La verdad no me acuerdo mucho de la versión original de 1982 de Conan the Barbarian con Arnold Schwarzenegger pero algo de esta nueva me la recordó. Revisando su ficha en IMDb no asociaba a James Earl Jones, Max Von Sydow y mucho menos al gran Mako. Sin duda una peli de contrastes. Ganadora de un Globo de Oro y un Saturn por mejor actriz para Sandahl Bergman además de tres nominaciones más y un Razzie para Schwarzenegger. La cinta generó una especie de franquicia con Conan the Destroyer como secuela y un poco también Red Sonja ambientada en el mismo universo.
Esta nueva versión de Conan del germano Marcus Nispel, en 2011, con Jason Momoa protagonizando, no tuvo mejor suerte que su inspiradora. No obtuvo ningún Saturn de La Academia de Filmes de Ciencia Fiction, Fantasía y Horror -sólo una nominación por maquillaje bastante merecida- pero por lo menos los Razzie no se pronunciaron al respecto.
La peli es divertida. Es una aventura sencilla sobre la el desarrollo de la venganza de Conan -para mi la temática no es muy diferente a lo que se pudiera ver en el universo de la franquicia de LOTR-. La historia está bien contada y en algunos pedazos llega a ser electrizante -sobre todo cuando Conan es niño-. Momoa no lo hace mal y su némesis es el gran villano Stephen Lang, que es un lujo. El maquillaje es excelente y se hace evidente en Ron Perlman, Rose McGowan y todos los súbditos de Khalar Zym.
Lo bonito de los 80’s es que no tenían miedo a los estereotipos y fluían mejor de lo que se hace hoy en día. Claro, también eran un poco más originales en sus producciones. Por mi lado, yo mejoraría esta cinta con un poco más de desnudos y mejores coreografías en las peleas de Momoa. Pensaría que si no salió una secuela el año pasado este enlatado murió aquí, por lo menos, para ser revisitado por Hollywood, dentro de una década.