Crna macka, beli macor (Gato negro, Gato blanco aunque si me lo permiten la traducción al español creo que es Gata negra, Gato blanco ) es la segunda peli que me veo de Kusturica, la primera fue Maradona by Kusturica que fue la que me motivó a buscar la mayor cantidad de pelis de este encantador serbio. Empecé por esta porque ya tenía la banda sonora y era un banquete musical me dije la peli puede ser un banquete cinematográfico y efectivamente no me defraudó.
Kusturica ya había hecho antes de Crna macka, beli macor cuatro largometrajes, tres pelis para TV y dos cortos, me arriesgo a pensar que esta peli viene de un profundo sentimiento de sobrecogimiento y melancolía del director sobre esta tierra balcánica, cuando termina todo el proceso de la Perestroika de Mikhail Gorbachev en la antigua Unión Soviética y el Cinturón de Hierro empieza a desmoronarse. Todos estos pueblos desamparados pero a su vez entusiastas por el nuevo futuro se vuelcan a las mafias, el narcotráfico y el crimen organizado. Los padres de la patria mueren de viejos, los jóvenes mueren asesinados. Es un balance crudo que se entiende entre líneas en esta farsa costumbrista tan divertida de Kusturica. Los gatos son los observadores y acompañantes de la historia, gracias a ellos somos conscientes de los absurdos, de las piruetas y de las artimañas de cada uno de los sobrevivientes de este fuego cruzado. Hay un momento especial de la peli donde preguntan, quiénes van a ser los testigos, se responde desfachatadamente ¡«los gatos»! y no parece tan desequilibrado, ahí es donde creo verdaderamente está la esencia de ellos como personajes invaluables en la historia.
Se que aquí me van a acribillar. Las comparaciones son ociosas y generalmente no son constructivas pero el cine de Kusturica se me parece mucho al de Dago García por su carácter cómico, directo y folclórico. Obviamente, el serbio a sus pelis les aporta cámaras (Thierry Arbogast), un bálsamo melódico inconfundible (Vojislav Aralica, Dr. Nele Karajlic, Dejan Sparavalo) pero las locaciones, los personajes caricaturescos y el sentimiento de la persona humilde me parecen que están intactos en sus historias. Ahora, la gran diferencia con Dago García es que su filosofía en el cine es hacerlo comercial, es hacer industria, es financiar un proyecto con el anterior, por el otro lado, escuchar al serbio es encantador es un investigador de la nobleza y de los principios más puros en estos personajes marginales. Su pensamiento trasciende el filme y es reconocido en los más reconocidos festivales.
Esta pieza es folclor, es un musical, tiende rasgos de «road movie» pero no es más que el aliciente a continuar investigando en este cine y es súper recomendado para un rato de esparcimiento sencillo y muy divertido.