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The Old Man & the Gun

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Trabajar con Robert Redford debe ser uno de esos retos de vida o muerte para cualquier cineasta o actor que quiera trabajar al lado de él después de la institución en la que se ha convertido con el Festival de Salt Lake City en Utah.

Y sí, Adrian Lyne no quiere a cualquier multimillonario para hacerle una Propuesta Indecente a Woody sobre su esposa Demi, aunque Redford se interna en The Last Castle como un pequeño pillo haciendo una picardía menor, Rod Lurie sabe que no es una figura cualquiera y le toca ponerle un buen contrapeso con Gandolfini y Delroy Lindo; en 2001, Brad Pitt empieza a madurar y no quiere ser sólo una cara bonita en Hollywood, le pide a Redford su testamento, en una carrera de doscientos metros planos con relevos, y él se lo pasa sin miramientos en Spy Game de Tony Scott y finalmente para no alrgar demasiado esta pequeña hipótesis, lo mismo pasa con The Clearing de Pieter Jan Brugge que ‘amarra’ a Redford – para que no haga mucho de lo suyo o por el contrario para que se sienta completamente tranquilo de hacer solamente lo suyo: hablar – y le pone compensación a la balanza con Willem Defoe y Helen Mirren.

El Festival le debe quitar mucho tiempo y no es una estrella que esté dedicada a hacer demasiadas piezas al año pero desde 1993, ha logrado realizar, nada más en ese lapso, 20 largometrajes, o sea, qué locura de personaje! Y sin ser para nada exagerado, cada una está delicadamente escogida para hacer una obra rica en emociones, buenas líneas de diálogo y una buena actuación – en forma de paréntesis, ahora que está en voga Avengers: Endgame, no en vano considero a Captain America: The Winter Soldier como la mejor peli de toda la era, con un sólido antagonista, una historia creíble, con fondo, estructura y tampoco es un azar que Anthony Russo y Joe Russo hayan sido designados para hacer Infinity War y Endgame. Son los escogidos por Marvel y Disney para sellar su era, los que se atrevieron a ponerle un poco de seriedad a la saga trayendo a una leyenda y manejándola a la perfección -.

Lo que me parece loable (o tan loable como Los Hermanos Russo) es que este joven temerario como lo es David Lowery, haya logrado convencer a Redford de hacer una peli Pete’s Dragon y logre convencerlo para hacer otra como The Old Man & the Gun, un Western como en otrora, chapado a la antigua perfectamente delineado para ser exquisito. (De Pete’s Dragon hablamos después).

Un bandolero robabancos tiene destinado una línea de atracos a bancos por todo el «Bible Belt» hasta llegar a Missouri al gran banco de St. Louis, La Reserva Federal. Planea retirarse después de ese gran golpe si es que lo permite el aguacil John Hunt que está a la cacería del peculiar bandido. Lowery, en extensión de su juego de Western pone al bandolero en un dilema, sobre lo bueno y lo malo. Para hacer contrapeso por el lado bueno está Casey Affleck, joven actor veterano de La Academia con Manchester by the Sea pero que se ganó mi adoración con The Killer Inside Me de Michael Winterbottom; por el lado malo, sus rufianes son el queridísimo Danny Glover y el espectacular Tom Waits. No le basta a la pieza nada más sino agregarle que está basado en una historia real de unos viejos pedorros, particularmente flemáticos y súper bizarros para que a esa altura de la vida sigan pendejiando con ideas de robos y atracos.

Como si fuera poco, al malhechor se le suma la historia de conquista de su damisela; la hermosa Sissy Spacek no podía ser otra que la pareja de Robert Redford.

¿No es suficiente invitación para verla, además de decirles que es una muy buena pieza de «heist-movie», «road-movie», western y de romance, ambientada perfectamente en el gobierno de Reagan como a mediados de los 80’s, con los colores y tomas propias de la época? Bueno, seguro que si les digo que para robarse un beso de la chica tuvo que esperar el momento adecuado, tal como lo haría con su banco y que saldría con éxito de la aventura, no habría cómo no adorar esta cinta.

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Hell or High Water

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La primera vez que me topé con David Mackenzie fue en una peli de Netflix llamada Starred Up; llegué a ella porque era protagonizada por Ben Mendelsohn y la verdad yo veo todo en lo que actúe este prodigio australiano desde que vi Animal Kingdom; Starred Up tiene la connotación de “subir de categoría” o “ascenso” y la lógica de este nombre es porque la trama de la peli trata sobre un niño que estaba en detención juvenil y es llevado a una cárcel de adultos por cumplir su mayoría de edad; en realidad es un niño muy peligroso y violento, su llegada a esa cárcel tiene todo menos ser fortuita, su padre cumple condena perpetua y la única forma de acercarse a él fue a través de su carrera criminal. Súper recomendada. Aún está en el catálogo de Netflix de este mes para los interesados.

Asi es que después de investigar un poco, Hell or High Water no es el primer rodeo del escocés.
Y se nota. Las actuaciones en Starred Up son muy buenas y la producción, en general, de Hell or High Water es de muy alto nivel.

Hell or High Water es un «western» contemporáneo, con muy buen trabajo del director sobre por Chris Pine, Ben Foster y Jeff Bridges que incluso logró nominación como mejor actor de reparto. Y, aunque no ganó nada en la noche de los Oscar, la peli estuvo también estuvo nominada a mejor producción del año, mejor montaje y mejor guión original.

La historia está contextualizada en lo profundo de Texas. El desierto –aunque hay locaciones físicas obvias– se evoca en la desolación de la recesión económica que tiene a sus habitantes con la soga hasta el cuello. Los bancos son los que están aprovechando el festín que queda, parece que estuvieran pescando con dinamita en el sentido que están arrasando con los recursos sin importar quién sobrevive. Estos, los bancos, se encargan de hacer préstamos, pequeños o grandes, no importa, lo que importa es que el ranchero se aferre a una deuda que con unos intereses altísimos, no sea capaz de pagar y así hipotecadas las propiedades se pierdan en el resultado del préstamo. Es allí cuando aparecen Toby (Chris Pine) y Tanner (Ben Foster) Howard, un par de hermanos herederos de un gran rancho, cuya madre dejó caer en hipóteca mediante un préstamo miserable al Texas Midland Bank; dicho préstamo está a punto de expirar y de no cancelarse en una fecha límite y próxima van a perder todo; este par de hermanos, cobrando justicia poética, empiezan a asaltar las sucursales del Texas Midland Bank en pueblos de bajos recursos, baja población y bajo perfil. Los conciudadanos, ni los apoyan, ni los delatan, les parece cómico que le estén robando plata como en otrora y a usanza del Lejano Oeste a estas víboras chupasangres. El plan funciona a la perfección porque la ley, no llega hasta estos confines, sin embargo, un empedernido comisario se siente desafiado, entiende el plan, el cronograma y se sienta a esperarlos en una locación que prevé es el siguiente golpe.

Las leyes del «western» empiezan a aflorar en cada acto de la pieza. El banco, los ladrones, el comisario, el «saloon», el duelo al mediodía, los habitantes del pueblo fantasma y de nuevo el desierto. Es una historia bien narradita, emocionante, tirante, graciosa y con una actuación impecable de Bridges; para mi este actor había tenido mejores actuaciones que la de Crazy Heart e incluso su desempeño mejoró después de haber alcanzado la estatuilla, destacando aquellas en las que el género es el de vaqueros y condenando definitivamente R.I.P.D. que es un huesazo.

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Snowpiercer

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Si hay algo impresionante en esta cinta de Bong Joon-ho es el maquillaje y la dirección de arte. El coreano a quien conocemos por Tokio! y Madeo se tomó muy en serio este ítem en su primer paso hacia la industria hollywoodense. El destellante reparto liderado por Chris Evans, Jamie Bell, Tilda Swinton, John Hurt, Ed Harris, Octavia Spencer, Song Kang-ho, Ko Ah-sung, Ewen Bremner y la fugaz Alison Pill aparecen en pantalla completamente irreconocibles gracias al excelente trabajo de Gabriela Polakova como maquilladora y las adiciones protésicas de Matthew Smith.

Snowpiercer es una historia de ciencia ficción a bordo de un colosal tren que en un ininterrumpido viaje atraviesa al mundo, constantemente, todos los años. Su misión cinética es no permitir que sus tripulantes se congelen; décadas atrás, infructuosos intentos de la humanidad por detener el calentamiento global trajeron un perpetuo invierno que prácticamente acabó con la población, restando sólo los pasajeros del «Snowpiercer» como cariñosamente llamaron la bestia creada por Wilford, Ed Harris; Wilford había previsto el congelamiento de la Tierra y se había apresurado a construir un tren que en medio de su movimiento permitiera un espacio de albergue y amparo.

Pero no todo es color de rosas dentro del tren. Wilford en su idealización también diseñó clases sociales y zonas estratificadas para esas clases sociales dentro del tren lo que genera múltiples contradicciones en su discurso liberador. La perspectiva de Joon-ho se ve desde el punto de vista de los más marginados que están sometidos a todos los vejámenes imaginados como rendirse a tener que entregar sus hijos a cierta edad para la explotación del tren o la invariable rutina de comer diariamente proteínas prefabricadas en una desagradable presentación gelatinosa. Esto conlleva a la muchedumbre a sublevarse y tratar de tomar las riendas del tren para tratar de sobrevivir donde antes muchos estérilmente fallaron.

Snowpiercer está basada en una novela francesa llamada Le Transperceneige de Jacques Lob, Benjamin Legrand y Jean-Marc Rochette, y aunque no podemos determinar la fidelidad a la fuente, se siente un ritmo narrativo literario bastante consistente pero también un poco desnaturalizado del formato cinematográfico. Los capítulos son extensos, cíclicos y muy descriptivos; la revolución de Curtis toma demasiado tiempo antes de que llegue a algún término y mientras en algunos tramos es dinámica y coherente, estaciones pausadas para comer sushi simplemente hacen el montaje irrelevante.

Recién hablábamos del desempeño de Ed Harris en Sweetwater, que sin ser mediocre si fue muy pobre; en Snowpiercer, Harris se encuentra en su método, en su zona de confort, definiendo un personaje aristocrático, autoritario y con agendas oscuras en sus planes. Harris logra salvarse de Sweetwater con este papel, sobre todo halado por las sendas presentaciones de John Hurt, Ewen Bremmer y Tilda Swinton que no falla: qué señora actriz. El libreto se queda corto no en desarrollo, sino en mejores desenlaces para algunos personajes y se nota en los vacíos que dejan sus ausencias a medida que avanzan en el tren; Snowpiercer adolece de un exceso de puntos focales y un sólo receptor, como lo es Chris Evans que, personalmente, siento le queda grande el papel.

Veremos qué sucede con la escena coreana en Hollywood. Snowpiercer resultó ser muy promedio a pesar de las grandes expectativas y de los geniales aportes visuales. En este duelo, Park Chan-wook con Stoker sigue liderando su paso al cine occidental por sobre Bong Joon-ho y The Last Stand respectivo debut de Kim Jee-woon.

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The Act of Killing

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Cuando Anwar Congo y Adi Zulkadry, los protagonistas de este documental, eran jóvenes se dedicaban a vender boletas de cine en el mercado negro y con eso sobrevivían. En el año 1965 sucedían muchas cosas en Indonesia, la principal de ellas, era que después de muchas ocupaciones, lograban una independencia total y consistente de neerlandeses y japoneses, y se alzaba en el poder el Presidente Sukarno; su gobierno fue autoritario y su éxito fue el balance de los poderes opuestos del Ejercito Nacional y el Partido Comunista de Indonesia (PKI); pero después de un intento de golpe de estado por parte de los comunistas, el Estado en manos del General, y también proclamado Presidente en 1968, Suharto endureció su posición y emprendió una campaña de exterminio en contra de ellos; inmediatamente Anwar Congo y Adi Zulkadry lideraron la Pemuda Pancasila (Juventud Pancasilia), un movimiento de ultra derecha y paramilitar encargado de semejante misión.

Se habla que durante la ocupación japonesa en la Segunda Guerra Mundial, la ONU emitió un reporte que databa un millón de indonesios muertos por su causa; el gobierno de Sukarno culpó a los comunistas de medio de millón de ciudadanos que murieron dentro de su intento de golpe pero The Act of Killing nos cuenta que durante el exterminio de los comunistas y los habitantes de ascendencia china la cifra llegó a dos millones y medio, donde Anwar Congo fue responsable directo de más de cien mil individuos y fue reconocido como héroe nacional por sus atrocidades.

De las provincias de Sumatra y Timor hemos escuchado muchas historias y hemos tratado de documentar en este blog algunas de ellas, sobre todo aquellas que la propaganda capitalista occidental ha tratado de ocultar gracias a su feroz imperialismo que durante muchos años estuvo dirigido por Henry Kissinger, dirigiendo magnicidios o patrocinando masacres impresionantes como la de Timor Oriental; pero hasta Kissinger tenía un límite y se le dió con la Guerra de Vietnam cuando al no lograr una victoria clara, aconsejó al Presidente Nixon de una retirada honrosa no sin antes fulminantemente incendiar todas sus selvas con Agente Napalm.

La libertad de este pequeño paréntesis es sólo para entender que este par de agentes del mal, como lo son Anwar Congo y Adi Zulkadry, no son los únicos a los que la ONU ha escondido bajo su silencio sino que otros tan impunes como ellos también descansan (o descansaron, como Augusto Pinochet) en sus moradas -ojalá- viviendo las pesadillas de las memorias que los cautivan.

Parte de la leyenda del documental narra que su director Joshua Oppenheimer estaba documentando otros intereses en Sumatra cuando se empezó a enterar de las monstruosidades de la época del Nuevo Orden de Suharto; investigando logró toparse con Anwar Congo y seducirlo para contar frente a la cámara todas sus proezas mediante los géneros que más le gustaban del cine, como los musicales, los westerns y las pelis de Gangsters; fue entonces que se unió al proyecto Christine Cynn y un director anónimo -suponemos algún realizador indonesio que teme por su vida y quiere proteger su identidad frente a la respuesta y revelación del documento que se ha generado en el mundo entero-.

La demencia y las atrocidades que se documentan en las escenas de este filme no son aptas para todo público. Yo acostumbro a ver pelis en mi descanso de almuerzo y confieso que veo desde comedia romántica hollywoodesca hasta fuertes escenas de gore, como por ejemplo The Full Sequence de The Human Sentipede II; esta peli me pareció crudísima, asfixiante, perturbadora y en algunas ocasiones me quitó el apetito, debiendo tomar una pausa en mi comida para continuar con el hipnotizante discurso de la pieza. Obviamente, lo que más afecta es el acto de impunidad sobre todos los líderes paramilitares y perpetradores de las matanzas que desfilan como si nada frente a las cámaras; es tal su descaro que algunos de ellos sin notas de remordimiento o arrepentimiento afirman que no tienen pesar en sus conciencias porque son hombres felices que ni siquiera han sido juzgados, que la guerra define los crímenes y son los victoriosos los que definen las injusticias; desafiantes, incluso afirman que estarían dispuestos a atestiguar en una corte internacional sobre la violación de todas las leyes de la Convención de Ginebra.

La pieza es rica como documento y también como evidencia del desparpajo de estos monstruos. Los directores se encargan de documentar fielmente el discurso de las ignominiosas y escandalosas gestas de estos supuestos héroes aunque al mismo tiempo retratan la asquerosidad y brutalidad de estos personajes que se jactan de no haber cursado niveles elementales de primaria, comer como cerdos, despotricar vulgaridades cada vez que están frente a una joven de apariencia agradable y por supuesto congraciarse de que gracias a ellos se exterminaron los comunistas de su país; su sudor, su aliento, su baba y su ser hieden en la pantalla no importa que usen colonias carísimas como alegan algunos.

Es increíble ver una sociedad que ha sucumbido al miedo, que vive en paralelo con un ejercito, una policía y una fuerza paramilitar auspiciadas todas por el gobierno, las dos primeras par dictar orden, la última para ajusticiar, extorsionar y eliminar a los indeseados; en algunos momentos recordé a Kynodontas del griego Giorgos Lanthimos donde sus personajes protegiendo a sus hijos cambian el significado de las palabras y quiebran el sentido de libertad; en The Act of Killing esta sensación se da en el poder mercenario de la Pemuda Pancasila que dice y pregona que el término “gangster” viene de la raíz inglesa “free-men”, «hombres libres» y que ellos son libres y procuran la libertad; es tal el descaro de estos personajes y tan evangelizado en toda la pieza que me hicieron dudar y me tocó buscar porque contrario a lo que difunden, la palabra “gangster” se descompone en “gang“, pandilla, y el sufijo “-ster” del inglés primitivo “-stere” que significa “asociado o relativo a“; estos mafiosos son capaces de corregir una disputa en una calle así como cobrar dádivas de seguridad para que ellos mismos, de nuevo el descaro, no causen daños a sus extorsionados; no hay una suma legal, cobran por cliente y exigen que se les pague lo que piden, a lo que los extorsionados responden sin musitar palabra y con mucho mucho miedo. No es raro entonces relacionarlos con los gángsters de Coppola, Scorsese, De Palma o Sergio Leone porque si se jactan del término que los define muy seguramente han aprendido de las pelis sus maniobras y su forma de actuar.

Es muy difícil catalogar la pieza; más allá de su carácter documental, gracias a los géneros en los que se balancea su argumento, la peli puede tener tonos de western, gangster, gore, terror pero el experimento alcanzado por sus directores más o menos ala sweded de Michel Gondry en Be Kind Rewind, logra recrear todos géneros con bajísimo presupuesto y una gran carga de sarcasmo. El ejercicio se detiene cuando Anwar no puede continuar con una escena donde actúa como una víctima, se quiebra y es sobrecogido por los recuerdos, las pesadillas y su propia conciencia (sin justificarlo, el suspiro de esperanza es que ese ser que tuvimos en frente por casi dos horas tiene rasgos de ser humano y puede ser juzgado por sus crímenes con su consecuente arrepentimiento).

Muy parecido a Searching for Sugar Man, The Act of Killing está ganando todo en lo que se presenta casi que sistemáticamente; la diferencia es que contrario a la humareda divergente que generó la pieza de Malik Bendjelloul, el filme, de este par de texanos y un indonesio, tiene una posición política más clara y por supuesto un sentido de comunicación menos de explotación tratando exponer todos los hechos ocurridos en tres décadas de exterminio y masacres.

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Only God Forgives

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En principio, Only God Forgives se presenta como una cinta pretenciosa e intelectualoide, llena de innumerables pistas para determinar el significado de su trama, sus personajes y su objetivo. Pero la última peli del danés Nicolas Winding Refn es menos presumida de lo que parece, tan sólo hay que conocer un poco la superficie de su portafolio y ella misma se deja descifrar fácilmente.

Refn tiene una fascinación por la determinación del héroe en un relato fantástico; sus tramas tienen un protagonista principal que se desenvuelve en un argumento épico casi de manera consistente en todas las piezas que hemos revisado de él (Pusher I, II, III, Bronson, Valhalla Rising, Drive). El llamado inicial en esta peli es el título y nos vincula de golpe a un plano teológico “sólo dios perdona” pero antes de nombrar al supuesto dios, Refn define su antagónico, el diablo, abriéndole un preludio con una línea de uno de sus personajes clave “…es hora de conocer al diablo“. Vithaya Pansringarm interpreta a Chang, un ex-policía que se ha convertido en un padrino local en Tailandia y rige con el filo de su espada el orden que necesita el caos para desarrollarse. Frente a Chang, que es patrono de prostíbulos, cuadriláteros, casas de apuestas y cuanto escondrijo exista, se atraviesan un par de hermanos narcotraficantes. Su punzante juicio cae sobre Billy (Tom Burke) no porque ose trabajar en sus territorios sin permiso sino porque su exceso con una prostituta desata un tipo de anarquía que debe ser obligada a replegarse para mantener el estatu quo. Julian, el otro hermano interpretado por Ryan Gosling, entra en una dualidad moral al tener que determinar si mata al verdugo de su hermano o si lo perdona por los actos indignos que justificaron su muerte.

Los colores en la cinta se manifiestan de forma maniquea y por eso de pronto me parece tan especial el afiche de esta entrada; el rojo define al diablo que es hombre, es padre, es paternalista, es moderado, cauto, racional y letal cuando cuida a sus hijos, no permite que otros hagan su trabajo, es responsable y cuidadoso; dios por el contrario es mujer, es madre, es emocional, manipuladora, letal y vengativa por instinto, se mantiene enterada de todo pero apartada, silente, su trabajo es desarrollado por terceros y además es azul. Sabemos exactamente en qué parte estamos porque con este cromatismo nos desplazamos geográficamente del cielo al infierno, sabemos quién domina sus alrededores, quién es diligente en su zona y cómo se siente incómodo cuando se encuentra fuera de su contexto.

Pero no estaríamos hablando de una peli de Nicolas Winding Refn si todo se limitara a una explicación maniqueista de la vida porque el nórdico nos ha enseñado que nadie es bueno o malo per sé. Su juego teológico parece más cercano al que se define en la Grecia antigua donde las deidades tenían personalidades, sentimientos y sufrían por los hombres en la tierra; su posición en el Olimpo no impedía que fueran erráticos y que pagasen por las consecuencias de sus acciones. En alguna entrevista de Cannes, Refn definía la cinta como la historia de un hombre que se cree dios -refiriéndose en teoría al personaje de Pansringarm– y otro que lo quiere matar. En el desarrollo mismo de los perfiles, se va ahondando en cada uno de uno de ellos, explorando sus emociones y su contexto; las luces ya no son arbitrariamente de un sólo tono sino que se van mezclando y van surgiendo nuevas gamas, nuevas texturas.

En Only God Forgives se nos presenta toda una cosmogonía de facto en la relación de los personajes, una guerra de ángeles contra demonios, una arena de hombres y mujeres, una confrontación de divinidades. Pero si se lo piensa bien, la cinta es un «western» clásico, el protagonista debe cumplir una gesta hasta alcanzar el culmen de su epopeya y es cuando se encuentra frente a frente con su enemigo mortal, en un duelo que sólo ellos dos pueden definir. Julian aparece en escena como un semidiós, el hijo de un dios con un mortal, pero ¿cómo un ser insignificante para una deidad puede doblegarla? Ese es el quid del asunto en esta pieza de Refn.

La pieza padece de una narración inconexa, muy raro en Refn que es tan delicado en el quehacer de su filigrana. Pero no se puede desacreditar de golpe a la cinta como lo ha venido haciendo la crítica internacional, en parte por la exquisita cinematografía de Larry Smith -que ya había trabajado con el director en Bronson y que en la pieza se vuelve minuciosa y muy descriptiva; como lo decíamos antes, es gracias a la fotografía que uno se ubica geográficamente- y de nuevo la genialidad de Cliff Martinez -un tanto más ambiental y, por lo mismo, más étnico para establecer la obra en un ambiente oriental-. Sin embargo, si existe un desbalance y pareciera venir del lado de donde Winding Refn se siente más cómodo, el liderazgo de su pieza principal. Con su paso por las pelis en Hollywood, Ryan Gosling se ha vuelto inconsistente; piezas como Crazy, Stupid, Love o Gangster Squad demostraron que el niño prodigio no siempre tiene un as bajo la manga y que puede estar exhausto del ritmo de casi una decena de pelis en menos de tres años -unas muy buenas, otras realmente patéticas-. En Only God Forgives, se entiende que es el hijo menospreciado de su madre (una increíble y casi irreconocible Kristin Scott Thomas) pero sus primeras escenas parecen un ridículo de si mismo; una falsa seriedad, una mueca de sonrisa que se le sale del gesto cuando en realidad debería estar perplejo y al final una clara falencia de credibilidad en su desempeño; Gosling no descifró, o no quiso descifrar, el rol de Julian y presentó una acartonada versión del piloto de Drive, dañando el promedio de la pieza y dejando sin piso a su director.

La cinta se hace peculiar en una particularidad que no había notado sino hasta ahora. Nicolas Winding Refn sabemos que explota temáticas marginales, personajes que son definidos como antihéroes y sus tramas de alguna forma son anacrónicas pero en el giro de la moneda también están centradas en una vendimia ochentera narrando historias típicas de bajo presupuesto. Refn ha explorado lo urbano de Copenhague, las veredas mitológicas nórdica cercanas al Valhalla, las cárceles británicas, el mundo de los dobles de riesgo en Hollywood y ahora una pequeña particularidad del folclor tailandés. ¿Será posible que Refn adapte su estética y sus temáticas al entorno en el que se desarrollan? ¿Será posible que esta Only God Forgives esté más cerca de lo que aparenta a Loong Boonmee raleuk chat pieza realizada por Apichatpong Weerasethakul (El hombre que recordaba sus vidas pasadas), que se vuelve icónica en Tailandia como el resurgimiento de su cinematografía gracias a la Palma de Oro alcanzada por su director un par de años atrás?

De pronto es hilar demasiado fino…

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The Lone Ranger

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El Llanero Solitario era una de mis series favoritas de TV cuando era chiquito. En mi Zenith de blanco y negro de 14 pulgadas, disfrutaba una y cada una de las aventuras del enmascarado, no sin antes preguntarme porqué era “solitario” si de todas formas todo el tiempo andaba con Toro, su constante acompañante.

Gore Verbinski es un director que me encanta dentro de la corriente convencional de Hollywood. Es capaz de explorar más allá de si su producto va a ser un éxito taquillero y aventurarse en sus producciones con temáticas fantásticas y súper entretenidas, sin miedo a encasillarse. Últimamente, ha venido haciendo dupla-tripleta con Johnny Depp y Jerry Bruckheimer reviviendo géneros clásicos de piratas (Pirates of the Caribbean 1 y 2), vaqueros (Rango) y ahora repite con la leyenda del Llanero Solitario. Verbinski, sin embargo, tiene una sensibilidad especial en todas sus historias que nos permite conmovernos con humor y gracia. Obviamente, la referencia personal más importante es The Mexican (donde el finado Gandolfini hace uno de sus mejores trabajos) pero también su apuesta es sorprendente en The Weather Man con un detalle de fotografía sensacional.

Mis expectativas eran altas con The Lone Ranger pero lastimosamente no fueron colmadas. En gran parte porque Depp parece repetido en su desempeño como el Capitán Jack Sparrow, aunque es sin lugar a dudas una gran producción y logra traernos la mejor versión del enmascarado que hubiéramos podido tener hoy en día.

Justin Haythe, Ted Elliott y Terry Rossio arman una trama alrededor de Tonto (nombre asignado en inglés para el indio de ascendencia comanche que acompaña al Llanero) donde es, precisamente él, el narrador y héroe de la historia. Gracias a este detalle es que Depp decide involucrarse en el proyecto, en vista que nunca concibió a Tonto como el acompañante o compinche del audaz jinete -que nos pasó, en general, a todos y no necesariamente sólo con El Llanero Solitario sino también con Kato y El Avispón Verde, Watson y Sherlock Holmes o incluso recientemente en Harry Potter con Hermione Granger que se notaba demasiado más preparada que el mismísimo hechicerito).

Al lado de los guionistas, el equipo de Bruckheimer trae al maestro Hans Zimmer propone una sencilla y acompasada partitura original a lo largo de la cinta además de una fabulosa interpretación del tema original de la serie de TV que nos roba un par de escalofríos en escena; el viejo-nuevo conocido Bojan Bazilian en la cinematografía; y al equipo de montaje, James Haygood y Craig Wood, logran componer una narración de retrospectivas y tiempo real combinado con grandes escenas de acción; al lado de Depp, el reparto lo redondea Armie Hammer como el a veces incompetente Llanero Solitario, William Fichtner como un extraordinario antagonista, Tom Wilkinson, Barry Pepper, James Badge Dale y Helena Bonham Carter.

A pesar de que Verbinski es un gran contador de historias, su Lone Ranger entra en una fuerte cadencia casi al descender la tensión del segundo acto, se hace tedioso, en momentos aburrido y largo. El maquillaje de Depp -basado en “I am a Crow“, una obra del artista Kirby Sattler– y las impresionantes tomas de Arches en Utah pagan completamente la boleta.

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The Last Stand

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Por fin me pude ver esta peli de Kim Jee-woon, una peli que no duró mucho en cartelera y que desafortunadamente me perdí en salas.

Mi gran interés fue que retornaba a la pantalla grande Arnold Schwarzenegger después de su pausa política, al haber sido elegido como gobernador del estado de California, aparte que me gustaron mucho las dos pelis que me he visto del director, Janghwa, Hongryeon (Cuento de dos hermanas) y Joheunnom nabbeunnom isanghannom (El bueno, el malo y el raro). The Governator, como se le conocía a Schwarzenegger, realizó dos papeles secundarios con su amigo Stallone en sus Expendables y cedió los derechos de explotación de su imagen en Terminator Salvation para la cuarta versión de Terminator. Aparte de eso, se dedicó muy juicioso a su carrera como gobernador y a la reconquista de su mujer -porque en algún momento llegaron a separarse, por sus acciones políticas- lo cual no le permitió mucho más tiempo en proyectos cinematográficos. Sin contar, The Expendables y siendo este su prime proyecto, Schwarzenegger no pierde tiempo y en un afán casi maniático ya tiene dos proyectos en posproducción (Escape Plan y Ten), uno en preproducción (Captive), uno rumorado (Terminator V) y tres más anunciados (Triplets, The Legend of Conan y Unknown Soldier). Es decir, vamos a tener Governator para rato.

Al igual que Park Chan-wook con Stoker, The Last Stand es la primera pieza de Kim Jee-woon en inglés. Hollywood refresca su industria con talento extranjero y estos dos no son los únicos ejemplos, Bong Joon-ho también reconocido director de thrillers coreano prepara una increíble historia de ciencia ficción llamada Snowpiercer, de la cual recomiendo ver sus avances inmediatamente.

The Last Stand es al parecer la más frívola de las tres (Stoker, The Last Stand y Snowpiercer). Una historia de explotación, con Schwarzenegger como último recurso, lleno de escenas acción pura y líneas únicas de humor típicas y envidiables de cualquier Expendable. Lo que pasa es que siendo una peli de acción es ciento por ciento entretenida. Arnold Schwarzenegger interpreta a un alguacil que se alejó de la escena de Los Ángeles por su extrema violencia y se refugió en Sommerton, un pueblito calmado y olvidado de Arizona. Sus ayudantes no tienen toda su experiencia y capacidades lo cual pone en aprietos al alguacil que se preocupa demasiado por ellos. Un preso de alta seguridad se fuga de Las Vegas y planea cruzar la frontera justo a la altura de Sommerton. Es un despiadado criminal que no logra ser capturado por todos los federales que están detrás de él. Todas las esperanzas recaen entonces sobre Schwarzenegger y todos los incompetentes que se le suman.

La estética del coreano reina perfectamente y la narración es muy atractiva. The Last Stand se presenta evidentemente como un western donde Schwarzenegger conoce perfectamente sus ritmos como eje de acción pero debió ser muy atractivo para él enfrentarse a un género como este por primera vez en su carrera. Al lado de él, aparecen Forest Whitaker, Johnny Knoxville, Rodrigo Santoro, Peter Stormare, Luis Guzmán, Harry Dean Stanton, Jaimie Alexander, Christiana Leucas, Genesis Rodriguez y Eduardo Noriega como el gran capo mexicano. Un gran reparto que redondea la idea de buen esparcimiento que asegura la producción.

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Afiches más destacados

Un pequeño resumen de las nominadas al Oscar.

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Silver-Linings-Playbook

argo

amour_ver2

amour

Lincoln

life_of_pi

flight

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Artist: Brandon Schaefer

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Kon-Tiki

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frankenweenie05

Artist: Little Friends of Printmaking

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Django Unchained

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No podría empezar esta entrada sin hacerle justicia a la peor injusticia de este año, en todos los premios relacionados con Hollywood. Todo el mundo habla del robo de La Academia a Leonardo DiCaprio (que ni siquiera lo nominó como mejor actor de reparto) pero nadie habla de Samuel L. Jackson.

Hay que decir que Jackson es el actor más inconsistente que conocemos en la industria. Un día puede estar aceptando un papel para The Incredibles y desarrollar un gran personaje para después aceptar participar en la triste secuela del agente xXx: State of Union; puede recuperar toda su popularidad muy rápido con Star Wars: Episode III Revenge of the Sith y después aprovecharse de esa “cheveridad” para promover Snakes on a Plane como el gran hito de su carrera. Eso no niega que, si no es el actor fetiche de Tarantino por lo menos está dentro de sus favoritos y definitivamente con Django Unchained vemos la cúspide de su carrera.

Stephen, el papel que interpreta en Django Unchained, es lo que se conoce como un «Uncle Tom». Una clase de negro que apoya, soporta y defiende la esclavitud. El término es acuñado mucho tiempo después de la época en la que Tarantino centra su historia cuando, después de abolida la esclavitud, existen ciertos grupos que gracias a la fuerte represión y la inercia de la sociedad autoperpetúan su yugo como animales domesticados. La actuación de Samuel L. Jackson es abominable, despreciable, escalofriante y a la vez genial. Sus ojos en la pantalla rechinan como cuando una tiza se desliza incorrectamente en un pizarrón y destempla los dientes. La única razón que me queda para la ignominiosa omisión es que es tan perfecto su desempeño que logró levantar llagas y causar verdadera repulsión; pero si esta es la causa de su privación ¿no se debería calificar precisamente ese esfuerzo? ¿No es precisamente Jackson bastante digno para recibir un gran reconocimiento? Aún no lo entiendo.

Tarantino después de Los Basterdos encontró que su verdadero fetiche era reciclar los géneros cinematográficos que tanto le encantaban, las novelas «pulp», el cine negro, las «vendettas», las peli de nazis y las de explotación. Mucho se había especulado sobre el siguiente proyecto del realizador y aunque casi era seguro que iba a ser una reinterpretación de Faster, Pussycat! Kill! Kill! de Russ Meyer, al final, la vuelta terminó siendo un spaghetti western. Este subgénero en el cine acopla cientos de producciones filmadas en Italia y México y fueron la adoración de la generación que vio nacer a Clint Eastwood en los desiertos de Andalucía. Con el sólo nombre, Django recoge en su haber más de 30 títulos y todos nacen de la cinta que protagonizó Franco Nero en 1966. Su director fue Sergio Corbucci y causó una grata impresión que a la postre casi se vuelve una fijación en el género. Quentin Tarantino tuvo su primer acercamiento a este tipo de pelis como productor de Takashi Miike con una sátira del subgénero llamada Sukiyaki Western Django. Investiga a Corbucci y por supuesto La Trilogía de los Dólares de Sergio Leone para desatar esta Django Unchained mezcla de esclavitud, vendettas y vaqueros cazarecompensas.

Si seguimos con las actuaciones, Leonardo DiCaprio es para mi el segundo en la lista. Aunque Christoph Waltz es el que ha sido reconocido como el pilar de la cinta, fue DiCaprio quien convenció a Tarantino de que su papel de Monsieur Calvin Candie podía ser ejercido por él. Originalmente el dueño de la Gran Plantación de Candyland iba a ser un hombre mayor, poderoso y agrio. Al lado de Tarantino, DiCaprio desarrolló un personaje más sangriento, descabellado, torturador y maligno que a los ojos del mismo escritor-director, no sólo le pareció genial sino que a su vez no ve ahora cómo hubiera podido ser de otra forma. Si aceptamos que Waltz está recreando muy cercanamente su Coronel Hans Landa de Los Basterdos y si el papel de Leonardo DiCaprio es tan genial y él mismo ayuda a desarrollarlo -en una pieza que está nominada como mejor guión original– ¿no es acaso injusto también el silencio de La Academia en su nominación?

La aparición del mismísimo Franco Nero en una pelea de mandingos es genial en dos sentidos; el primero es que Nero y Jamie Foxx parafrasean el diálogo original de 1966 de cómo la “D” en Django es muda; y lo segundo la brutalidad de la misma pelea de los mandingos trae a colación muchas más cintas de western como por ejemplo la misma Mandingo de 1975 dirigida por Richard Fleischer. Pero Nero no es tan genial como el pequeño papel de Big Daddy interpretado por Don Johnson, dueño de una plantación; casi irreconocible, con su corte de barba y bigote y su pegadizo acento sureño hace notable la situación del latifundista sureño.

En este sentido, Django Unchained es rico en muchísimas más particularidades del reparto dentro de toda la pieza.

Tarantino se sale de nuevo con la suya y ofrece un divertimento de casi 3 horas bastante entretenido y muy apegado al género que lo inspiró. Esta pieza hay que verla definitivamente en cine para disfrutar la fotografía y las cámaras de Robert Richardson, el montaje de Fred Raskin y el diseño de producción de J. Michael Riva. La peli sin embargo está muy por debajo de Los Basterdos o la misma Jackie Brown. Si me lo permiten, Tarantino es verdugo de si mismo y eludiendo el “pastiche” que tanto quiere evitar sigue en ese juego iconoclasta de ultraviolencia y música atemporal que tanto afectan la credibilidad de su trama -en Los Basterdos hay una ligera excepción y es por eso que es tan genial-. Ahora bien, está nominada la cinta a cinco nominaciones al Oscar, si me lo preguntan creo que el Oscar de Waltz está cantado y asegurado, el Globo de Oro puede empujar el Oscar a mejor guión original -aunque el gremio de escritores lo haya descalificado ya- y con el músculo de la Weinstein Company es posible que sea la sorpresa de la noche arrebatándole a Lincoln mejor peli -pero sabemos que es demasiado descabellado-.

Nota personal. Encontré la lista original de las 31 pelis que evocan un Django siendo la original la de Sergio Corbucci en 1966 protagonizada por Franco Nero y Django – Il grande ritorno (Django Strikes Again) de 1987 que es aceptada como la única secuela oficial de la epónima secuencia también con Nero de protagonista.

  • Django (1966)
  • Few Dollars for Django (1966)
  • Django Shoots First (1966)
  • Two Sons of Ringo (1966)
  • The Last Killer (1967)
  • Django Kill (If You Live, Shoot!) (1967)
  • Don’t Wait, Django! Shoot! (1967)
  • Son of Django (1967)
  • 10,000 Dollars for a Massacre (1967)
  • Any Gun Can Play (1967)
  • Two Faces of the Dollar (1967)
  • Man, Pride, Revenge (1967)
  • If You Want to Live… Shoot! (1968)
  • Django Kills Slowly (1968)
  • Preparati la bara! (1968)
  • Django Does Not Forgive (1969)
  • Hanging for Django (1969)
  • Gallows Rope for Django (1969)
  • False Django (1969)
  • Django the Bastard (1969)
  • One Damned Day at Dawn… Django Meets Sartana! (1969)
  • Django Against Sartana (1970)
  • Django Meets Sartana (1970)
  • Django and Sartana are Coming… It’s the End! (1970)
  • Sartana’s Here…Trade Your Pistol for a Coffin (1970)
  • Django defies Sartana (1971)
  • Django is always No. 2 (1971)
  • Django’s Cut Price Corpses (1971)
  • A Ballad of Django (1971)
  • A Pistol for Django (1971)
  • A Man Called Django (1971)
  • Gunman of One Hundred Crosses (1971)
  • Shoot, Django! Shoot First! (1971)
  • Death Is Sweet from the Soldier of God (1972)
  • Down with Your Hands… You Scum! (1972)
  • Django… Adios! (1972)
  • Long Live Django! (1972)
  • Django Strikes Again (1987)
  • Sukiyaki Western Django (2007)
  • Django Unchained (2012)
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Auteur, Drama, Exploitation, Folk, Hollywood, Indie, Miguel Vaca, Movie, Romance, Serie B, Suspense, Thriller, Vacacion, Western, William Friedkin

Killer Joe

William Friedkin es un nombre grabado ya en los anales de la historia de Hollywood con grandes piezas del thriller, el terror y el suspenso. Son ejemplo de su ingenio The French Connection, The Exorcist, Jade y, hace no tanto la retorcida pero increíble, Bug. Su rúbrica es el manejo de las tensiones y los ritmos en una historia para convertirlos en poderosas armas contra el espectador que de una u otra forma queda chocado frente al planteamiento del realizador. No es muy dado a escribir sus pelis pero definitivamente cada una tiene su estilo inconfundible; en 1972 incluso ganó Oscar a mejor director por su desempeño en The French Connection y fue nominado por The Exorcist.

Killer Joe es una cinta de 2011, arraigada en los profundos y más recónditos parajes de Texas, cargada de esa intensa esencia sureña, donde la solución más eficaz a los problemas más simples son muertes y asesinatos. Emile Hirsch interpreta a un don nadie que busca refugio en la casa rodante de su padre. Ha sido expulsado de la casa de su madre y planea asesinarla para quedarse con el seguro de vida. Su existencia es un completo desorden, su hermana, Juno Temple, es una joven de dieciséis años que tiene principios de esquizofrenia, Thomas Haden Church, su padre, es mecánico, arregla exhostos y es un completo ignorante; completa el círculo disfuncional que llaman familia, Gina Gershon que está casada con Church y parece ser la más cuerda de todos. Hirsch les comenta el plan y hasta la hermana menor asiente en que es la mejor solución.

Entra en escena Matthew McConaughey como un detective de policia que asume estos trabajos extraoficiales, de manera muy profesional y que han chapado su fama como matón prestigioso e implacable.

La historia ronda todos los posibles rincones de la putrefacción social en la que conviven estas personas y llega a unos límites que rayarían en lo absurdo pero que seguramente en pueblos de baja educación podrían ser la norma del día a día.

Fuerte, contundente, excelentemente narrada y con un final escalofriante que se cocina a fuego lento desde el puro planteamiento de la historia, esta cinta me recuerda a The Killer Inside Me de Michael Winterbottom. Su mensaje está lleno de capas que uno puede ir descubriendo con una segunda o tercera revisión. El desarrollo de los personajes es delicado, no son transformaciones radicales pero tranquilamente Killer Joe también podría ser un thriller de corte psicológico. Fiel al género de suspenso que le encanta Friedkin, lleno de matices -en esta ocasión ultraviolencia familiar- la pieza fue digna de nominación al León de Oro en Venecia.

Podemos decir que la música original condimenta ligeramente cada escena y le va subiendo el calor a la historia, que la cinematografía de Caleb Deschanel es encantadoramente oscura y oxidada pero lo que más me llama la atención de esta cinta es Matthew McConaughey. Olvidándose un poco de la corriente principal que había surfeado por años, papel tras papel que le iba ofreciendo Hollywood, tuvo un giro en Bernie, se dedicó a papeles más costumbristas y cercanos a su cultura de origen. Sin embargo eso no lo es todo, el riesgo que deposita en Killer Joe desarrollando un papel brutal y antagónico bien opuesto a su perfil de galán se reafirma con The Paperboy de Lee Daniels y Mud de Jeff Nichols que define su nueva -o por lo menos su más reciente- posición frente a la industria: está interesado en roles de mayor reto, de mayor amplitud en el espectro y de una complejidad más profunda en los perfiles psicológicos. McConaughey no se ha caracterizado por ser un excelente actor pero el rigor con el que viene asumiendo estos papeles independientes, con estos grandes directores, ha dejado marca y por lo menos se está destacando dentro de repartos impresionantes.

Killer Joe es una pieza fantástica de Friedkin muy recomendada para los amantes del costumbrismo y el thriller de suspenso.

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