Quizás una de las apuestas visuales más interesantes del año, está en este momento en cartelera. Stoker del gran maestro coreano Park Chan-wook, se estrenó hace dos semanas en salas colombianas y no dudé un sólo instante en ir verla -es más, estoy viendo la posibilidad de repetirla-.
No recuerdo haber experimentado un manejo de cámara tan sensual y erótico desde Las edades de Lulú de Bigas Luna tanto, tal vez, que la cinematografía toma demasiado protagonismo y la historia, que es un thriller sencillo, pierde un poco de jerarquía. Lo que si es cierto es que para los que conocemos el trabajo de Park Chan-wook, Stoker no decepciona en absoluto. Tenía mucho miedo porque la crítica le dio muy duro al primer trabajo occidentalizado del coreano; decían que era una historia potencialmente extraordinaria, con grandes promesas en el planteamiento pero con un desarrollo aburrido. Después de haber visto Bakjwi, Oldeuboi o cualquiera de la Trilogía de la Venganza sentía que esa sentencia podía haber sido el reflejo de un descuido del realizador que de pronto se dejó embelesar por la industria o su forma de operar. Sin embargo, empezó la peli y cada plano me fue enamorando, cada escena era una delicada puntada en un grandioso bordado que al final rescata la artesanía tan sofisticada de Park Chan-wook. Es posible que el tono de la narración, un poco más «hitchcockiana», sea un nuevo ingrediente en su portafolio, pero se debe a que por primera vez en mucho tiempo no está involucrado en el equipo de escritura.
Stoker es el producto de la imaginación de Wentworth Miller -actor protagonista de Prison Break– que gracias a su fama usó seudónimos para que su novela tomara vuelo por si sola, en vez de ser hallada en el mercado como “la novela del famoso actor“. Stoker es la historia de India, interpretada por Mia Wasikowska, una joven adolescente que se descubre mayor de edad justo con la violenta desaparición de su padre Richard Stoker (Dermot Mulroney). En el duelo de su funeral, tanto India como su madre Evelyn, interpretada por (Nicole Kidman), descubren que tienen un familiar cercano y le abren las puertas a Charlie (Matthew Goode), el hermano de Richard. Un siniestro aire de suspenso y de intriga llena la casa del cuál serán protagonistas cada uno de sus personajes, desencadenando una serie de eventos inesperados y concadenados tan sólo por ese gran don de Park Chan-wook de contar historias con su peculiar punto de vista.
El responsable de la increíble y ya nombrada cinematografía es Chung Chung-hoon, un director de fotografía que ha acompañado al realizador desde la producción de Oldeuboi y se ha vuelto llave infaltable desde entonces en el equipo de Park Chan-wook. Por su lado, Clint Mansell, compositor de absoluta confianza de Aronofsky (Black Swan, The Wrestler, Requiem for a Dream), desarrolla la partitura original de la pieza, con el dramatismo y la sofisticación a los que nos tiene acostumbrados, para lograr el estado de ánimo requerido y terminar de ambientar la cinta. Stoker siendo una co-producción británica-hollywoodense, tiene la particularidad de ser la última pieza producida por Tony Scott, antes de su desafortunado suicidio. Una producción que seguramente lo tendría muy orgulloso.
Stoker apenas empieza su carrera en el año. Es posible que se gane un par de premios en su gira por festivales y ceremonias. En Colombia, puede que esté una semana más en cartelera pero para los que gustan del cine del coreano es imperioso hacer la tarea antes de que la quiten.