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Missing Link

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Laika es la casa de animación que nos trajo Coraline, ParaNorman, The Boxtrolls y Kubo and the Two Strings. Cada una de ellas, ha sido muy reconocida y galardonada; tres de ellas han ganado Globo a mejor peli animada, numerosos Annie en todas las categorías y todas han sido nominadas a mejor peli animada en Los Oscar -aunque ninguna se lo ha llevado a casa-. Este año nos sorprenden con Missing Link, escrita y dirigida por Chris Butler, y no es la excepción; ya ganó su Globo y ya fue nominada a su respectiva estatuilla. Qué asombrosa trayectoria la de este joven estudio de animación.

Parte importante de una animación son las voces, las partituras y el diseño de sonido. En ese orden, el reparto lo encabeza Hugh Jackman, Zoe Saldana, Zach Galifianakis y es extraordinariamente antagonizado por la voz profunda de Stephen Fry, su patiño contador Matt Lucas y el mercenario Timothy Olyphant; la música original compuesta por Carter Burwell (Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, Carol, Seven Psychopaths, The Kids Are All Right, A Serious Man); el diseñador de sonido Clayton Weber y los efectos de cámara a cargo de Amy Kane, Catherine Harper y Katherine Rose definen las anécdotas sonoras de la pieza de una manera juguetona, vivaz con mucho humor en «off» que le aportan audacia al relato.

Sir Lionel Frost es un osado explorador que busca a toda costa el reconocimiento de la Society of Great Men dirigida por su más encarnizado detractor, Lord Piggot-Dunceby. Todos sus descubrimientos, por diferentes eventualidades, terminan sin fundamento, reconocimiento o acreditación. Esto lo ha llevado a ser más persistente y a desarrollar una fuerza voluntariosa que lo enceguece, y sin llegar a ser presuntuoso o petulante, si se torna en algún momento egoísta; su filtro es lo que lo favorece y lo único que le interesa. Por el camino un gran admirador lo invita a una nueva aventura y se convierte en un amigo entrañable, el señor Link, Susan Link. Un inocente personaje que busca la candidez en el corazón de Sir Lionel para encontrar un familiar perdido, Sir Lionel acepta el reto pero por las razones equivocadas y Lord Piggot-Dunceby enterado de los objetivos de su empresa intentará detenerlo a cómo de lugar.

Por un lado, Missing Link (juego de palabras para Eslabón Perdido o Extrañando a Link) es una buena peli y entretenida; de las de Laika, no es mi favorita pero es que es difícil llenar los zapatos de Kubo o ParaNorman. Por el otro, si esperamos que de la batalla en la categoría de mejor peli animada, la va a tener muy dura con la mejor de las cuatro versiones de Toy Story y con la avasalladora J’ai perdu mon corps que personalmente creo es de otro mundo, está por fuera de la categoría.

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J’ai perdu mon corps

Cuando era universitario, venía de haber ahorrado en mi casa meses y meses para poder comprarme mi primer estéreo (AIWA) y para poder pagarme TV Cable. En mi cuarto había una cama sencilla, un armario con poca ropa, un par de colecciones, mis libros del colegio y en algún momento hubo una batería pero esa idea nunca maduró porque nunca tuve oído para la música. Cuando me fuí a vivir solo, prácticamente ese esquema se mantuvo -sin la batería que ya había vendido-. El apartamento donde vivía, en ese entonces era mucho más grande que mi casa de bachiller completa pero sólo ocupaba dos cuartos, la cocina y un baño; el resto no se usaba; en un cuarto auxiliar estaba mi cama y mi ropa, en el cuarto principal el TV con el baño que usaba, y estaban sin dueño, otro auxiliar, dos baños, la mayoría de los closets y la sala-comedor. Era gigante. Sólo me hubiera gustado tener una poltrona como la tengo hoy para ver mi cable; de resto no me hacía falta nada. Además de ver MTV y Cinemax, el canal que más me gustaba y del que guardaba mucho material era Locomotion. No se de dónde era, pero creería que era mayormente canadiense pues muchos de los cortos que pasaban eran tesis y proyectos de algún colegiado que ya no recuerdo pero que tenía la hojita roja de arce en la identidad.

Por ese entonces, veía Cartoon, Nickelodeon y MTV para ver Ren & Stimpy así como, Cow & Chicken, Courage The Cowardly Dog, Cat Dog, Two Stupid Dogs, Angry Beavers y, mi favorito, Rocko’s Modern Life. Y, sin embargo, me quedaba horas y horas viendo Locomotion, un canal de animación para adultos -que no tenían sexo o porno- con contenidos más profundos y psicológicos e.g. los bucles de Bill Plymton que descubrí no sólo hacía la rutina de los presidentes que tanto pasaban en MTV.

Algo de eso debió marcar mi estándar y el objetivo de la animación que quería producir. Igualmente la animación siempre me ha llamado mucho la atención. Cuando chiquito veía la Televisión Educativa y Cultural de Inravisión donde pasaban cortos animados de Checoslovaquia, Yugoslavia, la Unión Sovietica, Bélgica y Alemania. Los temas eran tan diversos como la técnica de sus animaciones; la «stop-motion» era lo que mayormente me atontaba y de la animación tradicional veía Oggy y Las cucarachas de Marc Du Pontavice.

No sé. Pasaron algo casi como 30 o 35 años desde que no escuchaba ese nombre: Marc Du Pontavice
¿Quién es?

Es el productor de J’ai perdu mon corps, una de las nominadas este año para mejor peli animada en Los Oscar y que podemos encontrar directamente en Netflix -así como The Irishman, The Two Popes, Klaus y Marriage Story– (y sí, le estoy haciendo algo de propaganda a Netflix porque gracias a ellos cada vez es más fácil de estar al día con todas las nominadas).

J’ai perdu mon corp
s es una peli existencialista:

– Puedes escuchar la lluvia?
– No, no puedo escuchar la lluvia. Desde aquí arriba sólo se escucha el viento

Este es parte de un diálogo entre dos personajes de la historia, su diálogo es evocación de sonido, de altura, de estratificación. Él en un primer piso es un repartidor; ella en un piso 35 es la cliente. Él un huérfano que ha sabido sobrevivir en el sistema, que quería ser astronauta de pequeño y ella enigmática, compleja y molesta. Los separa el azar y miles de metros y pisos de clase social ¿La pieza es una historia de amor? Absolutamente no. El héroe es una mano. Es un thriller épico sobre una mano. No sabemos de quién. Su autor y realizador, Jérémy Clapin, nos lleva a través de la historia en un juego de tiempos no-lineales. ¿Será la mano de Raouf, del padre, de la madre, de Naoufel? Sabemos que tiene un lunar y sus proporciones nos dicen que no es Naoufel bebé o niño ¿Quién es y por qué el énfasis con esta familia musulmana? Se nombra el destino y que somos esclavos de él ¿Cómo se repele el destino? Con una locura sacada de los cabellos que pueda llevarnos de un lado a otro sin plan y sin remordimientos. Se hace corto a plano medio, donde la mano está pegada a un cuerpo, nos sorprendemos porque ya estamos acostumbrados a verla sin antebrazo y siendo independiente, no la parte de un miembro que a su vez es parte de un organismo que seguimos sin descifrar. Avanza. Su fortuna depende de esquivar la muerte, es una locura que esté andando sin cuerpo pero logró repelerlo porque hizo una locura. La llevó a un lugar insospechado pero no hay remordimiento, está sobreviviendo y está escapando del destino. Hay momentos muy bravos en los que uno se deja llevar por la trama. Imagínense -no sucedió- pero imagínense que uno esté por ahí, tranquilamente y pummmm se encuentra una puta mano en la tina -tina, balde, olla, lavaplatos, cualquier recipiente con agua donde esta mano hubiera querido descansar-. O si uno se pone del lado de la mano, la escena de las ratas para mi es de T.E.R.R.O.R. absoluto.

Clapin nos sigue mandando pistas. La mano se sigue buscando y hay un letrero que dice “je suis lá” -yo estoy allá-. Dónde quedan los deseos, qué son los deseos, son las ideas que rodean esta escena. El vértigo de saber que se está acabando la historia porque se está definiendo la trama es increíble.

La animación es un sistema de comunicación súper diferente al cine o a la TV. No hay, para mí, uno superior al otro -dentro de cada campo, hay mediocridad, bastardismo, mezquindad-. Pero así como en el cine, uno se enamora de las secuencias, en el TV del ritmo y de la narración, en la animación están los detalles. Dentro de los que me enseñaron a ser animador -intercalador de racamandaca-, siempre me decían que en la animación no hay imposibles, todo es posible dentro de la animación y por eso mismo, los detalles son lo que hacen la animación tan especial. Una conjugación de las imágenes rústicas con el audio que les da vida; suena a cualquier descripción audiovisual pero, en serio, un buen diseño de sonido hace que la animación sea buena o sea sobresaliente o sea simplemente genial. J’ai perdu mon corps es genial. Me recuerda mucho a Evangelion; los encuadres buscando más el detalle que el plano descriptivo medio, el audio siendo protagonista, los planos donde no hay mucha acción, largos suspensos entre toma y toma versus unas escenas de acción súper descriptivas y agobiantes.

El suicida es como un héroe. Sin miedo a la muerte, se atreve a cumplir una misión auto destructiva. Si tiene éxito, se muere. Pero si no, es posible que alcance una hazaña. La única mierda de esta peli es que es francesa y su hijueputa final es abierto. Indescifrable. Inconcluso. NO tiene sentido.

#odioElFinalFrancés

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Jojo Rabbit

Jijijiji… Si alguien puede hacernos reír con una broma sencilla de Hitler no puede ser otro que Taika Watiti ¿A quién se le ocurre poner de amigo imaginario de un niño de 10 años a Adolf Hitler? O más audaz aún ¿A quién se le ocurre interpretar a ese Hitler?

No paré de reír y sonreír durante todo el primer acto. Después las cosas se pusieron tensas y luego ya fue un espiral en caída.

Jojo Rabbit es la fábula de un pequeño conejito que estaba en el lugar equivocado del Tercer Reich. Su inocencia y su ternura no cuadraban con las líneas nacional-socialistas del final de la Segunda Guerra. Su cándido fanatismo desfigura su cara, por daños colaterales en un campo de verano nazi al que Jojo visitaba con mucho ahínco y que a su vez era regido por el héroe de guerra y soberbio Capitán Klesendorf (Sam Rockwell, obviamente), al cual Jojo admiraba mucho.

Watiti basa su historia en la novela de Christine Leunens, Caging Skies. Pero no completamente. Un lapso entre que su padre se queda atrapado en el frente de guerra y todo el tiempo que vive con su madre. La novela está cargada de mucho humor negro y mucha locura. Con esta tragicomedia, Watiti roza casi con el mismo candor estos aspectos y nos regala una ilustración infantil con trazos de colores macabros pero que permiten de todas formas resonar las flautas y tambores de la fábula original.

Hay aspectos muy fuertes de la guerra -y de Esa Guerra, en particular- manejados con desfachatez y es claramente un logro que La Academia ha querido premiar, reconociéndola con seis nominaciones (mejor peli, actriz de reparto, guión, vestuario, dirección de arte y montaje). Valga la pena recalcar que el trabajo de Scarlet Johansson en este año demuestra el pico de su carrera; no sólo logra ser protagonista de una megaproducción -como Black Widow de Marvel-, también su destreza y -si me lo permiten- maestría para desenvolverse en Marriage Story, así como la fuerza para brindar las tonadas exactas de esta pieza de Watiti. Y hablando de él, qué maravilloso ha sido el viaje al lado de él; desde The Flight of the Fucking Conchords, pasando por Eagle vs Shark, Boy, The Inbetweeners hasta llegar igualmente al culmen de su carrera con una de MarvelThor: Ragnarok-, What We Do in the Shadows y esta que es la segunda gran sorpresa en la velada de las nominaciones de La Academia.

Mucha suerte en la temporada de premios!
Ojalá esta aventura siga por muchos más años y muchas más piezas. Su particular ingenio parece no tener límites.

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Knives Out

Knives Out es un descanso que se pega el director Rian Johnson después de haber dedicado su ingenio al Episodio 8 de Star Wars (The Last Jedi) y a Looper. El realizador acostumbra a dirigir y escribir sus piezas, imagino que después de un trabajo, no lo llamemos serio pero si, algo dramático disfruta mucho de cintas ligeras, que le promuevan distracción y divertimento.

Así como cambia de temática y rumbo, a veces también da unos giros con cambios completos en el reparto -donde Joseph Gordon-Levitt es tal vez el único que repitió una vez- y este es un claro ejemplo, aunque podemos tomar a Frank Oz como un invitado especial de una pequeña indulgencia. Su equipo por el contrario se hace fuerte y consistente con Steve Yedlin en la cinematografía, su primo Nathan en la composición de la música y el montaje con Bob Ducsay que los han llevado a numerosas nominaciones y reconocimientos como equipo en montaje, guión, partitura y producción.

No creo siquiera que Knives Out sea el mejor de sus divertimentos pero si la aventura de volver a tener un juego de Agatha Christie en pantalla ala Clue -el juego de mesa donde se adivina quién es el asesino- con sus giros inesperados, con los sospechosos de siempre y con sus estrambóticos personajes.

Si me lo preguntan, esta peli no es la única válvula de escape de Johnson. Lo es también para Daniel Craig y su fabuloso James Bond; para Chris Evans y su Captain America; para Michael Shannon y sus innumerables decisiones megadramáticas; para Toni Collette y toda las series psicológicas que están en nuestros catálogos de TV; incluso para Christopher Plummer que después de su Oscar, no ha parado de recibir papeles y papeles por doquier. El resto de personajes también disfrutan de una pieza ligera -para su propia diversión- pero también para abrirse o consolidar su posición en Hollywood.

El problema de la temporada de premios es que puede dejar muy mal parqueadas estas producciones porque las inflan demasiado. A cine para ver Knives Out hay que ir sin pretenciones o prejuicios, simplemente igual que ellos mismos a divertirse con un sano entretenimiento… ¿Quién fue?

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Frozen II

Una de las cosas que más detesto en las pelis para niños son las canciones cerrando una idea y su grandiosa cantidad en cada una de ellas. Es tan absurdo el tema que en Moana uno de los protagonistas insta a que no se haga más; realmente es un tema avasallador.

Pero…

Tratemos de separar esta gran piedra en el zapato y revisemos rápidamente Frozen I.
En una linealidad académica, Frozen desarrolla una historia épica. El nacimiento del héroe, su debacle existencialista, su temor crece así como su poder y en el momento crítico reversa su historia hacia una dirección coordinada con sus seres queridos o estimados. El posible gran giro, el héroe es una heroína.

Todobién hasta allí. Una cruzada de “estimados” tratan de salvarla de su desorden emocional y tratan de hacerla entender que para ellos es especial y no esperan que cambie en absoluto su esencia. Seguimos bien hasta aquí y podríamos haber terminado bien hasta y fueron felices y comieron perdices pero a los directores (Chris Buck y Jennifer Lee) a última hora y para lograr encaminar en la historia romántica a los cruzados, se inventan un antagonista de la nada que con un monólogo refuta toda su presencia en la historia de la peli. Estamos hablando del triángulo amoroso entre Anna, Kristoff y Hans, siendo este último el desafortunado villano improvisado.

Este error narrativo es tan terrible como la carga de adoración que recibió la pieza.
Reprochable hasta más no poder.

Su segunda parte tenía algo de esperanza por el escándalo acaecido con la figura de Elsa, la heroína. Obviamente, lo blandengue de Anna y Kristoff iba a perpetuarse pero lo que si no me esperaba es que la historia estuviera ausente de una figura antagónica siquiera villanesca (a no ser claro por ese instante revelador que hizo pelear a las dos comunidades, en el Bosque Encantado). Empezando por el principio, los fanáticos de Frozen habían interpretado el desarrollo de Elsa como una figura idealizada de una lesbiana que está inquieta con su realidad, no quiere herir a nadie y se condena al aislamiento. Salir a relucir como es ella es un acto heroíco y se aupaba que si había algo de seriedad en Disney debía desarrollarse una segunda parte donde ella encontrara una novia -seriamente, no entiendo cómo alguien puede exigirle semejante nivel de empatía y humanidad a una corporación que se ha creado y sostenido sobre la censura, los correctos valores de la familia y la xenofobia-. En fin. Frozen II. Una voz femenina, una sirena se revela ante Elsa y por un segundo creo que la valentía de Jennifer Lee, co-directora, escritora, creadora de la historia, iba a llegar hasta un punto donde pudiera conciliar el deseo de los fanáticos… Que nunca pasó.

Un poco de aquí y un poco de allá, la historia se desinfla en un monótono ritmo debido al desbalance de los personajes frente a un polo sin fuerza y sin villano -o sea, se fueron para el otro lado y lo quitaron completamente-, la ilusión de una figura romántica para Elsa se encharcó a medio camino y se tornó desconcertante al revelarse el Complejo de Elektra.

Nada más.
De nuevo, sólo un grandioso Josh Gad logró realzar la franquicia y el único capaz de sacar la cara con orgullo de esta hecatombe, que seguro va a forrar de nuevo a Disney en megamilones, que al final lograrán ocultar los vacíos tan terribles en este par de pelis en la franquicia… Eso y que además ya no queda esperanza para una nueva e intrigante tercera parte.

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The King

Nunca fui un gran admirador o fanático de Timothée Chalamet y su Call Me by Your Name; al final lo que hice fue seguir mi tarea para los Oscar y descubrir porqué había sido nominada para mejor guión, mejor desempeño para actor principal, mejor canción original y mejor peli del año. Era imposible no verla. ¿Era una obligación amarla? Absolutamente no, y no lo hice. Me pareció un flan súper insípido rodeado de un almíbar exageradamente dulce que dañaba la experiencia entera.

Después pudo haber venido Lady Bird de la querida Greta Gerwig pero el regusto que siempre me quedaba es el de la estrellita divina que se va haciendo camino en Hollywood.

Bueno, empecé a leer buenas críticas de The King. No empecé a leerlas por él mismo sino porque estoy en un periodo de inquietud por lo que se viene con Batman y Robert Pattinson ha sido alabado en varios papeles, incluidos Cosmopolis (mal) y The Rover (muy bien); una nueva crítica positiva me interesaba mucho; no importa tanto si era un papel secundario, Tommy Lee Jones sacó adelante una pieza de acción y la llevó al máximo explendor con su desempeño en 1993 con The Fugitive al igual que Mahershala Ali en Green Book, Sam Rockwell en Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, Mark Rylance por Bridges of Spies o pordiós J.K. Simmons por Whiplash. Todos realzando una pieza desde una parte muy pequeña, el actor de reparto, pero tan grandiosamente que permitía explorar capas y capas de la historia central que sin ellos no eran más que otro flan.

The King fue la última reseña que leí de Pattinson. Un antagonista despreciable. Humillativo. Soberbio. ¿Era posible ver estas facetas en el galán de las señoritas de Twilight? Pues sí. No lo hizo mal. ¿Lo odié? Un poquito, no mucho, eso demeritó su desempeño. Y es que he venido afilando mi criterio sobre el villano en la historia; no hay una buena historia si no hay un buen villano y sin revelar demasiado la sorpresa fue que el villano no fue Pattinson, sino uno genialmente mayor y salvo la peli; no por el mal desempeño del ex-vampiro porque realmente lo hizo bien; la salvó porque fundamentar la catarsis en un personaje tan simple y tan ‘negro’, tan plano, tan malo porque-sí hubiera sido una gran desilusión.

The King basa su historia en la coronación de Henry V como rey de Inglaterra y su pelea frente a Francia a mediados del siglo XIV. La vi por Netflix pero me llamó la atención que su director fuera mi loado David Michôd, también eso me ayudó a bajar la guardia un poco; después viendo como secundario a Ben Mendelsohn y a Joel Edgerton (además de escritor con Michôd), me hizo fantasear que el realizador había reunido a su «dreamteam» para crear algo fabuloso.

Realmente no fue ni comparado con Animal Kingdom, pero si cuando Chalamet, al principio del tercer acto, hubiera dicho “Kill ’em all” y hubiera sonado Metallica de otra cosa estaríamos hablando (para eso hubiéramos necesitado que en diseño de banda sonora hubiera estado Atticus Ross y Trent Reznor, como fabulosamente lo hacen en Watchmen)

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The King’s Man

Échenle ojo a este corto avance. La peli es The King’s Man.
No revisen los créditos, ni las etiquetas de la pieza.

¿No es fantástica?
Me atrapó viendo otros avances en IMDb.com (más precisamente el segundo capítulo de It que ya no viene escrito por Cary Joji Fukunaga, la aventura espacial Ad Astra de James Gray y chismecitos sobre Wonder Woman 1984 de Patty Jenkins); pero de repente entra este video en cola con el plano de un ocaso, un mancito en falda, que uno asume es escocés, corriendo en cámara lenta, con un soldado a cuestas mientras son atacados en un campo de batalla; después una rápida serie de cortes de plano que nos contextualizan entre 1914 y 1918, una especie de logia secreta y Ralph Fiennes entrenando a un nuevo recluta.

Me llamó mucho la atención.
La forma en la que se presentan los eventos, las cámaras y algo de lo que se deja entrever en la historia. Le echo ojo a los créditos y el director es Matthew Vaughn.

¡Hombre! Este señor es prenda de garantía y ahora la tercera salida de la, ya divertida e interesante, obra ilustrada de Dave Gibbons, Kingsman, a la cual se le hace también referencia al final del avance con un pequeño guiño tipográfico. Vaughn lo conocí por primera vez a través de Layer Cake, luego Kick-Ass y First Class.

Vaughn demuestra que si le hubieran dado más pita en la franquicia de X-Men, aún tendría cosas por contar.

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The Man Who Killed Don Quixote

Para los amantes de Terry Gilliam y que vimos ‘su documental’ Lost in La Mancha (en realidad, es un documental sobre su arte, dirigido por Keith Fulton y Louis Pepe) estamos congraciados con este mágico proyecto de Don Quijote en las manos del Maestro. Es una L.O.C.U.R.A. que un proyecto cinematográfico haya tenido tantos tropiezos y tantísimas complicaciones -y que sin embargo no sea colombiano, todo el cine colombiano es quijotesco- haya salido adelante y haya visto la luz. El tema ha obsesionado al realizador y ha hecho innumerables intentos por sacar adelante, según su visión, el largo y siempre termina descalabrado.

Esta vez, 2018, Terry Gilliam termina su pieza y lanza The Man Who Killed Don Quixote.
Keith Fulton y Louis Pepe publicarán un documental -aún en producción-, ya no en la frustración de la realización, sino en la culminación del sueño con el alcance completo llamado He Dreams of Giants.

Y si.
Este maestro que tanto adoramos. Este viejo sinvergüenza que se negó a ser estadinense por última vez. Y que en su divertido ingenio se congració con el equipo entero de la Monty Python, para ser el realizador de un par de sus largometrajes, este genio empedernido quisiera pensar que sacó adelante su visión pero que todavía sigue en la búsqueda de su Quijote ideal. Y es que esta búsqueda será infinita, por muy bien que lo haya colaborado Jonathan Pryce, su Caballero de La Mancha siempre fue Jean Rochefort, y como un alma en pena, quiero pensar también que seguirá investigando, que será su caso sin resolver y que por lo mismo estaremos dispuestos a ver más Quijotes y más documentales quijotescos sobre el tema.

¿No es acaso Qohen Leth (Christoph Waltz) en The Zero Theorem El Quijote del Futuro?
No lo es igualmente

¿The Imaginarium of Doctor Parnassus un juego de Quijotes con el Doctor Parnassus (Christopher Plummer) a la cabeza, seguido obviamente de Tom Waits, Jude Law, Johnny Depp, Colin Farrell y Heath Ledger?

¿No es su obra más hermosa, The Adventures of Baron Munchausen, una oda completa al Hidalgo?

¿Y el resto? ¿The Fisher King, Twelve Monkeys, Fear and Loathing in Las Vegas? ¿Tideland? ¿Con una pequeña protagonista embelesada con este almíbar del que estamos hablando?

Ya sabíamos que la pieza era un autorretrato y que Toby significaba Terry pero hoy gracias al paso de los años, sucedieron más actualizaciones desde el primer intento de Toby/Terry de sacar adelante este proyecto e.g. Jean Rochefort descansa en paz y cambia por Jonathan Pryce, Vanessa Paradis por Joana Ribeiro y Johnny Depp por Adam Driver. Todos O-Ka salvo Driver que lo siento incómodo y sobreactuado en el papel… Yo hubiera, personalmente, preferido seguir con Depp.

Don Quijote ad portas de la desaparición de las historias de caballería de la Edad Media, es el último de esos grandes héroes, el último cid, el ultimun campeador. Pero está viejo, su psique juega con su fortuna y su físico con su orgullo. Aunque es la definición del idealista, altruista, desinteresado, caballeroso lo es por antonomasia también del iluso, soñador, el lunático y sobresaltado. A parte de la magnitud de su obra y de su ingenio, no veo cómo mejor definir a Terry Gilliam, ese hombre que soñó en gigantes cuando todos veíamos molinos de viento.

La peli, The Man Who Killed Don Quixote, es particularmente buena, divertida, llena de figuras literarias tratando de emular al Manco de Lepanto, y creo que logra ofrecer un cándido escenario donde todas estas locuras puedan conjugarse en nuestra época. ¿Es Terry Gilliam el último de los directores quijotescos en esta época de CGI? Ciertamente, no. Christopher Nolan pareciera ser más esbelto, más diestro, más dispuesto a dar la pelea y hasta más cauto. Pero si Nolan es El Mio Cid, seguramente, sin lugar a dudas, Terry Gilliam es el Último Quijote de La Mancha.

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Dumbo

Una de las pelis que desde el principio censuré para #JAMEsSofía fue Dumbo de Walt Disney. Una peli animada, estrenada en el contexto de los años 40, con un fuerte contenido de burla, humillación y matoneo.

Cuando Disney Pictures, en su corriente de rehacer todos sus clásicos «live action», anuncia el lanzamiento de la pieza del elefantito de orejas grandes pues obviamente tampoco quería que se le mostrara esta a mi hija. Estábamos hablando con Tomás Cerón que también tiene un par de hijos de la edad de #JAMEsSofía y me dijo que tenía que verme Dumbo, que esa peli era dirigida por Tim Burton y que yo era fan de Tim Burton y que no había lógica en no verla.

Bueno, pues Robert Stromberg había hecho una gran labor con La Bella Durmiente de Maleficient en 2014, qué peli buena esa; en 2016 la actualización que hace Jon Favreau de The Jungle Book, sin giros simplemente sumando los poderes de Bill Murray como Baloo, Ben Kingsley como Bagheera, Idris Elba como Shere Khan además de Lupita Nyong’o, Scarlett Johansson, Giancarlo Esposito pero sobre todo Christopher Walken como el King Louie y su magnífica canción ‘I Wanna Be Like You‘:

Hubo otras como La Bella y La Bestia de Bill Condon en 2017, que no pude empezarla con tanto cancionero, La Sirenita de Blake Harris y Chris Bouchard en 2018 que está en Netflix pero que me dan cero ganas de ver y Cenicienta que aunque la empezó Mark Romanek, la terminó finalmente Kenneth Branagh en 2015 y es la historia que más me aburre dentro del portafolio de Disney por el contenido machista y el perfil súper anticuado de la princesa. Hasta ahora caigo en la cuenta que Burton ya había trabajado en Disney con Alicia que sin ser mala, se empantana en el ingenio del realizador que no define bien si quiere adaptar o quiere enriquecer la historia.

Sin embargo, de nuevo a la charla con Tomás, le contaba que había visto King Arthur: Legend of the Sword -ya no le dedico tantas horas a saber de los proyectos de los directores que me divierten- y me sorprendió primero que la dirigía Guy Ritchie y segundo lo fresco que estaba, en la suya, con una historia tan alejada a lo que hace pero con una cultura londinense que amoldó perfectamente a sus zapatos; luego se arriesgó a hacer Aladdin y la sacó del estadio, en serio, una excelente apuesta de Will Smith como El Genio, Jazmín saliéndose del esquema de Princesa Disney y una narración, controlada, pero sin duda àla Ritchie.

Me animé.

Puse Dumbo de 1941 de un lado mientras veía la Dumbo de Burton del otro ¡Pucha! Recordé cada momento con ese elefantito animado. Qué horror. Por un lado las intrigantes e hipócritas compañeras de la Señora Jumbo que si les permitían el chisme eran las mejores amigas pero si se les ponían los puntos sobre las íes desplegaban sus lenguas viperinas y llenas de odio; después la burla del público en el escenario y en las jaulas el mote de Dumbo (en inglés Tontón, Estupidito o incluso aún más fuerte si entendemos que Dumb puede ser un calificativo para una persona muda, el hijo de la Señora Jumbo no habla porque es muy tímido, es ‘recién nacido‘ y se mofan de su posición de discapacidad¿?), el único aliado era un ratoncito que le enseñó a aprovechar sus condiciones y volar como ninguno.

La peli de Burton es una locura de ambientación. Me explico. No parece muy grande que Tim Burton el niño-no tan niño- genio de lo oscuro y lo excéntrico pero que se refiera a la peli original, que es de los años 40, y desarrolle una pieza en un estilo completo del Art Decó, que podía ir desde la imaginería de los carteles de la época al futurismo casi de los 50 es increíblemente bonito. Para esto es vital su inmortal compañero Danny Elfman que en la música me gusta decir que a Burton le ofrece un oscurantismo mágico, y en esta temática de circo, fanfarria.

Lo segundo que hay que apreciar es su reparto que desde Dark Shadows ya no tiene presente a Johnny Depp ni a Helena Bonham Carter -siendo indulgentes y asumiendo que la segunda parte de Alicia en 2016, Through The Looking Glass no es suya aunque prácticamente es una copia de la primera parte, ayudado en gran parte por su rol de productor en la pieza-; dicho reparto ha venido rotando unas veces con Amy Adams, Christoph Waltz, Danny Huston, Krysten Ritten y resaltando como es su costumbre leyendas del cine como Martin Landau, Terence Stamp o Judi Dench; en Dumbo, vuelve a trabajar con Susie Figgis quien trae un reparto con el que él se sienta más cómodo, que se sienta reconocido y fértil como con Danny DeVito, Michael Keaton, la misma Eva Green que es la única que uno alcanza a dilucidar como el satélite en estos siete años y experimentando por primera vez con Colin Farrell; al lado de ellos sus figuras de reconocimiento incluso pueden ser los mismos Danny DeVito y Michael Keaton pero creo que en esta oportunidad es Alan Arkin el homenajeado.

¿Qué hace tan especial Dumbo de Tim Burton? A diferencia de Alicia, que fue un proyecto creado para que él lo dirigiera y lo que se sintió fue un efecto iconoclasta, el ambiente circense y de «freaks», por el contrarrio, es un caldo primigenio para el realizador. No es un ambiente predispuesto para él, está controlado, está medido, se divierte en las sutilezas, no es superlativo como Bettlejuice y eso lo hace genial en la historia.

Dumbo es un golpe de madurez para su audiencia. Los niños no llegan al mundo por un acto de la cigüeña sino porque una madre queda embarazada y tienen trabajo de parto; los animales no hablan, pero si intentan comunicarse, son frenéticos, sufren y reaccionan frente nuestro trato con ellos; mientras en la historia del 41, la burla se toma casi dos tercios de la pieza, aquí es indudable que el nombre del elefantito debe entrar de alguna forma y que la mofa debe caber de otra pero es superado rápidamente, se nota que Ehren Kruger (guionista) quiere pasar esta página rápidamente; finalmente, el ratoncito Timothy Q. Mouse -interpretado en 1941 por Edward Brophy– es la figura redentora, es el sostén del héroe y amplifica su confianza para que supere sus miedos, incertidumbres y su pésima autoestima, tanto que lo haga elevarse a los cielos (dentro de todo, la moraleja es lo rescatable de esa macabra pieza); en 2019, esa figura del ratoncito se abre a ‘Los Farrier‘ un padre que perdió su calidad de estrella cuando vuelve de la guerra en una situación de discapacidad, la madre ausente por muerte y el par de chicos que tratan de sobrevivir lo mejor que pueden -durante un tiempo casi huérfanos en un circo-; entonces la acción de estos ratoncitos Farrier ya no es simplemente subirle la autoestima al elefantito para que crea en sí mismo, es actuar porque hay maltrato, es hacer un cambio para que no vuelva a suceder y buscar la felicidad en ese nuevo espacio donde no hay opresores, burlas, bravucones ni matones.

Obviamente, es una carga emocional muy fuerte y uno anda con un nudo en la garganta todo el tiempo porque esta Dumbo de Tim Burton conmueve hasta los tuétanos.

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Oscar, 91st Academy Awards

por Diego Taborda

por Diego Taborda

Un año más, una ceremonia más.
No obstante, este año no logré tener lista la entrada en la noche misma de los premios, ni siquiera un mes después, principalmente porque no me había visto ni el diez por ciento de las piezas concursantes este año -en un balance formal, James Sofía se había visto más pelis que yo en todo el año-; entonces con calma logré tener el reporte tres meses larguitos después pero más vale tarde que nunca.

Los premios de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood no tuvieron anfitrión y esa fue la novedad de la noche. Se suponía que Kevin Hart iba a presentarlos pero a mitad de la semana de su nombramiento, aparecieron unos trinos tardíos de hacía un par de años atrás con un tono homofóbico, trinos que a la postre pusieron entre la espada y la pared a La Academia e, imagino, le pidieron que renunciara como si fuera idea suya, de la manera más elegante posible para no hacer más ruido del necesario en estos tiempos de inclusión y #MeToo‘s. Entonces, al principio de la velada se subieron a la tarima Maya Rudolph, Tina Fey y Amy Poehler a salvar el barco. No fue ni lo más desastroso ni lo más audaz finalmente pero funcionó.

Este año hubo ocho nominadas a Best Motion Picture of the Year y la ganadora fue Green Book. La pelea estaba entre la Roma de Cuarón y esta extraña pieza de Peter Farrelly. Últimamente, La Academia se ha venido acostumbrando a congraciarse con dos piezas en las cuales se encuentran indecisos y casi que si una peli gana mejor director, se descalifica para su impulso final como mejor del año (o por lo menos así sucedió en 2016, 2017, con excepción en 2018 y vuelve a suceder este año).

Siempre digo que no necesariamente la que gana esta categoría es la mejor pero personalmente, al igual que el año pasado, otra vez estoy bastante de acuerdo. También afirmo que dentro de las nominadas está escondida realmente la mejor -el año pasado Three Billboards y Get Out, antes Fences, Arrival, Mad Max, Whiplash, Her, Nebraska, Beasts, Drive, Black Swan y así hasta llegar a District 9, que fue con la que empecé esa impresión; todas, o casi todas finalmente involucradas en las categorías de mejor guión-, este año mi favorita es The Favourite aunque Cold War y Isle of Dogs son igualmente fantásticas y hermosas.

  • BlacKkKlansman
  • Bohemian Rhapsody
  • Roma
  • A Star Is Born
  • Black Panther
  • Vice
  • The Favourite

Best Performance by an Actor in a Leading Role para Rami Malek por Bohemian Rhapsody. Sufrí mucho esta categoría. Sin quitarle merecimientos a Malek, que logró desarrollar un personaje complicado tanto por la producción como por lo que significaba popularmente, mis esperanzas estaban puestas en Viggo Mortensen, un mostro que está siendo castigado por La Academia o por el azar; pero por una o por la otra, el de sangre gaucha y fanático del Ciclón aún no ha sido merecedor de su estatuilla siendo ya varias nominaciones al hilo. Bradley Cooper lo hace sorpresivamente muy bien con la carga de haber estado atrás en cámaras y empezando el proyecto desde el guión; Christian Bale vuelve a transformarse salvajemente en otra pieza interesante de Adam McKay; y el ramillete lo cierra una excelente actuación de Willem Dafoe en una tristísima y, personalmente, mediocre pieza del niño-no-tan-prodigio Julian Schnabel.

  • Viggo Mortensen por Green Book
  • Bradley Cooper por A Star Is Born
  • Christian Bale por Vice
  • Willem Dafoe por At Eternity’s Gate

Best Performance by an Actress in a Leading Role para Olivia Colman por The Favourite. Debo reconocer que no soy un ferviente admirador de la británica, la he visto aparecer aquí y allá pero realmente me dejó sin aliento en Tyrannosaur donde recuerdo pensar que gran actriz y reconocer que así sea drama o comedia, un papel de tres líneas o protagonista, siempre con ella hay garantía de un gran desempeño. Al lado de Colman, codo-a-codo peleaba Lady Gaga con no más que un gran empuje popular esperando ser la gran sorpresa de la noche pero sobresaliendo apenas con su bello rostro en pantalla, su maquillaje súper sobrio y demostrando que es también actriz, no sólo del escenario; Yalitza Aparicio es más una anécdota y producto de este evento, su desempeño es tan bueno, sorprendente y conmovedor como el de cualquier actor natural, me encanta, pero no me termina de convencer que si no es por la plataforma de un director laureado de pronto su rol habría pasado desapercibido completamente, habrá que ver si se anima a seguir en esta carrera y, si lo hace, cuáles son sus decisiones y cuáles sus desempeños; Glenn Close es absolutamente increíble en este thriller de suspenso, dueña y señora de los diálogos se apropia a pulso de la pantalla y logra someter a nada más y nada menos que Jonathan Pryce en su duelo;
la quinta alternativa fue Melissa McCarthy en tal vez el único papel serio que recuerde de ella, serio no porque no pueda tener un desempeño de seriedad sino que sus espectros se dan en comedias y no son valorados en este tipo de premios, una aventura que sin duda seguirá explorando de seguir atreviéndose a trabajar en paralelo el drama con la comedia de su cónyuge Ben Falcone.

Esta categoría, al igual que la de actriz de reparto, supongo fueron las de mayor impulso por La Academia en la noche; querían revalidar la posición de la mujer con un conjunto sólido, fuerte y heterogéneo. Repito, no se si había cabida para Aparicio o si más bien por ponerla quitaron espacio para alguien más por ejemplo Joanna Kulig la chica polaca de Cold War, Saoirse Ronan o la misma Margot Robbie con desempeños ejemplares en Mary Queen of Scots y completamente desaireadas, en un acto grosero por parte de Hollywood. Pero, y lo más grave, en años atrás la competencia era feroz, ¿acaso este año no había absolutamente nadie más? ¿O La Academia quiso que no pusiéramos los ojos más allá? ¿Qué tal Nicole Kidman en Destroyer, Sissy Spacek en The Old Man & The Gun o Paula Beer y Saskia Rosendahl en Werk ohne Autor? O ¿Eva Melander en Gräns? ¿Y Meryl Streep? ¿Mary Poppins Returns, Mamma Mia, Here We Go Again??? El año que más lo necesitó Hollywood parece que por lo menos ella si hubiese bajado la guardia un poco.

  • Lady Gaga por A Star Is Born
  • Yalitza Aparicio por Roma
  • Glenn Close por The Wife
  • Melissa McCarthy por Can You Ever Forgive Me?

Best Performance by an Actor in a Supporting Role para Mahershala Ali por Green Book. Para mí era absolutamente necesario que el actor demostrara en una gran pieza lo que no pudo demostrar el año antepasado con Moonlight, gran desenvolvimiento, apropiación del personaje y un desarrollo calmo y delicado hasta el final de la pieza (aunque hubiera tranquilamente haberse nominado a mejor actor principal, Viggo de reparto con estatuilla y todos felices, ¿no?). Con las opciones, esta categoría se decidía en dos alternativas, el anteriormente nombrado Ali y Richard E. Grant con un trabajo completo y un personaje rico en facetas, explotado al máximo por el británico; el resto son relleno de esta categoría, el querido Sam Rockwell muy con la inercia del año pasado, Adam Driver un papel promedio con algo de dirección pero no mucho desarrollo y Sam Elliott, de los tres, con un poco más de chispas de genialidad pero que se consumen rápidamente en la oscuridad.

  • Richard E. Grant por Melissa McCarthy por Can You Ever Forgive Me?
  • Sam Rockwell por Vice
  • Adam Driver por BlacKkKlansman
  • Sam Elliott por A Star Is Born

Best Performance by an Actress in a Supporting Role para Regina King por If Beale Street Could Talk. No hay queja alguna para el reconocimiento de esta actriz; eso sí, nunca me hubiera imaginado que la esposa de Will Smith en Enemy of the State de Tony Scott iba algún día a ser nominada y menos ganadora de la preciada estatuilla de Hollywood; su actuación como la corista de Ray de Taylor Hackford dejó huella pero coincido completamente que este era su año y que este era su papel; una madre dulce, con pruebas complejas en su proyecto de vida pero con una fortaleza establecida por el amor de sus hijas sin límite. Muy bien por la actriz. La categoría tiene ferocidad en su duelo realmente con las chicas de The Favourite que son geniales en su complemento a la Colman; tanto Emma Stone como Rachel Weisz presentaron un desempeño formidable en la pieza de Lanthimos, los personajes eran fuera de serie, sí, pero este par de chicas nos llevaron del jolgorio a la humillación, de la sevicia al drama y de la insensatez a lo inesperado; Amy Adams al igual que Rockwell en Vice, no desentona pero no parece merecedora de algún tipo extraordinario de reconocimiento; Marina de Tavira me parece que tiene un reto más interesante que Aparicio y sin embargo modesto; repito, King gran merecedora del premio y dentro de su competición hubiera sido más divertido las dos favoritas y las dos reinas de Mary Queen of Scots.

Best Achievement in Directing para Alfonso Cuarón por Roma. Aquí es cuando empiezo a tener problemas con las elecciones; por un lado, la fuerza mexicana se merece tener el reconocimiento de una industria que ya es suya. México hace rato dejó de ser una minoría latina más en Hollywood, desde hace mucho tiempo pelea de tú-a-tú en su tierra, en Norteamérica, la calidad es innegable y la producción una locura. Tengo los mismos problemas de El Quinto Elemento o El Paciente Inglés, son tan hermosas que me repelen. Spike Lee estaba contento con su estatuilla por guión y no le hubiera importado ceder esta categoría también (afirma que hubo equivocación del empire en dirección y mejor producción del año porque no ganó en ninguna de las dos); me parece que si La Academia hubiese descartado lo obvio (Lee y Cuarón) se hubiera metido en un lío grandísimo tratando de descifrar cuál era mejor entre la contestaria labor de Adam McKay, la romántica y excelsa visión de Pawel Pawlikowski y la pintoresca pero genial realización de Yorgos Lanthimos. Serio, retador, contundente, consistente, rico, no me canso de decir que el griego no me ha dejado atrás traicionado en ninguna de sus obras; dudé de si volcándose hacia el habla inglesa su picardía iba a desaparecer en nuestro parroquialismo y afortunadamente no fue así.

  • Spike Lee por BlacKkKlansman
  • Adam McKay por Vice
  • Pawel Pawlikowski por Zimna wojna
  • Yorgos Lanthimos por The Favourite

  • Best Writing, Screenplay Written Directly for the Screen para Green Book. Creo que Nick Vallelonga, Brian Hayes Currie y Peter Farrelly hacen un gran y merecido trabajo. No tengo nada que agregar a felicitaciones por esta gran peli y esta gran historia. ¿Era suficiente para ganar esta categoría? A Roma y First Reformed definitivamente. Hubiera preferido ver a John Ajvide Lindqvist por Gräns y a Roman Coppola, Jason Schwartzman, Kunichi Nomura en mi reconciliación con Wes Anderson con Isle of Dogs. No obstante la pelea hubiera sido dura entre Adam McKay con su pieza incendiaria, inteligente, muy bien escrita y Deborah Davis y Tony McNamara por The Favourite, primera pieza en la que Lanthimos no está en ese equipo de escritura y, sin embargo, logró encontrar una historia ridículamente particular a cualquiera de su ingenio.

    Best Writing, Screenplay Based on Material Previously Produced or Published para Charlie Wachtel, David Rabinowitz, Kevin Willmott y Spike Lee por BlacKkKlansman basado en la novela de Ron Stallworth. Un Spike Lee volviendo a las raíces de Do The Right Thing con un final que nos deja atónitos por la referencia a nuestra contemporaneidad y propia estupidez. No es la mejor pieza del maestro pero vale oro su estatuilla por todo el peso de su labor sin reconocimiento alguno. En esta categoría simplemente voy a nombrar el descache magnánimo de Los Hermanos Coen y su mustia, aunque también, tristísima y patética The Ballad of Buster Scruggs.

    • Eric Roth, Bradley Cooper y Will Fetters por A Star Is Born
    • Nicole Holofcener y Jeff Whitty por Can You Ever Forgive Me?
    • Barry Jenkins por If Beale Street Could Talk
    • Joel Coen y Ethan Coen por The Ballad of Buster Scruggs

    Best Achievement in Cinematography para Alfonso Cuarón por Roma. No sé si era la mejor para recibir esta estatuilla pero por lo menos si es súper merecida. La pieza, en general, no es de mi agrado; casi se volvió una pesadilla de cuatro o cinco intentos porque no es fácil de engancharse hasta que por fin la terminé de ver en Netflix y ahora cuando la veo referida en todas las categorías tengo una perspectiva aún más viciada pero puedo reconocer que a nivel de producción es impecable. También en blanco y negro, Lukasz Zal en Cold War nos muestra evolución de la Madre Patria Polonesa con una gran sensibilidad en el cuadro y su composición, rescata la belleza de lo crudo y lo rústico desde cuando el personaje de Joanna Kulig apenas era una chica campesina polaca hasta lo bohemio y refinado al convertirse en una gran «vedette» a completa usanza del término francés; una de las grandes injusticias de esta versión de Los Premios es la poca trascendencia que le imprimieron a Werk ohne Autor de Florian Henckel von Donnersmarck, un director fascinante que nos lleva del delirio de Das Leben der Anderen al completo aburrimiento con The Tourist pero que vuelve a una intrigante trama con la descripción del pensamiento artístico en la Posguerra Alemana, tanto de la Primera como de la Segunda Guerra Mundial; esta vez el alemán, recala en una nominación por la excelente fotografía de Caleb Deschanel y mejor peli extranjera pero son así de interesantes su música, su montaje, su dirección, el desempeño de su actor fetiche Sebastian Koch, en fin; Robbie Ryan aporta una nueva nominación para The Favourite, con un interesante juego de planos; Ryan entiende la dialéctica del director y de los guionistas y su picardía, sin ser algo extravagante (tipo encuadre de comix), llega a aportar sutileza, elegancia, lúdica para complementar la trama; finalmente, si hay algo hermoso y cuidado en A Star Is Born es la visión de Matthew Libatique para mostrar la belleza de Lady Gaga en cada toma y en cada expresión, esa es su función a lo largo de la pieza y lo logra a cabalidad.

    • Lukasz Zal por Cold War
    • Caleb Deschanel por Werk ohne Autor
    • Robbie Ryan por The Favourite
    • Matthew Libatique por A Star Is Born

    Best Achievement in Editing para John Ottman por Bohemian Rhapsody. No hay mucho que decir. Un gran montaje para una pieza entretenida y conmovedora; tal vez su único oponente haya sido Hank Corwin con el juego de tiempos de Vice pero ambas logran mantener la estructura; mentiras, he dicho mentiras, Barry Alexander Brown también hace un excelente trabajo en BlacKkKlansman, no es la mejor pieza del maestro, pero seguramente apoyado en un excelente guión técnico de Spike Lee, el dinamismo y la narrativa son muy buenas en esta pieza; Patrick J. Don Vito es el más clásico de los cinco en Green Book, se apoya en una buena cinematografía y destaca el desempeño de Mortensen; Yorgos Mavropsaridis extiende el juego, aporta oooootra nominación y permite sellar con broche de oro el montaje de The Favourite; aquí es cuando yo siempre empiezo a preguntarme, si La Academia reconoce la labor excelsa de una producción, no sólo en lo técnico (mejor montaje, mejor dirección de arte, mejor vestuario, mejor cinematografía) sino también las top5 (mejor actriz principal, mejores actrices de reparto, mejor guión), cuando alcanza la nominación a mejor director y mejor peli del año, ¿Cómo no se las lleva también? La respuesta para este año es que supuestamente las otras candidatas eran mejores pero viendo el resumen de la noche, unas definitivamente no estaban a la altura de la pieza de Lanthimos y las otras ganaron por un pelo de rana calva.

    • Barry Alexander Brown por BlacKkKlansman
    • Patrick J. Don Vito por Green Book
    • Hank Corwin por Vice
    • Yorgos Mavropsaridis por The Favourite

    Best Achievement in Production Design para Hannah Beachler y Jay Hart por el diseño de producción y la decoración del plató (respectivamente) en Black Panther. Es muy difícil ganarle a una megaproducción de Hollywood en esta categoría -es decir, fijo el próximo año va a estar nominada y será ganadora justificada Avengers: Endgame-. No hago comentarios sobre Mary Poppins Returns pues no la ví aún, pero hubo grandes competencias en la categoría con Nathan Crowley y Kathy Lucas en First Man, Fiona Crombie y Alice Felton por The Favourite e incluso Eugenio Caballero y Barbara Enriquez con Roma.

    • John Myhre y Gordon Sim por Mary Poppins Returns
    • Nathan Crowley y Kathy Lucas por First Man
    • Fiona Crombie y Alice Felton por The Favourite
    • Eugenio Caballero y Barbara Enriquez por Roma

    Best Achievement in Costume Design para Ruth E. Carter por Black Panther. Impresionante trabajo. Generalmente, esta categoría se da en piezas de época (como sus pares en la categoría) pero aquí la distancia es muy grande y desproporcionada; la producción se nota en el diseño de cada extra, de cada vestido principal y logran armonizar una muchedumbre orgánica así como un vestuario sobrio pero impactante para cada uno de sus personajes principales.

    • Sandy Powell por Mary Poppins Returns
    • Alexandra Byrne por Mary Queen of Scots
    • Mary Zophres por The Ballad of Buster Scruggs
    • Sandy Powell por The Favourite

    Best Achievement in Makeup and Hairstyling para Greg Cannom, Kate Biscoe y Patricia Dehaney por Vice. Este año en el ejercicio concienzudo de tomar cada una de las categorías y cada una de las nominadas (sólo me hizo falta Mary Poppins Returns) me topé con gratas sorpresas. La mayor de todas fue Björn Runge por The Wife pero digamos que estaba Glenn Close y Jonathan Pryce, había una alta probabilidad de que la viera. No obstante, si no hubiese sido por esta categoría no hubiera visto el gran trabajo de Ali Abbasi en Gräns. Decir algo es tirarse la peli, el maquillaje es impresionante pero es igualmente sutil; si no la han visto, les aseguro que el maquillaje es lo menos que recordarán y que la historia quedará dando vueltas en sus cabezas. Muy buena.

    • Jenny Shircore, Marc Pilcher y Jessica Brooks por Mary Queen of Scots
    • Göran Lundström y Pamela Goldammer por Gräns

    Best Foreign Language Film of the Year para Roma de Alfonso Cuarón (México). Ahora, he aquí, para mí, el robo de la noche. (1) El español no es una lengua extranjera en Estados Unidos o, mejor incluso, México hace parte ya de los países de Norteamérica, ¿por qué entonces empecinarse en seguir postulando pelis mexicanas en esta categoría? Esto aplica completamente también para las pelis canadienses así sean habladas en francés (2) ¿Es la mejor historia? Roma se enfrasca en los desenvolvimientos de las calamidades provistas a “Cleo” pero no se ve claramente un mensaje más allá de la pornomiseria. Sin duda la forma de enfocar una historia en la pobreza no tiene que ver sólo con esa ansiedad por mostrar desventura, desgracia, necesidad, penuria, falta de piedad; Capharnaüm ciertamente va al fondo del infierno y vuelve; Manbiki kazoku, la japonesa, tal vez, tenga esos «finales franceses» detestables, abiertos y sin sentido que más que albergar una posibilidad en el espectador de un desenlace alterno o despejado para otras variables, por el contrario, la sensación es de inconcluso, sin acabar y perezoso; sin embargo, esta pieza japonesa extrae de lo más esencial el sentido de familia, contrario a la sangre, la familia se crea alrededor de un valor clarísimo: el amparo, puede haber ropa, padre y madre, juguetes, y todos los caprichos materiales alrededor pero la sensación de pertenencia, a un techo o a un abrazo, sólo se logra con amor; Werk ohne Autor es diametralmente opuesta, curiosamente hay un rasgo familiar en la trama pero su enfoque es la exploración del sentido vital, qué nos hace ser lo que somos, qué podemos aportarle al mundo si estamos marginados, si estamos oprimidos, si no tenemos libertad de expresarnos, las respuestas están ahí, cerca, a la pasión, y seguirlas en la dirección que nos indican puede ser lo más revolucionario; entonces, cómo y porqué gana Roma es inexplicable.

    • Capharnaüm de Nadine Labaki (Líbano)
    • Manbiki kazoku de Hirokazu Koreeda (Japón)
    • Zimna wojna de Pawel Pawlikowski (Polonia)
    • Werk ohne Autor de Florian Henckel von Donnersmarck (Alemania)

    Best Animated Feature Film of the Year para Spider-Man: Into the Spider-Verse de Marvel y dirigida por Bob Persichetti y Peter Ramsey . Me encanta la vuelta de Wes Anderson con esas historias fantásticas, de heroísmo naïf y de tribulaciones acordes a la escala misma de la historia, esa sencillez tan drmaática que roba y quiebra el corazón con su ternura; me encanta la segunda versión de Los Increíbles con un protagonismo centrado en “Elastigirl” y donde el lado antagónico es una teoría de conspiración en contra de los queridos bienhechores; así mismo la segunda parte de Ralph me encantó y me quebró con esa relación padre-hija con “Vanellope“; toda esta categoría me encantó -aunque la japonesa me fue imposible verla o descargarla- pero sorpresivamente para mi gusto y mis posición, la de Marvel es imponentemente asombrosa.

    • Incredibles 2
    • Isle of Dogs
    • Mirai no Mirai
    • Ralph Breaks the Internet

    Best Documentary Feature para Free Solo dirigida por Jimmy Chin y Elizabeth Chai Vasarhelyi; una peli aterradora si uno sufre de vértigo; impresionante la capacidad de Alex Honnold de trepar esas paredes sin ninguna ayuda o respaldo (de ahí el nombre “free solo” que es la característica de esta forma de escalar) y más aún escalar El Capitan que es un monstruo de casi un kilómetro de alto, ubicado en Yosemite. De esta categoría me vi también RBG, la historia de Ruth Bader Ginsburg dirigida por Betsy West y Julie Cohen que en mi opinión es mucho más interesante.

    • Hale County This Morning, This Evening de RaMell Ross
    • Kinder des Kalifats de Talal Derki
    • Minding the Gap de Bing Liu
    • RBG de Betsy West y Julie Cohen

    La velada, finalmente, sin tanto adorno y chiste no requerido fue sobria y directa. Algo que apreciamos como espectadores y que de lo cual no tengo memoria de haber experimentado antes.

    De todo lo visto, me quedo con Isle of Dogs (primera princesa), Gräns (virreina) y The Favourite (como absoluta ganadora).

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