interpretado por David Bradley un actor no muy versatil que hemos visto en varias partes de la franquicia de Harry Potter como Argus Filch, el guarda de Hogwarts, o recientemente en Harry Brown. En este segmento el personaje pareciera que hubiera sido escrito fielmente para Bradley y su finura se amalgama perfectamente con el resto de los personajes.
Si tuviera que criticar algo, lo haría sobre el personaje de Imelda Staunton, una mujer sumida en una profunda depresión que no puede siquiera conciliar el sueño debido a lo crítico de su patología. Pero no se resuelve nada, no aporta mucho y la gran actuación que hace la actriz parece ser tan sólo parte del decorado. No me gusta cuando esto sucede porque se genera ruido en la historia innecesariamente y la atención del espectador se pierde. De resto la peli es impecable, mucho más fuerte que su anterior, y donde Leigh se ha ido ganando un espacio dentro de mis directores favoritos con su estilo costumbrista lleno de emotividad. Sin duda hubiera podido tener mejor suerte en los Oscar, los BAFTA’s, los British Independent, los European o Chicago pero sus nominaciones son suficientemente grandilocuentes para aconsejarnos de no perdernos esta maravillosa peli.