Actor, Auteur, Comedy, Emo, Exploitation, Folk, Hollywood, Indie, Melodrama, Miguel Vaca, Movie, Storytelling, Vacacion, Woody Allen

Blue Jasmine

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Sin negar mi fastidio por las últimas piezas del realizador y sin alabar demasiado el hecho de que en tan sólo dos años de su carrera no haya publicado una pieza de exposición fílmica -aunque en otras ocasiones haya desarrollado dos y hasta tres para TV en el mismo año- es posible que dentro de su corpus de ciudades, Blue Jasmine esté dentro del mejor promedio.

El escritor y director ha enfrentado una etapa bastante prolífica enmarcando historias en el folclor profundo de los imaginarios de las más reconocidas ciudades del mundo; a veces directamente como Barcelona, París o Roma y otras veces un poco más indirectamente como Nueva York y ahora San Francisco. En esta ocasión una opulenta neoyorquina sale huyendo de su megalopolis natal directamente a las empinadas calles de Haight-Ashbury, sin un centavo en su bolsillo gracias al desfalcador de su marido; su estilo pretencioso, petulante, sofisticado y elitista es explorado con suficiencia por Cate Blanchett que sin duda este año nos llevará directamente al Tetro Kodak, no sólo con una nominación sino de pronto con una estatuilla también; Blanchett fue capaz de generarnos ese importante desprecio hacia este tipo de personajillos que no se aguantan ni ellos mismos en sus zapatos pero a la vez una profunda vulnerabilidad en el truncamiento de su realización como individuo.

Es realmente imponente y admirable el gran desempeño de la británica, así como el de su también coterránea Sally Hawkins o el italo-americano Bobby Cannavale que no tuvieron tanto tiempo de exposición en pantalla pero igual dieron la justa medida de su actuación para la progresión de sus personajes. Lo que nos pone a pensar que llegado el largometraje 46 de Woody Allen en 44 años de su historia cinematográfica (en realidad 48 si contamos desde What’s Up, Tiger Lily?) seguimos apreciando el delicado poder de seleccionar reparto de Juliet Taylor (pupila evidente de la gran Marion Dougherty) y la innegable sinergia con la que ese reparto se desenvuelve en las líneas del escritor. Seguramente actores como Jesse Eisenberg, Ellen Page, Roberto Benigni dieron todo de si pero sus restringidas capacidades los tienen encasillados en sus actuaciones y no pudieron salirse con la suya en este laboratorio propuesto por Allen donde como él mismo afirma, no se preocupa por la dirección de actores porque para eso escoge grandes histrionistas que deberán entender sus líneas como profesionales que son.

La inconsistencia es lo que más afecta a Allen en estos últimos años de su carrera. De nuevo, si esta Blue Jasmine está dentro de las mejores de sus historias de ciudades, la recuperación de ese tiro en la sien que es To Rome with Love es magnífica. Sin embargo ese estilo de metralleta, esa incapacidad de tomarse un respiro y revisar sus pasos, esa pulsión maniática de sacar un producto anual sin falta como en una línea de producción de esas de las que tanto ha criticado en su carrera y de la que se ha vuelto su ejemplo y paradoja más clara, no nos aseguran que su Magic in the Moonlight con Colin Firth y Emma Stone no sea otra gran desgracia. Por ahora el impulso del Oscar por Midnight in Paris sigue dando frutos y su entusiasmo sigue inquebrantable.

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Auteur, Comedy, Coral, Hollywood, Miguel Vaca, Movie, Vacacion, Woody Allen

To Rome with Love


He escuchado comentarios diversos de esta peli, en general, más malos que buenos. Muy pocas personas me han dicho que disfrutaron de la cinta pero al final termina siendo como un chontaduro colombiano (*) hay gente que la ama y hay gente que la odiamos.

* Chontaduro (bactris gasipaes) es una fruta exótica, típica colombiana (chontaduro), ecuatoriana (chantaduro), venezolana (pijiguao), peruana (pijuayo), boliviana (tembé), brasilera (pupunha) extraída de bosques tropicales que se vende cocinada en nuestras calles en carritos de madera. En Colombia, generalmente, se le echa sal, limón o vinagre y se come pelada pero ciertos cocineros fusionando sus técnicas han incluido en sus platos porciones de chontaduro tostado o hecho puré.

Desde Vicky Cristina Barcelona empecé a desconfiar de las intenciones de Allen, no de sus calidades. No me gustó Whatever Works, You Will Meet a Tall Dark Stranger y definitivamente repudié Midnight in Paris. Woody Allen hace rato dejó de ser original y está usando de una manera casi senil la misma fórmula, un «collage» de historias aparentando ser coral, un discurso retórico sobre las relaciones interpersonales, frustraciones y síndromes de un Allen del momento y ya. Por un lado escoge un personaje dentro de la historia que caracteriza el ego del director (en Whatever Works Larry David, en You Will Meet a You Will Meet a Tall Dark Stranger Tony Hopkins y en Midnight in Paris Owen Wilson); To Rome with Love no es la excepción y usa a Jesse Eisenberg para tal fin. Por el otro lado, arma su historia, sus actores quieren trabajar con él y el se limita a dejarlos recitar sus parlamentos sin incluso dirigir sus improvisaciones -no estoy siendo injusto, en dos ocasiones -si no estoy mal ambos lanzamientos en CannesAllen aseguró que su oficio era muy fácil porque ponía su historia y sólo se preocupaba por traer buenos actores que la representaran, que ellos ya sabían hacer su trabajo. El problema es que la gran retaíla de actores terminan súper encasillados en sus papeles de siempre, Ellen Page, Eisenberg, Greta Gerwig, Roberto Benigni y el mismo Woody Allen no están proponiendo ningún desempeño, no hay desarrollo en absoluto de sus personajes y muchas veces terminan súper sobreactuados.

Gran parte del error es que se vuelve monótono tener que estar escuchando siempre y de una manera iconoclasta, el mismo personaje de Allen recitando las mismas paradojas de siempre. Si es una comedia los chistes se sienten viejos, poco inteligentes y no aportan mucho a la consistencia de la trama; si es una peli de autor -como de corazón siento que es-, Allen se siente deslucido, monótono y sin rumbo, creo que lo único que dice en serio es que es un “imbécil“, glorioso, feliz, famoso y que nosotros seguimos alimentando su ego. En esta cinta es divertido que aparezca como actor porque de vez en cuando tenía chispas de comedia física divertidos, así como dije en Sanandresito ya entrado en gastos mejor sentarse a disfrutar lo poco que le pueda ofrecer una cinta. Reconozco que desde ese punto de vista rescato un poco el papel de Penélope Cruz que con su fuerte acento español que con su picardía llenaba la pantalla y el papel insólito de Alec Baldwin que actúa como oráculo y conciencia en la mini-historia de Ellen Page y Jesse Eisenberg.

No recomiendo verla en cine. Punto. No vale la pena una cinta más de Allen en este empastelamiento en el que se encuentra.

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Midnight in Paris

La verdad que fue un poco más que decepcionante pero pues cabe aclarar que yo fui de los pocos que no me gustó Vicky Cristina Barcelona, entonces si alguien es súper fanático de Allen puede que Midnight in Paris le encante. El realizador se había recluído en Inglaterra huyendo del periodismo y la cultura popular estadounidense que lo empezó a juzgar por sus decisiones amorosas. La confrontación, el choque y la migración de su querida Nueva York afectó su creatividad y desarrolló, la que para mi es su gran obra maestra de la decada pasada, Match Point. Un thriller ejemplarmente desarrollado, serio, angustioso, asfixiante, desolador, cero comedia. Scoop fue divertida. Muy divertida y logró combinar ese thriller adquirido con el humor que lo caracteriza y esa fuga hacia su crítica judeocristiana banalizando la vida después de la muerte. Cassandra’s Dream y posteriormente Vicky Cristina Barcelona daban la sensación que el autor había encontrado un nicho placentero y fértil, una dirección que incluso le ha costado mucho a Almodóvar o que Polanski lleva en la sangre madurando desde siempre. Finalmente, Whatever Works y You Will Meet a Tall Dark Stranger (que no la he visto aún pero está en cartelera en este momento) son comedias oscuras que parecieran mostrar la intención del director de volver a su estilo cómico y alejarse del camino recorrido en el suspenso. Midnight in Paris es una demostración más de ello.

Es innegable que la intención de la trama es muy audaz. Gil, interpretado por Owen Wilson, es un escritor exitoso de Hollywood atascado en un nudo creativo que no ha podido solucionar y que resiente de su carrera desarrollada en la industria pues no siente que tenga relevancia con sus verdaderos anhelos, acepta que su prometida Inez, Rachel McAdams, cuadre con sus padres (Kurt Fuller, Mimi Kennedy) un viaje a París de vacaciones en el verano. Su melancolía por épocas pasadas y el deseo de caminar la ciudad bajo la lluvia le hacen pasar chascos desafortunados con sus allegados hasta que un día se ve envuelto en una alocada fiesta donde confronta verdaderamente si todo tiempo pasado fue mejor. La forma en la que van apareciendo el resto de personajes es alocada y sinigual, podríamos decir que muy típico del Allen neoyorquino. Así, el reparto se completa con Marion Cotillard, Alison Pill, Tom Hiddleston, Corey Stoll, Kathy Bates, Adrien Brody, Adrien de Van y Marcial Di Fonzo Bo (Carla Bruni también aparece pero es más un chiste que cualquier otra cosa) en una psicodélica mezcla que divierte mucho pero polariza la trama.

Ese es el principal problema de Midnight in Paris, a mitad del desenlace, a mitad de la resolución de los giros y problemas, a pesar del buen diseño de producción, la edición y composición musical original, a pesar del contraste de la fotografía veraniega del París actual con el de antaño y melancólico de principios del siglo XX, la peli no la logra. Un caballo desbocado que nunca paró ese podría ser el resumen. La audacia del planteamiento se pierde en un error ingenuo increíble para Allen pero que no sorprende en la pantalla.

Cuando estaba en el colegio estudiando los «Ismos» y vanguardias de principios del siglo XX, también quedé sugestionado de primero comprender la posibilidad de estallar en una sóla época tantas tendencias interesantes y la segunda la fascinante convergencia de todos estos artistas en un sólo lugar. ¿Válido para hacer una peli? Por supuesto que sí y por eso mismo es que vale la pena verla.

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Auteur, Comedy, Dan Rush, Drama, Folk, Hollywood, Indie, Miguel Vaca, Movie, Thriller, Vacacion

Everything Must Go

Muchos actores logran un punto en su carrera que les permiten realizar proyectos no muy usuales o por lo menos no a lo que nos tienen acostumbrados. Unos son más arriesgados que otros e igual otros no la logran con suficiencia y vuelven a sus proyectos comerciales sin voltear de nuevo atrás. Will Ferrell es un personaje interesante que sigo desde sus inicios en Saturday Night Live. Su humor es estúpido, físico pero sus proyectos me encantan y de vez en cuando nos sorprende con trabajos fuera del común de nuestra cartelera para lograr refrescar con pericia su imagen comercial. Su proyecto independiente más recordado es Stranger Than Fiction una comedia formidable, genial con un final ordinario y que logra tener un tono de súper-producción por el montaje y el trabajo de posproducción de la pieza. Mucho antes había logrado trabajar con Woody Allen en Melinda and Melinda, que sigue siendo comedia pero de nuevo de corte independiente. Obviamente nos sobrecogen el resto de títulos como Old School, Elf, Anchorman, Bewitched, Talladega Nights, etc… Además de sus repetidas y relampagueantes apariciones en cuanta comedia física presente Hollywood.

De esta forma toparnos con Everything Must Go la ópera prima del joven escritor y director Dan Rush es más un evento extraordinario imperdible (si me he visto casi todo lo anterior de Ferrell, lo independiente es casi una invitación obligada). Junto a Ferrell actúan Rebecca Hall (Vicky Cristina Barcelona, The Town, Frost/Nixon), Michael Peña, Stephen Root y Laura Dern. Buen reparto. La historia se centra en el personaje de Ferrell, Nick Halsey, que ha hecho su carrera como vendedor de una gran corporación durante casi 16 años pero a pesar de sus logros su currículo está manchado por los constantes eventos dentro y fuera de la oficina por su problema con la bebida y sus jefes deciden dejarlo ir. Ese mismo día de vuelta a casa, se da cuenta que su esposa lo dejó, que cambió las cerraduras de la casa y que al echar todas sus pertenencias en el antejardín prácticamente no tiene salida, no tiene escapatoria: Debe definir cómo va a ser su vida de ahí en adelante.

Puede en principio verse como una peli emo pero el drama expuesto es fuerte y la actuación de Ferrell es muy honesta lo que la hace una pieza cruda y de reflexión. El desenlace no es fácil y el director logra atraparnos en su drama. Ojalá la puedan ver es bien interesante.

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Drama, Movie, Ron Howard, Vacacion

Frost/Nixon

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Richard Nixon es un personaje que con el paso de los años se ha vuelto un tanto shakespearano, no sólo ser un ser de una calidad teatralidad trágica, sumido en lo corrupto de sus lágrimas sino el poder de un rey que aunque rey fue odiado por sus súbditos.

Frost/Nixon de Ron Howard es una peli realmente conspiradora. El Nixon de Howard no es un Julio César o un Macbeth es más un Ricardo III jorobado y despreciado hasta por el mismo.

Debo reconocer que no soy muy fanático de Ron Howard, sus pelis me aburren y no las siento realmente originales. No encuentro un estilo propio dentro de todo su corpus sin embargo su currículo llega a ser genial en sus principios de comedia y ligera independencia con Splash de 1984, Cocoon de 1985, Willow de 1988 o la magnífica How the Grinch Stole Chrismas de 2000. Sólo hasta ahora y después de algunos brillos saca una peli interesante.

Una pelea de boxeo entre la trivialidad de un presentador de farándula y la dureza estadista de un bravo ex-presidente que como perro rabioso ataca a su contendor desde la primera ronda.

He de decir además que me encanta Sam Rockwell, que Oliver Platt es un gran gran comediante, que Michael Sheen es una grata sorpresa y que la bellísima Rebecca Hall sigue tan bella como cuando me cautivó en Vicky Cristina Barcelona de Woody Allen también en 2008. Frank Langella es un excelente actor y bien se llevó su nominación al Oscar este año por esta actuación, un desmoranamiento impecable de un titán, una expléndida actuación. Su desempeño como Nixon es demasiado para mi gusto, no se si es satíra apuntando a que es tan sofisticado como un vampiro, un chupasangre, un conde-drácula, pero en el sentido shakespearano prefiero el Nixon de Anthony Hopkins en Nixon de Oliver Stone en 1995 donde se siente su resentimiento por su abolengo humilde, su envidia por los carismáticos y su profunda inseguridad como persona.


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