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Birds of Prey: And the Fantabulous Emancipation of One Harley Quinn

Yo se… Muchos deben estar pensando ¿Y dónde está la entrada de Los Oscar? Les digo, sinceramente, me estoy tomando un tiempo antes de escribir cualquier cosa que me llegue/llegó a la cabeza esa noche. No es que vaya a cambiar el mundo con una publicación más refinada pero sí quiero una más decantada. En cambio, les traigo la última peli de DC Comics en el DCEU: Birds of Prey: And the Fantabulous Emancipation of One Harley Quinn de Cathy Yan, una interesante realizadora sinaestadinense que ha sido recuperada del circuito independiente, muy autosuficiente produciendo sus pocos trabajos que de un momento al otro hizo retumbar Hollywood con su versión y megaproducción de Harley Quinn.

Después de la pataleta de Jared Leto, cada vez más pienso que su desempeño y (merecida) estatuilla en Dallas Buyers Club es más producto de las casualidades o un accidente en Hollywood en el momento exacto en el que estuvo este descoordinado, petulante y engreído personaje. Para los que no lo saben, después del desastre que fue Suicide Squad, tanto la crítica como las taquillas, enterraron su futuro como el Joker; un papel que estaría anhelando mucho después de lo que significaría ser la continuación del trabajo de Heath Ledger como el “Príncipe del Crimen“; Warner se atemorizó retiró los planes para sacar una saga/producción autónoma con ese «Joker». El peo fue que no le tembló la mano cuando se acercó Martin Scorsese a producir justamente esa peli, con un perfil de audiencia adulta y por fuera del DCEU (DC Comics Extended Universe) y Leto hizo hasta lo imposible para sabotearla. En serio una niñada de un ser realmente muy inmaduro.

Pero si algo nos enseña esta Birds of Prey es que debemos pasar la hoja con Jared Leto. Esta no es una peli de machos dominantes sino de chicas autosuficientes. Erráticas, calificadas, competentes, diestras, sensibles pero inteligentes. Ninguna es la Mujer Maravilla y eso está bien. Pero son independientes. Y eso la hace una peli poderosa.

Me encantó como a través del relato del narrador, se arma un «cartoon» y se explica el pasado de Harleen Quinzel. Me encantó que la hayan vuelto una «roller derby» y su superficialidad transformada en una inocencia patológica. Para los afortunados que no vieron el Suicide Squad es más que suficiente y se pueden sentar a disfrutar de esta pieza, que sin demeritar o descalificarla, es una peli bonita. No es una producción que quiera retar el mundo de las pelis de comix, al contrario, es explotación pura bajo la lupa de una mujer. Bravo. Y la disfruté muy bien en una sala de cine.

Ahora bien, dejando de lado las emociones -es mi primera peli como hombre casado al lado de mi esposa-, hay que hacer muchas indulgencias para poder sobrevivirla. Tal cual como le pasaba a Marvel en sus fases uno y dos, la continuidad y coexistencia del resto de personajes queda reducido a una bomba de humo –Marvel se tomó un tiempo en entender y empezó a desarrollar piezas autónomas pero compartidas con personajes de respaldo para que no parecieran un verdadero hoyo en el universo-; digamos que la problemática interna de no saber quién va a interpretar a Batman o Superman hace muy complicado el tema de las apariciones especiales de otros superhéroes pero definitivamente limitarse a nombrar a uno en dos líneas es demasiado insuficiente, o sea, ¿Dónde está Aquaman? ¿Dónde está Wonder Woman? Por lo menos sabemos que Jason Momoa y Gal Gadot siguen dentro de la franquicia. Si tratamos de seguirnos permitiendo ver la peli sin caer en este tipo de nudos narrativos, Birds of Prey exagera con las retrospectivas, con los chistes basados en la repetición y con una serie de figuras que hacen la totalidad de la pieza cojear, no en ritmo, no en cadencia, literalmente desmoronarse.

Es loable la fuerza que tuvo Margot Robbie para echarse en sus hombros todo el peso de la historia y el resto de las aves hace una trama bien divertida. Vibrante, pícara y con una gran mayoría de tomas diurnas incluso uno puede hacer una última condescendencia y pensar que Batman en Gótica realmente no trabaja de día, ¿No?

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The King

Nunca fui un gran admirador o fanático de Timothée Chalamet y su Call Me by Your Name; al final lo que hice fue seguir mi tarea para los Oscar y descubrir porqué había sido nominada para mejor guión, mejor desempeño para actor principal, mejor canción original y mejor peli del año. Era imposible no verla. ¿Era una obligación amarla? Absolutamente no, y no lo hice. Me pareció un flan súper insípido rodeado de un almíbar exageradamente dulce que dañaba la experiencia entera.

Después pudo haber venido Lady Bird de la querida Greta Gerwig pero el regusto que siempre me quedaba es el de la estrellita divina que se va haciendo camino en Hollywood.

Bueno, empecé a leer buenas críticas de The King. No empecé a leerlas por él mismo sino porque estoy en un periodo de inquietud por lo que se viene con Batman y Robert Pattinson ha sido alabado en varios papeles, incluidos Cosmopolis (mal) y The Rover (muy bien); una nueva crítica positiva me interesaba mucho; no importa tanto si era un papel secundario, Tommy Lee Jones sacó adelante una pieza de acción y la llevó al máximo explendor con su desempeño en 1993 con The Fugitive al igual que Mahershala Ali en Green Book, Sam Rockwell en Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, Mark Rylance por Bridges of Spies o pordiós J.K. Simmons por Whiplash. Todos realzando una pieza desde una parte muy pequeña, el actor de reparto, pero tan grandiosamente que permitía explorar capas y capas de la historia central que sin ellos no eran más que otro flan.

The King fue la última reseña que leí de Pattinson. Un antagonista despreciable. Humillativo. Soberbio. ¿Era posible ver estas facetas en el galán de las señoritas de Twilight? Pues sí. No lo hizo mal. ¿Lo odié? Un poquito, no mucho, eso demeritó su desempeño. Y es que he venido afilando mi criterio sobre el villano en la historia; no hay una buena historia si no hay un buen villano y sin revelar demasiado la sorpresa fue que el villano no fue Pattinson, sino uno genialmente mayor y salvo la peli; no por el mal desempeño del ex-vampiro porque realmente lo hizo bien; la salvó porque fundamentar la catarsis en un personaje tan simple y tan ‘negro’, tan plano, tan malo porque-sí hubiera sido una gran desilusión.

The King basa su historia en la coronación de Henry V como rey de Inglaterra y su pelea frente a Francia a mediados del siglo XIV. La vi por Netflix pero me llamó la atención que su director fuera mi loado David Michôd, también eso me ayudó a bajar la guardia un poco; después viendo como secundario a Ben Mendelsohn y a Joel Edgerton (además de escritor con Michôd), me hizo fantasear que el realizador había reunido a su «dreamteam» para crear algo fabuloso.

Realmente no fue ni comparado con Animal Kingdom, pero si cuando Chalamet, al principio del tercer acto, hubiera dicho “Kill ’em all” y hubiera sonado Metallica de otra cosa estaríamos hablando (para eso hubiéramos necesitado que en diseño de banda sonora hubiera estado Atticus Ross y Trent Reznor, como fabulosamente lo hacen en Watchmen)

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Joker

Por fin podemos volver a abrir los ojos al universo completo de YouTube, Twitter, Instagram (y para los que siguen usándolo, Facebook). Por fin, está al alcance de nuestras salas de cine la peli más esperada de este año, sin lugar a dudas, para bien o para mal.

Esta reseña creo está libre de contenido revelador importante, así que tranquilidad que la idea es discutir sin tener que estropear la experiencia de otros.

Lo primero que quisiera decir es que durante todo este proceso de concepción, el más elegante de todos fue el señor Todd Phillips que se comportó como un verdadero «gentleman» y a quien desde mi anonimato le mando un fuerte aplauso y todo mi respeto; su finura para detallar el diario vivir del rodaje, la forma de interactuar con los más ansiosos, su forma muy distinguida de batallar en Venecia peleándose codo a codo con pesos pesados del cine independiente como Roman Polanski, Pablo Larraín, Steven Soderbergh, Noah Baumbach, Hirokazu Koreeda (ganador regente de Cannes), Atom Egoyan, para luego, salir campeón con su León de Oro y refortalecido a un estreno mundial.

Su frase el día del estreno: “Finalmente. Es ahora su peli“.
Le bajó al frenesí de la cuenta regresiva, los «teasers», los «trailers», los cortos, las entrevistas y ya. Una última publicación, un fotograma y silencio absoluto. Está en nosotros interpretarla.

Ahí está la esencia de esta pieza. Nos puede gustar o la podemos detestar (quién ¿? No sé. Es posible) pero lo importante es que no es una historieta más, no es una peli de superhéroes y ya, no llega al culmen del asunto con una invasión de extraterrestres extravagantes, no hay distinción de razas y superrazas, ni tiene una batalla épica de dos pueblos legendarios terrestres o espaciales; eso si es una historia exquisita dentro del Universo Creativo (no cinemático) de DC Comics/Warner Brothers, es por sobre todo un cómic de un drama humano, de un ser humano quebrado. Así su director y guionista trate a toda costa de negarlo.

Tal vez, lo pretencioso de Phillips no sea lanzarnos esa frase de cajón («no es mi pieza, es su arte») porque dentro de su aseveración hay algo de inseguridad genuina, su primer referente va a ser un mostro como Christopher Nolan -a mi parecer, nunca lo pudimos discutir porque nunca me animé a hacer una reseña completa de La Trilogía; sin embargo, los vacíos del Universo de Nolan se llenaban fácilmente con la exposición y la explotación de cada elemento de la producción, llegando a una tercera experiencia casi mediocre en todo sentido-. Entonces, lo realmente presuntuoso en Phillips es afirmar que no es una peli de género (o subgénero, como quieran). El Joker pertenece a un universo, a una realidad donde existe un hombre llamado Bruce Wayne, hijo de Thomas y Marta Wayne, asesinados en un callejón de mala muerte en Gotham y en una sociedad corrupta y putrefacta. Además es demente, impetuoso, visceral, perturbado y con una carcajada siniestra. Podemos estar de acuerdo que no se parece en nada a cualquier otro cómic de Marvel o su Universo Cinemático pero su eje narrativo, por el contrario, enlaza obras maestras de autores sinnúmero sobre este peculiar personaje. Negarlos es tratar de llevarse el crédito de todos ellos.

De acuerdo, hay un cómic de Brian Azzarello y Lee Bermejo que toman al Joker como antihéroe durante el noventa por ciento de la trama que no tiene nada que ver con esta pieza. Otro con gran protagonismo del Joker es Arkham Asylum: A Serious House on Serious Earth de Grant Morrison y Dave McKean pero de nuevo sin relación a este arco de origen. Las fundaciones del personaje de Phillips y su compañero de guión, Scott Silver, pudieran ir más de la mano de referencias cinematográficas que de viñetas. Pero no se puede tapar el sol con las manos, vamos a encontrar relación en las líneas de The Dark Knight de Frank Miller, y sobre todo en las de The Killing Joke de Alan Moore (o las ya referidas de Azzarello y Morrison) pero igual lo haremos con el Joker de Nolan porque al igual que en la versión del oriundo de Nueva York, ambas producciones estudiaron los cómix con un total respeto y vehemencia.

Uno de los grandes aportes de este par de artistas, Nolan y Phillips, se intersecta en esa misma definición del héroe en una cruda realidad, con la ventaja que Joker se permitió la licencia de una clasificación más adulta para su audiencia. Directamente significando más violencia gráfica, más líneas de contenido complejo y referencias audiovisuales más maduras/grotescas. Más «jokerianas».

Arthur Fleck es un personaje completamente anónimo en Gotham. No existe. Un ser indefenso, humillado, quebrado, un don nadie, un payaso. Su realidad obviamente desentona con la de Los Wayne por la naturaleza del contraste de la salvaje desigualdad en la que se cocina la ciudad pero lo realmente bonito de esta peli es que al centrar un eje narrativo en un personaje antagónico los demás personajes no pueden ser aún más malos, la solución más natural es que no hay persona(jes) totalmente malos o buenos, es bueno, encontrar la esencia del ser humano en cada uno de ellos porque finalmente son reflejo de lo que somos todo el resto de nosotros como su sociedad. Y así sus notas de delirio (no de reflexión) no son las de Azzarello, son más cercanas a las de Travis Bickle en Taxi Driver de Scorsese; una nobleza desencajada que termina siendo oprimida y violentada para después tomar desquite y fuertes represalias; una relación pasivo-agresiva típica de un sicópata. Sus sueños de ser comediante y alcanzar reconocimiento mediante una figura pública, si hacen parte del espectáculo televisivo de Miller en el Dark Knight pero lejos, muy lejos, si nos fijamos en las coincidencias con Rupert Pupkin de The King of Comedy también de Scorsese (que hace poco liberaron del catálogo de Netflix). Y finalmente, la esencia de la historia no está en las viñetas de Moore, la erupción del desvalido, la efervescencia de la neurosis y su proyección en una turbamulta enardecida son pilares de la crítica de Network de Sidney Lumet.

Es un homenaje a Nolan, a Hans Zimmer y a Wally Pfister desde las esquinas y de igual a igual con Lawrence Sher de director de fotografía (desde The Hangover) y con las partituras de Hildur Guðnadóttir, la chica islandesa que nos cautivó en Arrival y The Revenant.

Que si me gustó el desempeño de Joaquin Phoenix como Joker ¿? Mucho. Tanto como el trabajo de Frances Conroy, Robert De Niro y Brett Cullen más bajos en protagonismo pero con destellos de genialidad en la misma realidad y tanto me gustó el trabajo de Phoenix que cambié mi disfraz de este año y quiero intentar hacerle un homenaje en octubre. Que si me pareció este Joker mejor que el de Nolan ¿? Se tornará bizantina y no creo que tenga sentido particularmente esa discusión, acalorada, mucho, entretenida, si, pero a lo que debemos llegar es que ni podemos juzgar a quien abrió el camino (Cesar Romero), a quien le devolvió el estatu dramático (Jack Nicholson), al que nos enamoró (Heath Ledger) y que el verdadero descache es Jared Leto con un Joker vacío, simple e inofensivo. Ridículo en todo sentido.

¡Véanla en cine!
Vale mucho la pena.

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Polar

Cuando se piensa en Jonas Åkerlund, uno piensa en videos de alta factura. Uno piensa en Madonna, N.E.R.D., Metallica, Rammstein, Pussy Riot, Jane’s Addiction, Blondie, The Rolling Stones y Beyoncé. La lista es bastante más larga porque es un director dedicado y fascinado por los videos musicales. Que recuerde sólo ha hecho Spun como largometraje y fue bastante divertido aunque cuando uno piensa en Jonas Åkerlund, uno piensa en sexy, no en diversión.

Polar es una peli para TV lanzada por Netflix basada en la novela gráfica de Victor Santos.
Santos es una especie de Frank Miller cuando era independiente y le encantaba dibujar. Polar por lo tanto es una excelente pieza que requería un detallista a la hora de realizar una peli sobre ella.

En el reparto no hay reparos para Daniel Hubbard. Mads Mikkelsen funcionó perfecto para el papel de Black Kaiser y Vanessa Hudgens (muy cambiada para la pieza) funciona bien para la figura de la hermana en Eye for an Eye. Después están Matt lucas, Katheryn Winnick y la sorpresa de Richard Dreyfuss como Porter. De nuevo, muy bien.

Uno a una peli de cómix no debe pedirle demasiado. Es serie B, es explotación, en vez de drama habrá melodrama y así. Sin embargo, y tratando de evitar las comparaciones, cuando Robert Rodriguez se lanza a hacer Sin City (2005) de Frank Miller, lo primero que hace es llamarlo para que se siente al lado suyo y le ayude a dirigir la pieza; Zack Snyder lo entiende de la misma forma y vuelve a triunfar la fórmula en 300; cuando no se hace de esta forma, en una novela tan vivaz o tan importantemente gráfica, algo falla; Frank Miller intenta en solitario hacer The Spirit y falla infamemente, Robert Rodriguez le vuelve a dar la mano en A Dame To Kill y vuelven al ruedo ambos; Zack Snyder se decide por Watchmen y trastabillea, en mi opinión la pieza gráfica es tan buena que le ofrece una salva, un «Super Triumph», y continúa; después se redescacha con Sucker Punch; y, sin embargo, DC lo vuelve a llamar para encarar las cenizas que dejó Christopher Nolan después de la Trilogía de Batman y trata de hacer Man of Steel, que no fue mala pero Snyder parecía que se disparaba tiros al pie hasta que se le acabaron los tiros y los pies.

No es una decisión fácil hacer una novela gráfica. Genios que la han logrado, personalmente, sólo Sam Mendes, David Fincher y el duque David Cronenberg. Lastimosamente, Åkerlund no pertenece a este selecto grupo. Es una pieza ramplona, extravagante, con ritmos muy bruscos y un montaje falto de elegancia. ¿Vieron alguna vez Shoot ‘Em Up de Michael Davis? Hagan de cuenta. Al ver en Netflix anunciada la producción decidí esperar a tener un espacio de calma y poderla disfrutar al máximo. Eran Mads Mikkelsen y Jonas Åkerlund combinados, creo, por primera vez. Pero al final, Mikkelsen hace un papel muy plano y si me lo preguntan, para mí Vanessa Hudgens es la que saca la cara aquí en esta producción. No sé, el descache parece estar en la responsabilidad de Åkerlund y su directora de arte, Emma Fairley.

La trama se centra en el bajo mundo del crimen organizado; un sicario está a punto de retirarse dentro de un paquete de jubilación muy suculento y algo desencadena la salida de su estatu quo. Al igual que Sin City, la novela está basada en altos contrastes y aún más, parecida al Yellow Bastard, se suma a la gama tonal el rojo como protagonista de los cuadros. Blanco, negro y rojo. Si cierro los ojos en este momento, Polar de Jonas Åkerlund me da la sensación de verdes, azules, amarillos, naranjas y pocos, poquísimos rojos. Incluso el afiche promocional es rosa, violeta y azul. No hay blanco y negro y por el contrario todo parece sobresaturado -si saturar una imagen es subir los niveles para que todo sea más intenso, valga la hipérbole en este caso-. Un desacierto monumental dentro de una narrativa no muy mala y unas actuaciones promedio.

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Avengers: Endgame

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Hace dos semanas me ví Avengers: Endgame. Pregunté a una persona de confianza –Juan David Martínez Vergara, perdón por la delatada pero el consejo fue pésimo- que si no había problema en que yo no hubiera visto Captain Marvel (Capitana Marbelle en español), me dijo que no había problema y yo respondí que me parecía raro verme un «assemble» sin verme las anteriores o los satélites -como esa vez que me vi toda la primera temporada de Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D. antes de ver Captain America: The Winter Soldier; ¿valió la pena la tortura de ver toda una temporada (incluso una segunda temporada) de Agents para ver la peli del Capitán? Sinceramente, ¿sinceramente?, no tanto, casi nada, pero mi tranquilidad estuvo intacta en la sala de The Winter Soldier, incluso sonreí de entender jodas entrelíneas-.

El consejo me pareció raro pero me demoré siglos en ver Infinity War porque decidí que me tocaba adelantarme en Thor: Ragnarok y Doctor Strange (según mi fuente, de nuevo Juan David Martínez Vergara), una muy buena y la otra como decepcionante, no valía la pena verlas). Al término de Infinity War, no sentí ningún vacío, disfruté una buena peli de Serie B y me fuí normal para mi casa.

Entonces no sabía qué hacer con Endgame pero decidí seguir su consejo… Pésimamente. Sólo hasta hoy escribo porque sólo hasta hoy logré ver Captain Marvel.

Fuímos con mi esposa quien había comprado las boletas. Ir a cine es una odisea pero es una experiencia incomparable, con ella se alcanza una variable que exponencia la experiencia aún más, y si le sumamos que encaletamos media de un excelente Malbec y un deliciosísimo Bánh-mì de Wok, ni siquiera me importó que hace más de 35 años no iba a cine a ver una peli doblada al español.

La sensación de ver una peli con vacíos en la redacción hacen pésima la experiencia. Debí haber visto Endgame después de Captain Marvel. ¿Fue buena Captain Marvel? No. Pero el arco de la historia requería esos conocimientos previos para entender o sentirse cómodo en numerosos momentos de Endgame y no pensar que fueron simplemente «force majeures» de los escritores para resolver el peo. Captain Marvel, realmente un poco por encima de las más malitas de Marvel Studios pero sin mucho qué proponer -de nuevo, al igual que con Black Panther, nada del otro mundo incluso una salida muy mediocre al tema de contrarrrestar un periodo terrible de duda sobre si Black Widow requería una «standalone», una excelente Wonder Woman en DC/Warner Studios, un álgido movimiento de #MeToo que requería urgentemente heroínas de peso y un disparo con salvas con una excelente actriz como Brie Larson-. La solución de Kevin Feige fue repetir la fórmula de Guardians of the Galaxy, esta vez dirigidos por Anna Boden y Ryan Fleck y con una banda sonora más noventera.

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No se puede tomar un producto como el de James Gunn y diseccionarlo indolentemente para repetir su fórmula. Sobre todo porque se sentía además demasiado copiado de las sensaciones de Top Gun, Terminator y Phantom Menace -que ya es muy malita como para de ahí tratar de copiar algo-.

Dejando ese punto quieto, y subsanando heridas aún más profundas con Captain Marvel, no me gustó realmente Endgame pero debo reconocer que es un final muy bueno para una gran era de pelis de explotación de cómix. Ellos (Marvel) deben reconocer que Thanos es un invento copiado de DC a partir de Darkseid, que en The Avengers de Joss Whedon no se tenía idea para donde se iba a dirigir todo, que su aparición (la de Thanos) al final de los créditos era el afán de ver que DC ponía en marcha un arco donde podría involucrar su malo más malo, que por lo mismo y después de Age of Ultron se decide que Whedon no es competente para seguir con el arco histórico general y que al final DC se enloda completamente con su Dawn of Justice.

Todo esto previo y Kevin feige encarando una nueva estrategia con Los Hermanos Russo, logran realizar una pieza muy conmovedora con un lindo cierre finalizando una onda tangencial en casi seis pelis pero sobre todo dando cierre a un total de más de veinte largometrajes.

Si me lo preguntan la hazaña es mucho más digna y meritoria que The Lord of the Rings: The Return of the King de Peter Jakson -donde claramente se lo aclamaba por su concepto de la trilogía más que por la calidad per sé de su pieza-.

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The Amazing Spider-Man 2

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El fin de semana pasado se estrenó en Colombia The Amazing Spider-Man 2. La secuela llega con una alta dosis de expectativas pero así como lo dijimos en The Winter Soldier, Los Hermanos Russo le hicieron un gran daño a todo el Universo Cinemático de Marvel (MCU); ahora nos damos cuenta que la influencia no sólo hizo efecto en las series de pelis que se vienen desarrollando dentro de Buena Vista sino que a su vez, viendo esta ‘Venganza de Electro’, se evidencia que el daño es globalizado; está afectando a Sony y quién quita también puede llegar a hacer daño en FOX o incluso a DC/Warner Brothers, en sus también universos cinemáticos. Con este canon de comparación The Amazing Spider-Man 2 podría verse como una cinta promedio y apenas superior a su antecesora.

Vayamos por partes.

Hace no mucho tiempo atrás, Sony decidió que si quería seguirle sacando provecho a los derechos de explotación del Hombre-Araña, sobre Marvel, debía hacer algo al respecto sobre cómo quedó parada la franquicia después del descalabro de Sam Raimi en Spider-Man 3; optó por un rápido relanzamiento de la serie con un enlatado de origen, a cargo de Marc Webb y con Andrew Garfield como el arácnido; aunque muchos sintieron un alivio al ver refrescar la cara del enmascarado y de tener de vuelta todas las maromas del querido personaje, aquí en el blog quedamos descontentos porque al final terminaron haciendo la misma trama reemplazando actores y con muy poco material nuevo por rescatar. Había quedado evidenciado que el tema más que creativo o de dirección había sido una artimaña comercial.

En un rápido uno a uno, los antagónicos tenían la misma naturaleza naíf que volcaban sus buenas intenciones a un profundo rencor, casi fortuito, sobre el Hombre-Araña y sus personalidades eran más caricaturas que otra cosa. A nivel de acción, las mejoras se dieron con cámaras mayormente más subjetivas y destellos del sentido arácnido con «tiempos-de-bala» pero la esencia era la misma que la de hace una década –incluso el criticado enmallado volvió calcado en esta segunda parte–. Y como decíamos anteriormente, a nivel de trama, el arco de origen varió muy poco con respecto a lo que nos prometieron de lo cual lo rescatable fue la química creada entre Gwen Stacy y Peter Parker gracias al trabajo de Emma Stone conjugándose con Andrew Garfield. En este sentido, esa toma de la telaraña volviéndose una mano que se estira e intenta alcanzar a Gwen cuando cae es lo más bonito de la peli.

En este segundo capítulo, Peter Parker se enfrenta a la promesa que le hizo al papá de Gwen, el capitán George Stacy, en su lecho de muerte donde juraba protegerla y alejarla de cualquier peligro. Y tal como en la segunda parte también de Raimi, Peter duda de su relación con su novia para alejarse y reflexionar sobre el mejor camino para lo dos. La diferencia es que Marc Webb alcanzó un gran nivel de melodrama y la novela romántica entre ellos dos fue mucho más que aburrida. El resultado es una cinta de explotación, estrafalaria y con fundamentos de ciencia ficción muy barata. Lo bueno para los fanáticos es que The Amazing Spider-Man 2 es de las piezas mejor basada en los comics y como comedia conservó intacto su sentido del humor; el problema es que no fue un humor muy inteligente y sobrepasó el límite de lo ameno a lo insolente, y el desparpajo lo hizo quedar en ridículo, en varias ocasiones.

Uno de los grandes miedos de los fanáticos y de la crítica, en general, es que Sony parecía volver a caer en su misma trampa desarrollando las bases de su universo cinemático; no le vastó con Spider-Man 3 y en su afán por fundar los cimientos del arco de los Sinister Six, recurrió a la introducción de tres de ellos en este capítulo que traen los malos recuerdos del desenlace de Raimi en su trilogía; son ellos Electro (Jamie Foxx), Green Goblin (Dane DeHaan) y Rhyno (Paul Giamatti) –Norman Osborn finalmente fue otro enganche comercial que trajo a Chris Cooper tan sólo para fanfarronear y matarlo en un momento efímero dentro de la cinta–; no obstante, Alex Kurtzman y Roberto Orci, guionistas, lograron desarrollar un esquema narrativo donde Electro fue el protagonista, Harry Osborn adopta todo el poder dramático y Rhino más que un villano hace un «cameo» dentro de la historia sin generar mucha distracción; a pesar de esta armonía inusitada, la aparición de este último lamentablemente más que ruidosa o escandalosa, fue terriblemente sobreactuada y molesta.

The Amazing Spider-Man 2 no es una gran cinta. Es mucho mejor que su primera parte, pero eso lo único que demuestra es que, sin importar el éxito de taquilla que fue, la ‘Venganza de Electro’ hubiera funcionado mejor como apertura sin tantos bombos y platillos. Esta secuela ya pasó a la historia y quedó abierta la franquicia para que el misterioso hombre del sombrero, que se contactó en el pasado con el Doctor Connors, emprenda su iniciativa de traer a escena a Rhino, Volture, Octopus pero ¿qué pasará en el corazón de Peter Parker? ¿Será momento de que aparezca Mary Jane Watson? ¿Cómo manejará Sony su universo cinématico? ¿Por qué aún no hay un contrato con Marc Webb y con Andrew Garfield para una cuarta parte del arácnido? ¿Qué significan esos avances de X-Men: Days of Future Past? ¿Acaso vamos a presenciar pronto una conjunción de universos tal como se anunciaba para The Avengers?

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Captain America: The Winter Soldier

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La semana pasada publicamos la entrada de bienvenida a los estrenos de verano del 2014. En principio, iba a ser incluida la entrada de Captain America: The Winter Soldier pero en vista de lo particularmente atractiva que fue la pieza, es bueno decir que se merece una entrada aparte para hablar sobre ella.

Steve Rogers (Chris Evans), después de Nueva York, intenta adaptarse al mundo que le es extraño; busca a Peggy (Hayley Atwell) y trata de serle fiel a su nuevo comando en S.H.I.E.L.D. pero las cosas no son tan fáciles como aparentan. Por un lado, las directrices de S.H.I.E.L.D. van en contra de los principios de Rogers y en su pérdida de fe, la organización entera es atacada por un poderoso enemigo del pasado.

Marvel y Buena Vista han ido acertando golpes de suerte en su batalla en Hollywood por las taquillas y el dominio de las producciones basadas en comics. Básicamente, alentaron a Sony prematuramente a relanzar su franquicia del Hombre-Araña con The Amazing Spider-Man; un relanzamiento que parecía sólo hacer cambios en el fabuloso nombre del arácnido. Lo mismo pasó con Fox, que al igual que en Sony, está uniendo sus fuerzas creativas para armar universos cinemáticos independientes dentro de su reino.

Pero decimos que Marvel y Buena Vista han acertado golpes de suerte porque a medida que avanzan Las Fases del Universo Cinemático de Marvel diseñado por Kevin Feige pareciera que todo es infinitamente más frágil.

La gran ventaja de Marvel con respecto a DC es que desde su concepción fueron unificados en un mismo espacio y tiempo, Nueva York. DC y la mayoría de casas de comics, plantean sus héroes en la ficción y crean sus entornos como imaginarios; cuando por fin DC, en la crisis de los comics en los 80’s, decidió crear un sólo universo se vio en aprietos para explicar y hacerle entender a sus lectores fanáticos que Gotham, estaba al mismo nivel que Metropolis pero ahora eso parece irse tornando en una ventaja.

Elaboremos.

Marvel empezó sus intenciones de volverse un estudio productor de pelis sus propios comics allá en 2003 cuando estrenaron Hulk de Ang Lee y DareDevil de Mark Steven Johnson que fueron catalogados como grandes desastres de la industria del cine de comics.

El joven Kevin Feige decidió emprender una estrategia más agresiva y no sólo hacer un filme exitoso que generara una franquicia sino más bien porqué mejor no pensar en unir todo el universo en un gran megaproyecto comercial; lo que requirió del apoyo de un socio como Buena Vista para lograrlo.

En 2008, de la mano de Jon Favreau y Robert Downey Jr., el universo de Feige inició su Fase UNO con Iron Man; caló muy bien con la crítica, con los fanáticos y el renacer de Downey Jr. puso a Tony Stark como un líder natural dentro de Marvel; el as bajo la manga de Feige fueron los créditos finales que introdujeron a Samuel L. Jackson como Nick Fury presentándole a Stark La Iniciativa Avenger. Ese mismo año después de recuperar los derechos de Hulk, Marvel encamina a Louis Leterrier y Edward Norton (protagonista y guionista) en la realización del segundo filme de Marvel Studios con The Incredible Hulk; la fanaticada ruge fascinación por la interpretación de Norton como Bruce Banner; y Feige anota su segundo cuadrangular cuando al final de la cinta aparece Tony Stark hablando de La Iniciativa junto al General Ross.

–A pesar de lo desastroso que fue Iron Man 2– parece que de ahí en adelante todo fuera una gran historia–. Iron Man 2 juega con apariciones sugeridas del Capitán América; los agentes de S.H.I.E.L.D., Coulson (Clark Gregg), Fury y Romanoff (Scarlett Johansson), toman protagonismo; y, de nuevo al cierre de la cinta, Coulson devela el Martillo de Thor. Subsecuentemente, vino Thor de Kenneth Branagh y toda la trama para introducir su mundo, su universo y a Loki (Tom Hiddleston) –hasta ahora el mejor antagónico de su universo cinemático–; los mundos siguen compartiendo personajes y no sólo aparece Coulson como eje de la trama, también lo hace el agente Clint Barton o Hawkeye (Jeremy Renner); al final de la cinta, Fury le presenta a Selvig (Stellan Skarsgård) el Tesseract –en una escena filmada por Joss Whedon–. ¿Pero qué era el Tesseract? Unos meses más tarde Captain America: The First Avenger de Joe Johnston hace un arco de origen con Steve Rogers, introduciendo a Chris Evans como el capitán, enfrentando a Red Skull (Hugo Weaving) en 1945 y la formación maligna H.Y.D.R.A.; Red Skull basaba su poderío en el ocultismo junto a su científico jefe Arnim Zola (Toby Jones) y fue justo cuando encontró el Tesseract, una forma primitiva de la mitología escandinava, que se hizo realmente poderoso y temible.

Todo estaba en su sitio y Joss Whedon preparó el cierre de la Fase UNO con la reunión de The Avengers. Todo da frutos y en una sola cinta aparecen Tony Stark, Thor, Steve Rogers, Nick Fury, la agente Romanoff, Hawkeye, Coulson, por supuesto Bruce Banner y como base antagónica Loki y los Chitauri que termina siendo la peli más taquillera del año. El punto importante para resaltar es que Gwyneth Paltrow y su personaje Pepper Potts aparecen por la insistencia de Robert Downey Jr. pero Whedon no estaba convencido y da la siguiente razón: “uno necesita separar los personajes de sus sistemas de soporte en aras de crear el aislamiento que se necesita para funcionen en el equipo”. Suena como un gran entrenador y finalmente ese fue el puesto que obtuvo, dirigir globalmente todo el universo de Marvel en Buena Vista (MCU).

Se gestiona la Fase DOS del MCU y llegan Iron Man 3, Thor: The Dark World, los Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D. y The Winter Soldier; se anuncian Black Panther, Doctor Strange, Ant-Man y Avengers 2: Age of Ultron; finalmente, se revelan las intenciones de la Fase TRES con Thanos como villano y Guardians of the Galaxy pero ¿por qué se siente que todo empieza a tambalear?

La primera razón es una sensación sencilla y natural con lo que Marvel ha intentado a toda costa hacernos creer y es que todas sus piezas están unidas en un sólo universo; precisamente, eso que los ha hecho fuertes se ha vuelto su mayor vulnerabilidad. No es posible entender las cintas de Marvel independientemente y separar, las cintas autónomas de las cintas de ensamblaje. Es ridículo. No funciona. En parte, por eso la extensión de esta entrada.

Empecemos por Iron Man 3, independiente de la buena calidad de su realización con Shane Black o el desencanto de la fanaticada de cómo usaron al Mandarin (Ben Kingsley) y a Aldrich Killian (Guy Pearce) el resultado fue desastroso; por un lado, surgieron preguntas como porqué si Stark se podía quitar el reactor no se lo había quitado antes o ahora que «ya no existe» Iron Man, cuál es la función de Stark dentro de S.H.I.E.L.D. o quién liderará los Avengers; por otro lado y sumado a esto, vienen otras inquietudes que no pueden ser sólo solventadas con simples nombramientos o cameos de personajes importantes, por ejemplo ¿The Avengers es un grupo tan frágil que para ese entonces ya se desintegró? Si Stark es atacado de la forma en que sucedió ¿dónde estaba Romanoff, Hawkeye, Fury o Steve Rogers? Compañeros de batalla, sellados en la amistad hecha más allá de una casualidad o ¿es que todo lo dicho no son más que una iteración de frases vacías? ¿Dónde estaba Bruce Banner? ¿Por qué sólo aparece al final de la cinta como un sicoanalista? ¿Acaso no es esta la mayor idiotez jamás escrita?.

No. La mayor idiotez aún estaba por venir y en otro formato: Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D. Una serie de TV que ubica anacrónicamente un resguardo de agentes dentro de S.H.I.E.L.D. liderados por Phil Coulson; un equipo de desvalidos que tiene grandes potencias pero cero poderes sobrenaturales –por ahora–; a medida que avanza la serie sabemos que está ubicada después de Nueva York, después de The Dark World de Thor y antes de The Winter Soldier; la pregunta más obvia es la que sostiene la serie y es ¿cómo hicieron para revivir a Coulson? Pregunta que se responde al final de la temporada pero que deja un interrogante existencial clavado profundo dentro de las entrañas de Joss Whedon y que amenaza de muerte a Kevin Feige; con esa respuesta de cómo revivir a las personas ¿acaso alguien en este universo puede morir? Si no, apaque y vámonos.

Luego de Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D. –con el nombre más largo y rídiculo que haya escuchado para una serie televisiva; Cuando quiero llorar no lloro o Por qué mataron a Betty si era tan buena muchacha, telenovelas colombianas, ya no parecen tan extravagantes–, llega Thor: The Dark World. Una cinta autónoma que retoma el arco romántico entre Jane Foster (Natalie Portman) y el dios del trueno; aunque Alan Taylor está al frente de una gran decisión al sacar la historia de la Tierra, no resuelve el tema de porqué Foster no apareció en Nueva York y se mete en un problema aún más grande que se esparce virulentamente a todo el universo de Marvel ¿existe realmente un enemigo aparte de Loki capaz de poner en jaque a algún integrante de la Iniciativa Avenger? Sabemos que la muerte no lo es; tampoco otro «dios asgardiano»; y menos una invasión de alienígenas con poderosas armas y tecnología mucho más avanzada.

Esta última duda evidenciada en Thor 2, recurrente en toda la trilogía de Iron Man y el ensamblaje de The Avengers, se torna un absurdo y nos envuelve con un poco de frustración sumado a algo de desinterés, indiferencia y menosprecio.

Los hermanos Russo, casi olvidados en nuestros archivos con pelis como You, Me and Dupree o Welcome to Collinwood, hicieron una gran labor con The Winter Soldier. Siguen fallando en el tema del universo continuo pero imaginamos es el puñal de Whedon hablando con su «aislamiento para que funcione el equipo»; ¿no es increíble que en el peor ataque de H.Y.D.R.A., en una crisis tan grande como la de Nueva York, no aparezca Iron Man, War Machine, Hawkeye o Bruce Banner?

Sin embargo, y como ninguna otra cinta de Marvel, los Russo triunfan grandemente en varios aspectos.

El primer punto, es que con The Winter Soldier hay un vuelco hacia la sorpresa, hacia la perplejidad de las revelaciones del giro dramático y, así sean dos o tres los giros, no es una serie de sorpresas que nos mandan de extremo a extremo sino más bien consecuencia del giro anterior, por eso al final quedamos sin aliento y tensos en el desenlace.

Lo segundo es que por segunda vez, un villano es tratado con dignidad en la historia; ni siquiera en relación con la fidelidad a los comics, porque no hemos leído mucho acerca de los arcos del Soldado de Invierno, sino dignidad en el sentido que es una fuerza contraria e igualmente poderosa que amenaza el estatu quo del héroe y de sus compañeros. Lo que nos lleva al siguiente punto.

Por primera vez, en el universo cinemático de Marvel, los personajes se relacionan con igual importancia en todo el universo; los agentes Fury, Hill (Cobie Smulders), Romanoff, Rogers se congregan de otras sagas y sienten amenazadas sus existencias. H.Y.D.R.A. renace como un gran grupo del mal tan pero tan importante que incluso es necesario un nuevo ensamble con los Avengers pero si es así repetimos ¿por qué no aparecieron?

El cuarto punto, no sabemos si trabajaron posterior a las críticas de Man of Steel, pero The Winter Soldier aprendió a congeniar con los puntos que no gustaron en su opositora; partiendo del hecho que Man of Steel es una gran cinta, las críticas opacaron un poco su éxito injustamente; El Capitán toma ventaja de ahí y se hace fuerte con un héroe que no asesina a sangre fría a pesar de cualquier circunstancia; no acaba completamente con una ciudad y a los pocos días aparece con una sonrisa dibujada en la cara; es responsable de sus actos porque es la imagen pura de Estados Unidos; y, finalmente, siendo una secuela enlaza muy bien puntos de la anterior salida, y justifica el hecho de una segunda o tercera parte.

A pesar de ciertos clichés, que realmente molestan en pequeños detalles de la historia, Los hermanos Russo, Marvel y Buena Vista lo hicieron realmente bien con The Winter Soldier pero desluce un poco lo ya hecho antes en la Fase UNO; no sabemos cómo vaya a atacar DC pero el hecho que la segunda parte de Superman involucre apariciones de Batman, Wonder Woman, Aquaman y otros de sus súperheroes podría ser un indicio de cómo aproximarían su propio ensamble y faltaría ver si en «las autónomas», como The Bat Man presupuestada para después del 2016, se cometen los mismos errores o se dan la libertad de hacer un relato anterior –en la línea de tiempo– de Superman para revisar estos temas con calma.

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RED 2

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La nueva aventura del agente especial retirado Frank Moses, interpretado por Bruce Willis, y su novia Sarah, Mary-Louise Parker, envuelve una pícara y divertida carrera de persecución de súper agentes y espías de las agencias de inteligencia más importantes del planeta. Por lo que regresan John Malkovich, Helen Mirren y Brian Cox. Karl Urban ya no está detrás de Moses sino Han Cho Bai interpretado por el experto en artes marciales Byung-hun Lee (Akmareul boatda, Joheunnom nabbeunnom isanghannom, G.I. Joe), un agente coreano que busca vengarse de Moses, mientras que facciones iraníes están tras el Doctor Edward Bailey que es el inventor de una poderosa bomba que detona Mercurio Rojo. Para encontrar al profesor y su bomba, Moses recurre a Marvin, Victoria, Katya (Catherine Zeta-Jones) un amor del pasado de Moses, el informante “The Frog” (David Thewlis) e Ivan Simanov.

Esta vez el encargado de darle vida al comic de DC Comics es el veterano director de TV Dean Parisot. Parisot logra una narración entretenida, coherente y muy divertida. Los personajes conservan su humor y RED 2 es una perfecta secuela de la también grande RED.

En alguna ocasión, ya habíamos hablado que el éxito de la franquicia de The Fast and The Furious fue salvada por Justin Lin cuando este le dió un nuevo giro y casi que la volvió una versión de James Bond. Bueno, pues si Dr. No, From Russia With Love o Thunderball se hicieran hoy en día tendrían todo el tono de RED 2 que es muy cercana a sus clichés. Súper espías envueltos en misiones secretas, grandes amenazas mundiales a través de poderosas armas nucleares, triángulos amorosos entre mujeres comunes y corrientes, el protagonista y «femmes fatales», conflictos post-guerra fría, locaciones exóticas alrededor de todo el mundo y grandes persecuciones.

RED en el 2011 estuvo nominada a los Globo de Oro en la categoría de mejor película de comedia o musical, aún no han salido los nominados para la próxima gala de este evento pero si contara con la misma suerte por lo menos debería repetir la misma nominación.

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Thor: The Dark World

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Thor: The Dark World de Alan Taylor y James Gunn no es una peli que se pueda analizar independientemente.

Es claro que desde Iron Man 3, la Segunda Fase del Universo Cinemático de Marvel (MCU) planteado por Kevin Feige (responsable y director de todas las pelis de Marvel Studios y productor de todo el nuevo MCU) ha comenzado. Por un lado, la primera fase trajo como consecuencia la reunión en Nueva York, lograda el año pasado a buen término en The Avengers; durante cinco entregas (Iron Man, The Incredible Hulk, Iron Man 2, Thor, Captain America: The First Avenger) Marvel quería encaminar sus historias hacia una franquicia más grande y aunque Feige era el conceptualizador de la idea, él mismo contrató a Joss Whedon para que la ejecutara, en una genial movida después de que Warner Brothers y DC Comics lo descartara para la realización del filme de Wonder Woman; Whedon entendió la gran perspectiva de Feige y aportó su estilo a estos cuatro súper-héroes que terminaron por darle un nuevo giro al negocio de hacer largometrajes en Hollywood.

Primero fue Sam Raimi con Spider-Man en Sony que después de mucho tiempo sacaba una divertida cinta de súper-héroes y era éxito tanto en crítica como en taquilla; no mucho después Bryan Singer con X-Men en Fox lograba apuntalar una interpretación del comic acercándose de manera personal a cada uno de los personajes; y después vino Christopher Nolan con su Dark Knight que es una profunda interpretación (permitida por Warner/DC) de un personaje de historieta para volverlo un individuo de carne y hueso; mientras Sony aseguraba una medianamente buena trilogía con Raimi y Fox se diluía con la fuga de Singer, fue Nolan el que le puso cifras exorbitantes a las producciones y volcó la atención de todos a este nuevo negocio. En el pico más alto de Warner/DC (2005-2008), Feige se devanaba los sesos tratando de encontrar una salida y la fue encontrando con Robert Downey Jr./Iron Man, Nick Fury, el agente Phil Coulson, la agente Natasha Romanoff y el resto de agentes de S.H.I.E.L.D.

Mientras Warner/DC descansaba en los regocijos de su billonaria franquicia (Batman de Nolan), Feige ya había desarrollado tres apuestas -entre ellas Thor– y sacaba el filo de su estocada; que finalmente se dió cuando convergieron todos las cuatro estrellas de Marvel/Buena Vista en The Avengers. La industria reaccionaba y no estaba preparada para el éxito Wheedon/Feige y empezaron desesperadamente a repetir la formula. Sin Raimi, Sony relanza Spider-Man y quiere desarrollar el arco de los Sinister Six; con Matthew Vaughn, Fox vuelve a mostrar los X-Men de una forma interesante y se prepara para reunir todos los repartos trayendo de vuelta a Singer para después tratar de sumarlo a los Fantastic Four -no obstante desconcertado perdió los derechos de Daredevil que regresaron a Marvel-; y finalizada la trilogía de Nolan, Warner/DC no quiere caer en el error de Sony e intenta desarrollar a Superman como un nuevo personaje tan fuerte como Batman y desencadenar todo su poder en la Liga de la Justicia.

Thor: The Dark World no llega entonces sólo como la secuela de la shakespeareana pieza de Kenneth Branagh sino que es el resumen de cómo va la segunda fase del Universo Cinemático de Marvel, y de esa forma, es la heredera de todo el peso responsable de sostenerla ya que está bastante avanzada. Al lado del segundo capítulo de Thor, Iron Man 3 tuvo su propio desenlace dejando posiblemente a Tony Stark sólo como testigo de los Avengers en los siguientes episodios, la segunda parte de del Capitán America, The Winter Soldier y la unión de historias/promociones en la serie de TV Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D..

Entonces siendo Thor consciente de su responsabilidad, desarrolla con gran eficacia una trama más madura, más organizada y con mayor desarrollo que su predecesora. Los encargados de su realización son Alan Taylor y James Gunn; en principio, creo que el encargado iba a ser Alan Taylor solo, director exitoso de TV dramática como Los Soprano, Mad Men y por supuesto Game Of Thrones -que seguramente le dió el pase de entrada en la producción-, pero para compensar su inexperiencia en la gran pantalla le pusieron al lado a Gunn que es un escritor experimentado y ya había debutado detrás de cámaras en Super.

Esta vez, la historia se translada a Asgard donde la entereza del reino es amenazada por una legendaria raza de elfos oscuros, liderados por Malekith (Christopher Eccleston), que resurgen de su aprisionamiento gracias a una convergencia en los nueve reinos y la liberación de una gran y poderosa entidad conocida como “Aether“. Las investigaciones de la doctora Jane Foster en Londres sobre un extraño fenómeno de paralelaje y hoyos de gusano, la conducen directamente donde el Aether y esta por error lo absorbe en su organismo. Malekith vengador de su pueblo a causa de los asgardianos desiste de su misión y emprende la búsqueda de Foster, lo que alerta a Thor inmediatamente.

Tres cosas queremos ver en esta cinta y son perfectamente expuestas: el regreso de Loki que se ha vuelto más que un antagónico un personaje fundamental en la trama asociada con Thor; las conexiones y explicaciones de Nueva York, Foster/Thor y ahora Londres que fue anunciado en Agents of S.H.I.E.L.D.; y la puesta en contexto del MCU.

Cuatro cosas nos sorprenden: las múltiples caras de Loki que lo llevan a la traición y la vulnerabilidad; las muertes de protagonistas de primera línea; la historia de amor desenvuelta en un ambiente que no permite que sea melosa o aburrida; y la recolección de antiguos personajes como el profesor Erik Selvig que no fue olvidado en absoluto.

Dos cosas para considerar: uno sabe que se ha vuelto costumbre que en las escenas posteriores a los créditos se desarrollen conexiones o adelantos con otras sagas pero escenas posteriores a las escenas posteriores es ridículo, es decir, en esta peli no se levante del asiento sino hasta que salga el simbolito de ©2013; la otra cosa es que la relación de Thor con sus antagónicos apenas pasó raspando en esta pieza, ya que, siendo un súper-héroe de gran fuerza y poseedor del poder del rayo en su martillo parece que cae en el mismo problema de Star Trek: Into Darkness donde Khan es inmortal, han agrandado tanto su persona que difícilmente nos imaginamos un villano de la talla de su poder, esto debe mejorar o en un futuro cercano las cintas se van a volver aburridas sin riesgo aparente.

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The Wolverine

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El auge de las pelis basadas en comics tiene su razón de ser en la codicia de los estudios cinematográficos que han tratado de explotar los derechos de las editoriales más populares de estas piezas gráficas; obvio desde hace casi un siglo ya, pero sobre todo con los recientes resultados alcanzados por los grandes estudios, se pone en la mira de los productores y directores este tipo de producciones. Sin duda los que mejor han logrado sus metas en taquilla son el triunvirato armado por Marvel Studios/Buena Vista/Disney Pictures por un lado y Warner Brothers/DC Comics por el otro.

Fox, y Sony Pictures, se meten en la pelea al poseer los derechos exclusivos de explotación de una parte importante de estas grandes potencias editoriales del comic, y en parte, son los responsables de que Universos Cinemáticos más grandes no se hayan formado perfectamente aún. Fox poseía hasta finales del año pasado los derechos de los X-Men, Fantastic Four y DareDevil; sus salidas con estas dos últimas sagas no fueron las más exitosas posibles y fueron relegadas en los rincones del estudio -a tal punto que incluso les tocó devolver los derechos de DareDevil a Marvel porque no tuvieron cómo sacar una nueva producción antes de octubre del año pasado-.

Fox ha visto mejores resultados en la explotación del microcosmos de los X-Men, con su primera trilogía pero logró decepcionar una gran parte de la crítica y la fanaticada precisamente con el cierre de la misma -gracias en parte a que Brett Ratner no supo interpretar lo que había construido Bryan Singer-. Luego el estudio intentó desarrollar subproductos de las mini-historias de los grandes favoritos y empezó con Wolverine pero de nuevo Gavin Hood se estrelló y apenas alcanzó un aceptable promedio en taquilla. El británico Matthew Vaughn dirigió X-Men: First Class y conquistó una taquilla similar pero logró lo que no había conseguido Fox hasta ahora, interés de la fanaticada en más piezas por venir.

First Class es sin duda una de las mejores piezas de Fox logradas hasta ahora, incluso por sobre las primeras realizaciones de Singer. Plantea una precuela de la historia, describiendo el origen de la amistad profunda entre Magneto y el Profesor X, tácita en todas las demás tramas que se entrelazan entre ellos y, lo más importante, conectándose con los subproductos ya publicados. Después de First Class, Fox logra una luz de esperanza y se aventura de nuevo con Mark Bomback y Scott Frank en la creación de una nueva historia para Wolverine. En principio, el director encomendado era el súper oscuro realizador Darren Aronofsky pero su agenda se lo impidió; James Mangold asumió entonces la responsabilidad del proyecto y aunque podía lograr el tono independiente esperado, su trayectoria era poco consistente, donde la calidad de sus piezas se sacrifica por el entrenimiento prometido, lo cual de alguna forma era preocupante.

The Wolverine finalmente sorprende con una madurez narrativa y una historia aislada de lo que veníamos viendo como espectadores sin tener que relanzar la franquicia o redefinir sus orígenes. Logan interpretado -ya seis veces- por Hugh Jackman se encuentra oculto y sumergido en los profundos bosques del medio oeste norteamericano, acosado por pesadillas en las que se ve envuelta su culpa por la muerte de Jean Grey (Famke Janssen). Hasta allá, va a buscarlo su destino encarnado en Yukio (Rila Fukushima), una joven espadachín asalariada de Yashida (Haruhiko Yamanouchi), viejo amigo de Nagasaki donde Wolverine salvó su vida; Yashida ha estado en la búsqueda de Logan porque quiere pagar su deuda de honor de esa época. Gracias a que Yukio puede ver el futuro, logra encontrar al Wolverine y transportarlo a Tokio. La acción se centra entonces en Japón, a donde viaja Logan en busca de su amigo; entran en acción samurais, yakusas, ronin, arqueros y espadachines, sin saturar la historia, y sobre todo dando un pulso interesante a otro eslabón de X-Men. Si esta peli es realmente entretenida, cadente y oscura al mando de Mangold, no puedo siquiera imaginar cómo hubiera sido si Aronofsky la hubiera dirigido.

The Wolverine es el único que ha logrado darle redondez a Fox y se ha vuelto su personaje más preciado. En este capítulo se adapta perfectamente a la cultura japonesa y se enriquece con todo su folclor, su música, sus colores, sus paisajes y su arquitectura. Pero la madurez de la pieza también se da del aprendizaje logrado con First Class; The Wolverine trae a colación la detonación nuclear que Estados Unidos propició en Nagasaki, pero no es protagonista, tal cuál como el incidente de Bahía Cochinos en First Class, generando vínculo, credibilidad y congruencia en su propio Universo Cinemático. Hay dos o tres escenas tipo comic que son espectaculares para que le pongan atención; el ataque ninja, el despertar del samurai de adamantio y las flechas en la espalda de Wolverine; estas tres escenas, combinadas con la música original de Marco Beltrami y las cámaras de Ross Emery, logran darle el tono épico a la cinta y pagar la boleta. Igual esperen en sus sillas sentados, hay más historia en los créditos que nos prepara desde ya para Days of Future Past, el tan esperado regreso de Bryan Singer a la franquicia.

Mientras Warner redondea los 3 millardos de dólares desde este auge de los comics en el cine, gracias en parte a la oscuridad que ha venido explotando de historias como Batman (Batman Begins, The Dark Knight, The Dark Knight Rises) y Superman (Man of Steel), Marvel no se queda atrás para nada con una mega cifra de 5 millardos de dólares con siete producciones (Iron Man I, II y III, Thor, Captain America, The Incredible Hulk, The Avengers) y aún quiere más. Contando las taquillas de Fantastic Four, Fox alcanza una respetable cifra de 2.300 millones de dólares con siete producciones y espera que, por primera vez, con The Wolverine puedan sobrepasar la marca de los 500 millones que ninguna de sus producciones ha logrado para soñar con la cifra neta de los 3 millardos, en su portafolio.

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